I. Introducción
Desde que en Venezuela se inició la planificación del desarrollo se ha hablado de desequilibrios territoriales y de la necesidad de resolverlos, pero la disponibilidad de estudios sobre desigualdad social e injusticia espacial para afrontarlos es limitada. En el ámbito de la desigualdad social el tema central ha sido la pobreza; en el plano de la injusticia espacial se carece de investigaciones cuantitativas, a largo plazo y a escala inferior a la nacional, y los que abordan conjuntamente estos problemas son inexistentes.
Dado esto se planteó analizar la evolución de ambos fenómenos en el país, a escala estadal o de las entidades federales y entre 1961 y 2011, con una aproximación a 2021/2022, aplicando el enfoque de las capacidades del individuo y de la distribución espacial del equipamiento territorial necesario para crearlas y ponerlas en marcha.
Excluyendo cualquier tipo de explicación se buscó dar cuenda de:
¿Cómo han evolucionado la desigualdad social y la injusticia espacial en Venezuela? ¿Tienen alguna relación?
¿La reducción de la desigualdad social y la injusticia espacial ha sido constante durante todo el período?
¿Cuáles estados han sido los más adelantados y los más rezagados en materia social y territorial? ¿Han sido siempre los mismos?
Para responder esto se diseñaron dos indicadores compuestos: Índice de Capacidades Individuales Básicas e Índice de Equipamiento Territorial, los cuales se calcularon para todas las entidades con excepción de las Dependencias Federales, debido a la ausencia de datos.
En esta presentación primero se aborda una base teórica general. Luego se expone el procedimiento metodológico aplicado para diseñar y calcular los índices referidos. Seguidamente se analizan los resultados y finalmente se presentan las conclusiones que dan respuesta a las preguntas anteriores.
II. Desigualdad social e injusticia espacial
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las facetas clave del desarrollo humano comprenden “…la salud, la educación, la dignidad y el respeto de los derechos humanos.” (2019, p. 6), y las brechas al respecto son evidencias de desigualdad entre los individuos para ser y estar, es decir, de desigualdades entre las capacidades de las personas “…para ser y hacer aquello a lo que aspiran en la vida.” (2019, p. 6).
Max-Neef et al. (2010) señalan que las necesidades existenciales del individuo y sus satisfactores abarcan:
Ser: salud física y mental, equilibrio, solidaridad, humor, adaptabilidad.
Tener: alimentación, abrigo, trabajo.
Hacer: alimentar, procrear, descansar, trabajar.
Estar: entorno vital, entorno social.
Ante la imposibilidad de los individuos de acceder a estos satisfactores, tales necesidades se convierten en carencias y ello, a la luz del desarrollo humano, se debe a limitaciones para crear y usar capacidades (PNUD, 2019). Así pues, la desigualdad social (DS) puede ser entendida como brechas entre las capacidades de los individuos para satisfacer sus necesidades existenciales.
De acuerdo con Nussbaum (1992, apudGough, 2008), las capacidades fundamentales son las que permiten al individuo una vida digna. Entre estas figuran: vivir una vida sin morir prematuramente, gozar de buena salud, alimentarse adecuadamente, disponer de una vivienda apropiada, pensar y razonar de forma informada y cultivada, y trabajar como ser humano forjando relaciones de mutuo reconocimiento con otros trabajadores.
Pero igualmente según Nussbaum (1992, apudVillarroel, 2019), vivir una vida digna requiere adicionalmente oportunidades, en tanto que posibilidades de tener una existencia valiosa. En este sentido, la DS es además el resultado de brechas en el acceso a oportunidades para crear o usar las capacidades. Dado esto, entre ambas brechas se crea un círculo de retroalimentación negativo.Ahora bien, aun cuando el PNUD circunscribe la DS a las capacidades de las personas, a la par afirmar que las desventajas pueden surgir “…antes de nacer, con la “lotería” que determina el lugar de nacimiento de un niño, y que pueden ampliarse a lo largo de los años.” (2019, p. 6, comillas en el original). Con esto desvela otra condicionante de la DS: el contexto.
Pero a diferencia del PNUD que ciñe ese contexto a cinco elementos: economía, sociedad, esfera política, paz y seguridad, aquí se considera que estos se expresan en uno solo: el espacio geográfico, en tanto que espacio concreto “…sobre el cual se localizan actividades y relaciones; un espacio ocupado y modificado desigualmente por las acciones humanas a través de la historia…” (Trinca, 2015, p. 224).
Si en el ámbito social las desigualdades subyacen en un acceso diferencial a las oportunidades para crear y usar capacidades, es posible afirmar que en el plano espacial las mismas se vinculan con las condiciones y los bienes que albergan los lugares y que constituyen posibilidades para ser, hacer y estar, pero cuya distribución geográfica no las hace disponibles para todos.
En el espacio geográfico se conjugan recursos y potencialidades de diversa índole, pero será su distribución y, más aún, las posibilidades de su aprovechamiento por parte de todos, las que jugarán a favor o en contra de la DS. Si como señala Salas-Bourgoin (2014, 2019) el territorio en sentido positivo ‘permite’ al individuo desarrollar y desplegar sus capacidades gracias, p. ej., al capital territorial, en sentido negativo se lo puede impedir cuando dicho capital es deficitario.
Por la naturaleza heterogénea del espacio, ante cualquier comparación siempre habrá lugares en condiciones sociales, económicas, políticas, institucionales, infraestructurales y ambientales relativamente mejores que otros. No obstante, el problema surge cuando en vez de que existan distintos lugares con rezagos relativos en ciertas condiciones, son unos pocos los que acumulan rezagos en muchas o en todas (Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural [Rimips], 2016), porque entonces se pasa de la heterogeneidad espacial a la injusticia espacial.
La injusticia espacial (IE) es expresión geográfica del desarrollo y de las desigualdades sociales detrás de este. Según Soja, la justicia tiene una dimensión socioespacial dialéctica porque “…lo espacial da forma a lo social en la misma medida que lo social da forma a lo espacial” (2016, p. 101) y para Gervais-Lambony & Dufaux “…la injusticia social se traduce en el espacio pero, de manera recíproca, la organización social del espacio es productora de injusticia.” (2016, p. 74).
