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Sociologia, Problemas e Práticas

versão impressa ISSN 0873-6529

Sociologia, Problemas e Práticas  no.103 Lisboa dez. 2023  Epub 31-Jan-2024

https://doi.org/10.7458/spp202310327954 

Artigos Originais

La articulación territorial como catalizador de subjetividades políticas: un estudio de caso con organizaciones sociales en Valparaíso, Chile

Articulação territorial como catalisadora de subjetividades políticas: um estudo de caso sobre organizações sociais de Valparaíso, no Chile

Territorial articulation as catalyst of political subjectivities: a case study on social organizations from Valparaíso, Chile

L’articulation territoriale comme catalyseur des subjectivités politiques: une étude de cas sur les organisations sociales de Valparaíso, au Chili

Tomás Koch1  , conceptualización, obtención de financiación, investigación, metodología, recursos, visualización, redacción del original, revisión y edición
http://orcid.org/0000-0002-7408-4556

Marcelo Rodríguez-Mancilla2  , conceptualización, obtención de financiación, investigación, metodología, administración del proyecto, recursos, supervisión, revisión y edición
http://orcid.org/0000-0003-3982-3736

Karin Ramirez3  , curación de datos, análisis formal, investigación, metodología, recursos, software
http://orcid.org/0000-0002-5208-6200

1 Departamento de Estudios Territoriales y Diálogos Interculturales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, Chile

2 Departamento de Estudios Territoriales y Diálogos Interculturales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, Chile

3 Observatorio de Participación Social y Territorio, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, Chile


Resumen

La revuelta social chilena de octubre del 2019 levantó la hipótesis de la emergencia de un nuevo sujeto político. En este marco, este trabajo busca comprender la relación entre la reconfiguración de subjetividades políticas y las dinámicas de articulación territorial. Para ello, analiza el discurso de 56 dirigentes sociales de Valparaíso, en Chile. El análisis muestra que las dinámicas de articulación territorial se vinculan con los procesos de reconstrucción de subjetividades políticas accionando mediaciones de orden material, simbólico y afectivo. Se concluye que la construcción de un nuevo sujeto político es parte de una disputa por la hegemonía centrada en la necesidad de superar la subjetividad neoliberal.

Palabras-clave: organizaciones sociales; subjetividad política; articulación territorial; proceso constituyente; Chile.

Resumo

A revolta social chilena de outubro de 2019 levantou a hipótese da emergência de um novo sujeito político. Nesse quadro, este trabalho busca compreender a relação entre a reconfiguração das subjetividades políticas e as dinâmicas de articulação territorial. Para isso, analisa o discurso de 56 lideranças sociais de Valparaíso, no Chile. A análise mostra que as dinâmicas de articulação territorial estão vinculadas aos processos de reconstrução das subjetividades políticas, ativando mediações de ordem material, simbólica e afetiva. Conclui-se que a construção de um novo sujeito político faz parte de uma disputa por hegemonia centrada na necessidade de superação da subjetividade neoliberal.

Palavras-chave: organizações sociais; subjetividade política; articulação territorial; processo constituinte; Chile.

Abstract

Chilean October 2019’ social uprising opened room for hypothesizing about the rising of a new political subject. In this scenario, this research aims at understanding the relationship between the reconfiguration of political subjectivities and territorial articulation dynamics. In so doing, it analyses the discourse of 56 social leaders from Valparaíso, Chile. The analysis shows that organizations’ territorial articulation dynamics are linked to their political subjectivities reconfiguration, and they activate material, symbolic and affective mediations. The article concludes by reflecting on how the building of a new political subject forms part of a struggle for hegemony oriented to the need to surpass neoliberal political subjectivity.

Keywords: social organizations; political subjectivity; territorial articulation; constitution building process; Chile.

Résumé

La révolte sociale chilienne d’octobre 2019 a soulevé l’hypothèse de l’émergence d’un nouveau sujet politique. Dans ce cadre, ce travail cherche à comprendre la relation entre la reconfiguration des subjectivités politiques et les dynamiques d’articulation territoriale. Pour ce faire, il analyse le discours de 56 leaders sociaux de Valparaíso, au Chili. L’analyse montre que les dynamiques d’articulation territoriale sont liées aux processus de reconstruction des subjectivités politiques, activant des médiations d’ordre matériel, symbolique et affectif. Il est conclu que la construction d’un nouveau sujet politique fait partie d’une dispute pour l’hégémonie centrée sur la nécessité de dépasser la subjectivité néolibérale.

Mots-clés: organisations sociales; subjectivité politique; articulation territoriale; processus constituant; Chile.

Introducción

La categoría de sujeto ha ocupado un lugar central en la discusión sobre los procesos de cambio en las sociedades y existe hoy un amplio consenso respecto a su producción social, situando así a los procesos de configuración de subjetividades en directa relación con sus contextos sociopolíticos (Zemelman, 2010; Piedrahita, Díaz Gómez y Vommaro, 2012). En este marco, la comprensión de los vínculos entre sujeto y política, o más precisamente el modo de configuración de las subjetividades políticas, se torna un elemento central para entender el despliegue de movimientos sociales y su capacidad de incidencia, así como una herramienta clave para comprender los procesos de transformación política en las sociedades contemporáneas (Martínez y Cubides, 2012).

La naturaleza relacional de la subjetividad política hace del concepto un campo de disputa, en permanente tensión entre perspectivas individualistas y deterministas sociales o estructuralistas ( Piedrahita, Díaz Gómez y Vommaro, 2012). Desde una vereda distinta, esfuerzos por superar este dualismo han buscado centrarse en los procesos de producción y expresión de estas subjetividades. Tal es el caso, por ejemplo, de González-Rey (2002), quien argumenta que la subjetividad es una realidad ontológica cuya condición es social, dado que se constituye en relación con otras y otros bajo condiciones culturales concretas. Más allá de las controversias, esta multiplicidad de perspectivas da cuenta de un campo abierto, donde los esfuerzos de conceptualización están lejos de clausurarse (Díaz, 2012).

