El texto que comentamos de Lucien Febvre fue publicado en 1941 en los Annales d’Histoire Sociale [III, 1-2, 5-20] bajo el título “Como restituir la vida afectiva de antaño? La sensibilidad y la historia", reeditado en Combats pour l’histoire en 1952 (pp. 207-220), publicado en 1943 por Presses universitaires de France en La sensibilité dans l’Homme et dans la nature (pp. 77-106) con el título " La sensibilité dans l’histoire : Les « courants » collectifs de pensée". Este texto retoma la ponencia presentada en la Décima Semana de Síntesis del 7 al 11 de junio de 1938, organizada bajo los auspicios de la Revue de synthèse creada en 1900 por Henri Berr para promover los intercambios entre las distintas disciplinas de las ciencias humanas y sociales. La historia de la publicación de este texto, pronunciado tres meses después de la anexión de Austria por Alemania (12 de marzo de 1938) y de las manifestaciones masivas que siguieron en ambos países, atestigua el interés de Febvre por el estudio de la comprensión psicológica del ascenso del nazismo en Europa desde mediados de los años 30, como demuestran "las dos alusiones explícitas a los rituales de masas nazis y fascistas" (Schöttler, 1995, p. 92) [1].
El interés de Febvre por la psicología no es una casualidad, sino que se inscribe en los debates dentro de las ciencias sociales que se remontan a finales del siglo XIX (Martin, 2021). En 1924, por ejemplo, el psicólogo Ignace Meyerson (1888-1983), iniciador de la psicología histórica, no dudaba en afirmar que "la psicología fue la que sentó las bases del método histórico y los historiadores que quisieron hacer algo más que coleccionar anécdotas acudieron a nuestra escuela" (1924, p. 393). Este texto de Febvre permite volver a analizar las relaciones entre la historia y la psicología ya que desde hace veinte años, experimentan un renacimiento en torno a la historia de las emociones y las sensibilidades. Las emociones, las pasiones, las multitudes y los sentimientos son ahora objeto de un intenso trabajo de re-evaluación, como ilustra la publicación de una Histoire des émotions (Corbin, Courtine, & Vigarello, 2017) () o la revista Sensibilités [2], cuyo número 5 se titula "Controversias sobre la emoción" (Sensibilités, 2018). Sin embargo, este renacimiento parece estar bastante alejado de los vínculos que existían entre la historia y la psicología entre los años 1890 y 1940. El artículo "Historia de las sensibilidades" de la obra colectiva Historiographies, Concepts et débats, hace referencia a la necesidad de "forjar vínculos estrechos entre la psicología y la historia" (Mazurel, 2010), pero sin explicitarlos. Todos estos indicios sugieren que esta renovación historiográfica tiene poco que ver con un diálogo inicial entre las dos disciplinas.
1. Los Anales y la psicología
Cuando Lucien Febvre y Marc Bloch (1886-1944) fundaron en 1929 los Annales d’histoire sociale, revue d’histoire économique et sociale, pidieron que se superara la "compartimentación" para que "trabajadores de diferentes orígenes y especialidades" pudieran participar (Bloch & Febvre, 1929). En 1921, Bloch abordó el tema de las "noticias falsas de la guerra" (Bloch, 1921). La guerra fue, en efecto, un "inmenso experimento de psicología social" en el que se observaron "singulares florecimientos de la imaginación colectiva". Bloch recurrió a la psicología testimonial, cuyos trabajos se venían desarrollando desde principios del siglo XX (Binet, 1904; Claparède, 1905), y que "por muy incompletos que parezcan, proporcionan actualmente una valiosa ayuda a los historiadores" (Bloch, 1921, p. 295). Los historiadores, curiosos por conocer mejor el mecanismo de las noticias falsas, encontrarán, por el contrario, mucho para extraer de las observaciones de algunos psicólogos sobre hechos sociales reales" (Bloch, p. 299). Para él, no es en el marco del "laboratorio de los psicólogos" y de la psicología individual donde el historiador encontrará respuestas a sus preguntas, sino en el de una "psicología colectiva" que le permitirá descubrir los mecanismos de producción y difusión de las noticias falsas.