Desde el enfoque centrado en el reparto espacial (Marcuse, 2016; Soja, 2016, la IE resulta de la distribución desigual sobre el espacio de los beneficios o perjuicios del desarrollo, y genera configuraciones espaciales más o menos favorables para que los individuos logren lo que han aspirado de sí mismos. Así pues, hay una forma de condicionamiento geográfico al acceso y disfrute de las oportunidades para crear y usar las capacidades individuales, cuyos factores desencadenantes pueden actuar desde diversas escalas.
Este enfoque permite analizar la IE desde el ámbito de las políticas públicas, p. ej.: el carácter justo/injusto de la planificación territorial (Gervais-Lambony & Dufaux, 2016), de la inversión, del reparto territorial de recursos o de ciertas normativas (Soja, 2016). Tras las decisiones de localización y las relaciones de poder de los diferentes actores, es posible crear y perpetuar “…estructuras duraderas de ventajas y desventajas distribuidas de manera diferencial…” (Soja, 2016, p. 52) en el espacio, cuya manifestación más evidente son los desequilibrios territoriales entendidos como “…desigualdades sociales inaceptables entre áreas con significación propia de una misma entidad política unitaria…” (Zoido et al., 2000, p. 125).
Por lo anterior, la IE es generadora y resultado de la DS derivada, a su vez, del propio modelo y proceso de desarrollo, porque es en el espacio donde los individuos accederán o no a oportunidades y opciones, para crear y usar las capacidades que les permitirán satisfacer sus necesidades existenciales. De allí que los procesos de desarrollo inspirados en la justicia social apunten hacia una mejor distribución espacial de condiciones y bienes favorables a la creación de capacidades en el individuo. La secuencia de este enfoque que integra la DS y la IE se ilustra en la figura 1.
III. Metodología
Para el análisis conjunto y diacrónico de la DS y la IE en Venezuela, se diseñaron dos indicadores compuestos siguiendo el esquema metodológico propuesto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ([OCDE], 2008) y por Schuschny & Soto (2009). Las fases cumplidas se describen a continuación.
1. Selección de indicadores
Con base en la discusión teórica se procedió a operacionalizar la DS y la IE con el fin de identificar los indicadores apropiados para cuantificar sus rasgos más definitorios.
En el caso del concepto de DS se acudió a la clasificación de los tipos de capacidades fundamentales de Nussbaum (Gough, 2008), mientras que para el concepto de IE se empleó el enfoque de la distribución espacial de condiciones y bienes que posibilitan el desarrollo y uso de tales capacidades. Las condiciones se definieron como características físicas del espacio geográfico que derivan en calidad ambiental y seguridad, mientras que los bienes se circunscribieron a servicios y equipamientos.
Ambos resultados se integraron mediante las categorías de necesidades existenciales del individuo de Max-Neef et al. (2010) y el resultado inicial se muestra en la tabla I.
A partir de la tabla I se identificaron las variables y los indicadores correspondientes a cada capacidad y condición/bien del entorno, considerando la disponibilidad de datos en Venezuela para el período 1961-2011. Para ello se establecieron tres criterios de selección de indicadores:
Sensibilidad a las diferencias estadales y temporales.
Disponibilidad de datos comparables entre los censos y los anuarios.
Reflejo de capacidades individuales y de los equipamientos favorables para su creación y uso.
Los resultados finales se muestran en las tablas II y III.
Desigualdad social | Injustica espacial | |
---|---|---|
Brechas entre las capacidades de los individuos para satisfacer sus necesidades existenciales | Brechas entre las condiciones y bienes que ofertan los lugares para el desarrollo y uso de las capacidades individuales | |
Necesidades existenciales | Capacidades del individuo* | Condiciones/bienes del entorno |
Ser | Gozar de buena salud y vivir una vida de duración normal, sin morir prematuramente. | Servicios de atención médica en calidad y cantidad apropiada a la demanda |
Tener | Vivir en una vivienda que ofrezca bienestar, alimentarse adecuadamente, expresarse libremente, vivir protegido contra la discriminación y disponer de propiedades. | Vivienda segura y servicios conexos a la vivienda en calidad y cantidad apropiada a la demanda |
Hacer | Tomar decisiones informadas y cultivadas, trabajar como ser humano forjando relaciones de mutuo reconocimiento con otros trabajadores, participar eficazmente en las decisiones políticas. | Servicios educativos apropiados a la demanda, oferta laboral diversa y de calidad |
Estar | Vivir con otros y mostrar interés y compromiso con otros. | Seguridad integral (violencia, riesgos naturales), calidad ambiental, áreas naturales de recreación y esparcimiento |
*Estas capacidades se identificaron con base a Gough, 2008.
Necesidades existenciales | Capacidades del individuo | Variable | Indicador | Id. |
---|---|---|---|---|
Ser | Vivir una vida de duración normal, sin morir prematuramente | Supervivencia infantil | Tasa de supervivencia infantil (‰) | SINF |
Tener | Vivir en una vivienda que ofrezca bienestar | Calidad de la vivienda | Porcentaje de población que vive en una vivienda no improvisada1 | PVS |
Hacer | Tomar decisiones informadas y cultivadas | Asistencia escolar | Tasa de asistencia escolar (%) | AE |
Nivel educativo | Porcentaje de población >15 años con educación secundaria y más | PES | ||
Trabajar como ser humano forjando relaciones de mutuo reconocimiento con otros trabajadores | Población Económicamente Activa ocupada en el sector formal | Porcentaje de PEA ocupada en el sector formal2 | PEASF |
* Se suprimió lo relativo a la necesidad existencial “Estar”, debido a la insuficiencia de datos. 1 Viviendas no improvisadas: unidades tipo casa, quinta o apartamento (en edificio, casa o quinta). 2 Sector formal: patrón y empleado u obrero (asalariado, empresa privada o pública).
Necesidades existenciales | Bienes físicos del entorno* | Variable | Indicador | Id. |
---|---|---|---|---|
Ser | Servicios de atención médica en calidad y cantidad apropiada a la demanda | Acceso a recursos estructurales de salud | Proporción de camas hospitalarias por cada 10 000 hab1 | CH |
Tener | Vivienda segura | Acceso a viviendas no improvisadas | Porcentaje de viviendas seguras | VS |
Servicios conexos a la vivienda en calidad y cantidad apropiada a la demanda | Acceso a servicios básicos en red | Porcentaje de viviendas familiares ocupadas abastecidas con agua por tubería | VAT | |
Porcentaje de viviendas familiares ocupadas con servicio eléctrico2 | VE | |||
Porcentaje de viviendas familiares ocupadas con W.C conectado a cloaca | VC | |||
Hacer | Servicios educativos apropiados a la demanda | Acceso a recursos estructurales de educación | Proporción de planteles educativos por cada 10 000 personas de 5 a 24 años | PE |
* Se suprimió lo relativo a la necesidad existencial “Estar”, debido a la insuficiencia de datos. 1 Camas en hospitales públicos. 2 Red eléctrica pública.