A pesar de esta diversidad, un elemento transversal en varias de estas perspectivas es la referencia a configuraciones dinámicas de sentidos sobre lo público que tensionan permanentemente la relación entre el orden establecido y su transformación (Duque y otros, 2016). En otras palabras, a procesos dinámicos que tensionan lo instituido, las fuerzas hegemónicas dominantes no reducibles al Estado, y lo instituyente, la posibilidad de generar nuevos imaginarios político-institucionales con poder de creación y transformación (Castoriadis, 2013).

En este orden de ideas, cobra especial sentido la conceptualización y operacionalización del concepto propuesto por Martínez y Cubides (2012), quienes entienden subjetividad política como:

una producción de sentido y condición de posibilidad de un modo de ser y estar en sociedad, de asumir posición en ésta y hacer visible su poder para actuar. Posición que está inscrita en un campo de fuerzas complejo que exige al sujeto deconstruirse y reconstruirse permanentemente en esta tensión permanente entre lo instituido y lo instituyente. Tensión en la que coexisten modos de producción heredados, hegemónicos, junto a modos pre-figurativos de la subjetividad. (Martínez y Cubides, 2012: 75)

Siguiendo estos lineamientos, estas autoras distinguen analíticamente tres planos de fuerza constitutivos de la subjetividad política: la agencia, potencia y resistencia. Mientras que la agencia refiere a las prácticas que activan y promueven una alteración en la cotidianeidad del sujeto, de su forma de pensar y actuar tendientes a aumentar su capacidad o poder, la potencia es un saber/poder que marca la capacidad de reflexividad, de reacción, decisión y acción. La resistencia, por su parte, se expresa como acción crítica, relacionándose con la emergencia de nuevos horizontes de sentido que cuestionan el orden instituido (Martínez y Cubides, 2012). De este modo, estos planos son operacionalizados como vectores de fuerzas movilizadoras que articulan los sentidos subjetivos de lo político con la acción en el mundo. En otras palabras, que territorializan la subjetividad política.

En este marco, cualquier esfuerzo por estudiar subjetividades políticas debe necesariamente partir del reconocimiento de una tensión constitutiva (entre lo instituido e instituyente). De este modo, asumiendo la premisa de que todo modelo societal implica un determinado tipo de sujeto (González, 2022), resulta ineludible la referencia al sujeto neoliberal como un sujeto de época, cuyo sello característico sería la de un ser-en-competición (Dardot y Laval, 2016; Gago, 2014; Berrío-Escudero y Bedoya-Hernández, 2020; Díez-Gutiérrez, 2015), que requiere de una forma de regulación o gubernamentalidad específica (Stoessel y Retamozo, 2020; Foucault, 2009).

La centralidad del mercado en la estructuración neoliberal de la sociedad tiene así un doble efecto sobre las subjetividades políticas. Mientras que por una parte genera condiciones estructurales de gubernamentalidad, a partir de la conceptualización del ser humano como “homo consumens” (García, 2020) y entonces regulando sus conductas a través de estrategias de deseo y la sujeción - el marketing y la deuda (Lazzarato, 2013; Saidel, 2016) -, por otra parte, produce e impulsa un culto al individuo como agente autónomo, empresario y emprendedor de sí que debe invertir en sí mismo para rendir más y mejor a fin de competir con otros individuos (Chauí, 1997; Díez-Gutiérrez, 2015; Bedoya y Castrillón, 2017; Rodríguez, Betancourt, y Barrientos, 2019; Berrío-Escudero y Bedoya-Hernández, 2020; González, 2022).

A través de estos (y otros) mecanismos, se produce una subjetividad específica que puede ser descrita a partir de sus esfuerzos por impulsar procesos de diferenciación e individualización que permitan la competencia entre individuos (así como entre grupos, organizaciones, países, etc.). De este modo, junto a crecientes procesos de despolitización, desarticulación comunitaria y disolución de lo común (Herranz y San Pedro, 2019; Pavón-Cuellar, 2017), se evidencian también procesos de desanclaje territorial. Procesos que, siguiendo a Haesbaert (2013), desterritorializan las relaciones, en tanto reinscriben las subjetividades en un nuevo territorio sobre el cual los sujetos no tienen control, el mercado. Así, estos mecanismos operarían resituando en los mercados la articulación de las subjetividades con la acción en el mundo.

Durante las últimas décadas, sin embargo, este esquema neoliberal de organización social ha suscitado agudas crisis en los países latinoamericanos, particularmente en Chile (Folchi, 2019; Matus, 2019; Rodríguez-Mancilla y otros, 2020). De hecho, la ampliación de la conciencia social respecto a las profundas desigualdades sustentó la revuelta chilena de octubre de 2019, la que no solo alcanzó inéditos niveles de intensidad, extensión territorial, creatividad y permanencia en el tiempo, sino que evidenció la necesidad (relativamente generalizada) de reconstruir un nuevo tipo de subjetividad política en un escenario de repolitización de la política (Ganter y Zarzuri, 2020). Esto se tradujo en extensos e intensos procesos locales de apropiación territorial que implicaron la organización de espacios de diálogo, tanto entre personas como organizaciones sociales, que buscaban su articulación para el ejercicio del poder constituyente y soberano (Rodríguez-Mancilla y otros, 2020).

