Como no podía ser de otra manera, los cambios en el mundo del trabajo están asociados a la evolución de técnicas y tecnologías que ahora se dan a una velocidad muy superior a la que estos cambios se produjeron en el pasado.

Todos sabemos que el mundo está cambiando y que el mercado de trabajo también está cambiando, pero lo que tenemos que hacer es asegurar que estos cambios se produzcan en un marco de normas y valores de respeto a las personas y a la dignidad del trabajo, es decir, dentro del marco de principios que asociamos al concepto de trabajo decente.

De esta forma, lo que aquí se quiere decir es que estamos ante una realidad de permanente cambio, porque, como ya nos recordaba el Poeta, los tiempos siempre están hechos de cambios, siempre tomando nuevas cualidades.

Estos cambios integran nuevos conocimientos y nuevas habilidades, lo que determina nuevas responsabilidades para la sociedad en cuanto a la definición de nuevos marcos que permitan la adaptación permanente que todos tenemos que hacer en el marco de lo que se denomina aprendizaje permanente.

Finalmente, es importante resaltar que estos cambios, para ser ricos y enriquecedores, también requieren de ambientes de diálogo y participación.

Es, por tanto, un hecho adquirido que hoy nos enfrentamos a dos cambios o transiciones estratégicas y estructurantes en el funcionamiento de la sociedad y el mundo del trabajo, la transición ambiental y la transición digital. No vale la pena ignorarlos o evitarlos, porque ambos avanzan inexorablemente, y simplemente no hemos sabido encontrar el ritmo para, dándonos cuenta de sus consecuencias, actuar en función de aprovecharlos o convivir con ellos, promoviendo el bienestar de las personas, con más desarrollo y mejor calidad de vida. Siempre hemos ido un paso por detrás y, a pesar de las advertencias de la más diversa índole, siempre somos más lentos y, por tanto, siempre más sujetos a sus consecuencias más negativas. Existen múltiples ejemplos de llamados y lineamientos dirigidos a cambiar comportamientos y prácticas, de los cuales la ONU es un paradigma, a través de la definición que hizo de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible.

En cuanto al mercado de trabajo, todo el mundo ha subrayado el impacto de estos cambios en términos de extinción de puestos de trabajo y, sobre todo, la falta de adaptabilidad de los trabajadores cuyos puestos de trabajo se extinguen para dar respuesta a los nuevos puestos de trabajo que están surgiendo, muchos de los cuales ni siquiera lo hemos adivinado todavía.

Un mundo que sufre un cambio climático imparable exige a las empresas adaptaciones de lo más diversa, tanto en lo que hacen y producen, como en las condiciones en que se organizan, para dar respuesta a los retos de la eficiencia energética. Las propias necesidades de la sociedad cambian, requiriendo nuevos productos o productos adaptados que respondan a estas preocupaciones ambientales. Nos encontramos pues ante la necesidad de hacer nuevos productos, nuevas máquinas, nuevas formas de intervención en los más variados niveles al alcance de las personas y que respondan a estas nuevas demandas.

En el marco de estos cambios, no podemos ignorar los cambios demográficos que han vaciado de población las zonas rurales y el interior, encauzándolas hacia la costa y agigantando las grandes ciudades, sin olvidar el envejecimiento generalizado de la población. Estas realidades tienen que traer consigo medidas que permitan gestionar estas ciudades con nuevos productos, potenciar el atractivo del medio rural para reducir la carga de las ciudades, y dar respuesta a una nueva dimensión en el número de personas mayores, ya que se retiran del mundo del trabajo no significa retirarse de la vida, por lo tanto aquí también se necesitan nuevos productos y nuevas actividades.

A esto se suma otro cambio que se está produciendo a un ritmo acelerado, la transición digital, donde la Inteligencia Artificial hoy en día adquiere nuevos contornos que atemorizan a muchas personas cada día. Vea lo que intentó hacer el gobierno italiano al intentar impedir el acceso a ChatGPt. Lo digital tiene que ser asumido como una herramienta indispensable en los más diversos niveles y en todos los sectores. Lo que ciertamente no sucederá es que lo digital reemplace a las personas en el trabajo. Lo que tiene que pasar es que la gente tenga que seguir trabajando, pero usando lo digital como herramienta.

Llegados aquí, la consecuencia evidente es que es imperativo que adaptemos nuestras empresas y nuestros sistemas de educación y formación a una lógica de aprendizaje a lo largo de la vida, en un clima de interacción permanente. Nuestras instituciones de educación y formación, en todos los niveles, tienen que reorganizarse en términos de ofertas de formación, sus contenidos y sus audiencias. Aquí también es esencial una capacidad de adaptación rápida, consistente, visible y atractiva. Pero las empresas también tienen que asumir un crecimiento efectivo en la absorción de titulados de nuestros diferentes sectores formativos, según sus mercados objetivos.

Finalmente, es fundamental que todos estos cambios se produzcan en un marco de normas y valores que garanticen salarios justos, no discriminación por razón de género y compatibilidad entre el tiempo de trabajo y la vida familiar. Ahora bien, para que esto suceda, es fundamental promover el diálogo social, garantizando niveles adecuados de participación de los trabajadores en la definición de las políticas sociales de las empresas.

Se hace necesario, por tanto, trabajar para preparar respuestas adecuadas a los desafíos del futuro que encarnará el trabajo, en su inexorable marcha evolutiva, pero siempre preservando a las personas y su dignidad.