INTRODUCCIÓN
Las plantas alóctonas o invasoras representan una amenaza significativa para la agricultura y los agrosistemas, ya que compiten directamente con los cultivos por recursos como agua, nutrientes y luz solar. Estas plantas indeseadas, pueden reducir la productividad de los cultivos al limitar su crecimiento y rendimiento. En general, cuentan con ventajas biológicas, que permiten su establecimiento en nuevos entornos, como por ejemplo la mayor tolerancia a las condiciones adversas, como la sequía, la salinidad, el frío o el calor, también se adaptan mejor a las condiciones cambiantes del entorno, permitiéndoles sobrevivir a cambios en el clima o la composición del suelo. A esto se suma, una mayor capacidad reproductiva y de dispersión de semillas, facilitando colonizar nuevas áreas rápidamente. Estas ventajas competitivas permiten a las plantas alóctonas desplazar a las plantas locales y alterar los ecosistemas naturales (Arán et al., 2013).
Chloris truncata R. Br, es una Poácea perenne, de vida corta, generalmente de dos a tres años, estolonífera, con mecanismo fotosintético C4, altura de 20-50 cm, vainas glabras; lígulas ciliadas cortas; limbo glabro a escabroso con dimensiones de 9 - 19 cm de longitud y 0,2 - 0,3 mm de ancho; de 5 -10 espigas de 5-23 cm de longitud, radiada y de color negro cuando están maduras. Para su tamaño, es una planta altamente eficiente en la producción de semillas, llegando a producir 300 - 500 semillas por planta (Weller et al., 2019), y 60.000 semillas m-2 (Borger et al., 2011). Es una especie nativa de Australia, encontrándose desde el sur de Queensland hasta el sur de Australia Occidental, diseminándose vía contaminación de la lana, pasturas, ornamental (compra por internet) (Michael et al., 2012), desde donde se ha introducido en otras zonas subtropicales y cálidas del mundo, como Nueva Zelanda, África, centro y Suramérica y Europa.
En los países donde se ha establecido, se encuentra principalmente en bordes de carretera (hábitats poco perturbados), no obstante, debido al aumento de la labranza cero o siembra directa, ha colonizado los campos agrícolas (Osten, 2012). En Australia, C. truncata ocupa la posición 8 de 20, en la lista de las principales especies de malas hierbas de los barbechos estivales, generando disminuciones del rendimiento en los cereales en torno a la 36.781 tn y pérdidas económicas alrededor de 9.1 millones de dólares australianos por año (Llewellyn et al., 2016). Es de resaltar que el género Chloris presenta cierta tolerancia natural al glifosato (Barroso et al., 2014), sin embargo, en 2018 se reportó la resistencia al glifosato mediante la amplificación del gen de la EPSPS (32-48 copias más del gen en las plantas resistentes en comparación a las plantas suceptibles) como mecanismo principal (Ngo et al., 2018).
En España, se ha reportado su presencia, en Islas Canarias, Tenerife, específicamente en el Parque Nacional del Teide, clasificándose en la categoría IV (alóctonas en las que no se ha comprobado su carácter invasor) (García et al., 2003). En Cataluña, se ha localizado en la provincia de Tarragona, en Cambrils, siendo posiblemente la primera población establecida en el continente europeo (Verloove, 2005), Montbrió del Camp y Mont-roig del Camp (Verloove et al., 2019), y recientemente, en 2023, cerca al puerto de Tarragona; también en la Provincia de Barcelona, Caldes de Montbuí y Terrasa (Gullón & Verloove, 2015). En Extremadura, se encuentra en la Provincia de Cáceres, en el Valle de Jerte desde la localidad de Plasencia a Cabezuela del Valle, a lo largo de la carretera N-110 (Vázquez, 2008); también en la Comunidad Valenciana, en Nules, Burriana, Villareal y Valencia (Verloove, 2023); todas en bordes de caminos o áreas no agrícolas, excepto una población de Nules - Valencia, dentro de campos de frutales.
MATERIALES Y METODOS
Material vegetal
Se evaluaron 6 poblaciones de C. truncata recolectadas en campo en los años 2022 y 2023. De estas, 2 poblaciones eran originarias de Extremadura, Talayuela (CTT-R) y Badajoz (CTB-R), clasificadas como presuntamente resistentes y 3 poblaciones catalanas de Cambrils (CTP-S y CTC-S), Tarragona (CTR-S) y una población originaria de Australia (CTA-S), clasificadas previamente con sensibles a glifosato.
Herbicidas evaluados
Para evaluar la sensibilidad de C. truncata a glifosato (inhibidores de la EPSPS - grupo 9), se evaluó el Roundup Plus®, (Bayer, sal isopropilamina, 36% p/v). La aplicación se realizó con un pulverizador de precisión estático de banco que suministraba 200 L ha-1 a una presión de 215 kPa, con boquilla (amarilla) de abanico plano ISO 11002.
