I. Introducción
El concepto de territorio, si bien tuvo un origen geográfico que se remonta hace más de un siglo (George, 2007; Gottman, 1973; Mayhew, 2015; Painter, 2010; Storey, 2001), desde hace varias décadas ha cobrado una visible relevancia en diversas disciplinas de las Ciencias Sociales de Europa, Norteamérica y América Latina (Giménez, 2001, 2005; Gregory et al., 2009; Painter, 2010; Ramírez, 2006). La diversidad de abordajes de dicho concepto ha permitido que, en varias regiones del orbe y en diferentes países y órdenes escalares, el territorio sea útil para dar cuenta de variadas dinámicas territoriales de tipo socioeconómico, cultural y político, en contextos urbanos y rurales (Castillo Ramírez, 2020; Ramírez, 2013; Ramírez & López, 2010). Particularmente, y para el caso de Latinoamérica, destaca una fuerte y activa presencia de la Geografía brasileña, con relación a diferentes propuestas de corte político y de carácter multiescalar sobre este concepto (Fernandes, 2012a, 2012b; Haesbaert, 2013, 2016; Lopes de Souza, 1995, 2009; Porto Gonçalves, 2006, 2009a, 2009b, 2015a; Saquet & Sposito, 2009).
En este marco de referencia, este artículo tiene como objetivo sostener que, en razón de su conformación como una elaboración basada en la fragmentación/apropiación espacial y con ciertos rasgos determinados (soberanía, totalidad, multiterritorialidad y multiescalaridad), los planteamientos sobre el concepto de territorio del geógrafo brasileño Fernandes hacen posible el tratamiento y análisis de dinámicas de corte político y socioeconómico de uso y control de espacios específicos, en el contexto de los actores sociales y estructuras institucionales (estatales y económicas) que forman parte y producen dichos territorios.
En este sentido, la pregunta que estructura el desarrollo del artículo es ¿cómo las propuestas de Fernandes, con base en el abordaje de atributos específicos (soberanía, totalidad, multidimensionalidad, multiterritorialidad), permiten, a través del uso del concepto de territorio, el análisis de procesos políticos de apropiación y control de determinados espacios por parte de determinados agentes sociales e instituciones? La contribución de este artículo es, justamente, dar cuenta de cómo esta propuesta tiene como uno de sus ejes estratégicos las relaciones de poder entre los sujetos sociales y las instituciones involucradas.
Hay un grupo de autores que, sobre todo en Latinoaméricai, y particularmente en Brasilii, han abordo el territorio. Dentro de estos últimos y como justificación del presente trabajo, se eligió abordar la propuesta de Fernandes con base en las siguientes razones. Por un lado, se trata de un planteamiento integral del concepto de territorio que, desde perspectivas geográficas centradas en el control del espacio y la recuperación de diversas escalas, incorpora varias vetas de análisis (principalmente la soberanía, la multidimensional y la multiescalaridad). Por otra parte, Fernandes ha realizado, por varias décadas, un trabajo constante en indagar cómo vincular el desarrollo y profundización del andamiaje conceptual del territorio con investigaciones empíricas ligadas con áreas específicas de la realidad social del Brasil rural contemporáneo. En este sentido, y desde finales del siglo pasado, sus diversos trabajos sobre el campesinado brasileño y latinoamericano son un buen ejemplo al respecto (Fernandes, 2007, 2008, 2012b). Finalmente, este geógrafo ha tenido un diálogo e intercambio de ideas con otras propuestas sobre el desarrollo y alcances del concepto de territorio, por ejemplo, con los planteamientos de Haesbaert (2013, 2016) sobre dinámicas de desterritorializaciones y multiterritorialidades, y con Porto Gonçalves (2009a, 2009b, 2015b), sobre territorio y decolonialidad. Esto ha enriquecido la propuesta de Fernandes y la ha dotado de una mayor capacidad y profundidad analítica.
En el tenor de lo previamente apuntado, el artículo tiene la siguiente estructura. La ruta de indagación del presente texto partió de un abordaje que, en un primer momento y como marco de interpretación y génesis del concepto, inició con el tratamiento de las diferentes maneras en cómo se ha abordado y planteado el concepto de territorio. Dicho tratamiento consideró dos ejes. Por un lado, las diversas tendencias y escuelas de la Geografía contemporánea (Delaney, 2005; Di Méo, 2000; Gregory et al., 2009; Painter, 2010; Raffestin, 2013), con un énfasis especial en las propuestas latinoamericanas (Fernandes, 2012a, 2012b; Haesbaert, 2013, 2016; Porto Gonçalves, 2006, 2009a; Ramírez & López, 2015). Por otra parte, los planteamientos de algunas Ciencias Sociales (Antropología, Sociología), han tenido desarrollos propios al respecto (con propuestas como los etnoterritorios y los territorios simbólicos; Barabas, 2003, 2014). Esta base conceptual fungió como contexto explicativo e hizo factible la indagación del origen y motivaciones de la propuesta de Fernandes. Posteriormente, esto posibilitó el análisis de los rasgos del planteamiento de Fernandes, para avanzar a un abordaje de los alcances y posibilidades de esta propuesta, así como del uso de ésta por parte de diversas investigaciones y estudios para la Geografía y las Ciencias Sociales. El trabajo concluye con una serie de reflexiones sobre cuáles son los principales aportes de los planteamientos de Fernandes y, sobre todo, destaca el estructural carácter político de la propuesta.
