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Etnográfica

versão impressa ISSN 0873-6561

Etnográfica v.13 n.1 Lisboa maio 2009

 

Denise Fagundes Jardim (org.)

Cartografias da imigração: interculturalidade e políticas públicas

Porto Alegre, UFRGS, 2007, 271 páginas.

 

Esta compilación de artículos nos propone una reflexión sobre los procesos migratorios y el abordaje que les damos en su estudio y en la cotidianeidad.

Se trata de una serie de ensayos basados en la experiencia etnográfica en Iberoamérica. Ponen el punto de mira en la convivencia y las nuevas fronteras que se establecen en el lugar de llegada entre los inmigrantes y las instituciones y los naturales del país. Además tratan de analizar la complejidad en la toma de decisiones del emigrante más allá de la exclusividad “economicista” o “utilitarista” predominante que justifica los movimientos en función de la demanda laboral y clasifica numéricamente a los individuos y sus razones de elección.

Otro aspecto que, en general, aparece reflejado en los textos, es la presentación del migrante con una identidad transnacional, que desafía el sentido de Estado y provoca que sea continuamente relegado al status de extranjero o ciudadano de segunda.

Denise F. Jardim se encarga de organizar los textos y de presentarnos brevemente las contribuciones de los otros colegas. En su introducción nos explica la intención y abordaje general del libro. Creo que lo resume perfectamente en la siguiente frase: “Finalmente, en esa nueva cartografía que proponemos, lo que está en juego no es el origen y el destino, sino un cálculo de distancias, burocráticas y simbólicas, a las que se enfrentan los inmigrantes”.[1]

Eduardo Domenech nos hace un interesante repaso por la evolución de las percepciones y políticas de inmigración en Argentina concluyendo que, a pesar de la progresiva referencia al acceso igualitario a los servicios y la inclusión de algunos elementos externos superficiales, en el fondo persiste la asimilación como única opción para el inmigrante. Me ha parecido un abordaje muy interesante y pleno de sentido pero, desde mi consenso con su postura, he de objetar que sus ejemplos me parecen algo extremos o forzados. Aunque, por otra parte, llevan al fructífero debate sobre las normas que son tolerables y la superposición del Estado a la cultura y al individuo.

Este último tema tiene que ver con las aportaciones de sendas investigaciones sobre la Guayana Francesa y el País Vasco. En ellas, Ana María Teodoro y Adriana María Villalón respectivamente, tratan el conflicto entre la inmigración y la aún reciente creación y asunción de una identidad nacional así como las posibilidades de integración en ella, ya que la nueva inmigración podría desafiar la homogeneidad cultural que se venía construyendo.

Unido a esta postura, Álvaro Benavides, desde su análisis de la inmigración en Galicia, concluye hablándonos de la manipulación política y mediática que relega al inmigrante a la posición de “chivo expiatorio”. Coincido con él en que las interpretaciones economicistas que se hacen en los estudios sociales contribuyen a estas discriminaciones y acusaciones.

Siguiendo este hilo argumental, Daniel Etcheverry se centra en los símbolos de las nuevas sociedades y, en concreto, en la adquisición de papeles: que además del componente legal tiene un componente humano muy importante, y es que la sociedad te define en función de las categorías a las que perteneces o eliges, y si no tienes papeles no eres ciudadano. Este sentimiento de “no-pertenencia” es también destacado por Dulce María Domingos y Joao Mungoi en el caso de estudiantes africanos en Brasil, que a pesar de su legalidad no tienen plenitud de derechos.

Volviendo a Daniel Etcheverry, me parece destacable su apunte de que la emigración se gesta en el origen y esas motivaciones se irán reconduciendo a lo largo de la experiencia en el afrontamiento de la realidad. Esto debería plantearnos analizar el proceso migratorio de una forma deslocalizada, como las diferentes fases de un movimiento.

Este énfasis en la motivación y la experiencia subjetiva que lleva a la realización del sueño de la emigración, lo analiza María Angélica Zamora desde una perspectiva psicológica y lo completa brillantemente con la reestructuración simbólica que tiene que hacer el emigrante en el destino – y para ello se basa en el lenguaje.

Pilar Uriarte comparte la centralidad del lenguaje identificándolo como símbolo de una nueva etapa (en el momento que se domina) de inclusión en el destino. Creo que también podría significar la apertura a nuevas posibilidades, no sólo en el país, sino también migratorias, como el objetivo que nos expone Denise F. Jardim de la obtención de los papeles por parte de los palestinos en Brasil.

Unidos a estos procesos, hay un proceso de creatividad por parte del migrante para la reconstrucción continua de sus valores culturales en otra sociedad, como nos muestra la exposición de Roberta Peters.

Pilar Uriarte argumenta una orientación crítica con un enfoque normalizador de la emigración y desvinculado del eje norte-sur que tanto reduce la complejidad en nuestra visión. A partir de su investigación con náufragos africanos que aparecen casualmente en Venezuela, nos presenta una migración heterogénea en sus causas, multilocalizada y mediada por la red social.

Dulce María Domingos João Mungoi también habla de estrategias supraindividuales, quizá desde un caso en el que el emigrante tiene una mayor constricción (teórica, porque los fines del emigrante pueden ser diferentes) pero coincidente en la existencia de una red social facilitadora.

Cuanto más intervenga esta red social y más presente esté en la vida y relaciones sociales del migrante, habrá una mayor identificación con el origen cultural y una organización más colectiva del viaje y la vida social, como se observa en el trabajo de Denise F. Jardim. Además, la autora nos muestra a través del caso palestino una red amplia y multilocalizada que mantiene relaciones entre sus elementos, con la característica común de no tener un Estado que se identifique con su origen.

Con este enlace de algunas de las posturas que he considerado destacables, de las tratadas en los artículos de los diferentes autores, he intentado mostrar cómo, a pesar de las diferentes situaciones en que llevan a cabo su investigación y algunas diferencias de criterio, el libro se puede concebir y leer como un todo teórico, que aporta perspectivas novedosas que se complementan y actúan desde la etnografía en un diálogo enriquecedor.

 

Álvaro Alconada Romero

Universidad Complutense de Madrid

 

[1] Traducción del portugués: “Afinal, nessa nova cartografia que propomos, o que está em jogo não é a origem e o destino, mas um cálculo de distâncias, burocráticas e simbólicas, a serem transpostas pelos imigrantes” (p. 17).

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