1. Los productos agroalimentarios y el turismo en los territorios rurales

Desde los años noventa del pasado siglo se viene constatando que el modelo clásico de desarrollo turístico (sol y playa, o también conocido como “fordista”) se encuentra en franco declive (^{Contreras & Medina, 2021}), o al menos comparte protagonismo con los turismos de interior. Como consecuencia de ello, han emergido otras modalidades de turismo asociadas a desplazamientos de corta y media distancia, con demandas centradas en la singularidad y autenticidad de la experiencia y con la perspectiva puesta en la sostenibilidad de los destinos (^{Bonilla, 2013}).

En este proceso de reestructuración de la industria turística, dos aspectos resultan especialmente significativos. Por un lado, la búsqueda de destinos próximos y “locales” está propiciando que los espacios rurales ganen cierto protagonismo en relación con la oferta turística de los destinos urbanos y litorales. Por otra parte, la oferta de los destinos rurales se ha concentrado en la puesta en valor de los elementos patrimoniales tangibles e intangibles, dentro de los cuales la gastronomía, las recetas y los productos agroalimentarios ocupan un lugar privilegiado (^{Bessière & Espeitx, 2015}; ^{Varisco, 2016}).

De esta manera, el interés en el patrimonio agroalimentario, desde la perspectiva turística, es uno de los más interesantes signos de cambio del mercado turístico (^{Medina, 2020}), pero también una evidencia irrefutable de la importancia que dicho patrimonio adquiere dentro de las estrategias de desarrollo rural. Los alimentos, y los consecuentes recursos gastronómicos de los territorios, son evaluados hoy por su valor intrínseco, su adecuación a las nuevas tendencias de consumo cultural y su carácter simbólico, pero también son estimados por su capacidad de generar desarrollo (^{Armesto-López & Gómez-Martín, 2004}).

Los productos agroalimentarios tradicionales pueden ser un excelente hilo conductor para el diseño de itinerarios turísticos y convertirse en un reclamo para el visitante (^{Di Clemente et al., 2013}). Desde hace algunos años es usual detectar en los apartados gastronómicos de los folletos turísticos referencias constantes que vinculan gastronomía y productos con marchamos de calidad (^{Armesto-López & Gómez-Martín, 2004}). Más allá de la simple promoción territorial, este fenómeno significa que la conexión entre los productos de calidad y su territorio de origen, permite al visitante disfrutar de una experiencia única, al tiempo que contribuye al desarrollo sostenible del lugar, tanto a nivel medioambiental como económico (^{Folgado Fernández et al., 2017}).

2. El turismo basado en productos agroalimentarios y el desarrollo territorial sostenible

Actualmente aún se debate sobre si la promoción del turismo en áreas rurales conduce inequívocamente a fomentar el desarrollo local (^{Cerić, 2016}; ^{Sharpley, 2002}). Sin embargo, la situación actual del mercado turístico hace preciso potenciar las singularidades de los territorios, con el fin de ofrecer un producto diferenciado, que ayude a posicionarse como referente turístico (^{Millán Vázquez de la Torre et al., 2013}).

En el ámbito de los estudios de turismo existe una creciente evidencia de que el turismo relacionado con productos agroalimentarios puede conducir a un tipo de desarrollo local que sea sostenible (^{Rinaldi, 2017}). Algunas publicaciones académicas han destacado la importancia de relacionar los productos agroalimentarios y el turismo en la gestión de destinos turísticos, tanto desde el punto de vista de la oferta como de la demanda (^{Rachão et al., 2019}). Algunas de estas publicaciones discuten que las experiencias gastronómicas pueden agregar valor al turismo (^{Hall et al., 2003}; ^{Hjalager & Richards, 2002}), ya que los productos agroalimentarios, son un aspecto clave de la experiencia de viaje y son fundamentales para comprender la cultura del lugar visitado (^{Andersson et al., 2016}).

Alrededor de los productos autóctonos se van desarrollando un conjunto de actividades e iniciativas turísticas como son las visitas a los lugares de elaboración o producción, la creación de pequeños museos o exposiciones temáticas, así como su utilización en la alta cocina o la creación de ferias sobre los productos agroalimentarios tradicionales. Todo ello supone un importante complemento a la oferta turística del destino (Ortega et al., 2012).