Antes de proseguir, es necesario destacar que algunos de los desarrollos y supuestos del marco teórico y de la revisión de la bibliografía especializada del presente trabajo fueron abordados de manera inicial y previa en el artículo: “El territorio como apropiación sociopolítica del espacio. Entre la desterritorialización y la multiterritorialidad”, publicado en el número 103 de la Revista Investigaciones Geográficas, en el año 2020.
Finalmente, antes de concluir la introducción de este texto, conviene señalar que uno de los aportes de este artículo es mostrar que, en el marco de la constante condición política en la construcción de territorio, la propuesta de este geógrafo brasileño pone en el centro de su análisis las relaciones de poder (y conflicto) entre diversos sujetos sociales e instituciones, en un contexto histórico determinado, y en el encuadre de diversas escalas.
II. Abordajes desde las geografías anglófonas, francófonas y latinoamericanas
Hay un nutrido grupo de investigaciones y estudios sobre el origen y desarrollo del concepto de territorio desde las escuelas geográficas anglófonas y francófonas, sobre todo de Europa, pero también de Norteamérica (sobre todo en Estados Unidos y Canadá). Tanto las vertientes anglosajonas (Agnew, 1994; Delaney, 2005; Gregory et al., 2009; Painter, 2010; Sack, 1986; Storey, 2001), como las francófonas (Badie, 1995; Di Méo, 2000; Raffestin, 2013; Scheibling, 1994), han tenido ciertos abordajes sobre el territorio desde perspectivas centradas en dinámicas de corte político y en variados órdenes escalares.
También se encuentran trabajos que han enfatizado la vertiente cultural y simbólica del territorio, al ser un espacio caracterizado por procesos de apropiación y usos por diferentes grupos y colectivos como un referente de las dinámicas identitarias y de adscripción social (Bonnemaison, 1993; Haesbaert, 2013; Ramírez & López, 2015); esto puede ser de particular interés para el abordaje de los casos de los grupos étnicos, particularmente los indígenas, con propuestas como las de etnoterritorios (Barabas, 2003) y las territorialidades indígenas (Barabas, 2014). O, desde las contribuciones y hallazgos del humanismo geográfico, el territorio se concibió como dinámicas de experiencias de corte subjetivo del sujeto y a escala más micro y local (lugares, ámbitos emotivos de los seres humanos y las comunidades, paisajes; Rojas, 2018).iii
No obstante, las vertientes políticas de dicho concepto han tenido cierta preeminencia. En este contexto, algunos autores de habla inglesa, desde un marco de referencia de corte histórico de los siglos XX y XXI, han hecho indagaciones sobre la concepción del territorio como procesos centrados en el control y administración del acceso de personas, bienes y recursos con relación hacia un espacio determinado (Sack, 1986). Otras investigaciones han enfatizado el empleo del territorio en la implementación y uso de varios límites/fronteras de tipo político/administrativos, en el contexto de los Estados nacionales modernos capitalistas y las democracias liberales (Gregory et al., 2009; Painter, 2010).
Por su parte, desde planteamientos de la Geografía francófona, estas relaciones entre lo político, el Estado y las construcciones del territorio han sido abordadas desde propuestas centradas en procesos cambiantes y de corte histórico, como los planteamientos de la territorialidad de Raffestin (2013). Para este autor las propuestas de la territorialidad, y desde lecturas de la filosofía del poder de corte foucaultiano, permiten el abordaje de la lógica del poder materializado en el espacio, que no sólo se circunscribe a la esfera estatal y que acontece también en amplios y diversos contextos no gubernamentales (Raffestin, 2013).
También desde Latinoamérica ha habido una seria de variadas propuestas en torno al territorio (Barabas, 2014; Hiernaux, 2010; Hiernaux & Lindón, 2006; Ramírez, 2013; Ramírez & López, 2015; Reyes & López, 2012), y sin duda, la Geografía brasileña contemporánea, desde sus diferentes perspectivas teóricas, ha contribuido con sugerentes planteamientos, sobre todo en el tenor de formulaciones políticas de dicho concepto y desde diferentes lecturas del poder (tanto estatal como no estatal; Fernandes, 2009, 2010, 2012a, 2012b; Haesbaert, 2011, 2013, 2016; Porto Gonçalves, 2006, 2009a, 2009b, 2015a, 2015b; Santos, 1994, 2002, 2004a, 2004b, 2004c).
Para Milton Santos, uno de los geógrafos más destacados y con originales abordajes, el territorio es: “el lugar donde desembocan todas las acciones, todas las pasiones, todos los poderes, todas las fuerzas, todas las flaquezas, aquí es donde la historia del hombre se realiza plenamente desde las manifestaciones de su existencia” (Santos, 2002, p. 9, citado en Fernandes, 2012a, p. 34). Sin embargo, Santos advierte que, muchas veces y sobre todo de parte de las instituciones estatales y ciertas áreas del conocimiento, el territorio sólo es visto como un objeto inerte donde acontecen las prácticas de los hombres (Santos, 2002), lo que representa una perspectiva incompleta y muy reducida (Fernandes, 2012a).