2. Análisis de relaciones entre los indicadores
Se realizó mediante el paquete IBM SPSS Statistic v. 24. En el caso de los indicadores de DS los resultados reflejaron correlaciones positivas y significativas entre todos, mientras que para los indicadores de IE los resultados únicamente mostraron correlaciones positivas y significativas entre aquellos referidos a vivienda y equipamientos en red. Sin embargo, dada la escasez de datos útiles sobre esta materia y acordes con los criterios establecidos, se decidió asumir que todos los indicadores seleccionados reflejan las oportunidades que ofrecen los estados para la creación y uso de capacidades individuales.
3. Agregación de la información
Se hizo a través de dos índices: Capacidades Individuales Básicas (ICIB) y Equipamiento Territorial (IET), calculados como la media geométrica de los indicadores simples correspondientes a DS e IE respectivamente. Las fórmulas empleadas fueron:
El ICBI estima el nivel de desarrollo de las capacidades básicas del individuo para: vivir una vida de duración normal sin morir prematuramente, vivir en una vivienda de calidad, tomar decisiones informadas y cultivadas, y trabajar en un empleo que protege sus derechos laborales. Por su parte, el IET estima el nivel de dotación de equipamientos para desarrollar y usar tales capacidades, con base en: la oferta de recursos estructurales de salud, la calidad constructiva de las viviendas, el acceso en la vivienda a servicios básicos en red y la oferta de recursos estructurales de educación.
Ambos pueden tomar valores entre 0 y 100, siendo 100 la mejor condición. Las categorías de clasificación se muestran en la tabla IV.
Rango | Índice de Capacidades Individuales Básicas (ICIB) | Índice de Equipamiento Territorial (IET) |
---|---|---|
>80,40 | Muy alto nivel de desarrollo de las capacidades básicas del individuo | Muy alto nivel de equipamiento territorial |
60,3-80,3 | Alto | Alto |
40,2-60,2 | Medio | Medio |
20,1-40,1 | Bajo | Bajo |
<20,00 | Muy bajo | Muy bajo |
Con estos índices se entendió que ambos fenómenos en el país están reflejados por: 1) el porcentaje de entidades reunidas en cada categoría, para cada año y por cada índice; 2) la Desviación Intercuartil (DQ) que registran los índices en cada año, y 3) la variación interanual de las DQ en ambos índices.
Calculado el ICIB se consideró necesario incluir una variable relacionada con los ingresos pero, debido a las amenazas internas que ofrece el dato por la variabilidad de su formato, se decidió publicar los resultados en uno aparte, con el identificador ICIB2. Con todo, se consideró como umbral de ingreso para la categoría “No Pobre” entre 1961 y 2001, un mínimo aproximado de USD 3.5/día1.
Adicionalmente, para el año 2011 y porque no se dispone de datos sobre PEA e ingresos, se tomó el reporte de población “No Pobre” según la línea de ingresos, del Instituto Nacional de Estadísticas (INE, 2023). Por todo esto, considérese al ICIB2 solo como un referente de los cambios en la DS al incorporar los ingresos mensuales. Su composición se muestra en la tabla V.
Necesidades existenciales | Capacidades del individuo | Variable | Indicador | Id. |
---|---|---|---|---|
Ser | Vivir una vida de duración normal, sin morir prematuramente | Supervivencia infantil | Tasa de supervivencia infantil (‰) | SINF |
Tener | Vivir en una vivienda que ofrezca bienestar | Calidad de la vivienda | Porcentaje de población que vive en una vivienda no improvisada1 | PVS |
Alimentarse adecuadamente | Ingresos mensuales | Porcentaje de PEA no pobre por ingresos | PEANP | |
Hacer | Tomar decisiones informadas y cultivadas | Asistencia escolar | Tasa de asistencia escolar (%) | AE |
Nivel educativo | Porcentaje de población >15 años con educación secundaria y más | PES | ||
Trabajar como ser humano forjando relaciones de mutuo reconocimiento con otros trabajadores | Población Económicamente Activa ocupada en el sector formal | Porcentaje de PEA ocupada en el sector formal2 | PEASF |
La fórmula empleada fue:
Para el ICIB 2021 se empleó como fuente la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Universidad Católica Andrés Bello, 2021). Al respecto es de señalar que si bien las variables se mantienen, los indicadores varían en algunos casos respecto a las unidades de referencia. Los cambios se muestran y resaltan en la tabla VI.
Variable | Indicador | Id. |
---|---|---|
Supervivencia infantil | Tasa de supervivencia infantil (‰) | SINF |
Calidad de la vivienda | Porcentaje de hogares en una vivienda no improvisada | HVS |
Ingresos mensuales | Porcentaje de población no pobre | PNP |
Asistencia escolar | Tasa de asistencia escolar (%) | AE |
Nivel educativo | Porcentaje de población de 20 a 24años con educación secundaria completa | PES |
Población Económicamente Activa ocupada en el sector formal | Porcentaje de PEA ocupada en el sector formal | PEASF |
Variable | Indicador | Id. |
---|---|---|
Acceso a recursos de salud | Porcentaje de hospitales con servicios operativos | HOP |
Acceso a viviendas no improvisadas | Porcentaje de viviendas habitables | VHAB |
Acceso a servicios básicos en red | Porcentaje de personas con servicio de agua por tubería sin interrupciones severas de acceso al agua | VASF |
Porcentaje personas en viviendas con conexión a la red de cloacas | VESF | |
Porcentaje de personas sin fallas severas de electricidad | VC | |
Acceso a recursos de educación | Proporción de planteles de educación básica en buenas condiciones físicas por cada 10.000 personas de 3 a 17 años | PEBC |
La actualización del IET, por su parte, fue más difícil debido a que la información es muy escasa, solamente está disponible para unas entidades (19 de 24) y es del año 2022 (HumVenezuela, 2022). Aquí los indicadores sí cambian (tabla VII) porque reflejan conjuntamente la cobertura de los equipamientos y la calidad de los servicios que se prestan a través de ellos. Por lo anterior, ambas actualizaciones también deberán tomarse como una referencia de los cambios recientes.
