I. Introducción
El presente artículo asume un enfoque crítico para identificar los principales procesos y formas de abordar los estudios sobre fenómenos urbanos y metropolitanos en América Latina. En ese sentido, desde la escuela sociocrítica, los temas urbanos y de metropolización parten de comprender la idea de ciudad como centro de acumulación de riqueza en el capitalismo contemporáneo, también, como eje dinamizador de múltiples desigualdades socioecológicas (Gottdiener, 1994; Harvey, 2007, 2018; Soja, 2015). En esta perspectiva, lo urbano y los fenómenos metropolitanos son producidos y concebidos por diversos agentes sociales quienes cooptan el Estado para materializar sus ideales en contravía de los intereses e imaginarios colectivos (Brenner, 2009; Lefebvre, 2013; Santos, 1994, 2017). Por tanto, son los agentes sociales quienes, a través de ejercicios de poder, dinamizan procesos de producción urbanos y metropolitanos, desconociendo las prácticas espaciales locales, modos de vida culturales y las transformaciones ecosistémicas que brindan las bases materiales de la acumulación y reproducción de los fenómenos de urbanización y metropolización del espacio.
Para lo anterior, se llevó a cabo un proceso de revisión bibliográfica en campos desde la geografía, la sociología urbana-rural y los estudios ambientales a partir de la búsqueda de artículos, capítulos en libros y libros (tanto físicos como virtuales) que tuvieran, entre sus enfoques, alguna perspectiva crítica sobre los procesos de urbanización y metropolización en América Latina destacando, principalmente, producción científica en países como Argentina, Chile, Brasil, Colombia y México, a partir de categorías de análisis como son: ciudad, urbanización y metropolización, en la respectiva revisión. Se tomó como fecha de búsqueda trabajos producidos entre 1950 y 2020 destacando la mitad del siglo XX como hito de explosión de los estudios críticos sobre procesos urbanos en el mundo. Se llevó a cabo un análisis de contenido simple y externo teniendo presente las categorías de análisis (Álvarez & Jurgenson, 2012; Hernández-Sampieri, 2014) y, centrándose en los procesos configuradores de fenómenos urbanos y metropolitanos más importantes en América Latina, así como en sus principales bases teóricas, según la revisión de literatura. El análisis de contenido permitió ubicar cada lectura en un contexto histórico y político en el cual surgió, para interpretarlo en el marco de los referentes teóricos de la producción capitalista del espacio.
II. Lo espacial en los procesos urbanos y metropolitanos latinoamericanos
Para Alessandri Carlos (2020) el interés por comprender las relaciones sociales, en términos espaciales, ha tenido un papel determinante en el pensamiento geográfico (integrando ideas, discursos y prácticas) y los estudios urbanos suscitados globalmente desde mediados del siglo XX. En ese sentido, lo espacial y las prácticas humanas se conciben como elementos indisociables de un mismo sistema (Santos, 2000) el cual se produce y reproduce de manera diacrónica y dialéctica. Por tanto, al reproducirse la sociedad con su cultura y sistemas políticos organizativos, también se produce y reproduce el espacio social. Lo anterior, concuerda con los planteamientos de Glacken (1996) cuando expresa el interés de los presocráticos por conocer y describir las prácticas espaciales humanas (relacionadas con el emplazamiento, búsqueda de localizaciones óptimas, distancias, escalas, entre otros) en relación con los seres vivos, el agua, el fuego, el aire, la tierra, el éter y el tiempo, bajo la imagen de una totalidad que se configura y transforma a partir de las sinergias humanas.
Para entender la idea de lo espacial en los procesos urbanos, se toma como punto de partida los postulados de Alessandri Carlos (2020) cuando expone que “la reproducción continua del espacio se realiza como un aspecto fundamental de la reproducción de la vida (…) revelando una práctica social que se realiza espacialmente, lo cual implica pensar en una relación dialéctica entre sociedad y espacio” (Alessandri Carlos, 2020, p. 54) como aspectos intrínsecos e indisociables de la totalidad de la vida humana, totalidad que se expresa mediante la capacidad de agenciamiento y asimetrías de poder. En ese sentido, es posible concebir los procesos urbanos y metropolitanos como un producto cultural, político e histórico clave de las prácticas espaciales. En este punto tienen un papel clave los agentes sociales, sean estos privados, el Estado (y sus instituciones) y la sociedad civil representada en organizaciones de base comunitarias, ONG´s, así como en otras formas de organización y representación. El agente social impone su poder mediante la capacidad de agencia (concebir y materializar acciones) como lo expresa Giddens (2006). Además, tiene la facultad (individual o colectiva) para producir una acción, generar un acto político concreto que cuestiona, transforma o reorganiza determinada situación (materializada en el espacio). En el marco de la producción capitalista del espacio, la capacidad de agencia es cooptada muchas veces por intereses capitalistas dando como resultado la materialización de procesos urbanos desiguales (en términos sociales y ecológicos) y privilegiando el capital corporativo (Harvey, 2021; Tapalov, 1979). Los procesos urbanos en América Latina han estado asociados con dos hitos claves y ligados con sus particularidades geográficas, historias y políticas: el primero, enmarcado desde la colonia, en las postrimerías del siglo XVI, con las grandes haciendas esclavistas y como representación de la vida europea (Romero, 2010).