Por su parte, Porto Gonçalves, desde un marco interpretativo acerca de las propuestas latinoamericanas contemporáneas sobre los procesos de la decolonialidad de las instituciones y el conocimiento, ha propuesto una seria de planteamientos que tienen sugerentes reflexiones sobre abordajes de los territorios desde una perspectiva crítica de la colonialidad (del saber y el poder), y en el marco de epistemologías de los pueblos indígenas y los movimientos sociales (Porto Gonçalves, 2009a, 2009b, 2015a). Para Porto Gonçalves los procesos territoriales implican la triada territorio-territorialidad-territorialización, que permite pensar el territorio como un proceso dinámico y complejo de uso y apropiación de determinado espacio por ciertos grupos sociales (Porto Gonçalves, 2015b). Para este geógrafo el territorio no es algo definitivo (nunca está completamente acabado), y es una condición de vida del género humano (Porto Gonçalves, 2015b).
Finalmente, Rogério Haesbaert es otro de los autores que han hecho propuestas sobre cómo pensar el territorio en contextos contemporáneos, en tanto un andamiaje conceptual que permita abordar procesos sociales. Para este geógrafo, el territorio, desde un marco interpretativo del ejercicio del poder como una relación y efecto entre diversos actores e instituciones, tiene que pensarse como una compleja dinámica de uso y control del espacio por varios agentes sociales (Haesbaert, 2013); y se caracteriza por dinámicas de desterritorialización, reterritorialización y multiterritorialidad (Haesbaert, 2011, 2013).
Es justo en este contexto de variada producción de conocimiento de la Geografía brasileña donde también se insertan los planteamientos de Fernandes (2009, 2010, 2012a, 2012b), que, cómo se verá más adelante, tiene una serie de rasgos propios (soberanía, totalidad, multidimensionalidad, multiescalaridad), y se destaca por una serie de perspectivas características de esta disciplina espacial.
III. El territorio y sus usos en las ciencias sociales contemporáneas
Ahora bien, en el contexto de los países de habla hispana, y sobre todo en Iberoamérica, el concepto de territorio ha tenido múltiples desarrollos y ha sido utilizado por diversas disciplinas. Desde la Geografía, diversos autores han propuesto que el territorio permite, no sólo explicar los procesos de apropiación espacial por grupos sociales para conseguir diversos fines, sino también dar cuenta del control y manejo de un espacio determinado por varios actores e instituciones. Y, en este sentido, se reconoce que pueden tener diversas vertientes, tanto de carácter económico, como de corte sociocultural y político.
Por su parte, la Antropología, siguiendo los planteamientos de Alicia Barabas (referidos en la sección previa), ha indagado cómo este concepto, mediante la propuesta de los etnoterritorios, puede contribuir a comprender la relación entre los grupos étnicos, el medio biofísico y determinadas prácticas culturales e identitarias. En una línea similar, otro de los ejes de indagación ha sido el papel que juegan los territorios, en tanto espacios apropiados y controlados con fines diversos por ciertos actores sociales, en los procesos de reproducción socio/material y simbólica de ciertas poblaciones indígenas y campesinas. Desde la Sociología cultural y simbólica, y desde las propuestas de Gilberto Giménez (referenciadas en la sección anterior), han empleado el territorio como un andamiaje conceptual para explicar los procesos étnicos y culturales en diversos contextos urbanos, y en el marco de diversos marcos escalares en el capitalismo neoliberal.
Otra de las vertientes importantes en el abordaje y desarrollo del concepto de territorio tiene que ver con relación a los procesos económicos. En este grupo de estudios el territorio es utilizado para pensar cómo, con base en determinadas dinámicas de intervención y de uso/control de espacios y recursos particulares, se dan los procesos de producción y reproducción de carácter económico de ciertas localidades y poblaciones (en diversas escalas).
Ahora bien, en el caso de un enfoque desde las Ciencias Políticas, el énfasis ha sido pensar el territorio como el espacio por antonomasia del Estado nación, y como un proceso mediante el cual diversas instituciones gubernamentales gestionan el acceso y control de determinado(s) espacio(s) con relación a diferentes poblaciones.
De manera reciente, hay diversas investigaciones y estudios que, partiendo de diferentes perspectivas y sobre todo en el marco de referencia geográfico mexicano, han utilizado el concepto de territorio para indagar dinámicas territoriales de índole sociocultural e histórica que ocurren en contextos y localidades étnico-rurales y urbanos particulares; dinámicas territoriales que suceden en entramados de poder desiguales entre diversos grupos sociales e instituciones (colectivos y organizaciones, el Estado, empresas y corporaciones; Aguilar & Sánchez, 2014; Barabas, 2014; Fernández & García, 2006; Giménez, 2005; Pradilla, 2011; Rodriguez, 2010; Sánchez et al., 2013; Téllez & Sánchez, 2018).
