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Laboreal

versão On-line ISSN 1646-5237

Laboreal vol.18 no.1 Porto jun. 2022  Epub 30-Set-2022

https://doi.org/10.4000/laboreal.18932 

Pesquisa empírica

El alkè de los caballos de concurso completo

O alkè dos cavalos de concurso completo

L’alkè des chevaux de concours complet

The alkè of eventing horses

Vanina Deneux-Le Barh1 

Traducción:

Agustina Blanco1 

1IFCE / INRAE - UMR Innovation, Avenue de l’Ecole nationale d’équitation, 49000 Saumur vanina.deneux@ifce.fr


Resumen

Tomando como base los colectivos de trabajo humano-caballo que compiten a alto nivel en la disciplina del concurso completo de equitación, se trata de demostrar en qué medida los caballos adquieren una segunda naturaleza por medio del trabajo. Para ello, se llevó adelante una encuesta ante ocho jinetes de alto nivel. En un primer momento, se realizaron entrevistas semidirigidas, luego se siguió a tres jinetes en el marco de los Campeonatos de Francia de Concurso Completo y los Campeonatos Mundiales de Caballos Jóvenes de 7 años. Los resultados muestran toda la complejidad y riqueza de las relaciones laborales entre humanos y caballos. Surge allí un vínculo ambivalente, desigual, en el cual el humano se esmera por resaltar las cualidades físicas y mentales del atleta equino y este se convierte en un individuo extraordinario.

Palabras-clave : trabajo animal; actividad; relación; reconocimiento; equitación

Resumo

Partindo dos coletivos de trabalho humano-cavalo que competem a alto nível na disciplina do concurso completo de equitação, o objetivo é mostrar como os cavalos adquirem uma segunda natureza através do trabalho. Para este fim, foi realizada uma pesquisa com oito cavaleiros de alto nível. Num primeiro momento, foram realizadas entrevistas semidiretivas e, posteriormente, foram acompanhados três cavaleiros durante os Campeonatos de França de Concurso Completo e os Campeonatos Mundiais de Cavalos Jovens de sete anos. Os resultados mostram toda a complexidade e riqueza das relações de trabalho entre humanos e cavalos. Revela-se uma relação ambivalente, desigual, onde o humano está empenhado em realçar as qualidades físicas e mentais do atleta equino que se torna um indivíduo extraordinário.

Palavras-chave: trabalho animal; atividade; relação; reconhecimento; equitação

Résumé

À partir des collectifs de travail humains-chevaux concourant à haut niveau dans la discipline du concours complet d’équitation, il s’agit de montrer en quoi les chevaux acquièrent une seconde nature par le travail. Pour cela, une enquête a été menée auprès de huit cavaliers de haut niveau. Dans un premier temps des entretiens semi-directifs ont été tenus puis trois cavaliers ont été suivis lors des Championnats de France de concours complet et lors des Championnats du monde des jeunes chevaux de sept ans. Les résultats montrent toute la complexité et la richesse des relations de travail entre humains et chevaux. Il apparait un rapport ambivalent, inégal où l’humain s’attache à mettre en lumière les qualités physiques et mentales de l’athlète équin qui devient un individu extraordinaire.

Mots-clès : travail animal; activité; relation; reconnaissance; équitation

Abstract

Based on the human-horse work collectives competing at high level in the discipline of eventing, the aim is to show how horses acquire a second nature through work. To this end, a survey was conducted with eight high-level riders. Initially, semi-directive interviews were held and then three riders were followed during the French Eventing Championships and the World Championships for seven-year-old horses. The results show the complexity and richness of the working relationship between humans and horses. It appears to be an ambivalent, unequal relationship where the human is committed to highlighting the physical and mental qualities of the equine athlete who becomes an extraordinary individual.

Keywords: animal work; activity; relation; gratitude; horse riding

1. Introducción

En las sociedades occidentales, la única práctica deportiva históricamente instituida y mundialmente reconocida que implique a otra especie animal es la equitación. Desde la Antigüedad, los diversos juegos panhelénicos, entre los cuales figuran los Juegos Olímpicos, presentan pruebas ecuestres. En aquella época, inclusive sin su jinete o auriga, la victoria se atribuía a aquel caballo que hubiera cruzado primero la línea de llegada, contribuyendo más aún a la gloria de su dueño. A fines del siglo XIX, cuando se reanudan las Olimpíadas, la equitación se incluye por primera vez en el programa en los Juegos de París, en 1900, con seis pruebas ecuestres diferentes. Pero la presencia de esta disciplina se torna recurrente solo a partir de la edición de 1912, en Estocolmo. A tal efecto, se seleccionan tres pruebas, inspiradas en el concurso militar del caballo de batalla: salto de obstáculos, adiestramiento y concurso completo. Este último está compuesto por otras dos disciplinas, a las cuales se asocia una prueba de cross. En virtud de la complejidad, la tecnicidad y los riesgos potencialmente mortales, inherentes al test de cross, los jinetes que compiten en el concurso completo destacan la excepcionalidad de sus caballos, insistiendo en el coraje y valentía de su socio equino.

En el marco de una tesis de sociología sobre las distintas formas de trabajo entre humanos y caballos, se realizó un focus group específico con jinetes que competían en la disciplina del concurso completo de equitación a alto nivel. El presente artículo, derivado de ese trabajo de campo, indaga en el trabajo de los caballos calificados como de alto nivel que participan en dicha disciplina. En qué medida el reconocimiento de la agencia y del involucramiento subjetivo del animal, así como de su “ego” (para utilizar el término empleado por un jinete ganador de una medalla olímpica) en el colectivo de trabajo son condiciones previas para el alto rendimiento deportivo.

En primer lugar, este artículo presenta un estado de situación de las investigaciones en ciencias humanas y sociales sobre la citada disciplina ecuestre. Luego, se explicitan el trabajo de campo y la metodología. La última parte de la disertación y la discusión de los resultados se articula en tres secciones. Tras señalar las características sociológicas de los jinetes, me detengo en la relación ambivalente que mantiene el jinete con su caballo, que es una alianza y a su vez un vínculo entrenador-entrenado. Por último, demuestro en qué medida la socialización secundaria del caballo instaurada por el trabajo con los humanos permite a este adquirir una segunda naturaleza, pasando así de un estatuto de presa a aquel de competidor de alto rendimiento.

2. Los trabajos sobre el concurso completo de equitación en ciencias humanas y sociales

2.1. ¿Qué es el concurso completo de equitación?

Antes de iniciar la presentación del estado del arte relativo a la disciplina ecuestre del concurso completo de equitación (CCE), me parece necesario definir en qué consiste esta prueba. Se trata de un legado que nos llega de la competencia de caballos de batalla de la segunda mitad del siglo XIX. En aquel entonces, el propósito era mostrar el adiestramiento, la resistencia y el valor de los caballos militares. Con motivo de su introducción en los Juegos Olímpicos de 1912 en Estocolmo, la prueba se dividió en cinco certámenes que se repartían en cinco días: primer día, carrera de 55 km seguida de un circuito de cross de 5 km; segundo día, descanso; tercer día, carrera de velocidad con obstáculos a lo largo de 3,5 km; cuarto día, circuito de obstáculos; último día, reprise de adiestramiento1. Ese formato olímpico fue modificado varias veces. La última reestructuración data de 2004 y establece que se realizarán tres pruebas durante tres días consecutivos 2. Tratándose de competiciones internacionales, antes del inicio del concurso, todos los caballos son presentados ante una comisión veterinaria que verifica la identidad del animal, su seguimiento sanitario y valida su aptitud física para competir. La competición empieza con una reprise de adiestramiento, es decir, una sucesión de figuras de doma en los tres aires (paso, trote, galope), sobre un espacio denominado pista, constituido por un rectángulo de 60 metros de largo por 40 metros de ancho. La prueba dura un poco menos de 5 minutos, y los criterios de ponderación de la coreografía versan principalmente sobre la precisión de cada movimiento efectuado, la sumisión, así como la desenvoltura del animal y la armonía de la dupla. El segundo día, se corre el cross. En el caso de las pruebas más difíciles, la meta es saltar unos cuarenta obstáculos fijos, de índole muy variada (tronco de árbol, hoyos, vados, etc.), en una distancia media de seis kilómetros con desnivel, a una velocidad de galope de 570 metros por minuto. Dicha prueba se propone evaluar la resistencia, la franqueza y el coraje de los caballos. Al día siguiente, los animales son nuevamente presentados ante la comisión veterinaria, la cual autoriza o no su continuidad en la competición. Los caballos admitidos participan en la última prueba, el salto de obstáculos, cuyo objetivo es saltar entre doce y dieciséis obstáculos de una altura promedio de 1,25 metro, sobre un recorrido de 600 metros, a una velocidad de galope de 375 metros por minuto. Con esta última prueba, los caballos son evaluados en cuanto a sus aptitudes técnicas y de recuperación 3.