La ciudad y sus formas urbanas como instrumento para consolidar las luchas y expresiones de expansión colonial; un segundo hito se marca en el siglo XX con los procesos de industrialización sustentados en el paradigma de la modernidad (Santos, 2009, 2012) como expresión del desarrollo económico, un proceso orientado principalmente por agentes económicos privados (De Mattos, 2002). Una vez materializada la globalización como expresión espacial, económica y política, algunos de los centros urbanos consolidados como núcleos del poder económico y de servicios especializados comienzan a expandirse espacialmente, con notorios cambios y transformaciones de carácter morfológico, funcional, estructural y ecológico (Martínez, 2016) ya que, en sus formas de expansión y reproducción, configuran diversas redes y sistemas de ciudades en múltiples escalas (locales y globales), dando paso a la configuración de complejos procesos metropolitanos. De acuerdo con Martínez (2014), el fenómeno de metropolización dinamiza una serie de acontecimientos espaciotemporales y escalares que promueven el establecimiento de relaciones de interdependencia social, económica, ecológica y funcional entre los diferentes municipios (o sistemas de ciudades) que se ven inmersos en el proceso. En ese contexto, la urbanización como proceso, es un elemento más del fenómeno de metropolización.
De acuerdo con Milton Santos (2017) para entender la configuración espacial de los fenómenos urbanos y metropolitanos en América Latina, es necesario partir de una historia económica y política que dé cuenta de las múltiples divergencias sociales y ambientales, así como de las asimetrías de poder presentes en cada uno de tales procesos, es decir, lo urbano y la metropolización como formas de producción del espacio social (Martínez Delgado, 2021; Silveira, 2011). Para (Silveira 2011), la perspectiva de la economía política urbana permite identificar la distribución de elementos del trabajo y capital presentes en la configuración socioespacial de los procesos urbanos. Por otro lado, la perspectiva de la economía política de la ciudad exhorta la manera en la cual el medio construido (urbano) se organiza en función de los modos y medios de producción del espacio social, según los intereses de los agentes sociales (Santos, 1994).
Para Santos (2017), aunque actualmente en América Latina existen muchas ciudades con procesos urbanos sólidos y relaciones/funciones relevantes en los circuitos internacionales del mercado global, cada una conlleva en sí misma, sistemas de configuración socioespaciales diferentes, ya sea por su localización en los Andes (Quito, Bogotá y Medellín), sobre el Litoral del Pacífico (ciudades como Santiago, Guayaquil, Lima y Cali), Litoral del Atlántico (Río do Janeiro, Sao Paulo, Buenos Aires, entre otras) o por su legado colonial, atributos espaciales que determinan muchas de las funciones socioespaciales actuales. Para Lefebvre (1971, 2013) desde una perspectiva europea, lo urbano expresa una parte importante de la formación y configuración de las ciudades. Era un fenómeno de la modernidad que surgió con la industrialización y que se consolidó en el marco del auge capitalista como un modo de producción desigual y, a la vez, promotor de gran parte de las desigualdades sociales en Francia y Europa. En la perspectiva Latinoamericana, según Santos (2017) los procesos de urbanización actuales responden a una función original en respuesta a los intereses y relaciones centro-periferia (asumida como una red de interrelaciones asimétricas en las cuales, el centro ejerce control y dominio sobre los elementos espaciales de las periferias, aspecto clave en la geografía económica crítica y la economía política) con el sistema global (países con mayor desarrollo económico).
Por tanto, las raíces coloniales promulgadas por siglos y evidentes en la materialización de la red de ciudades para la explotación de oro, plata y azúcar (Galeano, 2004), se imbrica con la idea de modernidad instaurada a través de la agricultura a gran escala, así como, mediante la adopción y adaptación de modelos estilísticos, urbanísticos y demográficos europeos orientadores de la producción de ciudades (Kingman Garcés, 2021). Lo anterior, constituyó un referente político y económico clave para concentrar determinados servicios y funciones en algunos de los procesos urbanos más representativos de América Latina. Otro aspecto clave destacado por Santos (2017) tiene que ver con el desarrollo y revolución del transporte lo cual conlleva a formas de reorganización del espacio en escalas regionales y nacionales, permitiendo la consolidación de sistemas de ciudades mediante la concentración de determinados servicios, cada vez más especializados y en función de los circuitos globales de mercaderías y de información.