Con relación a lo anotado, particularmente en México se han desarrollado, desde varias perspectivas disciplinares, estudios que, a través de diversos planteamientos en referencia al territorio, han indagado dinámicas de cambios territoriales en ámbitos rurales y urbanos (desde diversas escalas y en varios puntos del país; Arévalo, 2016, 2020; Castillo Ramírez, 2017; Castillo Ramírez & Pérez, 2019; Lozano & Ferro, 2009; Paz, 2017; Rodríguez, 2015). Este conjunto de investigaciones van desde estudios acerca de movimientos sociales en dinámicas territoriales vinculadas a conflictos socioambientales (Paz, 2017) y procesos de desposesión y extractivismo (Rodríguez, 2010, 2015), hasta investigaciones sobre las transformaciones territoriales en comunidades campesinas resultado de la migración internacional (Castillo Ramírez, 2020; Castillo Ramírez & Pérez, 2019), o los trabajos sobre dinámicas de relocalización residencial relacionadas a desastres y programas y políticas de desarrollo rural (Arévalo, 2019, 2020).
Asimismo, hay estudios en otros países latinoamericanos que se han valido de este concepto para indagar dinámicas de cambio territorial (Fernandes, 2012a, 2012b; Haesbaert, 2016; Olguín & Cubillos, 2015; Pérez, 2018). En Colombia, hay trabajos de procesos de acceso a determinados recursos naturales en contextos de cambio territorial (Pérez, 2018). En Chile se encuentran investigaciones acerca de dinámicas de precarización y reapropiación territorial entre grupos étnicos mapuches, en marcos de desigualdad y de relaciones de poder asimétricas (Olguín & Cubillos, 2015).
A este grupo se suma Brasil, como uno de los principales países con trabajos en este tenor. En este país se encuentran, desde investigaciones sobre contextos rurales de campesinos y sus dinámicas de reproducción de vida económica y comunitaria en contextos de agronegocios (Fernandes, 2008, 2010, 2012a, 2012b), pasando por investigaciones sobre lecturas decoloniales sobre territorios étnico/campesinos (Porto Gonçalves, 2009a, 2015a), y hasta dinámicas claramente urbanas, como los procesos de producción de barreras/muros urbanos en la ciudad de San Paulo (con el fin de diferenciar y separar conjuntos residenciales de gente adinerada respecto de las favelas; Haesbaert, 2016).
IV. Los planteamientos de Fernandes en torno al territorio
Bernardo Mançano Fernandes tuvo una formación profesional como geógrafo en Brasiliv y es profesor en la Universidade Estadual Paulista (UNESP). Este geógrafo ha indagado por más de tres décadas la interconexión entre geografía rural y política, particularmente con temas como el campesinado, movimientos sociales en contextos agrarios, los agronegocios y los procesos territoriales rurales en Brasil y Latinoamérica. En la década de 1980, el trabajo de Fernandes se enfocó en la formación y características del Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST; Fernandes, 2000a, 2000b; Fernandes & Martin, 2004). Posteriormente, desde la última década del siglo pasado su trabajo se abocó al abordaje del movimiento transnacional La Vía Campesina, particularmente en diversos contextos latinoamericanos (Fernandes, 2005, 2008, 2010), especialmente en países como Brasil (con la Comisión Pastoral de la Tierra; Fernandes, 2012a, 2012b) y Guatemala (con la Pastoral de la Tierra Interdiocesana de Guatemala; Fernandes, 2007).
Pocos años después y sobre la base de esas experiencias, Fernandes desarrolló una serie de propuestas teóricas con relación al concepto de territorio, particularmente desde una lectura de corte político-geográfica, y con una serie de rasgos precisos (totalidad, soberanía, multidimensionalidad y la multiescalaridad).
Para Fernandes, geógrafo de formación y con conocimiento de la producción conceptual de dicha disciplina, el espacio y el territorio son categorías geográficas diferentes. De acuerdo con este geógrafo brasileño, el espaciov, y siguiendo a Raffestin (2013), es anterior al territorio y es el punto de partida para pensarlo. Para Fernandes el territorio es “una construcción a partir del espacio geográfico”, donde “la formación de territorios es siempre una fragmentación del espacio” (Fernandes, 2012a, p. 25). En este sentido, este autor señala que, desde estas líneas de reflexión, de manera frecuente el territorio ha sido leído predominantemente desde el Estado como un (particular) espacio de gobernanza en diversas escalas (micro, meso y macro). Y, muchas veces, el territorio como espacio de gobernanza está relacionado con proyectos de desarrollo de carácter específico (ya sea de tipo oficial o en relación con corporaciones/multinacionales en articulación con los diferentes órdenes de gobierno del Estado nacional). En este marco de reflexiones, y para ámbitos agropecuarios, este geógrafo señala que: “el concepto de territorio se utiliza como un instrumento de control social para subordinar comunidades rurales a los modelos de desarrollo de las transnacionales” (Fernandes, 2012a, p. 27).