Obtención del material vegetal
Las semillas fueron sembradas en bandejas de aluminio, con sustrato de turba (Klasman Tray Substrats, 50% turba negra - 50% turba rubia, pH: 6) humedecida. Las bandejas se colocaron en cámara de crecimiento, a 28/20 °C día/noche y un fotoperiodo de 12/12 horas, bajo una densidad de flujo de fotones fotosintéticos de 350-µmol m-2 s-1. Después de cinco días, las plántulas se trasplantaron (según diseño experimental) en macetas de plástico de 7 cm x 7 cm x 10 cm, con un sustrato a base de tierra (textura limosa) y turba en una relación 1:1. Se aplicaron tres pulsos (1 minuto por pulso) de riego por día mediante micro aspersores de mesa con un caudal de 80 L ha-1. Se dejaron en el invernadero de Malherbología de la Universitat de Lleida (41.629N, 0.598E) hasta que tuvieron 5 hojas (BBCH 15), estado fenológico en el que se aplicaron los diversos tratamientos herbicidas.
Ensayos de dosis - respuesta
Se implementaron los mismos rangos de dosis de glifosato para todas las poblaciones: 0, 270, 540, 1080 (dosis de campo, 3 L ha-1), 1620, 2160, 3240, 4320 y 8640 g i.a. ha-1. Por cada población se estudiaron diez repeticiones (dos plantas por maceta = una repetición), en un diseño completamente aleatorio. La determinación de porcentaje de supervivencia y peso fresco se evaluó a los 28 días después de tratamiento.
Análisis estadístico
Los datos de los experimentos de dosis-respuesta se analizaron utilizando un modelo de regresión no lineal, con SigmaPlot 11.0 (Systat Software, Inc., San José, CA, EE.UU.). La tasa de herbicida necesaria para una reducción del 50% del crecimiento de las plantas (GR50) o del 50% de la mortalidad de las plantas (LD50) se calculó con el uso de una curva logística de cuatro parámetros: 𝑦 =𝑐 + (𝑑 − 𝑐) 1 + 𝐸𝑋𝑃[𝑏(𝑙𝑜𝑔(𝑥) − 𝑙𝑜𝑔 (𝐺𝑅50 𝑜𝑟 𝐿𝐷50] donde c = el límite inferior ajustado a 0, d = el límite superior ajustado a 100 y b = la pendiente a la DL50 o GR50. En esta ecuación de regresión, la tasa de herbicida (g i.a. ha-1) fue la variable independiente (x) y el peso seco de las plantas expresado como porcentaje del control no tratado o la mortalidad fueron las variables dependientes (y). El Factor de resistencia (FR) se calculó como LD50(R)/LD50(S).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Para el porcentaje de supervivencia basados en LD50 (Figura 1), el 50% de las poblaciones sensibles (CTR - CTC - CTP - CTA) sobrevivió a tasas de glifosato comprendidas entre de 315.2 y 567.6 g i.a. ha-1 y FR entre 1.53 y 1.88, respectivamente. Estos valores son cercanos a la dosis mínima de registro (540 g i.a. ha-1 o 1.5 L ha-1), lo que demuestra cierto grado de tolerancia natural a este herbicida. Sin embargo, estas poblaciones, con las dosis de campo de 1.5 - 3 L ha-1, aun son controladas eficientemente. Por otra parte, las poblaciones presuntamente resistentes (CTT y CTB) presentaron valores de LD50 de 1.181,3 y 1.520,3 g i.a. ha-1 lo que equivale a FR de 3.74 y 4.82, respectivamente. Estas poblaciones se comportaron como resistentes puesto que para controlar el 50% de su población, se necesitan dosis mayores a las recomendadas (1.080 g i.a. ha-1 - 3 L/ha). En campo, para controles > 90%, las poblaciones resistentes, requerirán volúmenes de glifosato de 5.1 - 5.6 L ha-1.
CONCLUSIONES
Basados en los ensayos de dosis - respuesta, las poblaciones extremeñas, procedentes de Badajoz (CTB-R) y Talayuela (CTT-R), presentan mayor nivel de resistencia a glifosato que las poblaciones catalanas (CTC-S - CTP-S y CTR-S) y australiana (CTA-S), con factores de resistencia de 3.74 y 4.82, respectivamente. El control efectivo de malas hierbas invasoras y con resistencia a herbicidas, como el caso de Chloris truncata, es esencial para preservar la productividad agrícola, reducir costos, minimizar el impacto ambiental y fomentar prácticas agrícolas sostenibles. La gestión integrada de malas hierbas es crucial para abordar este desafío de manera efectiva.