A mediados del siglo XX, América Latina experimenta la materialización de políticas instauradas y concebidas desde la idea de modernidad, las cuales transformaron la organización social, política, ecológica y cultural del espacio geográfico en los países periféricos. Según Milton Santos (1993), la idea de modernidad como respuesta al enigma del subdesarrollo periférico sustentada en la racionalidad económica, la verdad científica y eficiencia técnica (Silveira, 1999), consolidó una psicoesfera tecno-urbano-consumista materializada por clases sociales políticas y dirigentes capitalistas quienes concibieron la expansión de la ciudad y sus dinámicas como un elemento más los procesos metropolitanos. Con lo anterior, la modernidad permitió pensar en la ciudad como símbolo de transformación y realización humana ligada al desarrollo social, cultural y político en Latinoamérica con grandes repercusiones socioespaciales evidentes en las periferias de las nuevas y reestructuradas viejas ciudades (Santos, 1994).
Para ese momento se consolidan las metrópolis de Buenos Aires, Río de Janeiro, Sao Paulo y Ciudad de México con dos aspectos claves en materia socioespacial: primero, a partir de la concentración de riqueza en los centros urbanos (ciudades polarizadoras) caracterizados por la localización de servicios especializados (sectores terciarios) y pobreza social en las periferias metropolitanas también, denominadas como procesos de macrocefalia (Lencioni, 2011a, 2020; Santos, 2009, 1989). Este nuevo modelo de ciudad Latinoamericana se caracterizó por complejos procesos de fragmentación, segregación y privatización del espacio (Janoschka, 2002) donde gran parte de la pobreza periférica respondió a los constantes procesos migratorios del campo al interior de las ciudades y por efecto de los altos costos del suelo urbano, lo cual determinó la localización y surgimiento de intensos procesos de segregación urbana en las periferias, también, denominadas como áreas de transición urbano-rural.
El segundo aspecto de consolidación de áreas metropolitanas tiene que ver con procesos de reestructuración socioespaciales gestados en las áreas periféricas de las grandes ciudades y sus procesos metropolitanos agenciados, principalmente, por la relocalización de equipamientos urbanos como son rellenos sanitarios, complejos industriales, aeropuertos entre otros elementos que van configurando los procesos de producción del espacio urbano en suelo rural con importantes repercusiones culturales, económicas, políticas y ecológicas (De Mattos, 2002, 2010, 2011; Lencioni, 2011a). Para Salazar et al. (2011), aunado a los procesos de reestructuración del espacio rural, en la década de los años de 1970 se promovió en América Latina, la materialización de importantes transformaciones socioespaciales producto de la localización del capital global mediante políticas estatales (De Mattos, 2002). Para Milton Santos (2017) las grandes ciudades latinoamericanas son producto de los intereses económicos y hegemónicos globales como parte de sus estrategias de poder, manifiestos entre otras cosas, a través de los intensos procesos de urbanización y metropolización impuestos en América Latina.
Con base en lo anterior, se propone presentar algunas reflexiones para entender y discutir los actuales procesos de urbanización y metropolización en América Latina, tomando como base teórica autores Latinoamericanos de países como Argentina, Chile, Brasil, Colombia y México. El artículo busca destacar los principales procesos abordados en dichos países los cuales evidencian algunas particularidades conceptuales y teóricas en el estudio crítico de los procesos urbanos y metropolitanos y de qué manera se ha ido consolidando una propuesta interdisciplinar que centra sus estudios en la producción capitalista del espacio urbano y metropolitano.
III. Principales procesos urbanos y metropolitanos en América Latina
Teniendo presente la revisión documental para identificar aquellos procesos más representativos en los estudios críticos sobre lo urbano y la metropolización en América Latina se resaltan los siguientes elementos: estudios sobre ciudades multicéntricas y monocéntricas; metropolización del espacio urbano y rural; globalización y división del trabajo a escala metropolitana (producción de commodities en áreas rurales y su relación con áreas metropolitanas); evolución e historia de procesos metropolitanos; metabolismo urbano y ecología política; segregación y fragmentación espacial (urbana y rural); urbanización e industrialización; urbanización y circuitos de la economía global; procesos de gentrificación y desplazamientos urbanos; transformaciones socioespaciales urbano-rurales (asociada con procesos de expansión urbana en áreas rurales y servicios públicos - principalmente de agua potable - a escala metropolitana) urbanismo y modelos centro periferia; y reestructuración socioespacial urbana-rural (en términos económicos, políticos y socioculturales).
