1.Introducción
Para un observador medio, en el sentido de H. Maturana (Ortiz, 2016), el mundo es dinámico, si nos enfocamos al emprendedor y las condiciones que lo rodean, también se nota dicho dinamismo. Lo dinámico involucra en su base movimiento y consumo de energía, pero también otros fenómenos ligados como: la entropía, los atractores, la neguentropía (Morua & Marín 2016) entre otros elementos que son del estudio principalmente de las ciencias físicas. Este dinamismo es evidente dentro del nivel de interacción física por parte del sujeto con los objetos, llamado por Watzlawick et al. (2017) realidad de primer orden.
Considerando lo subjetivo, la dinámica la podemos definir como una interpretación del individuo acerca de los objetos y fenómenos que percibe en movimiento y que ocasionan un cambio de estado durante una observación continua o comparativa en el transcurso de cierto tiempo. Siendo claves en la percepción el reconocimiento de la emergencia de los fenómenos dinámicos y de sus interrupciones (Morua & Schmitt, 2012). Pero no es suficiente declarar los fenómenos dinámicos también se requiere su anticipación en cuanto a la predicción de estados futuros. Esta situación es relevante para el practicante de gestión que recién inicia su proyecto dado que se encuentra inscrito en un futuro, por lo que cognitivamente debe de representarse el dinamismo, el cambio y el movimiento, esto es la realidad de segundo orden que define Watzlawick et al. (2017) en donde el individuo maneja un nivel de abstracción, conceptualización y reflexión sobre los objetos dinámicos.
Declarar, interpretar, conocer y actuar frente a los fenómenos dinámicos no es evidente dado que los individuos no somos buenos pensando en el movimiento, nuestras habilidades instintivas favorecen lo fijo y lo estático, lo separado y lo autónomo (Nayak, Chia & Canales, 2020). Por tanto, requerimos de desarrollar habilidades cognitivas para construir representaciones mentales, hipótesis o supuestos que nos permitan actuar y anticipar frente a dichos fenómenos (Morua, 2013).
Ciertamente es difícil para un individuo representar cognitivamente un fenómeno dinámico y sobre todo anticiparlo, dado que se requiere de un tiempo amplio de observación, una capacidad de memoria o de registro, recursos, estrategia y un cierto nivel de análisis. Por parte del investigador en gestión también se debe de reconocer que representa un reto, sobre todo cuando realiza procesos de intervención con el objetivo de ayudar a construir cognitivamente dichas representaciones.
En este sentido sobresalen la necesidad de utilizar un enfoque epistemológico diferente al positivo, el cual se orienta a lo objetivo, y enfocarse a lo subjetivo utilizando métodos cualitativos enfocados a dichos procesos de intervención. Por lo que las preguntas de investigación que se plantean en la presente comunicación son: ¿Qué método utilizar para ayudar al emprendedor a desarrollar su proyecto considerando la dinámica que lo rodea y que cambia los fenómenos, objetos y personas? ¿Este mismo método permitirá al investigador desarrollar teorías y conceptos que sean útiles al emprendedor?
Bajo este orden de ideas la presente comunicación se basa en tres apartados, el primero se discute un marco teórico alrededor del fenómeno dinámico tanto en su posición epistemológica como en su clasificación interna y externa al individuo.
En el segundo apartado se establece la metodología seguida, así como la posición epistemológica que sirve de guía en esta comunicación y finalmente en la tercera parte se establece una discusión sobre la importancia de seguir un método cualitativo cuando se utilizan los fenómenos dinámicos en emprendimiento. La comunicación resalta la importancia de utilizar un método cualitativo en compañía de una epistemología constructivista y la utilización de fenómenos dinámicos para ayudar a los emprendedores en la construcción de sus proyectos.
2.Marco Teórico
El estudio del fenómeno dinámico en gestión se ha utilizado principalmente dentro de la metáfora de lo fluido (Alonso & Fernández, 2006) aplicándose en estrategia, producción o logística, evidenciado desde el fordismo y el toyotismo (Morua, 2013), en donde se resalta la objetividad, característica propia de la epistemología positivista dominante en la ciencia, la cual requiere establecer una posición escéptica de esta, es decir, eliminar el debate filosófico de su metodología (Verneaux, 2011) y centrarse en lo repetible, en la discriminación de variables y en la búsqueda de leyes universales (Le Moigne, 2012).