Esta rearticulación social y territorial cobra especial sentido a la luz de la propuesta conceptual de Martínez y Cubides (2012), puesto que es precisamente a través de los procesos de agenciamiento que los sujetos dotan de sentido a sus entornos a la vez que generan dinámicas de identificación con los mismos que impactan tanto en su potencia como en sus procesos identitarios e imaginarios de resistencia (Pol, 1996). En este sentido, resulta plausible plantear la hipótesis preliminar respecto a que la revuelta 2019 abre la puerta a la emergencia de una nueva (no necesariamente mayoritaria) subjetividad política en Chile, la que puede ser caracterizada como post-neoliberal en tanto catalizada por procesos de re-articulación social y territorial. Esta investigación se plantea esta hipótesis como punto de partida y se propone estudiar la reconfiguración de subjetividades políticas post octubre 2019 en Chile en vínculo con los procesos de articulación territorial que las sustentan.

En este sentido, y siguiendo a Benedetti (2011), el territorio es aquí conceptualizado como un entramado histórico de relaciones de poder, significaciones y conflictos, implicando una distribución histórica y social de las formas y posibilidades de apropiación del espacio en sus distintas escalas. Estos múltiples y dinámicos procesos de apropiación espacial constituyen lo que Haesbaert (2013) identifica como territorios-red, los cuales se caracterizan por ser flexibles, móviles y cíclicos. A diferencia del concepto de territorio, la idea de territorios-red sitúa el foco en los flujos entre nodos y resalta el carácter expansivo de las redes por sobre la contención espacial (Haesbaert, 2013). Desde esta perspectiva, estos territorios-red implican procesos de articulación social y espacial con (potencial) capacidad de incidir en la configuración de subjetividades políticas.

Este artículo busca precisamente centrar su mirada en esta potencial relación teórica entre los procesos de articulación territorial y las reconfiguraciones de las subjetividades políticas. Para esto, se propone observar los procesos de diálogo entre organizaciones sociales post revuelta 2019 en Chile, específicamente entre organizaciones sociales de la región de Valparaíso,1 a fin de explorar las formas en que los diversos territorios-red se co-construyen con nuevas formas de subjetividad política en el marco del proceso constituyente chileno.

Métodos

Consistentemente con el carácter abierto de su conceptualización, el estudio empírico de las subjetividades es también un campo diverso, con esfuerzos que enfatizan desde patrones de recurrencia a aquellos que se centran en la diversidad de experiencias (McKeown y Thomas, 2013; Fuster y Elida, 2019). Esta divergencia da cuenta de la complejidad del fenómeno y obliga a todo trabajo en este campo a una reflexión sobre el vínculo entre conceptualización y estrategia metodológica.

En este marco, esta investigación busca problematizar la relación entre la articulación territorial, operacionalizada a partir de la configuración de territorios-red (Haesbaert, 2013), en vínculo con la reconfiguración de las subjetividades políticas, utilizando como estrategia de observación la conjunción de los tres planos de fuerza destacados por Martinez y Cubides (2012) - agencia, potencia y resistencia. ¿Dónde y cómo observar estos procesos de agencia, potencia y resistencia que por definición están espacial y socialmente dispersos?, ¿es posible dar cuenta de los procesos de configuración de territorios-red a partir de técnicas convencionales? ¿hasta qué punto es posible conocer la relación entre estos elementos a partir de relatos expost?

A fin de hacer frente a estos desafíos metodológicos es que optamos por un diseño que considera el análisis sistemático de los registros de la segunda versión del Diplomado de Extensión “Construcción de territorios para el Buen Vivir” organizado por la Universidad de Playa Ancha durante el año 2020. Este espacio fue escogido principalmente por dos motivos. En primer lugar, por su papel en la articulación de las 56 organizaciones sociales participantes.2 Tal como lo relatan sus participantes (Saravia, Rodríguez y Ramirez, 2022), el diálogo entre organizaciones propició la articulación entre las mismas, convirtiéndose así en un entorno privilegiado para la observación de los procesos de configuración de territorios-red. En segundo lugar, tanto los contenidos tratados en el programa como las metodologías utilizadas que propiciaban la puesta en común de sus experiencias organizacionales3 nos permiten contar con un rico material para la observación de los procesos de agencia, potencia y resistencia desde los relatos, diálogos y reflexiones de las y los participantes.

En específico, a fin de dar cuenta de los procesos de diálogo entre organizaciones es que, a partir de las 72 horas de grabación audiovisual de las sesiones del diplomado, transcribimos todas aquellos fragmentos en donde hablara alguna/o de las/os 56 representantes de organizaciones sociales, excluyendo solo las exposiciones e intervenciones de docentes e invitadas/os, las que solamente se registraron como contexto para las intervenciones analizadas. Este proceso dio lugar a un corpus para el análisis de 104 páginas, incluyendo intervenciones, preguntas, comentarios y discusión en plenarias por parte de las y los participantes al diplomado.

El material producido de este modo fue posteriormente codificado en 5 categorías que emergen de la combinación del esquema analítico con la lectura inductiva del material. Estas categorías son: modelo económico y social chileno, sentido del territorio, procesos de inclusión/exclusión política y social, el rol del conocimiento en los procesos políticos, y democracia y proceso constituyente. Cada una de estas categorías fue complementada con subcódigos que buscaron hacerse cargo de la diversidad presente en cada una de estas macro-categorías. A fin de resguardar la validez del proceso y posibles inconsistencias en la información, siguiendo las orientaciones del método comparativo constante (Glaser y Strauss, 1967), contrastamos sistemáticamente la información entre participantes y sesiones a fin de detectar inconsistencias, cambios en los discursos y patrones.

Adicionalmente, en el marco de la investigación se realizaron 15 entrevistas a dirigentes sociales participantes del diplomado, 2 entrevistas a expertos y un grupo de investigación participativa que incluyó participantes del diplomado y que funcionó durante el año 2021. Sin embargo, debido a limitaciones de espacio, en este texto nos centraremos exclusivamente en el material recopilado de las sesiones del diplomado en su versión 2020, usando el resto de información solo a modo de contexto, quedando para otros espacios el análisis en específico de este material adicional.