Con respecto a la demanda, a través de los productos agroalimentarios y la gastronomía, esta se encuentra y se comunica con los residentes rurales y su cultura. Por ello, experimentar los productos locales no es simplemente degustar o consumir productos típicos o tradicionales; también es una forma de entrar en contacto con los patrimonios históricos de un territorio y su comunidad. La tríada compuesta por gastronomía, territorio y comunidad se ve reforzada por la difusión de festivales gastronómicos y eventos especiales (^{Frost & Laing, 2013}; ^{Jung et al., 2015}; ^{Silkes et al., 2013}), que juegan un papel importante en el estímulo de las economías locales, ya que las actividades y experiencias que atraen a los turistas suelen proporcionar trabajo a las comunidades locales (^{Cafiero et al., 2020}).

Para que los productos agroalimentarios y la gastronomía se conviertan en una atracción turística eficaz, la comunicación es fundamental. La gastronomía es, de hecho, un recurso complejo, que involucra aspectos históricos, geográficos, características físico-químicas de los ingredientes, tradiciones, percepciones y convivencia, facetas que contribuyen a crear el “sentido” del lugar. La forma en que se presenta debe “comunicar fielmente un vínculo íntimo entre la comida, el lugar y la comunidad local” (^{Hillel et al., 2013}, p. 202) si se va a utilizar como un recurso que transmite fuertes valores culturales y, por lo tanto, atrae efectivamente a los turistas. Solo así, la singularidad de los recursos gastronómicos de un territorio actúa como expresión de autenticidad, desde la perspectiva turística, y puede generar un retorno económico. La importancia de una narración adecuada de lo que hay detrás de un determinado producto agroalimentario, o receta tradicional, es vital para reflejar su verdadero valor (^{Cafiero et al., 2020}).

3. Las denominaciones de origen en Extremadura (España) y Região Centro (Portugal)

El creciente interés verificado en las últimas décadas por productos de calidad, diferenciados y especializados a las necesidades de los clientes (^{Millán Vázquez de la Torre & Agudo Gutiérrez, 2010}), así como el papel que se les atribuye en el desarrollo de algunas zonas rurales (^{Dinis, 2006}), ha llevado a Union Europea (UE) a re centralizar el enfoque en una política de valoración de la calidad en detrimento de la valoración de su cantidad (^{Becker & Staus, 2008}).

Así, después de la reforma de la política agrícola europea en 1992, muchas regiones empezaron a buscar en la valorización de sus recursos endógenos, una salida más hacia el tan ambicionado desarrollo económico y social. De hecho, el 14 de julio de 1992 se adoptaron dos reglamentos¹ cuyo objetivo expreso era el de promocionar los productos con determinadas características porque estos “pueden convertirse en un activo importante para el mundo rural, mediante la mejora de los ingresos de los agricultores y el asentamiento de la población rural en las zonas de obtención de estos productos” (CEE, 1992, p. 208).

Dichos reglamentos se convirtieron en la vanguardia de la política de calidad europea (^{Barros, 2014}), y representan el primer marco normativo armonizado de la UE para el registro de indicaciones geográficas, ya que promulgaron por primera vez: definiciones reconocidas en toda la UE para Denominaciones de Origen Protegidas (DOP), Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) y Especialidades Tradicionales Garantizadas (ETG); instrucciones de uso y reproducción de logotipos; reglas de etiquetado; indicaciones sobre la especificación del producto; procedimientos de registro, objeción/decisión de registro, verificación de cumplimiento y controles oficiales y protección (^{Carcea & Melini, 2013}).

Esta reglamentación fue evolucionando hasta la actual política de calidad de la UE sobre la cual se implementan cuatro regímenes de calidad: (1) productos agrícolas y alimenticios; (2) vinos; (3) bebidas espirituosas; y, (4) vinos aromatizados que los productores o grupos de productores pueden registrar de acuerdo con las regulaciones establecidas (^{European Comission, 2021}).