Aunque la dinámica parece orientada a lo físico y lo objetivo, y por tanto a lo positivo, es el propio observador quien la representa cognitivamente para utilizarla en la acción y en la anticipación. En un primer nivel de análisis se representa al individuo como observador de los fenómenos dinámicos y en un segundo nivel se personifica al individuo como observador que se advierte analizando los fenómenos dinámicos (cibernética de segundo orden) (Ortiz, 2020). Esto pone en relieve que la dinámica se encuentra implícita en las interrelaciones entre los actores y los artefactos que los rodean, en la vinculación con las estructuras organizacionales (sociales) con las cuales interactúa y que están construidas por actores, ambas definidas como una dinámica interrelacional, y en sus propias acciones como individuos, en donde el observador de la dinámica se analiza a sí mismo para llegar a conclusiones auto referenciadas, definidas como una dinámica interna (Ortiz, 2020).
2.1 Dinámica de Emprendimiento
La dinámica como anteriormente mencionamos la podemos interpretar como: una realidad objetiva a la cual debemos de intentar buscar sus variables representativas y las leyes que la gobiernan (positivismo), como un fenómeno real en donde la descripción de fenómenos derivados necesitan de la definición y declaración del individuo para determinar en probabilidad la dinámica de un sistema (realismo) o como fenómenos que sean utilizados por los individuos para construir su mundo y su interrelación con los objetos (constructivismo).
El fenómeno de la dinámica puede servir en diferentes posiciones epistemológicas, en emprendimiento podemos ser más específicos y establecer tres tipos de dinámica que en su clasificación sean útiles: 1) la dinámica relacional entre una red de actores y artefactos, 2) la dinámica entre el actor y la estructura organizacional y 3) la dinámica del actor en acción.
Dinámica relacional entre red de actores y artefactos
Es de notar que el fenómeno dinámico en emprendimiento involucra una serie de actores y artefactos en interacción en diferentes niveles (Schmitt, 2020). Por un lado, los actores son múltiples, en su relación con el emprendedor pueden ser: clientes, proveedores, asociados, trabajadores, entre otros, formando parte o no de su capital social (Carvajal, Ramírez & Toro, 2020). En este sentido la comunicación entre actores le da un sentido dinámico en el tiempo presente y el proceso de elaboración de hipótesis de sus comportamientos futuros le da el sentido de anticipación de la dinámica en su proyección.
La interrelación con los actores puede ser metafóricamente relacionada con los efectos ligados a la dinámica de los sistemas, es decir: requiere de energía, se presta a una degradación (entropía) que para evitarla se requiere de un sistema de información (neguentropía), se encuentra sujeta a cambios, se liga a atractores, requiere de control, mantiene una incertidumbre (falta de información o de recursos para analizarla) y entre más variedad requiere de mayor capacidad de gestionar por parte del individuo para controlarla (ley de Ashby) (Salinas-Reyes et al, 2018).
Por otro lado, los actores, incluyendo al propio emprendedor, utilizan artefactos, herramientas y útiles (Schmitt, 2020) que le ayudan o limitan en la obtención de sus objetivos. Es de aclarar que dichos artefactos son de numerosa naturaleza: físicos, mecánicos, informáticos, etc. Algunos cuentan con origen reglamentado por la sociedad, otros están ligados a paradigmas sociales, otros son diseñados por el actor mismo. También es de notar que en su uso se requieren de diferentes grados de esfuerzos cognitivos y pueden estar ligados a acciones rutinarias, reflexivas, colectivas o situacionales (Morua, 2022). Por tanto, notamos que en la interrelación de los actores la dinámica se expresa por una conjunción entre individuo-actores-artefactos, elementos con una importancia relativa a la situación en cual el actor se desempeña.