4. Análisis de sensibilidad
Se realizó mediante el paquete IBM SPSS y como indicador de fiabilidad se utilizó el Coeficiente Alfa de Cronbach, con indicación de “Alfa de Cronbach si el elemento se ha suprimido”.
En el caso del ICIB, el coeficiente resultante fue de 0,8 y, en consecuencia, se considera confiable, mientras que en el del IET (coeficiente de 0,74) los resultados muestran que este sería más confiable si se suprimieran los indicadores referidos a camas hospitalarias y más aún a planteles. Amén de esto y por las razones ya expuestas, se decidió continuar el estudio con ambos.
5. Análisis de los resultados
Para esto se calcularon: mediana (Me), DQ, tasa de variación porcentual de los índices y puntaje de variación interanual de la DQ. Adicionalmente se clasificaron los estados según las categorías preestablecidas; identificaron por año los casos extremos y su comportamiento a lo largo del período de estudio, y destacaron las condiciones más influyentes en cada forma de desigualdad.
IV. Evolución de las capacidades individuales básicas
1. Período 1961-2011
La creación de capacidades individuales básicas en Venezuela durante este período evidencia un comportamiento incremental en todas las entidades. De hecho, a escala de país, el ICIB pasó de un nivel bajo a uno alto (tabla VIII), con una variación de 100,8%.
A escala nacional entre 1961 y 1971 la DS se incrementó, pero a partir de 1971 se redujo de forma sostenida, pasando de una DQ de 5,6 a 2,3 en 2011.
Aun cuando tal reducción parece poco significativa porque en 1961 y 2011 el número de estados con un ICIB inferior a la Me es en ambos casos 10, hay que resaltar que la diferencia entre los valores extremos en 1961 es 26,7 puntos, mientras que en 2011 es 11,5 puntos. La evolución de la distribución porcentual de los estados en las categorías del ICIB se muestra en la tabla IX.
Según la tabla IX, fue en 1990 cuando todas las entidades pasaron a registrar condiciones iguales o superiores a la categoría Medio y en 2011, cuando se avanzó a las categorías: Alto y Muy alto. Esto, junto con el comportamiento de la DQ revela tres hitos: 1) correspondiente al período 1971-1981, en la que se experimentó la mayor reducción de la DS interestatal; 2) dado en 2001, cuando todos los estados mostraron un nivel alto de ICIB, y 3) en 2011, cuando se evidenció la menor DS.
El Distrito Capital lideró todos los años. No obstante, no es la entidad con los mayores avances pues en primer lugar resultó Cojedes con un incremento de su ICIB de 250,4%, seguido por Delta Amacuro (225,8%) y Barinas (222,4%). Cerró el listado Miranda con el menor avance (67,3%).
Los estados más rezagados varían. Al inicio del período fueron Cojedes y Delta Amacuro, mientras que al final, Zulia y Apure. Los primeros principalmente por un bajo porcentaje de población >15 años con educación secundaria y más, y los segundos por un bajo porcentaje de PEA ocupada en el sector formal2.
Los indicadores que más influyeron positivamente fueron la tasa de supervivencia infantil y el porcentaje de población que vive en una vivienda no improvisada. El primero registra un incremento de su Me (1961 - 2011) de 2.457,64%, mientras que el segundo de 74,87%.
Los indicadores que revelaron una menor DS interestatal fueron: la tasa de supervivencia infantil y la tasa de asistencia escolar. En el otro extremo resultó el porcentaje de PEA en el sector formal que registró durante todo el período la mayor DQ. De hecho, fue el indicador con el comportamiento más variable.
1961 | 1971 | 1981 | 1990 | 2001 | 2011 | 2021 | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Vzla | 38,8 | 52,67 | 55,34 | 59,13 | 67,24 | 77,88 | 67,11 |
Dtto Capital | 48,6 | 63,5 | 65,2 | 64,2 | 77,6 | 82,2 | 70,8 |
Amazonas | 31,1 | 43,6 | 45,9 | 54,9 | 73,0 | 72,9 | 58,5 |
Anzoátegui | 35,5 | 53,6 | 54,6 | 59,3 | 71,1 | 78,6 | 66,1 |
Apure | 22,8 | 35,6 | 41,5 | 50,7 | 62,0 | 72,5 | 64,2 |
Aragua | 41,6 | 55,3 | 55,8 | 61,4 | 72,4 | 79,5 | 67,9 |
Barinas | 23,7 | 35,6 | 36,0 | 52,5 | 62,6 | 76,3 | 63,0 |
Bolívar | 38,2 | 51,0 | 51,2 | 60,4 | 71,9 | 78,1 | 62,6 |
Carabobo | 40,7 | 57,3 | 57,9 | 62,1 | 73,3 | 78,7 | 65,2 |
Cojedes | 21,9 | 41,4 | 48,2 | 57,5 | 68,6 | 76,9 | 68,5 |
Delta Amacuro | 22,8 | 44,3 | 47,6 | 47,5 | 70,3 | 74,2 | 62,6 |
Falcón | 32,8 | 47,6 | 53,1 | 60,2 | 70,3 | 80,2 | 66,6 |
Guárico | 29,6 | 43,4 | 48,4 | 50,3 | 64,5 | 74,2 | 64,1 |
Lara | 33,5 | 49,8 | 51,9 | 55,2 | 68,7 | 76,3 | 59,0 |
Mérida | 33,9 | 49,4 | 55,4 | 57,0 | 69,4 | 78,3 | 64,2 |
Miranda | 46,7 | 59,6 | 61,0 | 61,3 | 75,2 | 78,1 | 67,4 |
Monagas | 32,1 | 47,9 | 56,1 | 54,6 | 69,6 | 78,9 | 62,3 |
Nueva Esparta | 37,9 | 56,2 | 55,1 | 59,2 | 73,1 | 81,7 | 68,6 |
Portuguesa | 25,3 | 38,5 | 46,4 | 50,5 | 64,4 | 73,6 | 62,1 |
Sucre | 27,2 | 42,6 | 47,5 | 52,9 | 67,4 | 74,0 | 61,1 |
Táchira | 34,1 | 49,0 | 53,6 | 58,4 | 69,3 | 74,9 | 63,7 |
Trujillo | 28,3 | 38,4 | 47,9 | 54,2 | 66,7 | 77,2 | 65,6 |
La Guaira | ----- | ------ | ------ | ------ | 73,6 | 80,9 | 69,7 |
Yaracuy | 28,2 | 44,2 | 52,0 | 56,7 | 67,4 | 76,8 | 65,1 |
Zulia | 41,7 | 54,8 | 56,7 | 61,3 | 69,9 | 70,7 | 61,7 |
Me | 32,8 | 47,9 | 52,0 | 57,0 | 69,8 | 77,0 | 64,2 |
DQ | 5,2 | 5,6 | 3,9 | 3,4 | 2,6 | 2,3 | 2,1 |
Variación DQ | 0,4 | -1,7 | -0,5 | -0,8 | -0,3 | -0,2 |
1961 | 1971 | 1981 | 1990 | 2001 | 2011 | 2021 | ||
>80,4 | Muy alto | 13,04 | ||||||
60,3-80,3 | Alto | 4,35 | 8,69 | 26,09 | 100,00 | 86,96 | 91,67 | |
40,2-60,2 | Medio | 21,74 | 78,26 | 86,96 | 73,91 | 8,33 | ||
20,1-40,1 | Bajo | 78,26 | 17,39 | 4,35 | ||||
<20 | Muy bajo |
Desde la perspectiva del ICIB2 esta evolución cambia (tabla X). Las evidencias más conspicuas: en 1981 ningún estado calificó en la categoría Bajo como sí ocurre en el ICIB, y solamente llegado el 2011, todos los estados pasaron a un nivel Alto o más.