Cabe destacar que el protocolo ético de la investigación fue revisado por el comité de ética universitario y que, en consistencia con el consentimiento informado, se ha resguardado el anonimato de las personas a través de su identificación bajo nombres ficticios. A continuación, presentamos los principales resultados a partir del análisis descrito. Estos resultados están organizados en dos secciones, donde la primera busca hacerse cargo de nuestra hipótesis central respecto a la emergencia de una nueva subjetividad política catalizada por los procesos de articulación territorial, mientras que la segunda busca entregar elementos para caracterizar esta nueva subjetividad política y discutir hasta qué punto puede ser calificada como post-neoliberal.

¿Hacia una nueva subjetividad política territorializada?

La hipótesis de la emergencia de una nueva subjetividad política catalizada por la articulación territorial parece tener sustento en los relatos de las y los dirigentes sociales, siendo especialmente explícita en los relatos sobre el surgimiento de sus organizaciones o el impacto que tuvo en ellas la revuelta de octubre 2019. Si bien con matices entre organizaciones, los procesos de articulación impulsados por la revuelta constituyen un punto de inflexión para la reconfiguración de las subjetividades políticas, donde los diversos procesos de encuentro y diálogo social desplegados a nivel nacional (Rodríguez-Mancilla y otros, 2020) permitieron iniciar o reforzar procesos de articulación que a su vez influenciarán las subjetividades políticas de las y los participantes. Este proceso es posible de apreciar en los siguientes fragmentos que relatan este vínculo entre articulación y subjetividad:

… estuve cinco años viviendo sin compartir con mis vecinos hasta el estallido social. Entonces, considero interesante poder recuperar en primer lugar, esta vida como barrial […] este tejido social que se genera y además es interesante esta mezcla que se genera entre los pobladores originarios de la población y todos los que estamos llegando a vivir aquí, y que en el fondo todos queremos vivir en un buen lugar para vivir. [Macarena, colectivo cultural]

Estamos llenos de desconfianza también entre quienes nos articulamos con el territorio […] desde la revolución de octubre, los estudiantes principalmente nos dieron a entender que hay actos, hay acciones políticas que no requieren del segundo y tercer anillo, [la institucionalidad] sino que ellos van no más, irrumpen. [Josefa, organización feminista]

[Este] es un espacio totalmente politizado ya que surge de los cabildos que surgieron del movimiento social de octubre del año pasado [2019]. Hay una recuperación de la cultura popular, de la organización que se ha hecho acá de hace 60 años. Es un espacio también de educación, donde la práctica política en sí se vuelve una práctica pedagógica, todos los días lo más importante es descolonizar el pensamiento individualista, consumista, pasivo y levantar soberanía alimentaria que es el derecho a decidir nuestro propio sistema alimentario. [María, organización vinculada al proceso constituyente]

Elegimos a dos jóvenes como miembros del directorio de la junta de vecinos, y eso fue producto del estallido social. Había una juventud ahí que la mayoría de los viejos veíamos con tanto miedo, y no, estaban también. Luego de eso, viene el problema de las articulaciones, la necesidad de articularnos en el territorio, y en la articulación hay participación de otras organizaciones sociales y hay jóvenes, muchos jóvenes. Entonces, hay una esperanza de producir ese cambio social que necesitamos enfocado también con las demandas en común de nuestro barrio. [Mario, junta de vecinos]

En su conjunto, estos fragmentos nos hablan acerca de la centralidad de la articulación territorial en la configuración de subjetividades políticas. Centralidad que se articula en los planos de la agencia como formas de acción específicas, en el de la potencia a través de su influencia en los conocimientos, representaciones y pasiones, y el de la resistencia al situar el diálogo vecinal y la construcción de redes territorializadas como piezas angulares para la identificación de horizontes comunes.

Estas citas, sin embargo, también dan cuenta de las particularidades de las trayectorias individuales y organizacionales respecto a estos procesos de articulación en el escenario post octubre 2019 chileno. En este sentido, resulta ilustradora la cuarta cita respecto a cómo la rearticulación territorial impulsada por la revuelta no solo impulsa nuevas organizaciones, sino que viene a transformar organizaciones de larga tradición como son las juntas de vecinos. En este sentido, el cuestionamiento de prejuicios instalados respecto a ciertos grupos, como son los jóvenes, denota transformaciones profundas tanto en las organizaciones como las y los sujetos que las componen.

Estas transformaciones nos hablan de procesos de rearticulación que sobrepasan la mera construcción de espacios de encuentro vecinal, sino que describen la organización de plataformas con capacidad de agencia, desde las cuales organizar las demandas y acciones que, en última instancia repercuten en los discursos identitarios e incluso en el sentido de humanidad (Pol, 1996). Los siguientes relatos, enmarcados en un ejercicio colectivo en donde se buscaba reflexionar sobre el sentido de la participación, son ilustrativos de este vínculo entre la capacidad de agencia y los procesos de articulación e identificación social:

¿Para qué nos articulamos? Para crear redes de apoyo, para superar las lógicas individualistas, intercambiar experiencias y conocimientos. También para restaurar y fortalecer el tejido social, para unir fuerzas ante proyectos y desafíos comunes, para resistir el modelo colonizador que habitamos. [Carolina, asamblea territorial]