Imagen 1 : Prueba de adiestramiento. Juegos Ecuestres Mundiales de Normandia 2014. Fuente : Atlas & Cie. 

Imagen 2 : Prueba de cross. Juegos Ecuestres Mundiales de Normandia 2014. Fuente : Atlas & Cie. 

Imagen 3 : Prueba de salto de obstáculos. Juegos Ecuestres Mundiales de Normandia 2014. Fuente : Atlas & Cie. 

2.2. El concurso completo de equitación como objeto de investigación científica

Tanto en el campo científico francés como anglosajón, son escasos los trabajos que abordan específicamente el CCE. Las investigaciones sobre esta disciplina se inscriben dentro de investigaciones más vastas sobre el conjunto de las prácticas ecuestres y se sitúan principalmente en el campo de los estudios veterinarios, más precisamente la fisiología y la biomecánica animal (Denoix, 2014), pero también la evaluación del desempeño equino mediante la genética (Ricard & Robert, 2019). En lo que atañe a los jinetes, los enfoques fisiológicos y biomecánicos también son preponderantes en los estudios llevados a cabo en ciencias y técnicas de las actividades físicas y deportivas (STAPS). Por último, existen estudios sobre la interacción jinete-caballo en el plano biomecánico y sobre la carga de trabajo (Galloux & Bessat, 2018).

En Francia, los deportes ecuestres están poco presentes como objeto de investigación de las ciencias humanas y sociales. Por consiguiente, fuera de los estudios de Le Mancq (2007), son raros los trabajos sobre la dupla jinete-caballo en los deportes ecuestres de alto nivel, y menos aún sobre el CCE. Las investigaciones producidas en sociología del deporte tratan sobre todo, por una parte, la profesión de instructor de equitación y, por otra, la relación entre jinetes profesionales y jinetes amateurs (Chevalier & Le Mancq, 2010; Slimani, 2014) 4. Solo Régnier (2014) se abocó a la corporeidad de la relación jinete-caballo durante el aprendizaje de la equitación.

En cambio, existe entre los investigadores anglosajones un conjunto de trabajos - en el ámbito de los Human-Animal Studies - relativos al vínculo entre humanos y caballos en el contexto de los deportes ecuestres en competición, dentro de los cuales puede incluirse el CCE - en particular, las investigaciones de Gilbert y Gilett (2011), Coulter (2014), Dashper (2014), y Hogg y Hodgins (2021). Dichos estudios se focalizan ya sea en la díada jinete-caballo en competición, ya sea en las relaciones de clase y género que se constituyen en el ámbito de los deportes ecuestres (temas también presentes en los trabajos franceses ya citados). Estas investigaciones exhiben la ambivalencia del vínculo humano-caballo, tanto al nivel amateur como en el mundo profesional, entre la instrumentalización del caballo al servicio de la gloria deportiva del jinete y la relación íntima, por no decir simbiótica, de la dupla. Inscritos dentro del campo de los Animal Studies, algunos de los mencionados artículos dirigen una crítica desde un punto de vista ético hacia la relaciones antropoequinas, reduciéndolas a un nexo de dominación y explotación. A lo largo de mi investigación bibliográfica, sobresalieron dos artículos exclusivamente dedicados al concurso completo de equitación. El primero pertenece a la canadiense Wipper (2000), que se detiene en la importancia que los jinetes conceden a la noción de alianza con sus caballos. El segundo es de autoría de dos australianas, K. Thompson & C. Nesci (2013), quienes abordan una de las especificidades de la disciplina del CCE: la peligrosidad a veces fatal de la prueba de cross, tanto para el animal como para el jinete, a raíz de una caída.

Si bien tales investigaciones pueden indagar en la cuestión del trabajo de los caballos, solo lo hacen para reconocer la agencia del animal y su rol en el empleo de los jinetes, mas no ahondan ni en la noción de actividad en el sentido del trabajo que se está haciendo, ni en las consecuencias en materia de salud física y psíquica de los individuos en cuestión.

2.3. Abordar el trabajo de las duplas antropoequinas en la disciplina del concurso completo de equitación

En Francia, los trabajos realizados por el colectivo Animal’s Lab dirigido por J. Porcher, fundados inicialmente en el marco teórico de la psicodinámica del trabajo (Dejours, 2013), pusieron al descubierto la existencia de un trabajar animal (Porcher et al., 2017) y la inscripción del animal en una carrera profesional (Mouret, 2018; Deneux-Le Barh, 2020). Ese trabajar animal se define del siguiente modo:

“una subjetividad animal comprometida en el trabajo con los humanos. Tal involucramiento no tiene nada de natural ni espontáneo, se construye mediante aprendizajes, comunicación, afecto, así como movilizando la inteligencia y las aptitudes de los animales. En virtud de nuestras investigaciones, y en sintonía con la clínica del trabajo, para la cual trabajar es colmar la brecha entre lo prescrito y lo real, definimos el trabajar animal como el esfuerzo que ha de hacer el animal (un perro guía, una vaca lechera, un caballo, un elefante en el circo, un oso en un set de cine, etc.), más allá del marco y los procedimientos implementados por los humanos, para alcanzar los objetivos que se le imparten. Dicho trabajo no depende de la especie considerada, sino de cada individuo en su singularidad” (Porcher, 2017, p. 175).

La sociología de las relaciones laborales entre humanos y animales es un campo emergente que deja espacio para la interdisciplinariedad y las hibridaciones epistemológicas. En el marco del presente artículo, con miras a comprender mejor lo que está en juego en las relaciones laborales entre humanos y caballos, adopto una aproximación interdisciplinaria basándome en conceptos y teorías procedentes de la psicodinámica del trabajo -marco inicial de referencia de mi equipo de investigación-, o bien de la sociología clínica del trabajo. Así pues, acerco ese trabajar al concepto de actividad, en el sentido del trabajo que se está haciendo, corriente en la sociología clínica. Asimismo, al estudiar la actividad, es posible analizar los efectos del trabajo en los modos de compromiso corporales y físicos de los individuos, ergo sus conductas (Dujarier et al., 2016). Apoyarse en el concepto de actividad es también la manera de aprehender las formas de la socialización secundaria interespecífica.

Contrariamente al trabajo entre humanos, los resultados ponen en evidencia la importancia del nexo afectivo, necesario para los animales para involucrarse en el trabajo. En lo que refiere a los caballos, tal dimensión ha sido investigada con mayor profundidad en los trabajos sobre la doma (Porcher & Barreau, 2019) a partir del método conocido como “Blondeau”. Se demuestra la existencia de un cimiento relacional que alía afectividad y autoridad, el cual permite que el animal exprese su individualidad e instaure un vínculo de confianza en el trabajo. En mi tesis de doctorado (2021), estudio los discursos que pronuncian los profesionales (provenientes de todos los sectores equinos) acerca del trabajo con los caballos, la agencia de estos y el reconocimiento de su lugar en el colectivo de trabajo. Al comienzo de sus discursos, los profesionales se refieren a la parte instrumental de sus équidos, ellos son su “herramienta de trabajo”. No obstante, cuando se menciona la actividad del colectivo y la actividad del propio animal, esa parte instrumental desaparece en provecho del socio laboral y del lugar central de lo afectivo (equinos y humanos) que se pone en acción en el trabajo. Los resultados demuestran que, sea cual fuere el sector equino estudiado, los profesionales reconocen de modo unánime la agencia 5 de sus caballos y, a menudo, hablan de la inteligencia situacional de sus pares equinos. Asimismo, surge de ello que el lugar y el papel de los caballos en la organización del trabajo influyen de manera implícita en la relación moral que los humanos tienen con el trabajo junto al animal, obligándolos a realizar ajustes en sus representaciones, sus prácticas y sus valores. Con independencia del sector equino en cuestión, se traba una tensión moral entre la racionalidad primera, fundada en la afectividad y el amor por el caballo, y la racionalidad secundaria, que es económica y exige el equilibrio financiero a fin de que el colectivo de trabajo perdure. Las decisiones deónticas de los profesionales, entendidas como obligaciones morales, se toman entonces a la luz de una tensión moral inicial, lo cual conlleva que el bienestar o el malestar de los caballos y los humanos se correlacionen, ante todo, con las condiciones de trabajo del colectivo antropoequino.

A partir del marco teórico inicial del trabajo animal y siguiendo los estudios llevados adelante en el transcurso de mi tesis, el propósito ahora es presentarles -para el caso del CCE- en qué medida el reconocimiento de la agencia y de la implicación subjetiva del caballo en el colectivo de trabajo son condiciones previas para el desempeño deportivo.