Dinámica relacional entre actor y la estructura
Los individuos son siempre actores sociales, como los emprendedores, es decir, se encuentran inscritos dentro de un grupo social en donde la dinámica de sus actores crea estructuras sociales y a su vez las estructuras sociales habilitan o limitan su dinámica, expresada en sus acciones (Chiapello & Gilbert, 2013). Es relevante notar la recursividad entre estos dos elementos en donde se considera al actor dirigido por las reglas, normas, políticas, procedimientos y los recursos (herramientas, artefactos, etc.) que construyen a la estructura organizacional y al mismo tiempo como con su acción crea, fortalece, cambia o modifica a dicha estructura (Kechidi, 2015). Si bien es cierto que una estructura guía a un actor y tiende a controlarlo y limitarlo, también es de notar que el actor tiene una cierta libertad que le permite cambiar de organización o inclusive cambiar la estructura. En la acción el emprendedor no solamente está habilitado/restringido por estructuras de organizaciones a las cuales pertenece o de las que depende, también es creador de su propia estructura organizacional.
Dinámica interna. La acción como dinámica del individuo
Al estudiar la dinámica del emprendimiento enfocándonos en la dinámica del emprendedor, nuestra unidad de análisis básica debe ser la acción vista desde el individuo mismo (Schmitt, 2016).
Para Maturana (Ortiz, 2016) el individuo siempre está actuando, la acción es parte de su vida dado que esta le permite conocer, hacer, cambiar, reflexionar e inclusive darle sentido a su vida.
Clasificar la acción del individuo es un tema muy estudiado en las ciencias sociales, desde el enfoque del homo-economicus que es racional y tiende a maximizar sus utilidades en su acción (Urbina y Ruiz-Villaverde, 2019), el estudio de la acción lógica o no lógica de Pareto, en Weber en una acción teleológica que busca los determinantes de actividad social (Schmitt,2015), en enfoques constructivistas donde la acción posee una influencia social (Vygotsky, 1995) o las corrientes que establecen que la acción depende de una situación determinada y de las capacidades cognitivas del individuo (Varela, 2005).
Ciertamente no todas las acciones son iguales y estas pueden ser clasificadas según el interés y campo de acción del observador. En gestión se puede clasificar a la acción del practicante de gestión, como es el caso del emprendedor, en: Acción rutinaria, que representa gran parte del total de acciones (Chiapello & Gilbert, 2013), acción reflexiva, que establece una relación entre lo externo al individuo y lo interno del mismo (Ortiz, 2016), acción situada, en donde confluyen actores, artefactos, objetivos, tiempo (regularmente limitado) y una evaluación de un tercero externo (Schmitt, 2015), y la acción colectiva, cuya característica es alcanzar el objetivo que tienen un conjunto de actores (Morua, 2022). Ciertamente dicha clasificación no es absoluta y suelen mezclarse dentro de una situación en específico.
El objetivo de esta clasificación de la acción es ayudar a que el propio individuo sea observador de sí mismo, es decir reflexione sobre su propia dinámica para comprender(se) y construir(se), convirtiéndose en observador de su propia observación. Esto toma relevancia dado que el emprendedor forma parte del sistema dinámico ligado a su proyecto de emprendimiento.
Además, lo que tenemos que hacer notar es que toda acción implica dinamismo y cognición, que se presentan en diferentes grados pero que son inseparables y recursivos. La liga entre ambos elementos es la relación que tienen el sujeto con los objetos. El sujeto reflexiona o elabora hipótesis en una dinámica auto referencial actuando o anticipando sobre los objetos que lo rodean (Figura 1).
3.Metodología y Posición Epistemológica
Antes de profundizar en una metodología es relevante establecer una posición epistemológica dado que esta no solamente permite al investigador definir la realidad, conocerla y establecer la manera en la cual validará los conocimientos obtenidos, también le sirve para clarificar sus postulados de base e inclusive realizar una crítica al conocimiento ya generado (Avenier & Thomas, 2012).
3.1 Posición epistemológica
Los diversos paradigmas epistemológicos se centran en la discusión sobre la realidad al definir sus postulados alrededor de esta, lo anterior es relevante no solamente para la definición de lo que es real, también porque la generación del conocimiento y su validez es sensible a dicha definición (Verneaux, 2011).