[Participamos] para responder a una necesidad biológica del sentido de colaboración y cooperación que traemos desde que nacemos, o sea, el tema del cuidado aparece nuestro primer día de nacimiento, y el de la confianza también. Y también para hacer frente a todas las opresiones que este sistema nos pone. Eso nos permite poder colectivizarnos, ir rompiendo paradigmas que finalmente nos enferman y nos someten. Nos permite ir entretejiendo perspectivas comunes y reconociéndonos en la diversidad. Creando territorios, espacios enriquecidos que promuevan el bienestar y desindividualizar nuestra vida, construyendo redes para sostenernos. [Luisa, organización socioambiental]

La articulación social se constituye así en eje central tanto para la generación de un poder/saber específico (Martínez y Cubides, 2012; Foucault 2009) como para la emergencia de nuevos imaginarios con poder de creación y transformación (Castoriadis, 2013) que permitan organizar los procesos de resistencia. El segundo fragmento recientemente reseñado da cuenta precisamente de este proceso, identificando el reconocimiento interpersonal y la creación de espacios colectivos como ejes centrales del proceso de articulación territorial con potencial transformador de lo normado o, en otras palabras, con capacidad de agencia.

En este sentido, para impactar en las subjetividades políticas, la articulación territorial debe ser capaz de lograr generar un sentido compartido por los sujetos involucrados, el que permitirá la generación de horizontes de resistencia comunes a la vez que influencia el repertorio de formas y medios para conseguirlos. La noción de democracia - y el aseguramiento de las bases materiales para su ejercicio (dignidad) - juega en este sentido un papel central, siendo un principio organizador de las subjetividades políticas emergentes, tal como lo ilustran los siguientes fragmentos:

Hay que profundizar lo que entendemos como democracia, mantener siempre alerta a los territorios, no dejar nunca la bandera de la lucha y de la organización, aunque tengamos una constitución un poco mejor […] [Es importante] que sigamos en un estado de movilización, de alerta de no bajar los brazos, de darnos cuenta que somos también partícipes de la construcción cotidiana de la democracia a nuestros territorios. [Juan, asamblea territorial]

Otro tema que nos duele es a la pseudo-participación que nos dice la institucionalidad que tenemos. Muchas veces nos dicen “si hablen, digan todo lo que quieran” pero a la hora de cortar el queque [tomar decisiones] siempre son ellos los que deciden. Entonces, más que nada esta participación es para la foto, no es una participación vinculante. [Pedro, organización socioambiental]

Tal como señala el participante de la última cita, estos imaginarios instituyentes sustentados en el horizonte de la democratización tienen un fuerte componente emocional, ilustrado aquí como “dolor”, que es parte fundamental en los procesos de reconfiguración de las subjetividades políticas en tanto influencian las pasiones y contribuyen a definir una identidad en contraste con la política institucional o democracia liberal (Mayol, 2019), la que es significada como contrapuesta a la democracia en los territorios o territorializada.

La democracia territorializada se constituye entonces en un horizonte que moviliza y organiza (importantes aspectos de) las subjetividades políticas. En este sentido, el territorio trasciende el ser un mero escenario para la acción colectiva o motivo de articulación, para ser concebido como un entramado de relaciones de poder (Benedetti, 2011) que es a la vez fuente de sentido de identidad y espacio protegido para el despliegue del sujeto, tal como lo manifiesta Ana cuando refiere al territorio como un espacio de lucha.

Existe ese sentido de territorialidad que yo siento que sobrepasa el espacio geográfico […] Lo que yo veo [en el territorio] son mis abuelos, mis abuelas, mis papás, mi mamá, en el fondo hay un sentido de identificación, que en realidad es una identificación de clase, que supera la simple escenografía, y creo que es super importante porque en fondo, cuando hablamos de territorialidad, al menos cuando yo hablo del espacio en el que estoy, [estoy hablando de] construir poder popular […] En el fondo tenemos esa identificación de que trabajamos por algo que es más grande. [Ana, organización de promoción de derechos humanos]

Sin embargo, a pesar de lo angular que resulta la democracia (territorializada) para la configuración de las subjetividades políticas, ésta no debe entenderse como algo dado. Al contrario, la evidencia parece mostrar conciencia de las dirigencias sociales respecto a que los procesos instituyentes operan sobre lo instituido (González, 2022), siendo así constitutiva de estas subjetividades políticas territorializadas la tensión entre lo instituido y lo instituyente, con las tensiones propias de un modelo individualista y patriarcal determinando las posibilidades de transformación social.

… en los diferentes grupos en los que yo estoy, muchas mujeres no pudieron participar porque tenían que encargarse de los niños, porque tenían que encargarse de los abuelitos […] muchas de las veces cuando ustedes mismos [hombres] están en las organizaciones, van a las juntas de vecinos, están con los compañeros en organizaciones territoriales, [mientras que] las mujeres siguen desarrollando este tipo de cuidado. [Josefa, organización feminista]

Egos, personalidades o estilos de liderazgo dentro de los grupos generan fraccionamiento, y más fraccionamiento [lleva a mayor] contracción, en vez de darle masificación a la lucha, como que la debilita [al restar participación]. [Mauricio, organización de defensa del patrimonio]

Sin duda que estas tensiones estructurales significan un desafío para la articulación territorial, articulándose las resistencias en torno tanto a acciones políticas disruptivas de lo normado como son la protesta social, la acción directa o la vía judicial, como desde el habitar cotidiano en las organizaciones sociales. Así, la vida en los territorios y la interacción recurrente generan procesos de aprendizaje y socialización colectiva que posibilitan no solo el reconocimiento de las dinámicas de desigualdad en la distribución del poder, sino que permiten la imaginación de alternativas a las mismas. Estos procesos, sin duda aportan a la reconfiguración de nuevas subjetividades políticas emergentes desde los procesos de articulación territorial. Sin embargo, la presencia permanente de estas tensiones estructurales y su poder determinante a escala organizacional y nacional obliga a preguntarnos por el carácter y contenido específico de estas subjetividades.

¿En tránsito hacia una subjetividad post-neoliberal?