Con base en lo anterior, uno de los procesos de interés en los estudios urbanos y metropolitanos se orienta a conocer de qué manera los agentes sociales capitalistas logran enajenar el poder e instrumentos del Estado para llevar a cabo formas de acumulación de capital fijo mediante la expansión urbana. Un elemento clave de estos estudios es el fuerte cuestionamiento de los agentes sociales inmobiliarios quienes promueven procesos de urbanización de ciudades multicéntricas y monocéntricas con fuertes desequilibrios socioespaciales en las zonas rurales (Montoya, 2009; Montoya & Castro, 1998; Montoya & Pulido, 2018). Hidalgo (2004) describe a través de una investigación en Santiago de Chile la manera en la cual diversos agentes sociales inmobiliarios promueven áreas urbanas mediante la modalidad de condominios cerrados de alto valor adquisitivo en áreas que cuentan con atributos óptimos dadas las características geográficas y del paisaje (véase también Márquez López y Pradilla Cobos, 2017) quienes exponen elementos de la privatización y mercantilización de lo urbano en América Latina). Por otro lado, resalta la manera en la cual, el Estado produce procesos marginales mediante la vivienda orientada a grupos socioeconómicos medios y bajos, en áreas las cuales, muchas veces no cuentan con las condiciones mínimas para el desarrollo de proyectos de este tipo (generalmente áreas marginadas).
Para De Mattos (2010), los procesos multicéntricos son producto de la metamorfosis heredada de la fase de modernización capitalista Latinoamericana en la década de 1970, momento en el cual la ciudad se caracterizó por la concentración de servicios (principalmente primarios y secundarios), deslocalizando gran parte de sus funciones en sentido centro-periferia, hasta consolidar una red de centros urbanos especializados (Ducci, 2002), al tiempo que configuraba regiones nodales multicéntricas promotoras de intensos procesos de fragmentación del espacio los cuales representaron y representan formas avanzadas de segregación socioespacial (Carlos, 2020; Sposito, 2020; Rodríguez & Arriagada, 2004) evidentes en las periferias regionales y de las ciudades nodales, afectando a las personas con menores ingresos económicos en aspectos claves como el acceso a la tierra y servicios ecosistémicos básicos como constituyen el agua potable para consumo humano y las prácticas campesinas (Borsdorf, 2003; Cobos, 2014; Cuervo González, 2017; Da Silva, 2016; Del Olmo & Rendueles, 2007).
Otro de los procesos centrales en los estudios urbanos y metropolitanos Latinoamericanos se aborda desde la perspectiva crítica de la producción capitalista del espacio urbano y rural, la cual es inspirada en el pensamiento de Marx y, posteriormente, en ideas de Lefebvre (1971, 2013), Harvey (1977, 1989, 2000, 2007), Soja (2000, 2015) y Santos (1985, 1989, 1996, 2012), destacando ambos procesos como una manifestación socioespacial de la globalización heredera de los procesos de urbanización e industrialización en la cual, la metropolización asume un doble papel protagonista: el primero, como condición primaria en la reproducción del capital y, segundo, como un producto del mismo capital (Lencioni, 2011b). En ese sentido, Sandra Lencioni (2011b) aborda para el caso de São Paulo, el proceso de metropolización del espacio como aspecto clave de la metamorfosis o transformación de las áreas urbanas actuales, las cuales se han consolidado en el marco de las relaciones sociales de poder y bajo estrategias del capital global. Para la autora, lo anterior se lleva a cabo mediante las dinámicas y estrategias concebidas por agentes capitalistas inmobiliarios y financieros quienes a través de diversas estrategias logran materializar sus intereses. Para el caso de São Paulo, la metropolización del espacio se relaciona con las formas tradicionales de desconcentración industrial y de servicios del centro de la ciudad hacia los espacios periféricos transformando las formas de relacionamiento social y económico de carácter rural. Además, la autora resalta que el proceso de metropolización del espacio se expresa en diversas maneras de interrelación funcional y económica desde una ciudad núcleo con las áreas absorbidas, especialmente procesos monocéntricos (véase Lencioni, 2006, 2007, 2020).