Desde su introducción, las indicaciones geográficas se extendieron por toda Europa, y en cierto modo por todo el mundo, a diferentes ritmos. Con fecha de 23 de agosto de 2021 en la base de datos e Ambrosia, se encuentran registradas 3441 indicaciones geográficas, lo que significa que en los casi 25 años en que se registraron los primeros productos de calidad (1996-2021), la política de calidad de la UE es todo un éxito. Sobre esta fecha se encuentran registrados 1562 productos agrícolas y alimenticios, principal enfoque de este trabajo (45,4%), 1623 vinos (47,2%), 251 bebidas espirituosas (7,3%) y 5 vinos aromatizados (0,1%).

España y Portugal, desde el inicio de la implantación de la política de calidad europea, integran el grupo de cinco países que siempre encabezaron la lista de países con más IG registradas. A la fecha en que se realiza este estudio, en España y Portugal, respectivamente, se alcanzan las cifras de 362 y 189 productos registrados como DOP, IGP y ETG. Con estos datos se encuentran en la 3ª y 5ª posición, respectivamente, de la relación de países con más indicaciones geográficas registradas. En conjunto, ambos poseen el 15,7% de todas las indicaciones geográficas registradas.

España tiene registrados, en total, 201 productos de alimentación (103 DOP, 4 ETG y 96 IGP), 19 bebidas espirituosas (todas IG); 139 vinos (97 como DOP y 42 como IGP) y un vino aromatizado (como IG). Portugal tiene registrados, por su parte, 140 productos de alimentación (64 DOP, 1 ETG y 75 como IGP), 9 bebidas espirituosas (todas IG) y 40 vinos (30 como DOP y 10 como IGP).

Las regiones analizadas en este estudio, Extremadura y Região Centro, tienen un total de 55 productos con indicaciones geográficas registradas. En el caso de Extremadura hay 13 productos, es decir, el 3,6% de todos los registrados en España. Por su parte, la Região Centro posee el 22,2% del total de productos registrados en Portugal. En cuanto al tipo de IG, Extremadura tiene 10 DOP y 3 IGP, mientras que Região Centro tiene 22 DOP, una ETG, 17 IGP y 2 IG (cuadros I y II).

En cuanto a las clases de productos establecidas por el Reglamento nº 1151/2012 y definidas en la base de datos eAmbrosia, en Extremadura y Região Centro, la clase de productos con más indicaciones geográficas registradas es la Clase 1.6 (Frutas, hortalizas y cereales), que suma el 21,8 % del total de IG. En Extremadura, la clase con más productos con IG registradas es la Clase 1.3 (Quesos), representando el 23,1 % del total de IG registradas en esta región. En Região Centro, por su parte, es la Clase 1.6 (Frutas, hortalizas y cereales) la que tiene más productos con IG registradas, constituyendo el 26,2 % de las IG de esta región.

1. Las regiones de Extremadura y Região Centro

Extremadura y Região Centro son dos regiones vecinas de España y Portugal, respectivamente, que suman un área total de 70 096km² (41 634km² de Extremadura con 28 462km² de la Região Centro), con una población aproximada de 3,4 millones de personas (1 063 987 - INE (2020) - en Extremadura y 2 301 084 en la Região Centro) (fig. 1) y que en las últimas décadas vienen siendo el destino de varios programas e iniciativas de cooperación en los más variados sectores, de los cuales son ejemplos, el turístico y el agroindustrial. A modo de ejemplo se puede citar la EUROACE² para la cual el turismo y el sector agroalimentario se constituyen como sectores estratégicos con vistas a la complementariedad de las regiones de Alentejo, Centro y Extremadura.

Fig. 1 Las regiones de Extremadura (ES) y Regiao Centro (PT). 

De este modo, la elección del ámbito geográfico de este estudio, más que un intento de comparar ambas regiones, se debe esencialmente, y también, para comprender si los numerosos esfuerzos de, y para, la cooperación llevados a cabo, se plasmaron en actividades turísticas identificables.

Todo ello bajo un contexto en el que en ambas regiones existen productos agroalimentarios muy semejantes, como son algunos tipos de quesos, vinos, aceites de oliva, carnes o bien cerezas o higos.