3. La encuesta efectuada en los colectivos de trabajo antropoequinos de concurso completo

3.1. Presentación del trabajo de campo

El estudio presentado es entonces un focus derivado de una investigación doctoral sobre las relaciones de vida y trabajo entre los profesionales y sus caballos. Con miras a obtener una visión panorámica de tales formas de colaboración, realicé ciento ocho entrevistas semidirigidas a distintos actores de los deportes ecuestres (competición y centro ecuestre) e hípicos (carreras de galope y de trote), del lazo social (espectáculo, cuidados, policía, entre otros), de la ecología (labores viales, agrícolas, entre otros) y transversales (veterinarios, herreros, proveedores de equipos, entre otros). Cada entrevista duró un promedio de una hora, y todas ellas fueron grabadas y transcritas. Los temas de la grilla de entrevista fueron: la entrada de los humanos en un oficio antropoequino; el compromiso subjetivo de los caballos en el trabajo y su reconocimiento; las trayectorias de los caballos; las buenas condiciones de vida y trabajo para los caballos, pero también para los humanos; la figura idealtípica del hombre de a caballo. Con el objeto de afinar mi enfoque panorámico por medio de casos concretos, realicé dos focus. El primero relativo a las relaciones de vida y trabajo de las duplas antropoequinas abocadas a misiones de seguridad pública (Deneux-Le Barh, 2020). El segundo centrado en binomios antropoequinos que competían en la disciplina del concurso completo. De los ciento ocho entrevistados, ocho conforman este focus. Se trata de cinco hombres y tres mujeres que integran o han integrado la esfera de las competiciones de CCE a escala internacional; dos de ellos son ganadores de medallas olímpicas. Dentro de ese grupo, retomé contacto con dos amazonas, dos jinetes y una moza de cuadra para profundizar el focus, entrevistando a todos ellos con mayor ahínco y siguiéndolos en competición durante el otoño de 2018. En el contexto de una nueva entrevista, el complemento de encuesta versaba sobre las modalidades de contratación y de construcción de la carrera de los caballos y sobre el diseño de una temporada de competición: planificación del entrenamiento, organización del certamen, etc. Inicialmente, los iba a seguir junto a sus dos caballos en dos competiciones de nivel internacional. Primero, la prueba del Campeonato de Francia de Concurso Completo, que se celebró en septiembre de 2018 en Lamotte Beuvron; luego, según los resultados y las oportunidades, habría una segunda instancia. Pero resultó que una de las amazonas no pudo asistir a la competición porque sus dos caballos se lesionaron; solo se realizó entonces la entrevista complementaria. Por consiguiente, durante ese evento seguí y filmé a tres jinetes. En virtud de los resultados obtenidos, los dos jinetes del focus clasificaron con un caballo cada uno para los Campeonatos del Mundo de Caballos Jóvenes de 7 años y para el Mondial du Lion, que tenía lugar a fines de octubre en Lion d’Angers, donde pude asistir. La otra amazona, por su parte, fue seleccionada con sus dos caballos para competir en octubre en Montelibretti, Italia. En esa oportunidad, su amiga y moza de cuadra se encargó de filmarla durante las pruebas, pues yo no pude viajar. Después de ese período de seguimiento in situ, acudí tanto al lugar de trabajo como al domicilio de los jinetes para llevar adelante la entrevista complementaria y recoger sus reflexiones acerca de lo que habían vivido a partir de la visualización de los videos de sus pruebas. Esas entrevistas complementarias duran dos horas cada una en promedio y todas ellas fueron grabadas y transcritas.

3.2. Metodología de análisis

En el marco de mi tesis, las entrevistas de los ciento ocho entrevistados, entre los cuales figuran los ocho integrantes del focus, fueron procesadas mediante un programa de textometría. Lo interesante de los análisis lexicométricos es que permiten aproximarse a las variaciones en las percepciones y la aprehensión de la realidad. Y esto asimismo permite detectar las diferencias de significado de las experiencias sociales tanto a escala individual como colectiva (Reinert, 2008). El programa utilizado es IraMuTeQ (Ratinaud & Marchand, 2012), el cual recoge las funcionalidades del programa Alceste, creado por Max Reinert. El método de clasificación jerárquica descendiente de Reinert procede de la partición del corpus global en un conjunto de clases semánticas. Según Reinert (2008), el enunciado corresponde al punto de vista individual, mientras que el contexto que hallamos en la regularidad de una clase de palabras es la expresión de un mundo lexical que es reflejo de una representación colectiva. Representaciones colectivas que se entienden como un modo de apropiación del mundo y de lo real por medio de la actividad de la interpretación y que, por tanto, construyen teorías del saber común (Moscovici, 1961). Así las cosas, las clases semánticas obtenidas mediante el programa dan cuenta de los preconstructos culturales comunes a las diferentes esferas del trabajo antropoequino. En el caso de mi investigación doctoral, tales representaciones colectivas plasman una verdad compartida, un mundo vivido por los profesionales del sector equino en materia de compromiso en el trabajo, actividad, agencia e inteligencia de sus caballos, condiciones de trabajo compartidas, reconocimiento de la labor efectuada, contagio de las emociones en el trabajo y figura idealtípica del hombre de a caballo (Deneux-Le Barh, 2021). Las entrevistas de los jinetes de este focus no conformó un corpus tratado aparte por el programa IraMuTeQ. Así y todo, cada entrevista fue objeto de un análisis discursivo clásico de la metodología cualitativa, siendo el objetivo echar luz a las particularidades propias de este tipo de colectivo de trabajo, en atención a la totalidad del corpus inicial. Las entrevistas complementarias a los jinetes seguidos en competición también fueron objeto de un análisis discursivo. En cambio, los videos registrados con motivo de los certámenes no fueron sujetos a un tratamiento analítico, solo sirvieron de soporte para los discursos de los interrogados.

4. Los colectivos de trabajo antropoequinos que compiten a nivel internacional en la disciplina del concurso completo de equitación

4.1. Las características de los profesionales estudiados

El estudio sobre los colectivos de trabajo antropoequinos que compiten en CCE se basa en un pequeño plantel de entrevistados, ocho en total. Este panel está compuesto por tres mujeres y cinco hombres. Entre ellos, seis son jinetes en ejercicio, uno es entrenador y el último individuo es la cuidadora de caballos de uno de los jinetes. Siete trabajan en los departamentos franceses de Indre-et-Loire y Maine-et-Loire, el último en Les Yvelines. Dos hombres tienen más de sesenta años, uno hoy está jubilado, el otro continúa compitiendo en eventos internacionales. Dos jinetes y la cuidadora de caballos pertenecen a la franja etaria de 40-55 años, las dos amazonas y el jinete restante tienen entre 20 y 30 años. Tres de ellos trabajan en el Instituto Francés del Caballo y la Equitación (IFCE), un establecimiento público, otro ocupaba un puesto en la Guardia Republicana.

La escasa cantidad de personas para un focus ofrece, empero, la posibilidad de observar la dicotomía de los profesionales, factor corriente en los deportes ecuestres, ligada al capital económico y social (Chevalier & Le Mancq, 2010; Slimani, 2014). Tres individuos (dos hombres y una mujer) de mi panel provienen de familias ya instaladas en tanto profesionales de los deportes ecuestres y conocidas regionalmente en un caso, nacionalmente en otro e internacionalmente en el último. Estos jinetes poseen un capital social que los integra y les asegura un reconocimiento en el ámbito de las competiciones de alto nivel. Sin embargo, solo uno de ellos tiene la posibilidad de dedicar principalmente su empleo a la competición de alto rendimiento, ya que es empleado del IFCE, institución que pone a su disposición los caballos y costea los gastos inherentes al mantenimiento de los animales y a los certámenes. Además, tiene asignada una empleada para mantener y cuidar su tropilla. En cuanto a los otros dos entrevistados, la competición de alto nivel es su actividad secundaria, puesto que también trabajan como instructores de equitación y participan en la gestión del centro ecuestre de su familia.

La otra parte del panel (tres hombres y dos mujeres) conoció el mundo de los deportes ecuestres a partir de la práctica deportiva durante la infancia y la adolescencia. La contratación de dos de ellos por parte de establecimientos públicos, el IFCE y la Guardia Republicana, les permitió conseguir los medios para competir en las grandes ligas (según las mismas modalidades que la situación del jinete antes mencionado). Con respecto a la amazona, el capital económico de su familia le garantiza el poder adquirir buenos caballos para acceder rápidamente a un nivel internacional de competición. El jinete restante, el más mayor, registra buenos desempeños en campeonatos internacionales y en los Juegos Olímpicos, lo cual le permite acceder a distintos mecenas que participan en la compra de caballos y en los gastos originados en las competencias en el exterior. La última persona no posee capital económico ni social para participar en competiciones ecuestres en tanto amazona. Con todo, el reconocimiento de sus cualidades profesionales como cuidadora le permitieron desempeñarse como moza de cuadra en prestigiosos eventos.