En esta misma línea de producción capitalista del espacio, se resaltan los trabajos de Hidalgo et al. (2005), Rodríguez et al. (2009) y Salazar et al. (2011), en los cuales se expresa, para el caso de Santiago de Chile, diversas acciones y estrategias adoptadas por agentes capitalistas que, al materializarse, fomentan procesos de expansión metropolitana los cuales configuran el espacio rural y periurbano. Un ejemplo de lo anterior se expresa a través de los procesos de expansión física, sea ésta de malla vial o relocalización de equipamientos de servicios para generar nuevos vínculos de interdependencia entre una ciudad núcleo con las periféricas. Otro ejemplo se relaciona con la construcción de viviendas o condominios en las áreas denominadas periurbanas dirigidas a grupos sociales con determinadas características socioeconómicas (medios y altos ingresos) quienes se localizan en estas áreas con el propósito de tener mayor confort y espacio físico de sus viviendas incluyendo aspectos del paisaje, como calidad de agua, aire y vegetación, los cuales no provee la ciudad (Hidalgo et al., 2005). Para los autores, esta práctica residencial es el principal factor de transformación socioespacial de los espacios rurales y sus modos de vida. También, detonante de diversos conflictos ambientales (Hidalgo, 2010; Hidalgo & Zunino, 2011; Hidalgo et al., 2016).
En ese sentido, un tema clave en el abordaje de la producción capitalista del espacio de procesos urbanos Latinoamericanos lo expresa Silveira (2011, 2004) bajo la idea de circuitos superiores, inferiores y superiores marginales de la economía urbana (véase Santos, 1974, 1989). La autora aborda los procesos de segmentación de la economía urbana en la metrópoli de São Paulo, Brasil, para identificar las diferencias socioespaciales gestadas en el marco de la interdependencia de los circuitos primarios, secundarios y marginales, lo cual produce áreas con mayor marginalidad y segregación espacial en el proceso de diferenciación y selectividad por localizaciones de actividades superiores (actividades modernas vinculadas con la exportación) y las de tipo inferior (formas de producción intensivas y no modernas). Además, analiza de qué manera el Estado es alienado por los agentes internacionales y capitalistas para concretar sus proyectos e intereses en los diferentes circuitos.
En la línea anterior, surge un marcado interés por conocer los efectos de la globalización capitalista del espacio en la distribución territorial del trabajo a escala metropolitana tomando como punto de referencia teórica a Milton Santos. Este aspecto centra su atención en la configuración de nuevos espacios y lugares de alta complejidad por sus grados de especialización técnica y financiera. Para ello, Arroyo (2020) toma el caso de Brasil y expone que dichos procesos responden a las demandas globales sobre determinados productos y anclajes territoriales, los cuales se satisfacen en materia espacial con la búsqueda de localizaciones óptimas en áreas de bajos costos económicos (mano de obra especializada) en las áreas rurales metropolitanas (Arroyo, 2004). Para la autora, se trata de un proceso de productividad espacial el cual resulta de la imbricación “de elementos técnicos y político-normativos vinculados a un determinado producto o actividad” (Santos, 1996, appudArroyo, 2020). Bajo esta premisa, se analiza el rol del Estado y de las políticas de desarrollo en diferentes escalas, en la consolidación de los espacios destinados a la producción de Commodities como aspecto clave de las demandas globales que van configurando áreas rurales metropolitanas desiguales en Latinoamérica.
Aunado a lo anterior, se consolidan dos líneas de trabajo: la primera, desde el materialismo histórico crítico, para evidenciar la evolución histórica de los procesos metropolitanos gestados bajo la idea de desarrollo económico y sus impactos socioespaciales sobre las áreas periféricas o rurales (Cuervo González & Montoya Gonzáles, 1998); y la otra, en el seno de la perspectiva histórico-funcional, así como desde la geografía económica y estudios de la población consolidando un amplio volumen de documentos para elucidar temas ligados, por un lado, a procesos de formación y consolidación de áreas metropolitanas en Colombia y, por otro lado, a jerarquías urbano-regionales (Alfonso, 2012, 2018), dependencias económicas y, finalmente, en relación con procesos metropolitanos como herramienta de articulación político-administrativa que define y orienta procesos de ordenamiento territorial en Colombia (Alfonso, 2001; Gouëset, 1998; León & Ruiz, 2016; Martínez, 2014, 2018; Martínez & Buitrago, 2011; Martínez & Patiño, 2016; Montoya, 2009; Montoya & Castro, 1998; Ruiz, 2015).
Gran parte de estos trabajos integran metodologías mixtas con enfoques marcados de carácter cualitativo como, por ejemplo, el estudio de Rodríguez et al. (2009), quienes exponen de qué manera la implementación de proyectos urbanísticos residenciales y condominios en áreas rurales presentes en el Eje Cafetero y el Valle de Aburrá (Medellín, Colombia) transformaron las prácticas socioespaciales relacionadas con el abastecimiento hídrico y la transferencia de biodiversidad de ecosistemas estratégicos, los cuales se fragmentan por la acción humana urbanística. Otro caso similar en esta línea se relaciona con los aportes de Sinning Durán (2010) quien expone, desde un enfoque cualitativo, las transformaciones urbano-rurales que se han gestado en el municipio de Ráquira (Boyacá, Colombia) en relación con el agua y el suelo, considerando estos dos elementos naturales bajo la idea de servicios ecosistémicos clave, para el desarrollo de la vida rural en dicho municipio.