1961 | 1971 | 1981 | 1990 | 2001 | 2011 | 2021 | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Vzla | 39,5 | 53,00 | 60,61 | 61,32 | 70,66 | 76,21 | 44,88 |
Dtto Capital | 45,0 | 64,82 | 69,74 | 67,25 | 77,13 | 83,01 | 51,08 |
Amazonas | 32,7 | 46,02 | 52,03 | 57,58 | 67,31 | 70,79 | 29,68 |
Anzoátegui | 36,2 | 52,94 | 60,11 | 61,86 | 69,87 | 75,82 | 43,00 |
Apure | 24,2 | 36,1 | 47,62 | 52,48 | 57,09 | 68,65 | 40,43 |
Aragua | 40,1 | 55,40 | 61,11 | 63,80 | 68,83 | 77,45 | 42,35 |
Barinas | 24,6 | 36,3 | 42,19 | 54,02 | 56,06 | 71,44 | 37,90 |
Bolívar | 39,2 | 53,02 | 56,96 | 63,67 | 67,72 | 75,31 | 39,59 |
Carabobo | 41,2 | 57,50 | 63,12 | 64,35 | 69,26 | 78,90 | 44,97 |
Cojedes | 23,8 | 41,33 | 54,26 | 59,18 | 63,72 | 75,17 | 40,65 |
Delta Amacuro | 24,0 | 44,96 | 52,38 | 51,04 | 66,03 | 71,24 | 41,10 |
Falcón | 33,2 | 48,90 | 58,42 | 61,43 | 65,25 | 77,92 | 39,72 |
Guárico | 30,3 | 45,64 | 54,03 | 52,77 | 59,44 | 70,41 | 40,36 |
Lara | 33,0 | 51,18 | 57,27 | 56,72 | 62,65 | 72,50 | 39,11 |
Mérida | 32,1 | 52,20 | 60,29 | 57,19 | 65,48 | 75,36 | 44,39 |
Miranda | 47,7 | 60,01 | 65,99 | 64,60 | 73,83 | 77,56 | 50,57 |
Monagas | 32,4 | 47,30 | 61,14 | 56,85 | 66,12 | 75,45 | 37,55 |
Nueva Esparta | 36,6 | 52,12 | 60,69 | 62,23 | 70,32 | 81,39 | 46,89 |
Portuguesa | 26,1 | 37,4 | 52,22 | 51,55 | 59,49 | 70,96 | 37,50 |
Sucre | 27,4 | 42,02 | 53,08 | 54,72 | 59,52 | 70,18 | 34,57 |
Táchira | 31,5 | 46,15 | 58,10 | 58,90 | 64,21 | 74,62 | 44,09 |
Trujillo | 27,9 | 38,6 | 53,31 | 54,70 | 61,70 | 74,19 | 39,24 |
La Guaira | ----- | ----- | ----- | ----- | 71,45 | 80,08 | 46,32 |
Yaracuy | 28,4 | 41,96 | 57,42 | 57,21 | 60,36 | 73,61 | 39,08 |
Zulia | 42,3 | 54,85 | 61,92 | 62,46 | 66,69 | 69,23 | 32,44 |
Me | 32,4 | 47,3 | 57,4 | 57,6 | 65,8 | 74,9 | 40,4 |
DQ | 5,1 | 5,5 | 3,9 | 3,8 | 3,8 | 3,2 | 2,7 |
Variación DQ | 0,4 | -1,6 | -0,1 | 0,0 | -0,6 | -0,5 |
A partir de 1990 las DQ del ICIB2 son mayores respecto a las del ICBI y muestran menor variación interanual. Sin embargo, al igual que en este último su mayor reducción se produjo entre 1971 y 1981, y prácticamente en la misma magnitud, por lo que es posible afirmar que el ingreso se convierte en una variable condicionante de la DS en el país, a partir de la década de los años 80. La distribución porcentual de las entidades en las categorías de este índice se muestra en la tabla XI.
1961 | 1971 | 1981 | 1990 | 2001 | 2011 | 2021 | ||
>80,4 | Muy alto | 12,50 | ||||||
60,3-80,3 | Alto | 4,35 | 34,78 | 39,13 | 79,17 | 87,50 | ||
40,2-60,2 | Medio | 17,39 | 78,26 | 65,22 | 60,87 | 20,83 | 54,17 | |
20,1-40,1 | Bajo | 82,61 | 17,39 | 45,83 | ||||
<20 | Muy bajo |
Los estados que evidenciaron una influencia positiva de los ingresos fueron: Táchira y Distrito Capital. En el primero la variación del ICIB2 1961-2011 es 17,4 puntos porcentuales más que su equivalente en ICIB, mientras que en Distrito Capital es 15,3. En el resto, los ingresos influyeron negativamente. Los casos más notorios son: Apure con -34,50 puntos porcentuales menos y Cojedes con -34,05. De hecho, a escala nacional el ICIB2 es 7,91 puntos porcentuales menos que el ICIB.