Para Fernandes es indispensable evitar lecturas reduccionistas de dicho concepto, que sólo tomen en cuenta a ciertos actores sociales y sus intereses (omitiendo la consideración de la totalidad de los diversos grupos que habitan en un contexto determinado). Por el contrario, este concepto puede ser visto de distintas formas (dependiendo de los sujetos considerados). Este geógrafo considera que lo que distingue al territorio es un núcleo de cuatro características (procesos): soberanía, totalidad, multiescalaridad y multidimensionalidad (Fernandes, 2012b).
El primero de estos es la soberanía y se refiere a la consideración de las relaciones de poder (entre diversos agentes sociales e instituciones involucrados) que generan que, un determinado espacio fragmentado, sea utilizado y construido como cierto territorio. Uno de los rasgos fundamentales de la soberanía respecto al concepto de territorio es la condición de poseer autonomía/control en la toma de decisiones (socioeconómicas y políticas) respecto a un espacio determinado y utilizado. Por ejemplo, un gobierno y su control sobre un espacio de gobernanza particular (un municipio), o un campesino sobre su tierra.
El segundo remite a la totalidad como rasgo distintivo del territorio. Sobre la base de la soberanía (como autonomía en la toma de decisiones), la condición de totalidad alude a la consideración de los diferentes sujetos, instituciones y relaciones (de poder) que se conjugan y coexisten en la construcción sociohistórica de un territorio en particular y que posibilitan una diferenciación social y geográfica respecto a otros territorios. No obstante, esto no supone, ni sugiere que los territorios estén aislados e inconexos entre sí. Por el contrario, apunta a que hay diferentes y variadas vinculaciones entre los diferentes territorios.
La siguiente característica es la multidimensionalidad de los territorios. Esto remite a la situación de que, no obstante que analíticamente en ciertas investigaciones y estudios se destaque algún rasgo en particular, en los procesos de construcción del territorio se dan sobre la base de las relaciones de mutua determinación e influencia entre las diferentes dinámicas de tipo político, económico, social, económica, ambiental y cultural, entre otras.
El último punto alude a la característica de la multiescalaridad en los territoriosvi. Esta condición remite a dos dinámicas relacionadas entre sí. Por un lado, al orden y contexto escalar específico en el que tiene lugar el proceso de construcción de un territorio particular, y que puede ser de carácter micro/local, meso o macro. Por otra parte, y siendo uno de los ejes fuertes de este rasgo, refiere a las diferentes relaciones y vinculaciones escalares entre diferentes territorios. Por ejemplo, las conexiones y tensiones entre los territorios campesinos (más bien locales) y los territorios estatales y de los agronegocios (de escalas micro, meso y macro), en el contexto del agro brasileño y de los proyectos de “desarrollo” rurales contemporáneos. Pero también la condición de multiescalaridad alude a que determinados territorios pueden estar anclados y estructurados en diferentes escalas de manera simultáneas (desde lo local/micro, hasta lo internacional/macro). Una expresión de esto pueden ser los agronegocios, que están presentes y se organización desde local y regional hasta lo nacional e internacional.
Finalmente, Fernandes, y desde el marco de referencia de su extenso trabajo en el Brasil rural contemporáneo, propone una tipología de tres formas/tipos de territorios (Fernandes, 2010, 2012b), pero los que más detalla y explica son los dos primeros. El primer territorio es el del Estado nación y alude a los espacios de la gobernanza gubernamental de diferentes niveles (países, departamentos, provincias municipios) y escalas. El segundo tipo de territorio remite a las propiedades (privadas y comunales) de diversos sujetos e instituciones, y abarca desde las pequeñas propiedades de los campesinos (como espacios de vida y reproducción de la vida comunitaria), hasta las grandes extensiones de tierra de los agronegocios y las multinacionales (como medios para la generación de riqueza y la acumulación de capital). Y hay un tercer tipo de territorio que está conformado por diversos espacios usados y gestionados por diferentes grupos y caracterizado por tensas y asimétricas relaciones de poder (Fernandes, 2012b).
Un ejemplo de la aplicación de esta propuesta de tipología de territorios son los contextos rurales de Brasil y otros países de Latinoamérica en el marco de las políticas neoliberales contemporáneas, donde coexisten entre diferentes relaciones de tensión y poder el campesinado, los proyectos de desarrollo gubernamentales del campo y los procesos productivos de los agronegocios (Fernandes, 2010, 2012a, 2012b).
V. Alcances de las propuestas de territorio de Fernandes
Los alcances de estos planteamientos sobre el territorio se ubican en cuatro puntos: lo político, la escala, la agencia social y la integralidad de la propuesta.
La propuesta de Fernandes se destaca por su clara dimensión política en su formulación del concepto de territorio, particularmente a través del rasgo de la soberanía (que permite entender la autonomía de ciertos actores e instituciones en la toma de decisiones, en el marco de relaciones de poder; Fernandes, 2012a). Y esto, en el entendimiento de la política en un sentido amplio de relaciones poder(es) estatal(es), económico(s) y social(es), como actores socioeconómicos e instituciones (estatales y no estatales) que, con el fin de obtener beneficios y conseguir sus intereses particulares, son capaces de implementar prácticas de control y manejo material de determinados espacios en los procesos de construcción de territorios, y en diversos órdenes político/administrativos de los niveles del Estado nación (municipal, estatal, nacional).