4.2. La ambigüedad de la relación deportiva entre el jinete y su caballo

En sendos artículos, Dashper (2014) y Hogg y Hodgins (2021) hacen referencia al vínculo dicotómico entre racionalidad instrumental y racionalidad afectiva que existe entre los jinetes y sus caballos. Los segundos pueden a veces ser meros objetos de comercio. Tal dicotomía puede encontrarse en distintos oficios antropoequinos, en los cuales los caballos son presentados como herramientas de trabajo inscritas en un cuadro de amortización contable. Así y todo, esa visión instrumental no se sostiene a partir del momento en que entramos en la esfera de la actividad -en el sentido del trabajo que se está haciendo- con los caballos. Estos se convierten entonces en socios (Deneux-Le Barh, 2020, 2021). Al contrario de los otros sectores profesionales investigados durante la tesis, ninguno de los entrevistados de este focus se refiere a dicha ambivalencia. Hablan de sus caballos en términos de compañero de trabajo y, sobre todo, los presentan como auténticos atletas, como indica Sabine, la moza de cuadra de Olivier6

“Lo que les digo a muchos es que los caballos de competición - a ese nivel - son como los atletas de alto nivel. Creo que tienen el mismo seguimiento, tienen su kinesiólogo, su masajista, su médico obviamente. Requieren más o menos las mismas preparaciones".

Para el conjunto de los entrevistados, lo que guía la carrera del animal es su desempeño, sopesado a la luz de sus aptitudes físicas y mentales. En función de la capacidad del caballo para obtener un buen rendimiento, se lo reorientará, o no, hacia otros empleos, en particular, la formación, como sucede en ambas instituciones públicas estudiadas, o entre los profesionales que administran un centro ecuestre. En el IFCE, la carrera del caballo se focaliza y planifica, como explica Olivier:

“Se ha establecido una suerte de carrera tipo del caballo deportivo, considerando que el animal a priori tiene tres años cuando se lo compra, su destino final suele ser la formación. (…) es adiestrado por un funcionario por medio de la competición, a efectos de servir para la instrucción”.

En tanto y en cuanto mantenga su desempeño conforme a las expectativas establecidas por la dirección deportiva del establecimiento, el animal conservará su vocación deportiva. Para los demás entrevistados, en virtud de su calidad, el caballo puede ser vendido a otro jinete de alto nivel o, como suele ocurrir las más de las veces, a un jinete amateur. El animal conserva entonces su orientación profesional de deportista. Su valor mercantil no se desprende de una lógica en la cual el animal es reificado, sino de la voluntad de que el caballo pueda continuar trabajando en función de sus potencialidades, lo cual no impide que el profesional obtenga de él una plusvalía económica.

Cuando los caballos conservan su vocación deportiva, su carrera se gestiona al estilo de un atleta humano. La ambigüedad del vínculo entre los profesionales y sus caballos sale entonces a la luz. En efecto, los entrevistados conceden primacía a la calidad de la relación laboral que tienen con su par equino, lo que prevalece es la sociedad entre ambos. Sin embargo, en un plano estrictamente deportivo, el análisis de los discursos y el estudio de los protocolos de entrenamiento indican que el jinete se inviste de una postura de entrenador y el caballo de entrenado. Cuando los jinetes integran el equipo de Francia desde una perspectiva de calendario mundial y olímpico -como sucede con Olivier, Philippe (ambos titulares de medallas olímpicas) y Nicolas-, acceden a un seguimiento médico, nutricional y a un programa de actividades físicas complementarias. Asimismo, Olivier y Nicolas, al estar en el IFCE, pertenecen a una estructura que les brinda tales seguimientos específicos. Entre los otros jinetes interrogados, una amazona menciona una preparación física complementaria (footing y natación) en invierno, cuando los caballos están descansando; los demás solo prestan atención a la dieta con miras al concurso, como sostiene Alexis:

“Como monto mucho, realmente no necesito hacer demasiado esfuerzo. Después, intento, en fin, presto atención a lo que como dos días antes de los concursos para no terminar con un problema intestinal o lo que sea justo ese día. Me cuido un poco, no voy a ir a McDonald’s el día antes del certamen”.

Para Olivier, “sin llegar a considerar, como puede pasar a veces, que el caballo hace la totalidad del esfuerzo, lo cual obviamente no es verdad, lo cierto es que sí es el actor físico del desempeño.” De hecho, para el conjunto de los entrevistados, todo se hace en función del atleta equino y el jinete es su entrenador. Para Alexis, le corresponde a este último ponerse al servicio del caballo: “Me tengo que adaptar, tengo que poder brindar a mis caballos buenas condiciones para que hagan deporte.” Así pues, el jinete se ocupa de la progresión deportiva de sus caballos, imitando el modelo de progresión de los atletas humanos. Desde un punto de vista físico, se presentan dos criterios como determinantes: la flexibilidad y la respiración. El trabajo de formación y de cuidado gira en torno a esos dos ejes. Primero, los jinetes prestan atención a la flexibilidad y planifican varias sesiones semanales de gimnasia en plano o con obstáculos, así como sesiones de estiramiento. Después, también se trabaja la respiración varias veces por semana con paseos, salidas al exterior para que el animal ande casi exclusivamente al trote, así como entrenamientos de fondo en pistas especiales para el galope. El análisis discursivo de las entrevistas pone de relieve la particularidad de las palabras de Olivier, que utiliza un vocabulario muy marcado por la biomecánica, con numerosas comparaciones con el entrenamiento del atleta humano, así como por los principios de condicionamiento que operan tal como los desarrolla la etología. Los demás participantes en estudio conceden una mayor atención a la parte mental del caballo en el transcurso de tales fases de entrenamiento. A imagen de los atletas humanos, los caballos de alto rendimiento tienen un intenso seguimiento nutricional, médico y paramédico. La alimentación es presentada como un punto sobresaliente. La composición de las raciones se conversa con un especialista del proveedor de alimento balanceado y también con el veterinario, y se añade una serie de suplementos nutricionales para mejorar la musculatura, la recuperación, la flexibilidad articular, en función de las necesidades de cada animal. El herraje también es individualizado. A estos dos pilares de la salud cotidiana de los equinos se suman un seguimiento veterinario regular y cuidados específicos tales como odontología, osteopatía, mesoterapia, shiatsu, etc. Aunque los encuestados no hayan abordado el tema, cabe mencionar el desarrollo reciente de una economía del cuidado de caballos, con la multiplicación de instituciones de balneoterapia y reeducación deportiva especializada.

El calendario de los certámenes se supedita a la adquisición y el mantenimiento de las condiciones físicas y fisiológicas de desempeño del atleta equino. Todos los entrevistados presentan el mismo esquema de planificación de la temporada de concursos, que por lo general arranca a fines de febrero o principios de marzo. Según la edad y/o el grado de aptitud técnica del caballo, el jinete estipula uno y hasta dos objetivos principales por temporada, es decir, sea la final de un campeonato, sea una prueba internacional superior que esté al nivel del caballo al inicio de la temporada. A partir de esos plazos, se define hacia atrás el calendario de las pruebas y los entrenamientos. Se calcula ante todo las pruebas intermedias y el tiempo de descanso asociado. En efecto, los jinetes mencionan las características extenuantes física y mentalmente de los triatlones equinos. Según el nivel de la prueba, el tiempo de recuperación para el caballo puede ser de una semana a un mes. Dicho esto, no significa que en ese período el trabajo se frene totalmente, son solo dos a siete días de reposo completo, el resto del tiempo se dedica a una recuperación activa. Las pruebas intermedias son calificadas de “galopes”, y los entrevistados se refieren a ellas de manera ambivalente. Por un lado, se perciben como entrenamientos técnicos en situación, pues salvo en caso de problema durante un concurso, para entrenar caballos no se utilizan obstáculos fijos. Por otro, el desempeño ha de estar a la orden del día, dado que en algunas competiciones el resultado es lo que permite al jinete acceder al nivel superior. En función de sus caballos, los jinetes eligen determinados lugares de concurso en vez de otros. Alexis explica:

“Hay concursos a los que no dudo en ir si ha llovido. Pero si hace un mes que no ha caído una gota, definitivamente no voy a ir, porque inclusive si el organizador hace todo el esfuerzo del mundo, sé que el suelo no va a ser cómodo para los caballos." Más adelante, aclara: "Tenía una yegua a la que le encantaba que corriéramos después en el barro. Badmington prefiere cuando el suelo es como un green de golf. Cuando el suelo está pegajoso, me da la impresión de que está incómodo”.

La cuestión del suelo es un denominador común a todos los profesionales interrogados para este focus y en el marco de mi tesis. El suelo es un constituyente crucial de las buenas condiciones de trabajo para el equino, y sobre todo para su integridad física (Deneux-Le Barh, 2021).

Imagen 4 : Amazona en el cross de los Juegos Ecuestres Mundiales de Normandia 2014. Fuente : Atlas & Cie. 