Estas subjetividades políticas fuertemente influenciadas por la revuelta de octubre 2019 representan una novedad para el caso chileno. Ciertamente existían personas y grupos que construían su subjetividad en oposición al modelo hegemónico previo a la revuelta, sin embargo, tanto la extensión y masividad que estas alcanzan como la centralidad que adquiere la articulación territorial en su configuración abren una nueva dimensión del fenómeno. De este modo, la diferencia respecto a la situación pre revuelta no es solo una diferencia de grados, sino que tal como parecen indicarnos los relatos de dirigentes sociales, hay una diferencia cualitativa de las transformaciones.

Estas transformaciones cualitativas, sin embargo, no deben entenderse como homogéneas o ubicuas, siendo intrínsecas a ellas las diferencias de grado y forma, así como su coexistencia con subjetividades tradicionales (neoliberales). En este sentido, estas nuevas subjetividades no pueden entenderse como una suerte de reemplazo generalizado de la subjetividad neoliberal imperante, sino que, como nuevas formas de configuración de subjetividades que conviven, en permanente tensión, con las subjetividades hegemónicas (González-Rey, 2002). Esta tensión constitutiva de estas subjetividades es claramente expresada en las preguntas que plantea un participante en el marco de un ejercicio del Diplomado que invitaba a imaginar estrategias de transformación territorial orientadas al buen vivir:

¿Se puede proyectar la construcción de espacios para el buen vivir en pugna con el avance de la dinámica de vida que impone el mercado, o se debe resignar a construir ese espacio dentro del contexto neoliberal? ¿Puede la militancia y organización popular internacional ser el factor que facilite la transformación de ese contexto? [Mauricio, organización de defensa del patrimonio]

Paradójicamente, esta tensión resulta movilizadora en tanto permite no solo la generación de imaginarios de resistencia, sino que reconstruye los territorios articulados como herramientas de transformación local, generando alternativas viables a los modelos hegemónicos y sus herramientas de regulación y control ancladas a la constitución política chilena y que persiguen el mantenimiento de un modelo individual de competencia y consumo en el mercado (Dardot y Laval, 2016; García, 2020). En este plano, el reconocimiento de que el territorio funciona como espacio de expresión local y cotidiana del culto al individuo (con las desigualdades de género, clase, raza o cultura implícitas en ello) es gatillante para la construcción de espacios colectivos de cuidado, donde las necesidades y preocupaciones personales logren articularse, consolidándose estos espacios incluso como fuente de identidad. Los siguientes fragmentos ejemplifican esta perspectiva:

Acá en Chile es todo a base de la competencia, es lo que nos dicen desde pequeños y pequeñas, que tenemos que ser mejor que la otra persona, más allá del medio. Entonces, nosotros hacíamos el contraste con la solidaridad […] ya lo estamos haciendo desde el estallido social y con todo lo que produjo ello: la solidaridad, que tiene que ver con preocuparnos de la otra persona, apañar […] No pasar a llevar al otro, que tiene que ver a nivel individual también, plasmarlo en todas las temáticas que podemos conversar. [Pablo, organización vinculada al proceso constituyente]

… como hemos tenido una constitución mercantilista, donde se le daba valor solamente al dinero, en una sociedad neoliberal en que las personas han perdido su propio valor […] tiene mucho que ver con nuestro espíritu, con el valor del individuo, el valor de la persona, y eso seguir conjugándolo con otros saberes. [Daniela, asamblea territorial]

… importante es reconstruir las confianzas colectivas que están quebradas desde hace harto tiempo y quizás lograr de a poco, ir reconstruyendo desde el 18 de octubre del año pasado, y desde ahí reconstruir una confianza colectiva, teniendo perspectivas de distintas personas, de distintas edades y de distintos géneros. [José, organización de defensa del patrimonio]

Estos fragmentos ilustran algunas de las formas específicas que adquiere la tensión constitutiva de estas nuevas subjetividades, donde lo instituido, las estructuras neoliberales que privilegian la conformación de determinada subjetividad política (González-Rey, 2002), entran en contradicción con lo instituyente, la emergencia de subjetividades contestatarias al modelo dominante ancladas al plano de lo local-comunitario. En este marco, la desconfianza generalizada respecto a la política profesional en Chile (Mayol, 2019) se explica en tanto esta es significada como un mecanismo institucionalizado de mantenimiento del status quo que se vale tanto de instrumentos altamente formalizados como es la Constitución Política de la República, como de mecanismos de control y dinámicas de interacción que reconstruyen la participación social como meros simulacros para la validación del orden establecido (Foucault, 2009).

Como señalábamos anteriormente, el territorio local no es ajeno a estas tensiones. En ese sentido, si bien los espacios locales son resignificados como una suerte de refugio de lo colectivo en un contexto de individuación y atomización social (Herranz y San Pedro, 2019; Pavón-Cuellar, 2017), estos no están ajenos a los intentos de coaptación por parte de la política profesional, ya sea a través de procesos subjetivos, como es la penetración de lógicas y estrategias individualistas en la actuación de actores locales, como a través de la participación en campañas políticas o directamente la presentación de dirigentes como candidatas y candidatos para cargos de elección popular.4 Los siguientes fragmentos ejemplifican algunos de estos distintos modos de influencia de las lógicas propias de la política profesional en las organizaciones sociales:

Se daba que el político llevaba algo a cambio para lograr esta participación ciudadana, entonces todavía algunos vecinos están esperando que uno les de algo a cambio cuando se realizan este tipo de actividades. Sentimos que igual hay baja participación por este mal hábito que existe, por esta especie de trueque de dar algo a cambio a los vecinos por participar. [Macarena, organización socioambiental]