2. Año 2021
Evidencia ralentización en la reducción de la DS y un quiebre en la evolución de las capacidades individuales básicas.
Como se aprecia en la tabla VII, dos estados bajaron a la categoría Medio y otros tres al nivel Alto; de allí que el valor nacional del ICIB haya decrecido -13,8% respecto a 2011. No obstante, todas las entidades experimentaron retrocesos similares, lo que explica que la DQ de este año sea la menor del período 1961-2021.
Los estados con el mayor retroceso fueron: Lara (-22,6%), Amazonas y Bolívar (-19,8% en ambos casos). En el otro extremo resultaron: Cojedes (-10,9%) y Apure (-11.4%).
Con excepción del porcentaje de población entre 20 y 24 años con secundaria completa, los indicadores desmejoraron. El cambio más significativo por sus implicaciones lo muestra la tasa de supervivencia infantil, la cual descendió de una Me de 98,59‰ en 2011 a 76‰3. Le siguen: el porcentaje de población que vive en una vivienda habitable; el porcentaje de PEA ocupada en el sector formal y la tasa de escolarización.
Pero el cambio se hace más evidente en el ICBI2 (tabla X), pues el valor nacional decreció con respecto al ICIB2 2011: -41,12% y refleja un nivel de capacidades individuales básicas escasamente superior al de 1961. En este escenario los más afectados fueron Amazonas y Zulia y los menos impactados: Distrito Capital y Miranda.
Por influencia del porcentaje de población no pobre, cerca de la mitad de las entidades retrocedieron al nivel bajo (tabla XI). La Me de este indicador es apenas 8,71% y muestra la menor dispersión de los valores, lo que indica que el empobrecimiento en el país fue generalizado. El menor impacto de este proceso lo experimentaron Miranda y Distrito Capital, con 12% y 10% de población no pobre y, el mayor, Amazonas y Yaracuy con solo 1% de población no pobre.
Como reflejo de estos cambios véanse las figuras 2 y 3, en las que se muestran tres momentos del ICIB y el ICIB2.
V. Evolución del equipamiento territorial
1. Período 1961-2011
El equipamiento territorial durante este período revela un comportamiento radicalmente diferente al de la creación de capacidades individuales básicas. De hecho, solamente entre el ICIB y el IET de 1961 existe una correlación significativa (0,815).
A escala nacional el IET solo se incrementa hasta 1981, pues a partir de allí comienza a disminuir (tabla XII) hasta registrar en 2011 un decremento de -13,26%, lo que revela un retroceso del equipamiento a niveles similares a los de 1971. En ello influyó principalmente y de forma negativa la dotación de camas hospitalarias, ya que pasó de una Me de 22,61 en 1981 a 6,66 en 2011.
1961 | 1971 | 1981 | 1990 | 2001 | 2011 | 2022 | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Venezuela | 38,3 | 42,8 | 53,6 | 51,8 | 50,7 | 46,5 | 45,1 |
Dtto Capital | 48,0 | 49,9 | 61,1 | 58,4 | 47,1 | 54,8 | 51,5 |
Amazonas | 28,9 | 30,8 | 47,8 | 46,4 | 51,1 | 38,3 | 41,3 |
Anzoátegui | 24,0 | 37,8 | 50,8 | 46,3 | 53,4 | 42,8 | 53,2 |
Apure | 17,1 | 24,6 | 41,3 | 38,4 | 41,2 | 40,9 | s/i |
Aragua | 36,9 | 37,9 | 48,3 | 45,3 | 41,4 | 44,0 | 42,1 |
Barinas | 19,4 | 24,8 | 44,7 | 45,1 | 43,3 | 43,9 | s/i |
Bolívar | 33,5 | 41,7 | 48,6 | 46,0 | 47,6 | 42,8 | 37,6 |
Carabobo | 46,2 | 41,7 | 51,5 | 46,6 | 40,3 | 42,2 | 38,3 |
Cojedes | 17,0 | 30,1 | 50,8 | 50,3 | 39,7 | 48,6 | s/i |
Delta Amacuro | 20,4 | 33,1 | 47,1 | 43,5 | 52,0 | 38,8 | s/i |
Falcón | 24,2 | 36,9 | 48,5 | 49,0 | 47,1 | 45,2 | s/i |
Guárico | 22,2 | 29,5 | 55,8 | 52,0 | 45,5 | 46,2 | 39,9 |
Lara | 34,5 | 39,6 | 49,4 | 49,3 | 44,8 | 46,0 | 35,9 |
Mérida | 32,7 | 43,7 | 58,8 | 58,5 | 47,2 | 60,3 | 17,3 |
Miranda | 34,6 | 39,1 | 49,6 | 47,5 | 57,0 | 41,6 | 30,7 |
Monagas | 23,5 | 35,2 | 50,1 | 47,1 | 42,5 | 44,0 | 15,8 |
Nueva Esparta | 24,4 | 34,1 | 49,5 | 43,2 | 44,7 | 34,5 | 13,3 |
Portuguesa | 19,9 | 33,1 | 45,4 | 44,9 | 31,9 | 43,4 | s/i |
Sucre | 23,1 | 35,4 | 49,1 | 48,6 | 45,3 | 47,2 | 19,6 |
Táchira | 44,0 | 48,9 | 63,9 | 57,7 | 48,5 | 52,1 | 35,2 |
Trujillo | 29,5 | 39,2 | 63,9 | 58,4 | 52,5 | 53,9 | 18,1 |
La Guaira | ----- | ----- | ----- | ----- | 53,1 | 46,1 | 47,8 |
Yaracuy | 25,3 | 37,2 | 55,6 | 50,8 | 49,9 | 47,6 | 14,7 |
Zulia | 43,3 | 38,6 | 56,2 | 48,5 | 50,0 | 42,2 | 27,0 |
Me | 25,3 | 37,2 | 49,6 | 47,5 | 47,1 | 44,0 | 35,6 |
DQ | 6,0 | 3,2 | 3,7 | 2,5 | 3,6 | 2,5 | 11,3 |
Variación de la DQ | -2,8 | 0,5 | -1,2 | 1,1 | -1,1 | 8,7 |
La DQ muestra un comportamiento fluctuante (tabla XII). Si en 1961, 11 estados registraron un IET inferior a la Me, en 2011 esa cantidad pasó a 12. Adicionalmente, si en 1961 la diferencia entre los valores extremos fue 10,52 puntos, en 2011 esta se elevó a 25,8 puntos. La distribución porcentual de los estados en las categorías del IET se presenta en la tabla XIII.