Cuando se fijan los plazos principales e intermedios, los jinetes definen salidas de "adiestramiento puro" o de "salto de obstáculos puro" según las necesidades de sus caballos, con miras a mejorar el nivel técnico y, por ende, el desempeño del animal en los CCE. Por último, llegan las sesiones de entrenamiento, gimnasia, estiramiento y fondo antes citadas. En los hechos, la gestión de una temporada de competición es muy empírica y no deja de reajustarse acorde con la salud de los caballos, su buena o mala forma, el período de aprendizaje de nuevas dificultades técnicas, así como su estado anímico. La temporada culmina a fines de octubre, principios de noviembre, por lo que dicho período dura unos cuatro meses. Los caballos de Coralie y Olivier tienen un tiempo de trabajo y labor física más ligero, mientras que los caballos de Émeline y Alexis tienen un tiempo de descanso completo de un mes aproximadamente, durante el cual se los saca a pastar. Los caballos reanudan el entrenamiento y la preparación física en enero.

Como complemento de las entrevistas, yo iba a seguir a Olivier, Alexis, Coralie y Émeline en concurso, junto a sus dos respectivos caballos. Pero resultó que Émeline no pudo participar en esa fase de la investigación, pues debió poner término a la temporada de sus dos caballos, herido uno, enfermo el otro. Ergo, a fines de septiembre de 2018, me reencontré con Alexis, Coralie y Olivier en el Campeonato de Francia de Jinetes Profesionales y en el Campeonato de Francia de Caballos Jóvenes, en Lamotte Beuvron. Coralie competía en la prueba “pro 1” con su yegua Adélaïde y en la prueba “pro élite” (la más elevada del certamen, que equivale a un concurso completo internacional de tres estrellas) con su otra yegua, Quillota. En esa misma categoría competía Olivier con su caballo Quirindi. Por último, Olivier con Brigadoon y Alexis con Badmington y Burghley estaban inscritos en el Campeonato de Francia de Caballos Jóvenes de 7 Años. Esa fecha correspondía a una prueba intermedia, un “galope”. Para Coralie, los objetivos finales eran obtener la autorización para llevar a sus yeguas al concurso internacional tres estrellas largo y corto de Montelibretti, en Italia. La distinción entre un concurso completo largo y uno corto radica en la distancia y en la cantidad de obstáculos que se han de saltar durante la prueba de cross. Además, la prueba de salto de obstáculos puede estar programada antes del cross. Para Olivier, el objetivo era preparar a Quirindi para el prestigioso concurso internacional cinco estrellas de Pau (solo seis sitios en el mundo cuentan con la acreditación para programar tal nivel de pruebas). Por último, tanto para Alexis como para Olivier, era importante terminar la prueba de caballos jóvenes entre los cinco primeros, a fin de calificar para los campeonatos mundiales de 6 y 7 años al mes siguiente, en el Lion d’Angers.

Imagen 5 : Jinete en el cross de Mondial du Lion 2018. Fuente : Annemarie Ledoux. 

Los concursos internacionales “largos” se desenvuelven siempre de igual manera. Se llega el miércoles, o el martes. El miércoles, todos los caballos se presentan a una primera visita veterinaria. A continuación, sigue el sorteo que define el orden de salida de los participantes. Según la cantidad de inscritos, la primera prueba se desarrolla en uno o dos días, lo cual incide en la organización del trabajo de los caballos durante la competición. El sábado se destina a la prueba del cross. Por último, el domingo por la mañana los caballos se presentan nuevamente ante los veterinarios, y quienes son aceptados participan en la prueba de salto de obstáculos. El seguimiento in situ de las pruebas, en el contexto del concurso completo de equitación, permite extraer varios datos relativos a la estructuración del colectivo antropoequino y a la organización del trabajo que les compete. El análisis discursivo permite captar que la díada jinete-caballo se relaciona con varias partes interesadas (veterinarios, herreros, dueños, entrenadores, etc.). En el caso de Nicolas y Olivier, un cuidador se ocupa de las labores diarias y los cuidados de los animales. Las observaciones realizadas durante los campeonatos de Lamotte Beuvron y del Lion d’Angers echan luz a dicha organización laboral y a la jerarquización de las tareas que se desenvuelven en el transcurso del certamen. De nuevo, todas las atenciones se centran en el caballo y el tiempo de trabajo se organiza atendiendo al animal y a su horario de pasada. Ante todo, hay una importante logística. Como resume Coralie, “se muda casi toda la caballeriza”, y esa mudanza tiene por objeto asegurarle al caballo buenas condiciones de vida (horquilla, baldes, alimentación) y trabajo. Para cada prueba, el caballo requiere un material diferente y específico (montura, arnés, freno, protecciones). En lo que atañe a los humanos, las condiciones de vida dependen de los recursos económicos, o del lugar jerárquico del individuo en la empresa. En el caso de Olivier, que puede extenderse a los jinetes que consiguen posicionarse en una carrera de alto nivel, el hospedaje es en un hotel, y los cuidadores duermen en las cabinas de los camiones dispuestas a tal efecto, para permanecer cerca de los caballos. Los demás jinetes interrogados y sus acompañantes, por su parte, se alojan en el camión o en una tienda de campaña.

De las observaciones surge asimismo una jerarquización del trabajo. En la cima, el atleta caballo, que debe acceder a las mejores condiciones físicas y psicológicas para arrojar el mejor rendimiento. Luego, el jinete, de quien se espera una gran capacidad de concentración y una labor de detección y análisis de las dificultades para facilitar el trabajo del caballo. Philippe, medalla olímpica, compara al jinete con un piloto cuya destreza debe poner de relieve el potencial y las cualidades atléticas del animal. Olivier, al analizar su circuito de salto de obstáculos con Quirindi durante los Campeonatos de Francia en Lamotte Beuvron, se atribuye la falta que derribó una barra e indujo cuatro puntos de penalidad, relegándolo del segundo al cuarto puesto. Así lo explica: “Entonces cometí la falta que recién vimos. En términos técnicos, soy responsable de esa barra que se cae. (…) Corté un poco la curva, entonces el eje no era perfecto, y el trazado tampoco”.

Imagen 6 : Amazona en la prueba de salto de obstáculos. Campeonato de Francia 2018.. Fuente : Atlas & Cie.. 

Por último, tenemos a los cuidadores, que se encargan de administrar las condiciones de vida y las condiciones materiales del caballo, al tiempo que brindan asistencia al jinete. Para Sabine, la moza de cuadra de Olivier, su rol es muy claro. Por una parte, “su” caballo ha de beneficiarse de toda la atención, el consuelo y los cuidados necesarios. Por otra, le compete asegurarse de que el jinete no tenga otra cosa que hacer que concentrarse en la competición. Ella es quien está a cargo del caballo. En el caso de Alexis, que no cuenta con el capital económico para tener un cuidador, quien se ocupa de esas labores es su compañera. Frente a los desafíos más consecuentes, como pueden ser estos dos campeonatos, la familia conforma un colectivo de trabajo unido y eficiente. Para Coralie y Émeline, la tarea de cuidado de los animales no es algo que se delegue fácilmente a un tercero. Coralie recurre a la ayuda de una de sus amigas cuando el tiempo apremia y frente a una nueva situación, como ocurrió durante el concurso en Italia, su primera competencia en el exterior. Aquí, en el marco del deporte de alto nivel, el “trabajo ingrato” y las tareas sucias destinadas al cuidado del caballo conllevan el “reconocimiento del trabajo del care", adquiriendo así “la dimensión noble de la actividad que consiste en ocuparse de los otros” (Molinier et al., 2010, p.13). Ese trabajo también implica participar en la posibilidad de desempeño del caballo.

Imagen 7 : Reconocimiento de la prueba de cross en el Mondial du Lion 2018.. Fuente : Atlas & Cie.. 

El atractivo más sobresaliente del CCE, ya sea para el jinete o para el espectador, es el circuito de cross. Es una verdadero espectáculo. Se lleva a cabo en plena naturaleza, los caballos galopan a toda velocidad, saltan obstáculos que varían en color y forma, se oye la respiración de los animales y retumba el ruido de los cascos golpeando el suelo. La prueba trae aparejada una dramaturgia, dado el riesgo de caída o muerte del jinete, o del caballo. El cross es también lo que da brillo a los caballos y jinetes. Estos últimos reconocen e insisten en que esa prueba es física y psicológicamente extenuante para el animal; es el centro del certamen.

Imagen 8 : Jinete en el cross en el Mondial du Lion 2018.. Fuente : YDTC.. 