También decía que cuesta mucho involucrarse, por las dificultades que se encuentran con los egos, la apatía, digamos que existen muchos dirigentes que obedecen más a sus partidos políticos que lo que diga la comunidad. Hay intereses particulares […] entonces era importante hacer una vinculación determinante, y en eso eran fundamentales los cabildos, el diálogo, los conversatorios, para identificar esos dolores que habían. La participación es más horizontal, y es un logro que se ha producido que ya se identificaron las formas de organizarse y cómo poder empoderarse en el quehacer territorial, entonces el trabajo ahora se hace desde adentro hacia afuera, primero cambiamos nosotros para cambiar lo que haya que cambiar. [Mario, junta de vecinos]

Estas formas de penetración de lógicas políticas alineadas con la subjetividad neoliberal hegemónica son resistidas localmente a partir de la construcción de los ya mencionados espacios de cuidado referidos por Mario en la última cita. Este reconocimiento de las organizaciones y sus espacios asamblearios como lugares protegidos es reconocido transversalmente por las y los participantes del Diplomado. Estos espacios protegidos o de cuidado son así construidos tanto desde las dinámicas de interacción fraterna como especialmente desde la valoración de conocimientos y formas de comprensión del mundo críticas al modelo tecnocientífico imperante, el que (muchas veces) es significado como funcional al esquema neoliberal de organización social.

En este marco, la revalorización del conocimiento ancestral de los pueblos originarios de América Latina, así como la perspectiva crítica que emerge desde los feminismos se constituyen en piezas claves para pensar alternativas a los modos actuales de organización social orientados por el consumo y la deuda (Lazzarato, 2013; Saidel, 2016). Si bien la presencia de estos elementos en el relato de las y los participantes del Diplomado responde en parte a la propia organización del programa (con su inclusión explícita en los módulos “Territorios y buen vivir” y “Construcción feminista de los territorios”), estas temáticas fueron precisamente incluidas en el programa del Diplomado por su centralidad para la revuelta chilena de octubre 2019 y el posterior proceso constituyente.5

Así, este reconocimiento y valoración de conocimientos alternativos a la tecnociencia dominante es, en primer lugar, un elemento clave en los procesos de agenciamiento de los actores en tanto sirve al establecimiento de espacios protegidos a nivel local. En segundo lugar, aporta a la conformación de imaginarios de resistencia adosándoles a estos una nueva dimensión, el conocimiento. Por último y especialmente importante, permite configurar un poder/saber que influye directamente en la configuración de las subjetividades políticas en tanto estructurante del diagnóstico del mundo y fuente de municiones para su subversión. Los siguientes extractos reflejan la centralidad de estas formas de conocimiento alternativas en (algunas de) las dimensiones expresadas:

pienso que la crisis también es una tremenda oportunidad para poder legitimar definitivamente la importancia de la economía feminista y de instalar definitivamente la necesidad de dejar de invisibilizar los trabajos esenciales, más allá de que pasemos o no pasemos este tiempo de crisis. [Josefa, organización feminista]

que mal que nos ha hecho el colonialismo, el patriarcado, el capitalismo, porque las sabidurías de los pueblos indígenas siempre han estado ahí, y ahora lo escuchamos y nos damos cuenta de todo lo que nos hemos perdido. [Elizabeth, organización ambientalista]

Tal como lo relatan estas citas en referencia al conocimiento feminista y ancestral, la coyuntura política chilena impulsada por la revuelta 2019 ha producido importantes transformaciones en las subjetividades políticas, impactando en los planos de la agencia, potencia y resistencia (Martínez y Cubides, 2012). Estas transformaciones permiten enunciar lo que parece ser el surgimiento de nuevas configuraciones de las subjetividades políticas, las que, tal como se ha mostrado en las voces de dirigencias sociales referenciadas en este trabajo, se articulan en directa relación con la conformación y fortalecimiento de redes territoriales (Haesbaert, 2013). Este rasgo distintivo de las nuevas subjetividades es a nuestro parecer clave para la comprensión de las mismas, presentando a la vez una estrategia y un desafío para comprender cómo funciona el proceso de catalización territorial de las subjetividades aquí enunciado.

Conclusiones

Este trabajo pretende contribuir al estudio de las subjetividades políticas a partir de un estudio empírico con dirigentes sociales en el marco del proceso constituyente chileno. A partir del análisis sistemático de las intervenciones en una instancia formativa (Diplomado de extensión, construcción de territorios para el buen vivir), se dio cuenta de algunos elementos que permiten situar la emergencia de nuevas subjetividades políticas fuertemente influenciadas por la coyuntura política chilena y especialmente por los procesos de rearticulación comunitaria a nivel local.

Este análisis permitió también identificar algunos de los principales elementos que caracterizan estas subjetividades, las que emergen en oposición a la subjetividad neoliberal basada en los principios del individualismo y la competencia. En este proceso, formas de pensar y actuar alternativas a los modelos dominantes resultan estructurantes para la configuración de subjetividades. Así, por ejemplo, la incorporación de la preocupación por el cuidado de las y los integrantes de las organizaciones, la oposición a la política profesional, las descripciones críticas del mundo que realizan las economías feministas o la recuperación de la cosmovisión indígena, influencian tanto las acciones de las y los sujetos como sus configuraciones de subjetividad política.

En términos metodológicos, la apuesta de este estudio se centró en observar los procesos de articulación entre organizaciones sociales, para de este modo, acceder a la reflexividad producida precisamente en estos espacios. Esta decisión, si bien condiciona las posibilidades de generalización y replicabilidad de la investigación, fue clave para superar las dificultades metodológicas relativas a observar la relación entre la articulación territorial (o configuración de territorios-red) y la configuración de subjetividades políticas sin depender (exclusivamente) de relatos ex post de participantes.