Por su parte, Febvre se interesa tempranamente por la psicología. Sin duda, conocía muy bien esta disciplina por sus vínculos personales con Henri Wallon. Fueron compañeros de estudios en la ENS (École Normale Supérieure), luego colegas en el liceo de Bar-le-Duc, y volvieron a encontrarse en el Collège de France [3]. En 1931, al presentar el libro de Henri Wallon (1879-1962), La Psychologie Appliquée, señaló que al estudiar las relaciones multiformes que el trabajador mantiene con el mundo exterior, el autor sometió a la psicología tradicional a una "conversión completa y radical” (1931, p. 261) susceptible de interesar al historiador. A partir de entonces, nunca dejó de interesarse en los vínculos entre la historia y la psicología en diversas formas.
En 1938, en el volumen coordinado por Henri Wallon de la Enciclopedia francesa dedicado a la "Vida Mental", Febvre intentó formalizar este interés en un artículo con el título explícito de "Historia y Psicología" [Encyclopédie française, T. VIII, 1938, 8’12-3-8’12-7]. En este texto se pregunta: "¿Cómo los historiadores podríamos ayudarnos, para interpretar las acciones de los hombres del pasado, de una psicología resultante de la observación de los hombres del siglo XX? ¿Y cómo los psicólogos podrían encontrar en los datos que la historia les proporciona (o debería proporcionarles) sobre la mentalidad de los hombres del pasado, algo que pudiera añadirse a una experiencia adquirida a través del contacto con sus contemporáneos? (ref. 8’12-5) [4]. El artículo de 1938, publicado en 1941, marca una etapa importante del pensamiento de Febvre sobre la contribución de la psicología a la historia. Propone un nuevo objeto para la historia, la "sensibilidad", que designa las formas y manifestaciones del comportamiento afectivo de los individuos en una sociedad (Febvre, 1941), p. 222).
2. Febvre y la cuestión de la emoción
Es a partir del concepto de emoción desarrollado por el psicólogo Henri Wallon que Febvre concibe la posibilidad de fundar una historia de las sensibilidades. En Les origines du caractère chez l’enfant (1934), Wallon expone su concepción, original para la época, de la función de las emociones en el desarrollo del niño, que proporcionó el material para su enseñanza en el Collège de France a partir de 1937. También está ampliamente presente en el volumen VIII de la Enciclopedia francesa dedicada a la "Vida Mental" (1938), de la que es autor.
El texto de Febvre se basa en los puntos principales desarrollados por Wallon. Para Wallon, contrariamente a las concepciones clásicas, la emoción no es un mecanismo individual estrictamente arraigado en lo biológico, sino una actividad colectiva y social
"La emoción necesita suscitar en los demás reacciones similares o recíprocas, e inversamente tiene una gran fuerza de contagio. Es difícil permanecer indiferente a sus manifestaciones, no vincularse con ellas mediante el sentimiento ya sea en el mismo sentido, complementario, o antagónico. Es en las grandes multitudes, donde las emociones explotan con mayor facilidad e intensidad y la noción de individualidad se borra más fácilmente” (Wallon, 1934, p. 165).
Lo que le interesa a Febvre en la obra de Wallon sobre la emoción es la tensión entre la emoción y la actividad intelectual. La actividad toma forma en el conflicto entre ambas. Constitutiva de toda la vida social, la emoción sirvió de base al lenguaje, herramienta indispensable para el surgimiento de la actividad intelectual. A medida que la actividad intelectual se desarrollaba, entraba en una relación compleja con la actividad emocional: el distanciamiento de la actividad emocional por la actividad intelectual, por un lado, y la creación de instituciones o técnicas para canalizar las emociones, por otro. El "historiador psicólogo" encuentra aquí "su campo de investigación por excelencia" (p. 230). En efecto, según Wallon, en el curso de la historia, las emociones se han sedimentado e institucionalizado en forma de "prácticas" y "ritos" (Wallon, 1934, pp. 165-166), que Febvre retoma cuando habla de "un verdadero sistema de emociones" y de "institución" (Febvre, p. 224).