Los diferentes paradigmas epistemológicos definen una realidad ya sea objetiva, ya sea subjetiva o en una recursividad indisociable entre sujeto/objeto. Centrarse en lo objetivo, como el positivismo, implica reducir las variables, a razonar en términos causa-efecto (Genelot, 2001), a definir la realidad como algo externo al individuo, por tanto, se requiere buscar un método orientado al objeto para descubrirla. Con respecto a la dinámica esta se considera como un fenómeno mecánico y repetitivo que se presenta de manera natural y cíclica, por ejemplo: la idea de los ciclos económicos, buscando las principales variables sin considerar los posibles efectos de las partes de un todo o del todo en sus partes (Morua & Marín, 2016).
Por otro lado, una epistemología orientada en lo subjetivo significa centrarse en una construcción individual de la realidad, que en lo colectivo se transforma en un marco consistente al menos para dos observadores (Von Foerster, 1991). Así, no existe una realidad única, sino múltiples realidades. Esto no implica la negación de un mundo físico, más bien una construcción de la realidad y del conocimiento del individuo basado en sus experiencias y acciones sobre este (Watzlawick et al. 2017). Así, la acción del individuo sobre el mundo de los objetos se basa en las experiencias dictadas por sus sentidos (realidad de primer orden) y la construcción de conocimientos, de representaciones, de abstracciones y de ideas se realiza en un plano cognitivo que el individuo utiliza para actuar (actuar en el sentido más amplio del término) representando con esto la realidad de segundo orden (Watzlawick, 2003).
Si observamos las características que presenta el emprendimiento como: un proyecto más o menos definido e inscrito en el futuro, una percepción de una necesidad de mercado, la necesidad de crear una estructura organizacional adecuada a la acción, la relevancia de un individuo (emprendedor) o de un pequeño grupo (emprendedores), la necesidad de comunicar con los actores con los cuales interviene, entre otros, hace pertinente tomar una posición epistemológica orientada a lo subjetivo para su estudio en donde la declaración de los fenómenos dinámicos, su predicción y anticipación se basan en las características subjetivas y cognitivas de los individuos que se encargan de crear representaciones mentales y con base en estas actuar, por tanto en la presente discusión tomaremos partida por la epistemología constructivista.
3.2 Metodología
La presente comunicación, construida como una reflexión, se desarrolló mediante un análisis de la literatura sobre: la dinámica, la metodología, las ciencias cognitivas, la fenomenología y la epistemología constructivista. De las cuales se realizaron clasificaciones de categorías lógicas para determinar la pertinencia en la aplicación en el emprendimiento, entendiendo este último como la construcción (cognitiva) y la puesta en marcha (acción) de un proyecto por parte de un emprendedor, en donde la parte importante es el individuo mismo (su cognición, realidad y acción) y no la estructura creada (empresa) o el proyecto creado. Posteriormente, se realizó un análisis discursivo utilizando la lógica abductiva (David, 2012) para establecer las propuestas derivadas de la literatura, buscando proponer un todo organizado.
4.El Método Cualitativo para Utilizar el fenómeno Dinámico
Una posición epistemológica constructivista parte de la idea de la construcción de la realidad por parte del individuo, dicha construcción es derivada de la acción y de los conocimientos que el individuo posee cuando la realiza. En otras palabras, la construcción de la realidad requiere de un ejercicio de discusión dialógica interna, es decir el proceso de internalización (construcción subjetiva del mundo objetivo) entre la realidad de primer orden y la realidad de segundo orden (Watzlawick, 2003).
Bajo estas ideas, es necesario que el investigador establezca una metodología adecuada al constructivismo, la tabla 1 nos muestra cuatro formas existentes para acercarse al terreno de la investigación bajo dicha posición epistemológica.
Considerando una posición constructivista, el concepto de dinámica es una interpretación del individuo sobre los objetos y fenómenos que percibe en movimiento y que ocasionan un cambio de estado durante una observación continua o comparativa durante cierto tiempo.
Por tanto, la dinámica requiere de una comprensión de sus fenómenos que le permita al emprendedor crear una representación coherente y con sentido, esto requiere de la ayuda de otros actores como el investigador que debe tomar un rol participativo para ayudar al emprendedor dentro de este proceso de construcción.