Esto permite acentuar la dimensión de tensión, disputa y conflicto inherente a un orden social con diferentes grupos, y que construyen socio históricamente diversos territorios (con diversos y encontrados intereses y finalidades, y en marcos de diversos órdenes escalares). Un ejemplo de cómo se expresa concretamente esto en diversas investigaciones de Fernandes (2007, 2008, 2012b) son las opuestas relaciones territoriales entre los campesinos y las corporaciones agroindustriales, en el marco de políticas estatales de desarrollo agrario de corte neoliberal en diversos países latinoamericanos (Brasil, Guatemala, México, entre otros). Fernandes concibe esto como territorios distintos y en oposición. Por un lado, los territorios campesinos, con varias características (como los policultivos, el trabajo familiar, la poca mecanización, entre otras), y orientados a la reproducción económica y sociocultural de las localidades rurales (Fernandes, 2012a, 2012b). Y, por otra parte, los territorios de los agronegocios (con monocultivos de gran escala, mecanizados, con trabajo asalariado y con uso de agrotóxicos y semillas modificadas), que ven el espacio como un modo de producción de mercancías que busca incrementar las ganancias de las empresas y corporaciones (Fernandes, 2012a, 2012b).
Como señala Fernandes (2012a), una visión que privilegia la existencia de uno sólo (tipo de) territorio (como espacio de gobernanza sobre todo de carácter estatal o como espacio agroindustrial para la producción de mercancías y la acumulación del capital), no sólo niega la dimensión de tensión y negociación de la vida social en un espacio determinado, sino también los procesos de elaboración/construcción de otros territorios por parte de otros actores (con diferentes intereses y prácticas). Esta es una crítica importante con relación a tener lecturas reduccionistas y solamente desde las instituciones del Estado nación y los agronegocios. No es posible, ni deseable, ver únicamente el territorio como un espacio de gobernanza, desde los intereses y finalidades desde los diversos niveles político-administrativos de los gobiernos.
Otro de los aportes de los planteamientos de Fernandes es la centralidad que la escala y la dimensión multiescalar (como articulaciones de diferentes escalas) tiene en la construcción y uso del concepto de territorio. Esto permite mostrar que las articulaciones e imbricaciones multiescalares entre diversos actores e instituciones permiten hacer una lectura mucho más compleja e integral del papel que juegan las relaciones de poder (asimétricas y desiguales) en los procesos históricos de construcción de los territorios. En este marco, las propuestas de Fernandes sirven para abordar los diversos agentes sociales (con diferentes capacidades de intervención y diversos ámbitos escalares) y sus relaciones de coexistencia, conflicto y tensión, en sus particulares maneras de intervenir, usar y controlar el espacio desde diferentes escalas. En este sentido y en el marco del Estado nación neoliberal, las propuestas de este geógrafo brasileño sobre la dimensión multiescalar permiten analizar las producciones de diversos espacios de gobernanza; por ejemplo, es el caso de las investigaciones sobre el agro brasileño y las disputas entre campesinos y la agroindustria que se dan en escalas meso (Fernandes, 2008, 2012b). Asimismo, la multiescalaridad posibilita indagar las articulaciones micro/locales en términos de la vida y quehacer de los grupos campesinos, o las concatenaciones macro, con relación al accionar transnacional de las empresas de agronegocios y las redes de resistencia multinacional de organizaciones campesinas con impacto en varios países.
Aunado a lo anterior, en la propuesta de este geógrafo brasileño está la ponderación de la agencia social de los grupos y organizaciones no estatales en los procesos de construcción de territorios. Por mucho tiempo, el concepto de territorio sirvió sobre todo para analizar el accionar del Estado nación (Painter, 2010; Ramírez, 2013) y la forma en cómo controlaba el uso y acceso de diferentes grupos (de poblaciones) a ciertos espacios (Gregory et al., 2009; Ramírez & López, 2015), con el objetivo de generar ciertas dinámicas de orden social e intercambio económico. Uno de los aportes de las propuestas de Fernandes es que permite ver cómo determinados grupos y actores sociales no gubernamentales (por ejemplo, los campesinos), desde sus propios intereses y mediante diferentes estrategias y prácticas socioeconómicas y políticas, construyen sus territorios y reproducen sus condiciones de vida. Y esto en el marco de relaciones de poder asimétricas con otros grupos e instituciones. Una expresión de esto han sido los trabajos de Fernandes sobre el campesinado y los agronegocios, en el marco de la política agraria neoliberal (Fernandes, 2012a, 2012b). Donde se muestra la capacidad de los campesinos, no sólo para remontar situaciones adversas y desiguales, sino también para reproducirse como comunidades sociales, mediante diversos procesos de apropiación y uso político y cultural del espacio en la construcción de territorios propios.