Al observar con más detenimiento, el punto culminante de la competición es lo que viene justo después del cross, léase, la fase de recuperación. En la llegada del cross, el caballo es conducido hacia una zona veterinaria, dentro de la cual la actividad de los mozos de cuadra se concentra en los cuidados de recuperación del animal. Cuando este entra en dicha zona, el veterinario mide su frecuencia cardíaca y comprueba que no tenga heridas. En tanto y en cuanto la frecuencia cardíaca no haya descendido por debajo del umbral establecido, el animal debe quedarse en la zona. El trabajo del o de los cuidadores consiste en hacerlo caminar y echarle agua helada cada dos minutos para lograr que baje la temperatura corporal y así evitar la miositis y los paros cardíacos. Cuando el veterinario autoriza la partida del caballo de la zona de recuperación, el animal y el cuidador regresan a las caballerizas y se inicia una nueva serie de cuidados. Al animal se le aplica champú para quitar los productos de protección previamente colocados en las piernas a modo de prevención y para evacuar los restos de transpiración. Acto seguido, se procede a un tratamiento particular para sus miembros; sus patas se colocan en hielo y luego en arcilla, a fin de evitar congestiones. Después de un tiempo de descanso, los caballos se caminan y reciben masajes para evitar dolores musculares.

Imagen 9 : Veterinaria tomando el ritmo cardiaco en la llegada de la prueba de cross. Mondial du Lion 2018. Fuente : Atlas & Cie. 

Imagen 10 : Cuidadoras refrescando el caballo en la llegada del cross. Mondial du Lion 2018. Fuente : Atlas & Cie. 

Dos cosas están en juego. Por un lado, el caballo no debe sufrir; por otro, debe proseguir la competencia al día siguiente, con la prueba del salto de obstáculos. Pero previamente, el animal debe ser aceptado en la visita veterinaria que tiene lugar la mañana de esta última prueba. Por consiguiente, puede surgir una tensión moral cuando el jinete sabe que su compañero está en buenas condiciones para ocupar el podio. Tal fue el caso de Coralie en el certamen italiano. Tras la prueba del cross, sintió que su yegua Quillota no se había recuperado bien y tenía molestias en el lomo, pero resulta que la dupla ocupaba el primer puesto en el concurso. Coralie delegó entonces a los veterinarios a cargo del segundo examen médico la decisión y la responsabilidad de continuar la competición. Con el correr de la entrevista, Coralie me explica que no está conforme consigo misma. Ese día, los veterinarios autorizaron a la yegua a terminar el certamen, Quillota se esforzó para saltar bien pese a sus dolores, pero ella, la amazona, montó muy mal y puso a su animal en falta, perdiendo así el lugar en el podio.

Imagen 11 : Visita veterinaria después del cross. Mondial du Lion 2018. Fuente : Atlas & Cie. 

Los caballos de alto nivel son considerados atletas con todas las de la ley, están incluidos dentro de un colectivo de trabajo más amplio que la mera díada jinete-caballo. En sus discursos, los jinetes los presentan como socios con múltiples cualidades físicas y psicológicas adquiridas gracias al trabajo.

4.3. Cuando el trabajo ofrece una segunda naturaleza a los caballos

Para el lingüista M. Reinert (2007), el contenido de los actos de enunciación presenta un modo de estar en el mundo. El estudio semántico de las entrevistas indica que los individuos interrogados no están en un modo declarativo, sino mayoritariamente descriptivo. Describen sus relaciones y la vida diaria que comparten, se refieren a un mundo vivido en común. En ese sentido, dan testimonio de lo que hace su colaborador equino y explicitan cómo este actúa y se comporta, emiten juicios sobre la labor realizada, sobre el compromiso y el involucramiento de los caballos en el trabajo, como si estuvieran describiendo y evaluando el trabajo de un colaborador humano.

En primer lugar, los entrevistados reconocen que para un caballo no es natural trabajar. El caballo es un herbívoro gregario que, en la naturaleza, es una presa. Para el biólogo holandés Buytendijk, los animales domésticos tienen un modo enriquecido, e inclusive una segunda naturaleza, en virtud del hábito que adquieren de vivir con los demás animales domésticos y con los humanos. Para él, dichos animales, a diferencia de los animales salvajes, son capaces de entender las actitudes y expresiones humanas, pero también el significado de sus actos. Para Porcher, esta segunda naturaleza, que desde su punto de vista remite a la “segunda naturaleza” del hombre forjada por el trabajo, según Marx, construye una interfaz entre el mundo humano y los mundos animales. Esa interfaz se elabora a partir del trabajo de los humanos y los animales y se funda en la voluntad de realizar una obra común y de vivir juntos.

“El caballo entiende, el caballo a su manera también analiza, eso es lo que pienso. No es un simple ejecutor, no me cabe ninguna duda” (Nicolas). Al calificar a sus caballos de atletas, los jinetes encuestados explican, además, en qué medida sus animales son colaboradores, socios de trabajo y, más precisamente en el caso que nos ocupa, los primeros actores del desempeño deportivo. Apoyarnos en la teoría de la regulación de la actividad de G. de Terssac (2016) nos permite asir las modalidades que están operando en la actividad interespecífica.

“1. la actividad es una movilización del cuerpo, los gestos, las posturas y el manejo de objetos; 2. la actividad tiene una dimensión cognitiva de representación del contexto para saber qué hacer, de construcciones de saber y de saber hacer, que conducen a decisiones de hacer o de no hacer, de movilización selectiva de habilidades dentro de un repertorio de recursos cognitivos; 3. La actividad tiene una dimensión reflexiva de aprendizaje, de construcción de conocimiento sobre la acción mediante la evaluación de los resultados (…)”.

Los interrogados insisten en la importancia de la formación de los équidos para que adquieran saberes técnicos, desarrollen y potencien cualidades mentales de franqueza, coraje y bravura. Alexis y Olivier, que competían con caballos jóvenes de 7 años, empleaban más fácilmente el término de aprendizaje, máxime porque Olivier presentaba a Brigadoon como un “bebote” o un “adolescente”. En lo que refiere al aprendizaje, el panel de jinetes de este focus converge con el discurso de todos los entrevistados para mi investigación doctoral, para quienes la formación del caballo ha de ser progresiva y exige que el jinete conserve coherencia en sus acciones y reacciones (Deneux-Le Barh, 2021). Porque según Philippe, los caballos “no temen el esfuerzo físico ni el cansancio. Temen la novedad, el dolor y nuestras incoherencias”. Mis resultados concuerdan con los trabajos que llevaron adelante Porcher y Barreau (2019), los cuales demuestran -a partir de observaciones filmadas de las relación entre caballos jóvenes y domador- que la doma del equino constituye una formación profesional, un cimiento relacional fundado en la confianza. Los jinetes esperan de sus animales que, mediante el aprendizaje de técnicas corporales con miras a efectuar figuras de adiestramiento o saltar obstáculos, estos desarrollen habilidades. Prosiguen explicando que ese dominio técnico por parte del caballo le confiere a este más seguridad y lo prepara para precaverse ante toda situación imprevista. Este punto coincide con los estudios del sociólogo E. Neveu sobre la repetición de prácticas comunes y la experiencia hasta la interiorización corporal y cognitiva de los saberes y las destrezas, que crea una “habilidad intuitiva y eficaz en materia de selección” (2004, p. 52); una domesticación de la rutina que permite anticipar lo imprevisto. Tal interiorización corporal y cognitiva de los aprendizajes no se limita a la sesión de entrenamiento. Según Jean:

“Hay caballos que piensan en el box, como quien dice. O sea que un día hacen un trabajo regular, lo montas al día siguiente, el animal pensó, entendió lo que debía hacer y va a hacerlo mejor al día siguiente”.

La experiencia del mundo y su realidad se dan a conocer en su inmediatez por medio de la “cuerpropiación”, noción que Dejours toma del filósofo M. Henry. Tal inteligencia del cuerpo preside y precede la razón formulada por la palabra (Dejours, 2013). Así pues, en el campo del trabajo, las materias, el material, las técnicas, los procedimientos de trabajo, etc., se tornan vivientes para el individuo por intercesión de ese cuerpo sensible. En términos más precisos, se trata de una lucha cuerpo a cuerpo entre el individuo, la materia, el objeto y la técnica, que se organiza como un diálogo desigual. Estos últimos no hablan, sino que reaccionan por medio de la manipulación del individuo. Al final de ese diálogo, la apropiación, la incorporación de las reacciones de la materia, del objeto, de la técnica permiten que el individuo desarrolle nuevas capacidades (Dejours, 2013). Como sostiene Émeline:

“Los caballos evolucionan como la gente o como cualquier animal, avanzan. Y de pronto tienes un caballo que al principio parecía común y corriente, pensabas es esto o aquello, y resulta que a medida que avanza con el trabajo, ese caballo sobresale entre los demás”.

Según los interrogados, el trabajo de entrenamiento y la experiencia adquirida en los concursos participan en el desarrollo de la inteligencia de los caballos. Así las cosas, Philippe explica:

“Hay caballos que son sumamente habilidosos en el plano físico y que están mentalmente muy listos para resolver un problema imprevisto. (…) Uno nota que hay caballos que no tienen mucho que aprender de nosotros con respecto a la facultad de adaptarse y ordenarse en términos mentales y físicos para resolver un problema completamente inesperado”.