Es por tanto pertinente para el investigador utilizar ya sea la investigación-acción o la investigación intervención dependiendo de las necesidades y objetivos identificados del emprendedor. Entonces, el enfoque metodológico a seguir parte de una observación de campo y la elección entre la investigación-acción, que se orienta en ayudar a transformar el sistema, en este caso al emprendedor mismo, a partir de un proceso de reflexión sobre sí mismo bajo una óptica participativa, o mediante la investigación-intervención, cuya lógica se centra en concebir modelos o herramientas orientados a un proyecto emprendedor más o menos definido.
Recordemos que el emprendimiento abarca desde la creación de una idea hasta la puesta en marcha de un proyecto, por tanto, la investigación-intervención es adecuada en las etapas tempranas del emprendimiento o en la búsqueda de cambios radicales y la investigación-acción en las etapas de maduración o en los proyectos de mejora continua. Es de mencionar que ambos tipos de investigación consideran el hecho de trabajar con el actor como sujeto, es decir crear situaciones en donde los actores participen activamente en la reflexión y construcción de su realidad para actuar.
Tanto la investigación-acción como la investigación-intervención parten de un diálogo constructivista en el cual de acuerdo con Genelot (2016) se requiere que:
- Se clarifique lo que condiciona nuestro punto de vista, las raíces de nuestra subjetividad, mediante un diálogo consigo mismo.
- Se comprenda que el punto de vista de los demás no es más objetivo que el nuestro y que los demás tienen derecho a su subjetividad. Utilizando la sabiduría para comprender su punto de vista sin tener la obligación de adoptarla.
- Se exija a los demás que entiendan nuestro punto de vista como nosotros entendemos la de ellos. Para posteriormente argumentar nuestro punto de vista.
De esta manera el rol del investigador es de facilitador, co-constructor, instructor, pedagogo, cuyos fines son: ayudar a construir representaciones mentales que permitan definir la realidad y actuar, construir estructuras organizacionales orientadas hacia la acción, construir estrategias para mejorar el desempeño de su proyecto emprendedor.
4.1 Reflexión para la acción mediante fenómenos
El emprendedor lo podemos definir como un individuo cognoscente, motivado, que posee un proyecto, con recursos limitados dentro de un contexto dinámico. Nuestra pregunta de investigación se enfoca en cómo ayudar al emprendedor frente a dicho dinamismo.
Por tal motivo, hemos establecido a la intervención-acción y a la investigación-intervención como los enfoques metodológicos adecuados dado que contemplan al emprendedor como sujeto constructor de su propia realidad. También hemos mencionado el rol del investigador dentro de dicha construcción, pero para integrar el fenómeno dinámico (de la realidad, de las estructuras organizacionales y de estrategias de mejora del desempeño) se requiere el uso de la fenomenología, no en el sentido de Husserl (2008) sino más bien como elementos que sirvan de guía para modificar las estructuras del pensamiento del sujeto derivadas de su interacción o para la anticipación de la dinámica de los sistemas u objetos. En otras palabras, se utiliza el fenómeno de manera convencional no para determinar si son verdaderos o falsos, sino si son convenientes para tratar ciertos aspectos de la realidad (Muñoz & Velarde, 2000).
Fenómeno (fenomenon) significa “mostrarse a sí mismo”, poner en la luz o manifestar algo que puede volverse visible en sí mismo (Barbera & Inciarte, 2012). Por tanto, un fenómeno debe de ser primeramente declarado por el propio sujeto que lo concibe cognitivamente. Así, en la aplicación de una metodología cualitativa que contemple lo dinámico en el emprendimiento con el objetivo de ayudar al emprendedor a desarrollar su proyecto, se deben incluir los fenómenos de la dinámica como elementos conductores y detonadores de la reflexión, como conceptos útiles para explorar o validar la toma de decisiones o como herramientas para la construcción de la realidad. El uso de los fenómenos por parte del investigador debe ser acompañado de un seguimiento metodológico cualitativo, con el soporte de la investigación acción o la investigación intervención, así como por una orientación epistemológica constructivista, que brinda los principios a seguir dentro de la investigación (Figura 2).