Por otra parte, la multidimensionalidad y la totalidad abren la posibilidad de encadenar y analizar las relaciones entre múltiples procesos (sociales, económicos, políticos) en las dinámicas de construcción del territorio, en marcos de relaciones de poder asimétricas (entre los actores e instituciones involucrados), y socio históricamente construidos. Esto es uno de los rasgos más relevantes de la propuesta de Fernandes porque muestra que los actores e instituciones involucrados en los procesos sociohistóricos y políticos de construcción de sus territorios tienen ejes de su vida social que pueden ser más visibles y ocupar un sitio más preponderante en determinado momento. No obstante, estos rasgos más visibles no están aislados de otros ámbitos de la existencia de los actores e instituciones.
Por el contrario, esos otros ámbitos (social, político, cultural, económico según sea el caso) pueden tener un importante papel en la mutua determinación entre unos y otros. Por ejemplo, en el caso de los campesinos, la dimensión económica de reproducción de la localidad/comunidad en la construcción del territorio, también está fuertemente determinada por el contexto político (meso, micro y macro). De facto, en los procesos de elaboración de los territorios, la vida de los sujetos e instituciones no está fragmentada en dinámicas excluyentes y divididas entre sí (lo político, por un lado, y lo económico por otro lado). Por el contrario, acontecen de forma simultánea, estrecha y mutuamente relacionados e influenciados entre sí.
VI. Investigaciones que retoman los planteamientos de Fernandes
Finalmente, es necesario señalar que, desde hace años y desde diversas disciplinas de las Ciencias Sociales, diferentes investigaciones y estudios han recurrido a las propuestas teóricas de Fernandes sobre el territorio, con el objetivo de analizar procesos socioculturales, económicos y políticos en diversos lugares de América Latina. Esta producción académica puede agruparse en cuatro grandes temas: 1) el campesinado en el contexto contemporáneo de las políticas neoliberales en el agro; 2) los agronegocios en el marco de las expresiones rurales del capitalismo global contemporáneo; 3) los procesos de resistencia y los movimientos sociales rurales en contextos de conflictividad; 4) y, finalmente, en líneas de investigación y desarrollo teórico en Geografía y otras disciplinas de las Ciencias Sociales.
Respecto al primer tema, y en el contexto de las reconfiguraciones socioeconómicas del agro en el neoliberalismo en diversos países latinoamericanos, hay trabajos que, valiéndose de la concepción de territorio de este geógrafo brasileño, han analizado lo que acontece con relación a los procesos campesinos en Uruguay (Oyhantçabal, 2013) y Brasil. En este mismo grupo, están también los trabajos de Rosset sobre las dinámicas territoriales de recampesinización y organizaciones campesinas en México (Rosset, 2016; Rosset & Martínez, 2016).
En lo concerniente al segundo eje, y en el marco del desarrollo y expansión de las políticas del capitalismo contemporáneo en el campo latinoamericano, están investigaciones que han abordado la expansión territorial de los agronegocios y dinámicas de despojo y desposesión en Sudamérica, como los trabajos de Rincón y Fernandes (2018). Particularmente hay trabajos específicos sobre el rápido crecimiento de la agroindustria en Uruguay (Oyhantçabal, 2013) y estudios sobre las dinámicas de los agronegocios brasileños y la generación de combustibles derivados de producción agrícola en el contexto rural de Brasil, como las investigaciones de Fernandes et al. (2010).
El tercer grupo de trabajos que se han valido de las propuestas de territorio versa sobre dinámicas de resistencia de movimientos sociales rurales y construcción de territorios comunitarios, en contextos de conflictividad y disputas sociopolíticas. Particularmente en Argentina, hay trabajos sobre los territorios comunitarios y los procesos de resistencia en oposición al extractivismo de macro minería en Chubut (Marín, 2017). Otro ejemplo de esta línea de investigación es el trabajo de Rosset sobre el desarrollo y pensamiento del movimiento rural transnacional de La Vía Campesina (Rosset, 2016), y los propios trabajos de Fernandes sobre ese movimiento campesino multinacional.
Y, en el último eje, están trabajos sobre formulaciones teórico metodológicas que contribuyan a actualizar y profundizar el uso de la categoría de territorio, y comprenden desde estudios de la ecología política y procesos educativos con trabajadores en Brasil (Meek, 2015), hasta investigaciones sobre la teoría del desarrollo desde contextos de Sudamérica (Piedracueva, 2012) y trabajos sobre avances y síntesis del papel de dicho concepto en la Geografía (especialmente en Latinoamérica; Ramírez, 2013; Ramírez & López, 2012).
VII. Consideraciones finales
El territorio ha sido un concepto importante para el análisis de ciertos procesos políticos. Como se describió, la propuesta de territorio de Fernandes puede ser leída desde diversas perspectivas, y enfatizando su uso para la interpretación de procesos de diferente índole. Y sus aportes pueden ubicarse en tres órdenes: 1) el territorio y su dimensión política, en el marco de los entramados del poder; 2) el territorio más allá del Estado, sus límites y alcances; 3) y el territorio y la construcción sociopolítica de un concepto histórico y vigente. A continuación, desarrollamos las contribuciones en cada uno de los órdenes mencionados.
