INTRODUCCIÓN
El cultivo de cebada cervecera (Hordeum vulgare L.) es el tercer cereal del mundo por volumen de producción, detrás de maíz, arroz y trigo. La Argentina está dentro de los 10 primeros productores, aportando el 3% a la producción mundial con 4.8 millones de tn (USDA, 2022). El núcleo productivo de la cebada se ubica en el sur bonaerense de la región Pampeana, comercializándose un 50% a través del Puerto de Bahía Blanca.
Los requerimientos de fósforo (P) son de 4 kg P tonelada de grano cosechado (Ciampitti & García, 2007), fertilizándose en línea al momento de la siembra. El cultivo de cebada en la región pampeana presenta respuestas significativas al agregado de nitrógeno (N) (Prystupa et al., 2008), en general las aplicaciones de N se realizan al comienzo del periodo vegetativo o en el momento de la siembra.
Por otro lado, la intensificación ganadera en la zona Pampeana genera grandes cantidades de residuos orgánicos que deben gestionarse adecuadamente para evitar impactos negativos en el ambiente (Burton & Turner, 2003). El compostaje se considera una forma de reciclar los estiércoles animales para valorar su capacidad como fertilizantes (Bernal et al., 2009). Los compost a diferencia de los fertilizantes de síntesis química convencionales, liberan su contenido nutricional de forma paulatina (Orden et al., 2022).
El volumen de compost necesario para poder cubrir los requerimientos nutricionales de grandes superficies de cultivos extensivos no es agronómicamente viable. La densificación del material pelletizado y seco puede ser una alternativa para la aplicación de compost y abonos de origen animal, mejorando el transporte, el almacenamiento y la dosificación (Sarlaki et al., 2021), además de poder aplicarse de forma mecanizada mediante sembradoras convencionales (Ferrari et al., 2018) incorporados en línea al suelo o distribuidos de forma superficial. El objetivo de este trabajo, consistió en evaluar el uso de fertilizantes órgano-minerales en base a compost, pelletizados como fuente de N y P en el cultivo de cebada y comparar su comportamiento respecto a fuentes de N y P inorgánicas.
MATERIAL Y MÉTODOS
En la campaña 2021 se realizó un ensayo en condiciones de campo en las instalaciones de la Chacra Napostá Convenio UNS-MDA PBA (38°26'S, 62°17'O), sobre un suelo Paleustol Petrocálcico. El suelo de textura franco se caracterizó por tener un contenido de materia orgánica de 31 g kg-1, pH de 6.1, P-Bray de 23.8 mg kg-1, y el nivel de N-nitrato disponible previo a la siembra (0-60 cm) de 139 kg N ha-1.
Se empleó un diseño en bloques completos aleatorizados con cuatro repeticiones (tamaño de parcela 3.5 m x 10 m), donde se evaluaron cuatro tratamientos y un testigo sin fertilización (Tabla 1), i) T: testigo sin fertilización, ii) 30P(i)+46N(i): fertilizado inorgánico con 30 kg P ha-1 y 46 kg N ha-1, iii) 15P(om)+46N(i): P órgano-mineral a igual dosis de fertilizante (125 kg fertilizante ha-1) equivalente a 15 kg P ha-1 y N inorgánico (46 kg N ha-1), iv) 30P(om)+46N(i): P órgano-mineral a igual dosis de nutriente (250 kg fertilizante ha-1) equivalente a 30 kg P ha-1 y N inorgánico (46 kg N ha-1), y v) 30P(om)+46N(om): fertilizado órgano-mineral con 30 kg P ha-1 y 200 kg fertilizante ha-1 equivalente a 46 kg N ha-1. En todos los casos la fuente de P inorgánica fue fosfato monoamónico (MAP, 11-52-0) y de N inorgánica fue urea granulada (UREA, 46-0-0).
Tratamiento | Dosis de nutriente (kg ha-1) | Dosis de fertilizante (kg ha-1) | |||
P | N | P | N | ||
T | 0 | 0 | 0 | 0 | |
30P(i)+46N(i) | 30 | 46 | 130 | 100 | |
15P(om)+46N(i) | 15 | 46 | 125 | 100 | |
30P(om)+46N(i) | 30 | 46 | 250 | 100 | |
30P(om)+46N(om) | 30 | 46 | 250 | 200 |
La temperatura hístorica (1960-2020) media anual del sitio del ensayo es 15.6 °C y la precipitación media anual 550 mm. Se pueden observar en la Figura 1 la temperatura media mensual y las precipitaciones durante el ciclo del cultivo.