En este campo emergen los estudios desde la Ecología Política Urbana (EPU) los cuales hacen parte del denominado “giro espacial” que comenzó a consolidarse desde finales del siglo XX, concebido como una propuesta interdisciplinar y transdisciplinar en los estudios urbanos y sus procesos materiales e inmateriales presentes en las formas de producción del espacio (Araya-Ramírez, 2018; Hidalgo et al., 2017; Hiernaux-Nicolas & González-Gómez, 2017). El denominado giro espacial busca abrir el debate de los efectos socioecológicos gestados en las formas de producción, reproducción y consumo de las ciudades. Tiene en cuenta que los procesos urbanos van más allá de lógicas funcionales y morfológicas que asumen el espacio como contenedor de cosas (visión del espacio asumida por el Estado Nacional Moderno). Exhorta una mirada crítica para entender que su materialización se representa como procesos irreversibles en términos espaciales y ecológicos. Algunas de las propuestas surgidas del giro espacial presentes en los trabajos latinoamericanos emanan de autores como Harvey (1994, 2018, 2021), Soja (2000, 2015), Lefebvre (2013) y Löw (2013). Su principal foco de atención radica en: a) el papel del espacio como mecanismo para asegurar la reproducción del capitalismo, a través de una serie de adecuaciones y arreglos espaciales (que van desde el cuerpo, el lugar, la sociedad, el agua, el suelo, la tierra, las instituciones, la cultura, las formas de conocimiento, etc.); y, b) resaltar la función de las prácticas y comportamientos espaciales (Castellar & Lache, 2014). Como corpus teórico se centra en el marxismo crítico y elementos de la complejidad, llevando toda la atención y el debate a los modos de producción del espacio social.
Con base en lo anterior, se destaca los aportes de Erick Swyngedouw (1996, 2004, 2006) quien parte de los postulados teóricos de Harvey, O´Conor y Smith para abordar las injusticias ambientales o conflictos socioecológicos de los procesos urbanos y metropolitanos (Mancilla & Scarpacci, 2022) en temas relacionados con: a) gobernanza del agua en áreas periurbanas; b) urbanización y segregación socioespacial; c) infraestructura urbana hídrica en Ecuador. El autor llevó al campo de la EPU el interés por la naturaleza del espacio geográfico y sus formas de reproducción en el marco de los estudios urbanos. Swyngedouw asume algunas posturas de Latour y Haraway para comprender los procesos urbanos como naturalezas producidas socialmente (Naturalezas Híbridas) en el marco de relaciones asimétricas de poder, las cuales usurpan el papel del Estado para instaurar estructuras políticas al servicio de determinados agentes sociales y grupos económicos.
Otra de las propuestas de Swyngedouw es el concepto de metabolismo urbano como un mecanismo político al servicio de agentes capitalistas. Esta idea, según Villar (2009) expresa los procesos metabólicos urbanos que producen y reproducen la ciudad, convirtiendo los elementos naturales como son agua, suelo, minerales, plantas entre otros, en mercancías que garantizan los procesos de acumulación de capital fijo. Un ejemplo de ello se evidencia en el trabajo de Cusaría y Jiménez (2019) quienes parten de este enfoque para elucidar los efectos de la expansión urbana de Bogotá hacia las áreas periféricas a través de la idea del metabolismo socioecológico. El trabajo deja en evidencia las asimetrías de poder en torno a la transformación de la naturaleza y el espacio rural mediante la consolidación de procesos urbanos. Bajo esta idea, se desarrolla el concepto de metabolismo hídrico para evidenciar el papel del agua en los procesos de reproducción de las ciudades. Con ello, se aborda la idea de ciclos hidrosociales para entender la naturaleza política del agua en los modos de producción capitalista de las ciudades (Linton & Budds, 2014; Ruiz & Rodríguez, 2016; Swyngedouw, 2004, 2009). Otro aspecto clave en el proceso de evolución teórica de la EPU es su crítica a los procesos de privatización del agua y el espacio promovidos desde el modelo económico neoliberal a través de la acumulación por desposesión (Harvey, 2004; Swyngedouw, 2004, 2006).