El territorio, su dimensión política y los entramados del poder. En el marco del análisis de los planteamientos del territorio de Fernandes desde una perspectiva política, una de las contribuciones de este artículo es mostrar que esta propuesta pone en el centro de su análisis las relaciones de poder entre los sujetos sociales en un contexto histórico determinado, y en el marco de diversas escalas. En este marco de referencia, una de las directrices teóricas de Fernandes (2009, 2010, 2012a, 2012b) es un abordaje del territorio como proceso de construcción sociopolítica. Esta lectura política de Fernandes se basa en tres ejes fundamentales: 1) el poder como relación estructurante; 2) la(s) escala(s) en sus múltiples articulaciones entre sí; 3) y la multidimensionalidad. Esto permite ponderar no sólo la historicidad, sino también la condición permanentemente de carácter política (como procesos de tensión, conflicto y control), por parte de la diversidad de actores e instituciones involucradas. Por otra parte, las propuestas de la multidimensionalidad y multiescalaridad permiten reconocer la diversidad de agentes e instituciones que toman parte en la construcción de diferentes territorios, en determinados órdenes de la vida social. Estos territorios están relacionados y articulados entre sí por diferentes escalas (micro, meso y macro), y tienen diversas, y en ocasiones, encontradas finalidades.
El territorio más allá del Estado, límites y alcances. El Estado y el ejercicio de su poder mediante el control de ciertos espacios y fronteras ha sido uno de los ejes del concepto de territorio desde sus orígenes. Las propuestas de Fernandes, sin negar la centralidad del Estado nación para entender los procesos territoriales actuales (los espacios de gobernanza gubernamentales), plantea que el concepto de territorio también es útil para entender la forma de manejo, gestión y control de espacios determinados por parte de otras instituciones (por ejemplo, las corporaciones agroindustriales) y actores sociales (los campesinos). De este modo, el territorio, como categoría geográfica, de ninguna manera se agota, ni queda restringida, en el tratamiento de los procesos territoriales como dinámicas de espacios de gobernanza. Particularmente relevante es que, en la media que se adentra con los campesinos como sujetos políticos y constructores de territorio, las propuestas de Fernandes dan lugar a la visibilización y estudio de estos grupos sociales imprescindibles para entender buena parte de la Geografía rural del Brasil contemporánea, así como del abordaje de la comprensión de la historia agraria (de larga y reciente duración) de diferentes países de Latinoamérica (Brasil, Guatemala, México, entre tantos otros; Fernandes, 2002a, 2002b, 2005, 2008, 2010; Fernandes & Martin, 2004).
El territorio y la construcción sociopolítica de un concepto histórico y vigente. En distintas presentaciones y publicaciones (Fernandes, 2012a, 2012b), y con base en un proceso de concebir y elaborar formulaciones de dicho concepto desde su experiencia sobre los grupos campesinos y los agronegocios (en Brasil y América Latina; Fernandes, 2002a, 2002b, 2005, 2008, 2010; Fernandes & Martin, 2004), este geógrafo ha sido enfático sobre el requerimiento de “actualizar” las diferentes concepciones de territorio. Estas “actualizaciones” y “puestas al día” se llevan a cabo desde los usos específicos del concepto y en marcos de referencia particulares, en la consideración de las finalidades precisas de los diversos grupos en cuestión. Como textualmente señala Fernandes: “de acuerdo con las tendencias e intencionalidades, los territorios pueden ser vistos de diversas formas por sujetos diferentes. (…). Defiendo una significación más amplia para el concepto de territorio” (Fernandes, 2012a, p. 26). Por ello, la necesidad de pensar el territorio política y socio/históricamente, en contextos espaciales y temporalmente específicos, y dentro de marcos de relaciones de poder asimétricas entre actores y grupos determinados. Esto implica una relación compleja y de ida y vuelta (mutuo determinismo y vinculación) entre los procesos sociales abordados (como los campesinos y los agronegocios en el caso de Fernandes) y los andamiajes conceptuales (en este caso el concepto de territorio, desde una vertiente política, del actor social y considerando la articulación de diferentes escalas).
Finalmente, y antes de cerrar este texto, es pertinente apuntar que los planteamientos de Fernandes sobre el territorio como una categoría geográfica con una importante orientación política han sido aplicados para diversos procesos, pero con especial énfasis en contextos rurales contemporáneos y con grupos campesinos y agronegocios en Brasil y América Latina. Sería sugerente y pertinente explorar la posibilidad de que esta propuesta teórica también se utilizará en el análisis de dinámicas apropiación, control y uso de determinados espacios en ámbitos urbanos, y en marcos de relaciones de poder desiguales entre actores e instituciones, en diferentes órdenes escalares. Particularmente sugerente sería intentar ensayar su empleo en procesos de movimientos sociales no rurales (con fuertes reivindicaciones político-locales) en contextos metropolitanos (con una fuerte presencia del Estado y los grupos económicos, en la gestión y control de los espacios urbanos). Además, y de acuerdo con lo planteado por Fernandes en términos de las propuestas conceptuales en la geografía, esto contribuiría al proceso de adecuación/ajuste entre los planteamientos teóricos y los procesos socio espaciales y territoriales.