1961 | 1971 | 1981 | 1990 | 2001 | 2011 | 2022* | ||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
>80,4 | Muy alto | |||||||
60,3-80,3 | Alto | 13,04 | 4,17 | |||||
40,2-60,2 | Medio | 17,39 | 21,74 | 86,96 | 95,65 | 91,67 | 83,33 | 27,78 |
20,1-40,1 | Bajo | 69,57 | 78,26 | 4,35 | 8,33 | 12,50 | 38,89 | |
<20 | Muy bajo | 13,04 | 33,33 |
*Recuérdese que este año solo registra 19 de las 24 entidades federales y que, aunque se mantienen las variables, los indicadores son distintos.
De acuerdo con la tabla XIII, en ningún año una entidad calificó en la categoría Muy alto. Los mayores valores son los de 19814 cuando tres estados alcanzaron la categoría Alto y a partir de 1990 comenzó un proceso de avance/retroceso que se extiende hasta el presente.
En esta evolución hay tres hitos: 1) en 1981, cuando se registraron los mejores niveles de equipamiento territorial en los estados; 2) entre 1961 y 1971, cuando se experimentó la mayor reducción de la IE, y 3) en 1990 cuando se evidenció la menor IE.
El Distrito Capital y Táchira son los únicos que no descienden de la categoría Medio. Sin embargo, el Distrito Capital solamente mantuvo su supremacía en esta materia hasta 1971. Así pues, si bien es la capital nacional, su equipamiento a cargo del sector público no fue marcadamente superior al del resto del territorio nacional.
Las entidades que en 1961 mostraron un nivel de equipamiento territorial muy bajo fueron: Apure, Barinas y Cojedes. En estas, los indicadores más influyentes en orden de importancia fueron: la proporción de camas hospitalarias por cada 10 000 habitantes; el porcentaje de viviendas ocupadas con W.C conectado a cloaca, y el porcentaje de viviendas ocupadas con agua por tubería. Entre todas, Apure fue la que hasta 2001 evidenció el valor de IET más bajo del país.
Al cierre del período dos estados retrocedieron en su IET a niveles inferiores a los correspondientes a 1961: Zulia (-2,44%) y Carabobo (-8,69%). En situación contraria resultó Cojedes que ascendió del nivel bajo al medio con un incremento de 186,3 %, seguido por Apure (139,33%) y Barinas (126,76%).
Entre 1961 y 1971 los equipamientos que mostraron mayor desigualdad interestatal fueron los asociados a los servicios en red, mientras que a partir de 1981 fueron las cloacas y los planteles educativos. En el otro extremo, los que reflejaron la mayor disminución de la desigualdad fueron: electrificación, camas hospitalarias y viviendas seguras. La razón en los dos últimos: el retroceso de sus Me afectó a todas las entidades de forma similar.
2. Año 2022
Refleja con los nuevos indicadores (mismas variables), la continuación del proceso de regresión del IET (tabla XII) y un aumento notorio en la DQ, que indica incremento de la IE. De allí que entre los valores extremos 2022 exista una diferencia de 39,89 puntos.
Como se muestra en la tabla XIII, nuevamente hay estados en la categoría Muy bajo y en mayor porcentaje que en 1961; un valor que posiblemente se incrementaría si se pudiese estimar el IET de Apure y Delta Amacuro.
Con excepción de la proporción de planteles los indicadores revelaron incrementos en su DQ, siendo los de mayor dispersión: suministro de agua por tubería sin restricciones severas y electrificación sin fallas en el servicio.
El equipamiento que evidencia la mayor precarización es el sanitario, dado que hay cinco entidades (20,83%) que no disponen de un hospital con todos sus servicios operativos y, en aquellos con la mejor condición, el valor de este indicador no supera 40 %. Así pues, ningún estado del país tiene el 100% de sus hospitales en funcionamiento pleno.
El Distrito Capital es la entidad que registró el mayor IET. Sin embargo, clasificó en la categoría Medio debido, fundamentalmente, al bajo porcentaje de población con suministro de agua por tubería sin fallas severas. En el otro extremo resultó Nueva Esparta con el menor IET debido al bajo porcentaje de población, tanto con suministro de agua por tubería sin restricciones severas como de electricidad sin fallas; la baja proporción de planteles en buenas condiciones física, y la ausencia de un hospital con todos sus servicios operativos.
La entidad con el mayor retroceso respecto a 2011 fue Mérida (-71,35%). Le siguieron en pérdidas: Zulia (-69,05%) y Trujillo (-66,49%).
Como reflejo de esta evolución se presentan la figura 4, en la que se muestra tres momentos del IET.
VI. Conclusiones
Retomando las interrogantes de la investigación se concluye respecto a la evolución de la DS y la IE en Venezuela y su relación, que tanto la DS como la IE en Venezuela se han reducido pero en magnitudes y a ritmos distintos. Mientras que entre 1961 y 2011 la DQ del ICIB disminuyó -2,30 puntos y lo hizo en forma sostenida desde 1971, la del IET se redujo en -3,42 puntos pero dentro de un proceso de avances y retrocesos.
Esto no debe confundirse con los avances en materia de capacidades individuales básicas y de equipamiento territorial, porque si bien en ese período el ICIB nacional se incrementó 100,8% y el IET lo hizo en apenas 21,40%, la desigualdad en 1961 era considerablemente mayor en el ámbito espacial. De allí que la reducción de las brechas interestadales en esta última haya sido hasta el 2011, más significativa.
Aun cuando anualmente el ICBI y el IET no muestran correlación, la comparación del comportamiento de sus DQ desvela un hecho relevante: entre 1961 y 2001, a las décadas de mayor descenso de la IE (años 60 y 80) le siguieron las décadas de mayor disminución de la DS (años 70 y 90), lo que sugiere que el impacto social de reducir la IE solo se aprecia en el largo plazo.