Tal inteligencia situacional remite a la mètis, noción central en el pensamiento griego. La mètis consiste en una forma particular de inteligencia que se pone en juego en la práctica y atañe tanto a los humanos como a los animales (Détienne & Vernant, 1974). Recurrir a este concepto en psicodinámica del trabajo contribuye a resolver la resistencia que opone lo real y permite realizar la tarea prescrita. Los encuestados indican asimismo que es necesario que el caballo aprenda a tomar iniciativas y que “el jinete debe desdibujarse para dejar que el caballo se exprese” (Nicolas). Esto es tanto más importante cuanto que la facultad de los equinos para tomar la iniciativa también constituye una garantía de seguridad durante una prueba tan riesgosa como es el cross. Para Alexis, es imperativo que los caballos:

“Tomen la iniciativa y, por ejemplo y, en un completo, es lo primero que les enseño. Es necesario que así sea porque en el cross es una seguridad que los caballos tomen la iniciativa. El cross es largo, extenuante. Como dicen los ingleses, no hay cross sin ausencia. Esto significa que puedes hacer el cross más perfecto de tu vida y, de los treinta obstáculos, sí o sí habrá uno que te supere y entonces la cosa no va a salir como pensabas. Por eso la iniciativa tiene que venir del caballo”.

En el discurso de los jinetes, dicha inteligencia situacional parece ser una característica de los caballos más eximios. Para Émeline:

“Los caballos de muy alto nivel son caballos que tienen la inteligencia de la situación, que toman la iniciativa. Cuando corren a toda velocidad en el cross, todo va tan rápido que cualquier jinete puede cometer un error. Son caballos capaces de saber si van a poder o no manejar su cuerpo en una situación dada y que se adaptan. Así son los caballos top”.

La lucha contra lo real del trabajo gracias a la cuerpropiación y la mètis permite que el sujeto adquiera nuevas habilidades, nuevas sensibilidades propicias para su construcción identitaria y profesional. Un caballo atleta de concurso completo no es un caballo de espectáculo. Y su profesionalismo es reconocido por todos los entrevistados del panel, en particular Olivier, que explica que una de las “virtudes de la competición deportiva a caballo es que permite precisamente comprobar el nivel de adiestramiento en el sentido más amplio del término y, por ende, el profesionalismo del animal”.

Los interrogados reconocen el compromiso subjetivo del caballo en la actividad, el animal es actor del trabajo. Y si pueden informarme tan bien acerca del trabajo y la inteligencia de sus caballos, es porque están en relación con ellos. Volviendo a la teoría de G. de Terssac (2016), dos puntos de su definición esclarecen el modo en que la actividad participa en la elaboración de ese vínculo interespecífico.

“4. la actividad tiene una dimensión relacional de comunicación e intercambio para ‘saber cómo hacer’; 5. la actividad es también una cooperación, una construcción de relaciones con terceros y negociaciones para administrar la interdependencia”.

Ha de establecerse una distinción entre las relaciones laborales entre humanos y las relaciones laborales entre humanos y animales; esa distinción radica en la afectividad. Como demostró Porcher (2017), la afectividad es central para el compromiso subjetivo de los animales con el trabajo. Este punto está omnipresente en mis diversos estudios, los jinetes y cabalgadores subrayan la generosidad del caballo y su voluntad de agradar a los humanos. Esa afectividad recíproca, ese amor es también lo que incita a muchos jinetes y cabalgadores a comprometerse en una colaboración antropoequina. Como en el caso de las duplas humano-caballo involucradas en misiones de servicio público (Deneux-Le Barh, 2020), se trata ante todo de una “historia de pareja” (Coralie). De conformidad con los trabajos de Wipper (2000), Thompson & Nesci (2013) y Hogg y Hodgins (2021), la relación importa más que los resultados de la competición en sí mismos. Cuando le solicité a Alexis que se refiriera a los dos concursos a los cuales asistí, enseguida me confesó sus sentimientos encontrados respecto del Campeonato del Mundo de Caballos Jóvenes. Por una parte, estaba decepcionado por su mala posición en el tablero, por otra, estaba muy orgulloso de su caballo, de su actitud en el transcurso del certamen. Su decepción era tanto más fuerte cuanto que se echaba la culpa a sí mismo por las dos negativas a saltar de su caballo en el cross.

“Nunca me sentí tan tironeado como aquella vez. Porque me disgusta que me hayan puesto 40 puntos, pero estoy feliz de que mi caballo haya pasado por un cross bastante picante, hay que decir. (…) yo tenía todas las cartas en mano para salir invicto, y hubo esas dos negativas. Me da rabia, pero por otra parte también fue una alegría inmensa”.

Lo que se juega ante todo entre el jinete y su caballo atleta es alcanzar una relación de calidad. Coralie me explica que ella no les habla a sus caballos, pero sí se comunica con ellos mediante sus acciones. El vínculo se construye con el tiempo, con la instauración de un diálogo no verbal, de una comunicación basada en una gramática común compuesta no de palabras sino de señas, “códigos” según dicen mis entrevistados. Esto remite a los trabajos de Stépanoff, que ponen al descubierto que “todo lenguaje ritual es una conversación entre mundos que incluyen propiedades humanas y no humanas (…) constituyendo un código híbrido” (2015, pp. 54-55). Tales códigos se adquieren en el transcurso del aprendizaje, tanto del joven jinete como del joven caballo. La comprensión de ese lenguaje pasa por las respuestas del cuerpo, tal y como detalla Olivier: “La manera en la que responde da cuenta del modo en que supimos pedir un movimiento (…) la manera en la que ellos entregan da cuenta de la forma en la cual lo entienden”. Asimismo, la comunicación se sostiene en la empatía y en una sincronía sensomotriz. “Hay que compensar la ausencia de palabra por una sensibilidad multiplicada a la enésima potencia” (Olivier). Adecuar los sentidos y los movimientos de los humanos y los caballos. La relación se torna eficiente cuando deviene en ósmosis. Según Nicolas:

“Nuestras prácticas pueden cobrar una dimensión artística cuando por momentos rozamos una forma de quintaesencia, sentimos verdaderamente que hay una suerte de ósmosis entre el caballo y nosotros, una eficiencia del movimiento acertado, una pertinencia en la discreción de las ayudas y en el resultado. Esto es algo tan importante en competición. Hacer el gesto adecuado para no pedir demasiado, realizar el esfuerzo que corresponde, tener una sensación de fluidez (…) a su vez, es un esfuerzo que casi debe ser imperceptible, o al menos que no debe ser percibido como tal, algo que dé una impresión de armonía entre el caballo y su jinete”.

En las investigaciones de Stépanoff (2015) o de Argent (2012), dicho vínculo interespecífico encierra una parte de misticismo. Una forma de telepatía, según algunos de mis interrogados. Así, la madre de Émeline, que estuvo presente en la primera entrevista (en relación con mi investigación doctoral) me hace saber sus representaciones sobre la comunicación antropoequina:

“Uno forma una pareja con el caballo al cabo de unos años, o unos meses, puede ser más o menos rápido. Se llega a un estadio en el cual basta con pensar en lo que uno quiere hacer para que el caballo lo hago. (…) Se convierte en algo tan fino que ellos lo intuyen y lo saben”.

Me parece que, en el caso de estas encuestas, el misticismo deriva ante todo de la dificultad que experimentan los entrevistados para poner en palabras lo más fielmente posible aquello que viven con sus animales, cuando todo allí cobra sentido sin palabras, con el cuerpo. Es una relación con el otro que se experimenta, pero no se dice. Por lo demás, es interesante notar que justamente de esa armonización corporal emerge la confianza, factor que señalan todos los interrogados como cimiento de la relación laboral humano-caballo. Más precisamente y según Olivier:

“En concurso completo, la base del edificio es probablemente la relación de confianza mutua entre el animal y el hombre. Por ende, es tanto más fuerte y duradera cuanto que el jinete la asegura y mantiene permanentemente, por medio del tacto y la escucha”.

Como hemos visto, la disciplina del concurso completo es peligrosa y los caballos han de ser capaces de tomar la iniciativa para paliar los riesgos. En sintonía con los resultados de los estudios canadiense, australiano y estadounidense (Wipper, 2010; Thompson & Nesci, 2013; Hogg & Hodgins, 2021), la relación de confianza es un elemento clave de la seguridad, y esa confianza se forja en el aprendizaje (Porcher & Barreau, 2019). El análisis de las entrevistas demuestra que existe una correlación entre el compromiso subjetivo del caballo en su trabajo, su generosidad en el trabajo y la confianza que deposita en su jinete. El vínculo de confianza se funda, pues, en el savoir-faire del jinete, que siempre debe colocar al caballo en las mejores condiciones de entrenamiento y prueba. Asimismo, los interrogados destacan la sensibilidad que el humano debe tener para ser buen jinete y trabar una buena relación con el caballo.