Entre los casos representativos de procesos urbanos y metropolitanos desde la perspectiva de la Ecología Política se identifican trabajos orientados a conocer los efectos socioecológicos metropolitanos ligados con la gestión comunitaria del agua, acumulación y despojo del agua, lineamientos de estructuras ecológicas metropolitanas y ordenamiento de cuencas hidrográficas de carácter metropolitano para la gestión del agua, teniendo presente aquellos procesos que se materializan en las áreas periféricas o rurales, susceptibles e imbricadas en el fenómeno metropolitano. Tal es el caso de las investigaciones realizadas por Bolaños y Buitrago (2022), Buitrago (2016), Buitrago et al. (2017), las cuales evidencian los efectos del proceso de metropolización de Cali sobre la gestión comunitaria del agua potable en zonas periféricas a Cali, así como los efectos de la expansión metropolitana en la gestión y el ordenamiento de cuencas hidrográficas metropolitanas (Aguirre et al., 2021). Por otra parte, surgen investigaciones desde las ciencias ambientales como la propuesta de Tabares-Tabares et al. (2020) y Zapata Caldas (2022) quienes parten de la idea de sistemas socioecológicos para definir, espacialmente, el área de influencia ambiental metropolitana de Cali y su respectiva estructura ecológica principal.
Aunado a lo anterior, en América Latina se han suscitado múltiples esfuerzos por integrar perspectivas interdisciplinares que permitan diversos abordajes de los procesos urbanos y metropolitanos como es el caso de los trabajos que se enmarcan entre los campos teóricos y conceptuales de la geografía crítica y la historia ambiental. Ambos enfoques descriptivos, buscan reconstruir la historia política, cultural y socioambiental de las ciudades, destacando metodologías mixtas (métodos cualitativos y cuantitativos) (Camargo, 2016; Chávez, 2009; Sabatini et al., 2009). Entre los procesos más representativos se destacan la segregación residencial urbana en países como México contrastando dicha segregación con aspectos de injusticias ambientales. Al respecto, Domínguez (2017) aborda la espacialidad de los procesos de segregación residencial urbana en la ciudad de Yucatán, México, apoyándose en cuatro dimensiones como son: enfoque socioeconómico; enfoque familiar; enfoque migratorio y; enfoque étnico. Dichos campos le permiten al autor resaltar algunas complejidades ambientales que se gestan en el marco de los procesos de segregación urbana mediante indicadores cualitativos y cuantitativos que expresan tales procesos de segregación (Aparicio Moreno et al., 2011).
En esa misma línea, pero desde una perspectiva histórica de los procesos urbanos y metropolitanos, se destaca en el libro compilado por Gerardo Martínez Delgado y Germán Rodrigo Mejía Pavony (2021) denominado “Después de la heroica fase de exploración. La historiografía urbana en América Latina”, texto que reúne diferentes autores latinoamericanos y visiones historiográficas sobre algunos de los procesos políticos, sociales y culturales a través de un inventario de lugares, edificios, personajes y momentos especiales, los cuales configuraron diversos procesos urbanos asociados con la consolidación de ciudades núcleo y sistemas de ciudades andinas en Latinoamérica hasta la actualidad.
También se encuentran los procesos de metropolización y ciudad orientados desde la perspectiva de la geografía urbana y económica enfatizando dos vertientes: la primera, asociada con procesos de supremacía y dependencia urbana, destacando enfoques morfológico funcionales que orientan la consolidación de áreas de influencia metropolitana para ciudades núcleo o policéntricas como la ciudad de Cali (Martínez, 2014, 2016, Martínez & Buitrago, 2011; Martínez & Patiño, 2016); la segunda vertiente orientada desde los estudios histórico-funcionales, que buscan evidenciar los efectos socioespaciales agenciados en el marco de la expansión metropolitana. Se hace mayor énfasis en los análisis de flujos (transporte, materia e información), redes (comunicación y transferencia de información y servicios) y nodos (núcleos urbanos al servicio de la ciudad principal/dependencia) los cuales configuran las metrópolis. Bajo esta mirada también, se incorpora una visión crítica al indagar por el rol y los intereses de los agentes sociales promotores de los procesos urbanos metropolitanos, como lo presenta Martínez (2018) para el caso de la ciudad de Cali, Colombia, donde el autor describe el papel de los agentes privados inmobiliarios como un aspecto clave en la configuración de Cali como ciudad núcleo y de su actual proceso de metropolización.
IV. Conclusiones
La revisión bibliográfica realizada como ejercicio investigativo de aproximación a notas para comprender algunos procesos urbanos y metropolitanos en América Latina, permitió plantear los siguientes elementos para el debate científico: primero, el marcado interés por reflexionar y abordar tales procesos desde marcos teóricos orientados desde la perspectiva sociocrítica, para entender las formas de producción urbanas y metropolitanas como aspectos dialécticos, históricos y geográficos, los cuales se van materializando a través de constantes ejercicios asimétricos de poder y, en el seno de los modos de acumulación capitalista del espacio.