El 16/06/2021 se sembró cebada (Hordeum vulgare L. var. Andreia de Maltería Pampa) con semilla de poder germinativo= 99%, peso de 1000 semillas= 47.44 g, pureza= 95%, a una densidad de 150 plantas m-2, y a una distancia entre surcos de 17.5 cm (sembradora Juber®, modelo 3500). La fertilización P tanto inorgánica como órgano-mineral se realizó a la siembra de forma mecanizada, incorporando el fertilizante en la línea junto a la semilla, mientras que el N (ambas fuentes) se aplicó de forma manual en superficie en un estadio fenologico de dos macollos (Z23) el día 16/09/2021.
En dos momentos durante el ciclo del cultivo (16/09/2021 y 29/09/2021, Z32), se realizó el monitoreo de variables biofísicas en la vegetación de forma no destructiva. Se estimó el contenido de clorofila (Chl) mediante el uso de SPAD 502 Minolta® (Le Bail et al., 2005). Adicionalmente, utilizando aplicaciones para smartphones se realizó la toma de medidas de índice de área foliar (LAI) mediante PocketLai® (Confalonieri et al., 2013) y el porcentaje de cobertura del dosel (fCOVER) mediante Canopeo® (Patrignani & Ochsner, 2015).
El día 10/12/2021 se cosechó de forma manual 1 m2 de cada unidad experimental (n=20) para evaluar el rendimiento en grano corregiéndose por humedad constante (kg ha-1).
Para todas las variables muestreadas se realizó la comparación de medias utilizando el test de Tukey (5%) entre tratamientos mediante software estadístico Infostat (Di Rienzo et al., 2016).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El total de las precipitaciones durante los meses del ensayo fueron escasas (183 mm), siendo las lluvias de principio de mes de noviembre las que posibilitaron la continuidad del cultivo hasta la cosecha. Esto se reflejó en el promedio de los rendimientos obtenidos que estuvo por debajo del promedio zonal.
En el primer muestreo de variables biofísicas no se encontratron diferencias significativas entre tratamientos. En el segundo muestreo (13 días después de la fertilización N) se encontraron diferencias significativas entre los tratamientos y el control para la variable Chl (p<0.01). Se pudo observar una tendencia positiva para fCOVER y LAI de todos los tratamientos en comparación al testigo.
Adicionalmente, para predecir el efecto de los tratamientos de las variables biofísicas estudiadas se realizó un análisis multivariante de componentes principales (Figura 2). El conjunto de índices que explican un 81.4 % de la variabilidad total corresponde al CP1 con los mayores aportes de relevancia siguiendo la tendencia Chl>LAI>fCOVER. La CP2 explica el 16.3% de variabilidad con los mayores aportes de fCOVER, sin correlación con los tratamientos.
La fertilización con N y P incrementó el rendimiento del cultivo de cebada (Figura 3) aunque no se encontraron diferencias significativas entre tratamientos. Las condiciones climáticas desfavorables ocurridas durante el ciclo del cultivo, podrían haber enmascarado estos resultados.
Podemos observar que la reducción de la dosis de P de 30 a 15 kg ha-1 manteniendo la dosis UREA [30P(i)+46N(i) vs 15P(om)+46N(i)] no afectó el rendimiento, mientras que tampoco se observó un efecto de la fuente de P, es decir, no hubo diferencias entre MAP y pellet órgano-mineral P [30P(i)+46N(i) vs 30P(om)+46N(i)]. Así mismo el tratamiento de fertilización orgánico mineral P y N obtuvo un desempeño similar a la fertilización convencional.
CONCLUSIONES
Se logró establecer el cultivo extensivo de cebada con maquinaria convencional fertilizada a la siembra con fertilizante P orgánico-mineral.
Los indicadores biofísicos con sensores portátiles demostraron ser una herramienta factible para el ajuste de la fertilización orgánico-mineral en el cultivo de cebada.
El uso de fertilizantes órgano-minerales con P y N incrementó 34% (400 kg ha-1) el rendimiento respecto al testigo sin fertilizar.