Tal relación íntima entre el jinete y su caballo individualiza y pone de relieve la personalidad de cada animal. En el momento de los concursos, les pedí a los jinetes que me presentaran a sus caballos con más lujo de detalle. Comenzaron con una descripción tipo “documento de identidad”, enunciaron el nombre, pelaje, edad, raza. Pero a lo largo de la conversación, lo que más destacan no son las cualidades físicas -excepto tratándose de Olivier, muy afecto a la biomecánica-, sino los rasgos de carácter. El primer caballo de Alexis, Badmington, es un animal muy nervioso, un hipersensible que podría “desplomarse de miedo”, mientras que Burghley es un “arisco”. Adélaïde, la yegua de Coralie, es una “guerrera” que hace “muchas travesuras”; en cambio su otra yegua, Quillota, es mucho más “serena”, aunque igual de “corajuda”. Quirindi, el caballo más viejo de Olivier, tiene mucho “temperamento”, pero en las pruebas se mantiene “calmo” y “plácido”. Brigadoon, por su parte, es un “bebote cool” y "cero estresado”. El reconocimiento de la personalidad de cada caballo también puede ir acompañado de una dosis de subjetividad (Despret & Porcher, 2007). Por ejemplo, Alexis me cuenta en los siguientes términos su prueba de adiestramiento con Burghley en Lamotte Beuvron:

"Ahí está enojado. (…) Me odia porque no entiende que acabo de cambiar nuestros rituales. (…) Se ensañó un poco conmigo y me está diciendo: ‘mira, no te daré nada porque no me lo has pedido amablemente’”.

Philippe, campeón del mundo y medalla de oro olímpica por equipo en concurso completo de equitación, va más lejos en el reconocimiento de la personalidad de los caballos:

“Los hay que nos hacen soñar con viajes más lejanos ¡y más prestigiosos! Y no son enseguida los mejores colaboradores. A veces lleva mucho más tiempo justamente por problemas de… ¡Para mí, es un tema de ego! [risas] ¿El caballo tiene ego? ¡Claro que sí! ¡Eso, seguro! ¡Seguro!".

Imagen 12 : Jinete en el cross de los Juegos Ecuestres Mundiales de Normandia 2014. Fuente : Atlas & Cie. 

Al adentrarse en la socialidad secundaria que engendra el trabajo con los humanos, los caballos adquieren una segunda naturaleza: de presas pasan a ser “guerreros”. Los jinetes interrogados dan cuenta de esa transformación, de la capacidad que tiene el caballo para “trascenderse”, como explican Émeline y Jean. Los caballos adquieren virtudes tales como el “coraje” o la valentía. Si nos remontamos un poco en la historia, comprobamos que en todas las épocas existen autores que relatan dichos atributos, empezando por Homero al exaltar la alkê, la valentía combativa de los corceles de Patroclo y Aquiles. El concurso completo de equitación es un legado que nos llega de la competencia de caballos de batalla, cuyo propósito era justamente poner a prueba el coraje y la resistencia de los equinos antes de su incorporación en los batallones militares. No es de extrañar entonces que hallemos ese vocabulario bélico en las declaraciones de los jinetes, en igual grado que quienes trabajan en misiones de seguridad pública (Deneux-Le Barh, 2020).

El focus group de ocho jinetes de alto nivel en la disciplina del concurso completo se desmarca de todos los profesionales encuestados sobre sus relaciones de vida y trabajo con los caballos (Deneux-Le Barh, 2021). En efecto, nuestro panel reconoce con mayor fuerza el compromiso subjetivo de sus caballos en el trabajo y sus aptitudes y habilidades para responder a las expectativas de los humanos. Tal reconocimiento de la actividad de los caballos compromete moralmente a los jinetes de cara a sus animales. Trabajar con caballos “es primero y ante todo una cuestión de responsabilidad” (Olivier). Y tal responsabilidad puede explicarse mediante la última característica de la actividad, según postula de Terssac (2016):

“6. La actividad es interiorización de las finalidades del trabajo y de la representación del propio lugar dentro de la empresa, de la construcción identitaria para participar en colectivos y de la elaboración de valores morales”.

Al comprometerse subjetivamente, el caballo conoce las finalidades del trabajo y, en atención a los saberes experienciales y a los discursos de los jinetes entrevistados, puede afirmarse que las interioriza. Esto ha quedado de manifiesto a raíz de las observaciones realizadas junto a otras especies animales (Porcher et al., 2017). Los interrogados explican además que los caballos pueden ser capaces de juzgar su trabajo, como afirma Jean:

"Creo que llegan a evaluar lo que hacen. Quizá no a la perfección. Decir que estuvo muy bien, más o menos o mal, no. Pero pienso que por lo menos tienen una noción de bien y mal. Saben si hicieron bien o mal el trabajo".

Basándonos en las capacidades intelectuales que los profesionales asignan a sus caballos, se puede emitir la hipótesis de que estos puedan tener conocimiento de su lugar y su estatuto en relación con los demás equinos de la caballeriza. Máxime cuando estos caballos atletas de alto rendimiento se encuentran en centros ecuestres. En cambio, la evolución de la última característica de la actividad recae en la vertiente humana del colectivo de trabajo antropoequino. En cuanto a las reglas éticas, dada la asimetría del compromiso con el trabajo - al caballo no se le pide su opinión antes de integrar el colectivo, en cambio sí la da luego a través de sus conductas -, los humanos están en deuda y han de brindar buenas condiciones de vida y trabajo a sus animales. Se comprometen así en un contrato tácito de don-contradon, tal como teorizó Porcher. En el caso de los colectivos de trabajo antropo equinos, los ajustes deónticos se establecen respecto de la figura ideal típica del hombre de a caballo, movilizada por jinetes y cabalgadores como garante de la moral en acto del humano para con el caballo (Deneux-Le Barh, 2021). El hombre de a caballo es aquel que mejor responde a las tensiones morales inducidas entre la racionalidad primera, que se sostiene en la afectividad que se siente por el caballo, y la racionalidad secundaria, que compete a las necesidades económicas y, en nuestro caso, competitivas.

“El hombre de a caballo es aquel que sabrá cambiar sus planes porque su sensibilidad en relación con el animal le hará pensar que ese día no se puede” (Olivier)

.

5. Conclusión

La investigación llevada a cabo ante un grupo de jinetes de concurso completo de equitación echa luz sobre el reconocimiento y la valoración de las aptitudes intelectuales de los caballos y sobre el compromiso subjetivo de estos en el trabajo de competición. El estatuto del jinete es ambivalente, ya que por un lado es el socio del caballo, y por otro se presenta como al servicio del animal. Al jinete le corresponde la carga de brindar al caballo las condiciones que le permitirán desempeñarse bien y brillar en términos deportivos. Por medio de ese trabajo de entrenamiento físico y de experiencia en competición, el caballo adquiere una segunda naturaleza que lo hace pasar del estatuto de presa al estatuto de “guerrero”.

Los entrevistados, y más ampliamente los jinetes y cabalgadores cuya profesión es trabajar con los caballos, ponen de relieve las habilidades del equino para expresar sus ganas de hacer o de no hacer. Es más, se juzga negativamente al profesional que hace caso omiso de la adecuación de las tareas que se piden a las cualidades físicas y mentales del caballo. Este punto es sobre todo recalcado por los jinetes que compiten en pruebas mundiales y olímpicas, sobre todo en concurso completo de equitación. La peligrosidad de la prueba hace del compromiso subjetivo del caballo con el trabajo y de su adhesión al proyecto deportivo los puntos cruciales del desempeño y la seguridad. Para los profesionales encuestados, sus pares equinos son caballos extraordinarios. Al igual que los humanos, pocos son los caballos que tienen la disposición mental -más que física- para ganar este tipo de certámenes. Estos hombres y estas mujeres cultivan una auténtica admiración por sus singulares caballos.

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2Las características técnicas de las pruebas olímpicas han sido extraídas del reglamento de competición de la Federación Ecuestre Internacional: https://inside.fei.org/node/3822/

3https://equipedia.ifce.fr/equitation/disciplines-olympiques/concours-complet-dequitation/la-logique-interne-du-concours-complet

4Se ha optado por no utilizar la escritura inclusiva, los sustantivos y adjetivos calificativos se emplean en masculino, pues se los entiende en su acepción neutra y genérica.

5El término "agencia" corresponde aquí al vocablo inglés agency, que se emplea de forma consensual en los Human-Animal Studies para referirse a la capacidad de actuar autónoma de los animales.

Recibido: 17 de Diciembre de 2021; Aprobado: 18 de Marzo de 2022

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