Es pertinente mencionar como puntos de referencia los trabajos de Milton Santos, David Harvey, Edward Soja, Neil Brenner, Erick Swyngedouw y Henri Lefebvre como principales autores en la bibliografía consultada. Elemento que da cuenta primero, de la influencia teórica europea y norteamericana de corte crítico que ha ido materializándose en los estudios urbanos y metropolitanos. Milton Santos, por ejemplo, recopiló varios pensamientos europeos en su estancia en Francia, para interpretar las dinámicas urbanas latinoamericanas (resaltando su perspectiva marxista). De acuerdo con Montoya y Pulido (2018), una de las limitantes del pensamiento crítico europeo en Latinoamérica se debió a los tardíos procesos de traducción de obras al español hasta finales de los años de 1980 y 1990. Pese a lo anterior, hoy en día se resalta una alta producción de investigaciones que buscan consolidar pensamientos teóricos latinoamericanos. En segundo lugar, se resalta la pertinencia de pensar los procesos urbanos y metropolitanos como aspectos intrínsecos e interdependientes de la espacialidad humana.
Lo anterior conlleva a entender la espacialidad de lo urbano y metropolitano como un modo de producción agenciado mediante relaciones asimétricas de poder. En dichos modos de producción se destaca la manera en la cual el Estado ha sido cooptado por diversos agentes (locales e internacionales) con el objetivo de materializar su práctica espacial. Para el caso Latinoamericano, las investigaciones consultadas evidenciaron múltiples efectos socioespaciales y socioecológicos configurados dialéctica y espacialmente mediante las disputas por el control del espacio geográfico, resaltando el rol de agentes sociales privados quienes imponen sus proyectos inmobiliarios sobre la sociedad civil. De los casos consultados se evidenció: disputas por el agua potable para consumo humano entre agentes urbanizadores y comunidades locales en proyectos de expansión urbanos; conflictos espaciales y ambientales entre el Estado y comunidades locales por la localización de infraestructura metropolitana como rellenos sanitarios, aeropuertos, zonas francas, grandes autopistas; macrocefalia, como lo expresa Milton Santos, en los procesos de expansión urbana en las periferias de las grandes ciudades latinoamericanas, donde la segregación espacial (social, económica, política, cultural y ecológica) permite reflejar los destellos de la materialización urbana.
Por otro lado, y el marco de los trabajos suscitado bajo la noción del giro espacial, se resalta la emergencia de nuevos enfoques postulados desde las bases del pensamiento sociocrítico como es el caso de la Ecología Política Urbana la cual busca comprender e identificar aquellos elementos configuradores de procesos urbanos y metropolitanos orientados a la producción de desigualdades socioecológicas, así como de injusticias espaciales y ambientales. En estos enfoques el espacio asume un rol clave en las formas de producción, reproducción y consumo del espacio. Aunque gran parte de los elementos teóricos y conceptuales son tomados de escuelas occidentales, sus bases epistemológicas mantienen el enfoque de la teoría sociocrítica inspirada en autores claves de la geografía y el estudio de los procesos espaciales (las prácticas y comportamientos espaciales), para cuestionar los modos de producción capitalista de las ciudades y el rol de los agentes sociales como son el Estado y los capitalistas, en las formas de concebir y materializar los procesos urbanos y metropolitanos. Sin perder de vista su marcado interés en la producción del espacio como resultado histórico, dialéctico y geográfico. También, como mecanismo de acción política frente a las desigualdades espaciales (como son las disputas por localizaciones, los accesos, las distancias, los lugares, entre otros) que se configuran a raíz de los procesos urbanos y metropolitanos en Latinoamérica. Dichas investigaciones se han centrado en expresar el papel y función de la naturaleza humana y no humana (suelo, agua, fauna, flora, aire, etc.) como elementos centrales de la producción capitalista del espacio urbano y metropolitano.
Agradecimientos
Las investigaciones que están en la base de este trabajo corresponden a “La metropolización de Cali y sus efectos en la gestión del agua potable en zonas rurales de su área de influencia” auspiciada por la Vicerrectoría de Investigaciones de la Universidad del Valle, Cali-Colombia (entre 20019 y 2022), y la tesis doctoral en ciencias Ambientales “Metropolización de Cali: ¿epílogo de los modos de vida rural? Caso de los municipios de Dagua y La Cumbre (1990-2019)”, realizada por Marco Antonio Aguirre, dirigida por Oscar Buitrago-Bermúdez y acompañada por María Mónica Arroyo.
Contribuciones de los autores
Marco Antonio Aguirre: Conceptualización; Investigación; Metodología; Análisis; Supervisión; Escritura. María Mónica Arroyo: Conceptualización; Supervisión; Orientación. Oscar Buitrago-Bermúdez: Conceptualización, Supervisión; Orientación; Revisiones parciales y finales.