Esta triada de intervención tiene el fin de ayudar al individuo a construir una realidad (epistemología) a través de una reflexión sobre fenómenos dinámicos para desarrollar conocimientos que tengan el carácter de accionables. Para realizar lo anterior, durante la intervención el investigador puede utilizar diversas herramientas complementarias que le ayuden ya sea a triangular sus hallazgos utilizando, por ejemplo: la observación, las entrevistas, las biografías, las cartas cognitivas, los análisis de discurso, ya sea para mostrar los fenómenos dinámicos y sus efectos, así como en la utilización de la dialéctica, el uso de modelos de programación lineal, las herramientas heurísticas, los diagramas causales, entre otros.
Teniendo como postulado que el individuo aprende en la acción y para hacerlo utiliza tres elementos recursivos en diálogo constante: una filosofía con la que define la realidad (epistemología de la acción), la acción misma y los conocimientos que posee. Entendiendo con esto que el individuo construye su propia realidad actuando y actúa con base en la construcción de su propia realidad.
5.Conclusiones
El sujeto construye conocimientos a través de la interacción tanto con una realidad de naturaleza física, que puede ser determinada por magnitudes y los sentidos (realidad de primer orden) como por una realidad basada en la construcción de procesos cognitivos (realidad de segundo orden). Así conforme con Arellano (1992), en la comprensión de la dinámica surge un proceso de internalización que sigue un diálogo continuo que se desarrolla como sigue:
• La externalización, donde el individuo construye al mundo a partir de sus experiencias sensoriales y su conocimiento para hacerlo comprensible y actuar.
• A partir de dicha externalización el mundo se convierte en un objeto derivado de la construcción del propio individuo.
• Finalmente, el individuo vuelve a recomponer su mundo de manera cognitiva (internalización).
Este enfoque hacia lo cognitivo y la acción requiere de una metodología cualitativa orientada hacia una epistemología constructivista en donde la validación no se realiza como en una ciencia positiva, más bien se realiza en los resultados de la acción misma del emprendedor y en la recopilación de evidencias que muestren el cambio cognitivo del individuo (cartas cognitivas, análisis de discurso, entrevistas a profundidad).
Por parte del investigador, la aplicación de una metodología orientada a la intervención no solamente hace que este sea coparticipe del proceso de construcción (David, 2007), en donde el terreno de estudio se convierte en un espacio de concepción de la acción (rutinaria, reflexiva, situada y colectiva), sino que también le permite crear conocimientos generales que se puedan aplicar a diferentes contextos. Entonces, respondiendo a nuestra segunda pregunta de investigación ¿Este mismo método (explicado en la figura 2) permitirá al investigador desarrollar teorías y conceptos que sean útiles al emprendedor? La respuesta es afirmativa, siempre que observemos que el fin no es crear leyes universales, sino de generar hipótesis plausibles o supuestos útiles para la acción, los cuales deben de ser probados en diferentes contextos y con diferentes individuos (Avenier, 2007), es decir las teorías son generadas en el terreno de investigación y para ser utilizadas en el propio terreno, deben de generar conocimientos convenientes (en el sentido de H. Poincaré).
Es de considerar que la explicación de los fenómenos dinámicos derivados de la teoría de sistemas, del caos y de la complejidad parecieran un exceso para que lo utilicen los emprendedores como conocimiento útil para la construcción de representaciones y en la acción, pero nuestra consideración es que no debemos subestimarlos ni engañarlos con la simplicidad de la causa y el efecto, además que el fenómeno dinámico es representativo de todos los sistemas y por tanto aplicable no solamente en los proyectos emprendedores sino también en la vida misma.
Ciertamente, el conocimiento de lo dinámico requiere de un serio esfuerzo cognitivo, sobre todo porque se requiere que se profundice cada vez más en él. Sin embargo, si el investigador como co-creador recurre a la interdisciplinariedad del enfoque cualitativo de la intervención y se apoya en ciencias y especialidades como la psicología, la pedagogía, las matemáticas, la epistemología, las ciencias cognitivas, la filosofía, entre otras, podrá tanto ayudar a los emprendedores a desarrollar su proyecto, como a crear teorías orientadas a la acción. Por tanto, podemos concluir que la importancia de los métodos cualitativos radica en que sirven tanto como guía para el cambio en el individuo (emprendedor), como para el investigador dentro de la construcción de conocimientos de tipo accionable. Teniendo como postulado.