2. Creación de la base de datos de páginas web a explorar

En una primera fase se creó una base de datos de páginas web de organismos públicos y otras entidades con responsabilidad en la promoción de los productos agroalimentarios regionales y del turismo en las dos regiones enfocadas en este estudio.

Como punto de partida, se empezó por las páginas web de las entidades regionales de mayor relevancia, es decir, para Extremadura, la página web de la Junta de Extremadura y para Região Centro, la página web de la Comissão de Coordenação de Desenvolvimento da Região Centro (CCDRC). La base de datos final se compone de un total de 199 páginas web, de las que 63 son de Extremadura y 136 de Região Centro (cuadro III).

3. Los productos agroalimentarios de calidad

En la segunda fase se llevó a cabo un análisis de la actual situación de los regímenes de calidad en la UE, en concreto, los relacionados con (1) productos agrícolas y alimenticios; (2) bebidas espirituosas; (3) vinos; y (4) vinos aromatizados que los productores o agrupaciones de productores pueden registrar de acuerdo con la normativa vigente, ya presentados en el apartado 2.3. de este estudio.

Como materiales se utilizaron los datos de los registros de las indicaciones geográficas proporcionados por la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural (DG AGRI) de la Comisión Europea, del Sector de Política de Calidad de Productos Agrícolas, a través de la base de datos eAmbrosia³. En esta base de datos se encuentra la información sobre todos los nombres de productos registrados (bebidas espirituosas, productos agrícolas y alimenticios, vinos y vinos aromatizados) que han solicitado convertirse en una indicación geográfica, o una especialidad tradicional garantizada.

4. Análisis de las páginas web de los organismos públicos y consórcios

Finalmente, se desarrolló una base de datos con las informaciones recogidas de cada una de las páginas web consultadas, en las que se incluyera información sobre las actividades de índole turística, económica o cultural afines a productos agroalimentarios, desarrolladas o publicitadas por las organizaciones del territorio objeto de estudio (cuadro IV).

1. Resultados globales

La investigación llevada a cabo sobre las 199 páginas web de organismos públicos y otras entidades con responsabilidad en la promoción de los productos agroalimentarios regionales y del turismo, en las dos regiones enfocadas en este estudio, desveló que fueron realizadas un total de 311 actividades que respondían a las características de índole turística, económica o cultural afines a productos agroalimentarios en las regiones vecinas de Extremadura (España) y Centro (Portugal) (cuadro V).

1.1. Productos

Asimismo, se verificó que, sobre el mismo tipo de producto, existen diferentes actividades en las dos regiones. También se confirmó que, debido a la ya comentada diversidad de productos existentes en ambos territorios, muchas actividades engloban a más de un producto agroalimentario. De hecho, de las 311 actividades identificadas, 44 afectan a más de un producto, estando localizadas cinco en Extremadura. Entre ellas se encuentran, por ejemplo, la Feria de la Tenca y el Vino de Alcuéscar (Cáceres) o la Semana Gastronómica del Espárrago y la Tagarnina de Alconchel (Badajoz). En Região Centro, por su parte, se localizan 39 actividades vinculadas con más de un producto. Entre estas cabría citar, por ejemplo, la Feira do Bacalhau e do Azeite de Vila de Rei, o el Festival da Lampreia e do Sável da Ria en Ribeira de Pardelhas (Murtosa).

En cuanto al tipo de productos a los que las actividades se refieren, en Extremadura se identificaron actividades relacionadas con 26 productos agroalimentarios mientras que en la Região Centro fueron 73. Por su proximidad y por las similitudes que anteriormente se describieron, algunas de las actividades desarrolladas en las dos regiones son sobre el mismo tipo de producto como, por ejemplo, actividades en torno al vino o a las cerezas. De este modo, de una forma global, en las páginas web analizadas se identificaron actividades de índole turístico, económico o cultural afines a 85 tipos de productos agroalimentarios, ya fueran alimentos (n=78), bebidas espirituosas (n=2) o vinos (n=5) (cuadro VI).