En este sentido, la observación de espacios dialógicos, facilitados por las metodologías participativas que predominaron en el Diplomado, permitió acceder a las voces de las y los participantes de un modo directo. Esto es, no libres de todo direccionamiento (así como una pauta de entrevista focaliza en ciertos temas de interés, el currículo formativo del Diplomado impuso ciertos ejes de discusión) sino que sin contar con la mediación del o la investigadora, siendo el diálogo horizontal entre dirigentes sociales la principal fuente de este análisis. No obstante las limitaciones intrínsecas al diseño metodológico que nos obliga a circunscribir los hallazgos a los sujetos de estudio, creemos que el carácter dialógico immanente al diseño mismo nos permite aventurar algunas conclusiones a un nivel más general.

En primer lugar, nos parece interesante destacar el carácter post-neoliberal de estas nuevas subjetividades políticas. Carácter que está dado tanto por su construcción en oposición a la subjetividad neoliberal hegemónica, como especialmente por el rol que juega la articulación territorial en su configuración. Es precisamente la novedad y centralidad de esta relación la que nos permite conceptualizar estas subjetividades como post-neoliberales. Existe hoy relativo consenso respecto a la importancia para la actual globalización de neutralizar el espacio, convirtiéndolo en mero escenario para la actuación del capital. A la luz de los hallazgos presentados en este texto, se abre la puerta a la discusión sobre esta neutralidad de la descripción del mundo a partir de su carácter desterritorializado que ilumina importantes descripciones de nuestra época. En ese sentido, creemos que estas descripciones se enriquecerían de la revisión teórica y empírica de los imperativos ideológicos que operan detrás de las diversas formas de desterritorialización a la luz de los hallazgos aquí presentados.

En segundo lugar, creemos importante destacar cómo la (muchas veces) zigzagueante trayectoria de transformaciones sociales opera en diversos niveles. Siendo las transformaciones en las subjetividades políticas quizás uno de los niveles menos visibles y por consiguiente uno de los con mayor déficit investigativo. Confiamos en que esta investigación contribuya a paliar esta situación a partir del análisis de algunos elementos subyacentes al proceso constituyente chileno que luego de la revuelta de octubre 2019 y un amplio apoyo al cambio constitucional, llevó al rechazo de la primera propuesta constitucional y un giro hacia la extrema derecha en la composición del nuevo Consejo Constitucional. Creemos que estudios como el aquí presentado pueden ayudar comprender estos zigzagueantes y a veces contradictorias trayectorias de las transformaciones sociales desde las estructuras subjetivas que sustentan las acciones de los sujetos.

Agradecimientos

Esta investigación fue financiada por la Dirección General de Investigación de la Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, Chile. Proyecto CSOC 01-2122 y el programa ANID Fortalecimientos de programas de doctorado convocatoria 2022 Folio 86220041

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1Localizada a 108 Km de la capital, Santiago, Valparaíso es la segunda región de mayor población en Chile, con 121.000 habitantes según Censo 2017. Asimismo, es centro del poder legislativo, situándose la sede del congreso nacional en la ciudad de Valparaíso.

2El diplomado fue gratuito y difundido a través de redes sociales, recibiendo más de 130 postulaciones. Las 56 organizaciones finalmente seleccionadas para participar del programa estaban ubicadas en la región de Valparaíso e incluían juntas de vecinas/os, colectivos culturales, colectivas feministas, organizaciones no gubernamentales, cooperativas de viviendas, cooperativas agroecológicas, organizaciones de pueblos originarios, organizaciones de migrantes, organizaciones socioambientales, asambleas territoriales, organizaciones vinculadas al proceso constituyente, organizaciones de defensa del patrimonio, y organizaciones de promoción de derechos humanos.

3Este programa formativo tuvo lugar entre los meses de septiembre 2020 y enero 2021 y se estructuró a partir de 5 módulos que se dictaron en forma consecutiva: 1. Conocimiento popular y diálogo de saberes. 2. Territorios y buen vivir. 3. Experiencias regionales de redes de cooperación. 4. Construcción colaborativa y feminista de los territorios. 5. Diseño de propuestas territoriales para el buen vivir. Dadas las restricciones sociosanitarias impuestas por la pandemia SarS-Covid19, las sesiones fueron online a través de la plataforma Zoom e incluye-ron en su repertorio pedagógico tanto técnicas convencionales (exposiciones docentes, análisis de experiencias, etc.) como otras técnicas participativas provenientes de la educación popular y adaptadas al entorno virtual con plataformas como Jamboard, Mentimeter, Padd-let, etc. Para más información de los contenidos y metodologías utilizadas, ver Saravia, Rodríguez y Ramirez (2022).

4Es interesante notar que 3 participantes de esta versión del Diplomado presentaron candidaturas a la Convención Constitucional, mientras que 2 lo hicieron para consejeros regionales. En las entrevistas realizadas con estas y estos dirigentes, no solo se evidencian sus dudas respecto a las posibilidades reales de incidencia en estos espacios, sino que también se da cuenta de las fracturas en las organizaciones locales producidas por estas candidaturas.

5Sumado a las múltiples manifestaciones feministas en diversos espacios y a la icónica performance de colectivo feminista Las Tesis, “Un violador en tu camino” que alcanzó revuelo mundial (Ortiz, 2021), las banderas mapuches y la destrucción de estatuas de colonizadores españoles marcaron las jornadas de protesta en 2019. Asimismo, los órganos electos para la redacción de la nueva constitución, tanto la Convención Constituyente, como el posteriormente electo Consejo Constitucional, incorporan en su conformación estas variables, estableciendo criterios de paridad de género y representación de pueblos originarios en ellas (aunque con importantes diferencias en términos de su número en ambos órganos).

Recibido: 25 de Agosto de 2022; Aprobado: 27 de Julio de 2023

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