Lo anterior junto a las DQ del IET 2011 y 2022, permite añadir que:
En la evolución de la DS el año 2021 es anómalo dentro del lapso estudiado, porque la reducción de la IE en 2011 no parece haber generado el efecto social esperado diez años después, dado que la variación de la DQ del ICIB 2011-2021 fue de apenas -0,13 puntos. Una explicación de ello puede ser que el aumento de la pobreza contrarrestó los beneficios a largo plazo de una menor IE.
Ya que la IE experimentada en 2022 es superior a cualquier otro año estudiado, es posible que para 2031 se registre un aumento de la DS. Si el incremento de la población pobre 2021 ‘menguó’ los efectos positivos de la disminución de la IE en 2011, el aumento sin precedentes de esta última en 2022 podría implicar una ruptura en el proceso de reducción de la DS.
Por lo anterior se puede decir que efectivamente en el proceso de desarrollo venezolano hay una relación entre la sociedad y el espacio. Sin embargo, dado estos resultados, al menos a escala estadal y con los indicadores estudiados, no parece que esta sea de tipo dialéctico porque si los avances en la justicia espacial generan un impacto social apreciable en el largo plazo, no se detecta un efecto similar a la inversa. Adicionalmente, también parece que la desigualdad social es más sensible a los avances en la justicia espacial que a sus retrocesos. Los períodos en los cuales en el país aumentó la IE, la DS siguió disminuyendo.
Por otro lado, con respecto a los avances, estancamientos o retrocesos de la DS y la IE, los resultados muestran que en materia de reducción de la DS los mayores avances se registraron en 1981 y, en menor medida, en 2001.
Dentro de este proceso, los estados más rezagados en 1961 fueron precisamente los que experimentaron los mayores avances hasta 2011. Esto no indica que su ICIB haya superado, p. ej., al del Distrito Capital, pero sí sugiere un esfuerzo importante y de largo aliento del gobierno nacional por atender los requerimientos sociales de la llamada provincia.
Pero 2021 representa un año de quiebre en la evolución de las capacidades individuales básicas en el país, por el retroceso en el ICIB. No obstante, esto afectó a todos los estados de forma similar. De allí que la DS al respecto continuara disminuyendo, aunque en menor magnitud.
Un escenario distinto muestra el ICIB2 el cual, aun cuando es solamente referencial, refleja una DS mayor y con más ‘resistencia’ a disminuir. Sus resultados revelan que los ingresos se convierten en una variable influyente a partir de la década de 1980 y que precisamente, entre 1981 y 2011, el porcentaje de PEA no pobre por ingresos es el indicador con mayor DQ; una situación que cambia en 2021, cuando el empobrecimiento de la población fue generalizado y, en consecuencia, poco relevante para evidenciar la DS, tal y como lo sugiere España (2018).
La IE por su parte, muestra un comportamiento regular de períodos de avance intercalados con otros de retroceso. En esto, las décadas de avance son 1960, 1980 y 2000, con la mayor reducción entre 1961 y 1971. Con todo, 2011 cierra con una mayor justicia espacial que en 1961.
Aun cuando el año 2022 no representa uno de quiebre en la evolución de la IE, es singular por su profundización a niveles ni siquiera registrados en 1961 (DQ= 11,3). En este caso pudo influir el cambio a indicadores que evidencian conjuntamente la disponibilidad del equipamiento y la calidad del servicio, pero es de señalar que solo recientemente el déficit de los servicios red es una variable que impacta la calidad de vida del venezolano. En este caso parece pertinente asumir que la existencia de equipamientos no funcionales es equivalente a su carencia.
Finalmente, con relación a los estados más adelantados y más rezagados, los resultados sugieren que el progreso en la capital nacional no se hizo en desmedro de la provincia. Aun cuando en materia de capacidades individuales básicas el Distrito Capital encabeza la clasificación nacional durante el lapso estudiado, las diferencias con las demás entidades se han reducido sostenidamente y en el caso del IET, este ni siquiera ocupa el primer lugar en todos los años.
Al comparar el ICIB y el IET, Apure se revela como el estado que más ha acumulado desventajas porque es el único que mantienen en ambos, valores inferiores a la Me. Situación diferente es la de Nueva Esparta que registra un IET inferior a la Me pero, a la vez, un ICIB permanentemente superior a la misma y una situación excepcional es la de Zulia y Carabobo, que experimentaron un retroceso de su EIT 2011 a condiciones inferiores a las de 1961.
Las entidades con los mayores avances en el ICIB fueron: Cojedes, Delta Amacuro y Barinas, y en el caso del IET: Cojedes, Apure y Barinas. Dado esto, Cojedes y Barinas se muestran como los más favorecidos durante el proceso nacional de mejoramiento de las capacidades individuales básicas y del equipamiento territorial. En el otro extremo resultaron Distrito Capital y Miranda.
Pero el ICIB 2021 evidencia estados rezagados totalmente distintos a los tradicionales: Amazonas y Lara y el IET 2022 revela como los más atrasados: nuevamente a Nueva Esparta y, como novedad, a Yaracuy.
Por esto y en atención a la pregunta que titula esta investigación, se afirma que efectivamente Venezuela ha sido y sigue siendo un país de desigualdades, pero más en el ámbito espacial que en el social. Además, que actualmente da señales de un proceso de reversión generalizada de los logros en el desarrollo.
Lo que revelan las aproximaciones 2021/2022, es un país en el que la IE repunta a niveles no experimentados desde mediados del siglo XX y en el que comienzan a retroceder de manera generalizada, los niveles de capacidades individuales básicas. Parece pues que la ‘lotería’ de nacer en el Distrito Capital sigue siendo relevante, pero que de todas formas las oportunidades y opciones del venezolano para satisfacer sus necesidades existenciales están limitadas por vivir en su país.
Como se señaló, en este estudio no se planteó explicar los resultados porque se requiere analizar diacrónicamente los modelos de desarrollo y las políticas e inversiones que finalmente ejecutó el sector público en las entidades. No obstante, la coincidencia en las dos últimas décadas de: regresión del ICIB y EIT, aumento de la IE y desaceleración de la reducción de la DS, trasluce problemas asociados con inversión pública en materia de infraestructuras y servicios, con priorización de unas entidades frente a otras en materia de prestación de servicios y con políticas salariales.