La gran mayoría de los productos agroalimentarios afectados por las actividades pertenecen a las siguientes categorías:

Los productos agroalimentarios concretos sobre los cuales se desarrollan o suceden más actividades de índole turística, económica o cultural en las dos regiones estudiadas son el vino (12,9%), el aceite de oliva (12,9%) y el queso (9,5%), productos muy arraigados con la identidad territorial de las dos regiones y, de alguna forma, de toda la Península Ibérica (fig. 2).

Fig. 2 Número de actividades desarrolladas por producto agroalimentario en Extremadura (ES) y Região Centro (PT). 

Del total de 73 productos agroalimentarios de calidad sobre los cuales se desarrollan actividades de índole turística, económica o cultural, en Extremadura y Região Centro, están incluidos 32 productos cuyas indicaciones geográficas (IG) están registradas y reconocidas como DOP, ETG, IGP o simplemente IG. De hecho, en todo el territorio enfocado por este estudio, se realizan o suceden actividades relacionadas con el 58,2% de las IG registradas (fig. 3).

Fig. 3 Indicaciones geográficas sobre las cuales se realizan actividades en Extremadura (ES) y Região Centro (PT). 

La diferenciación que una IG aporta a un producto agroalimentario regional y a sus sucedáneos es muy importante en la promoción de actividades turísticas y económicas a nivel regional. Así mismo, esa importancia de las IG para la promoción de las actividades se puede evaluar a través de la utilización de los principales elementos que caracterizan a las IG en los materiales de promoción relacionados con cada actividad.

Por un lado, se verifica que, del total de actividades realizadas en las dos regiones, más de la mitad afectan a productos con IG reconocidas como DOP, IGP, ETG o IG. También destaca que se realizan actividades, como ya ha sido expuesto, sobre el 58,2% del total de productos registrados de ambas regiones (55), destacando sobremanera Extremadura, ya que se realizan o suceden actividades relacionadas con 12 de sus 13 productos registrados como DOP y IGP (cuadro VII). Al analizarse la utilización de los diferentes elementos y símbolos diferenciadores de las IG en los títulos, descripción o materiales promocionales de las actividades, se verifica que en el sumatorio de las dos regiones, en apenas el 43,1% de las actividades relacionadas con productos DOP, IGP, ETG o IG se utiliza la denominación exacta de la IG, en el 23,4% de las actividades se utilizan los acrónimos DOP, IGP ETG o IG relacionados con los productos agroalimentarios y apenas en una actividad se utilizan los símbolos comunitarios de DOP, IGP o ETG.

2. Tipologías de actividades

En el análisis llevado a cabo sobre las actividades relacionadas con productos agroalimentarios se verificó la existencia de varias actividades que contenían dos o más categorías o tipos de actividades. No obstante, el 70,1% de las actividades desarrolladas son de promoción económica y turística, de entre las cuales el 28,5% son ferias y el 13,1% son fiestas. El hecho de que se esté hablando de productos agroalimentarios llama la atención que el 19,8% de las actividades sean festivales o muestras gastronómicas (cuadro VIII).

Por otra parte, el hecho de que 24 de las actividades desarrolladas sean rutas turísticas, el 7,0% del total de actividades, también pone de realce la importancia que los productos agroalimentarios regionales tienen para el sector turístico de ambas regiones, destacando, en función del número de actividades totales, la región de Extremadura, con 13 rutas turísticas, en relación a Região Centro, con 11. En el ámbito de la relación de los productos agroalimentarios con el turismo regional, también hay que destacar el elevado número de actividades de naturaleza, deporte y aventura (n=38) que se realizan en las dos regiones, sobresaliendo, las rutas senderistas y los paseos BTT, que representan, respectivamente, el 5,2% y el 4,1% del total de actividades desarrolladas en ambas regiones.

Finalmente, se verificó que la gran mayoría de las actividades relacionadas con productos agroalimentarios, el 76,9% de los casos son desarrolladas por los organismos públicos locales, especialmente, por los Ayuntamientos, en el caso de Extremadura, y por las Câmaras Municipais y las Juntas de Freguesia, en el caso de la Região Centro. Las asociaciones sin ánimo de lucro y las asociaciones o consorcios de empresas son responsables de la organización del 9,9% y el 8,3% de las actividades, respectivamente (cuadro IX).