3. El trabajo, ¿objeto de convergencia entre historia y psicología?
La publicación del texto de Febvre tuvo lugar el mismo año que la "Jornadas de Psicología y de Historia del Trabajo y de las técnicas", que reunió a historiadores y psicólogos por iniciativa de Meyerson (Gouarné, 2019) y que ilustra la colaboración deseada por Febvre. Esto fue parte del movimiento más amplio de acercamiento que tuvo lugar en la década de 1930 entre el marxismo y el racionalismo como respuesta a la crisis de la ciencia y el progreso (Gouarné, 2013). El equipo de Annales compartía ciertas preocupaciones con una nueva generación de intelectuales. Georges Friedmann (1902-1977), uno de los fundadores de la sociología del trabajo en Francia, por ejemplo, se incorporó al consejo de redacción de los Annales a finales de los años 30, mientras que Bloch y Febvre aceptan colaborar en la revista Europe, vinculada a la empresa cultural comunista (Gouarné, 2018). Los historiadores de los Anales, principalmente Lucien Febvre, recibieron favorablemente la publicación de la obra colectiva À la lumière du marxisme (Febvre, 1935). En 1935, la revista dedicó un número a la tecnología, haciéndose eco del trabajo de los investigadores miembros o cercanos al Partido Comunista Francés (Febvre, 1935). Ese mismo año apareció un extracto de la obra en forma de artículo de Wallon, 1935) titulado “Psychologie et technique" en el Journal de psychologie normale et pathologique.
En su texto de introducción al coloquio de 1941, titulado "El trabajo: un comportamiento", Meyerson resume todos los interrogantes y vías abiertas desde los años 1890. Retoma la noción de "hombre total" -que veinte años antes había sido controvertida- a partir de un objeto, el trabajo, en todas sus dimensiones, histórica, sociológica, psicológica y etnológica. Definido como una "función psicológica", el trabajo es mucho más que una simple organización técnica porque lleva consigo, en su propia eficacia, los significados que las sociedades humanas le confieren. El texto prefigura la psicología histórica que Meyerson desarrollaría después de la guerra (Meyerson 1948/1995) [5].
En una comunicación titulada "Las transformaciones de las técnicas como problema de la psicología colectiva", Bloch vuelve a convocar la colaboración entre historiadores y psicólogos. Si los historiadores son "constantemente llevados [...] a hacer psicología, individual o colectiva", él lamenta que se contenten "muy a menudo" "con aplicar las nociones psicológicas del sentido común". En este texto, cuestiona los factores psicológicos de la inercia de las sociedades rurales y las condiciones psicosociales de la "invención", es decir, del cambio social (1948/2019, p. 195). Para los historiadores, el reto consiste en apropiarse, con la ayuda de los psicólogos, categorías y problemáticas que permiten objetivar los mecanismos psicológicos individuales y colectivos que actúan en las acciones humanas.
El texto de Febvre merece su estatus por varias razones. Por un lado, con su contribución a la Enciclopedia Francesa de 1938, este texto amplía el campo de investigación de los historiadores de acuerdo con el proyecto científico de los Anales. Por otro lado, abre nuevas colaboraciones científicas entre las Humanidades y las Ciencias Sociales. Basándose en la obra de Wallon, que le aporta conceptos clave como el de emoción o de actividad, Febvre esbozó lo que podrían ser enfoques multidisciplinares de ciertos objetos.
Si el programa de investigación diseñado por Febvre tuvo un legado en la historia de las mentalidades y la historia de las sensibilidades, el proyecto de colaboración entre historiadores y psicólogos tuvo otra suerte. La "psicología histórica" de Meyerson se desarrolló esencialmente a través de la investigación de la historia de la antigua Grecia. Sin embargo, el hilo no se ha roto; gracias al dinamismo de la historia de las emociones y de las sensibilidades, el diálogo anhelado por Febvre entre la psicología y la historia permite alimentar nuevas reflexiones [6].