SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.10 númeroESPECIALLa red como cronotopo: Internet y prácticas políticas en el Movimiento Estudiantil Colombiano Mane y Occupy São Paulo¿Cómo contribuyen las redes sociales en el desarrollo de la subjetividad en sociedades autoritarias? El caso de #YoSoy132 en México índice de autoresíndice de assuntosPesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Observatorio (OBS*)

versão On-line ISSN 1646-5954

OBS* vol.10 no.Especial Lisboa jun. 2016

 

Redes de confianza online y flash mobs: movilizados por la educación

 

Camila Ponce Lara* Natalia Miranda**

* Académica de la Universidad Central de Chile, sede La Serena. Doctor en Sociología de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) en el laboratorio CESPRA y la Universidad de Chile (camila.poncelara@gmail.com).

** Doctorante en Ciencias Políticas y Sociales de la Université catholique de Louvain (UC Louvain) en el centro de investigación CriDIS (Centre de recherches interdisciplinaires. Démocratie, Institutions, Subjectivité) (nataliamir@gmail.com).

 

RESUMEN

El movimiento estudiantil chileno más masivo después del retorno a la democracia emerge durante el año 2011 con demandas estructurales al sistema educativo como ponerle “fin al lucro”, exigiendo calidad y gratuidad en la educación. Un elemento clave de su alcance fue el uso intensivo de plataformas online como medio de organización, difusión y debate. Por lo cual, el objetivo de este estudio es analizar las “redes de confianza online”, revisitando el concepto de Tilly atravesadas por procedimientos de la sociedad red y el uso de Internet, focalizándonos en una forma particular de expresión de acción colectiva como son los flash mobs. La metodología utilizada fue cualitativa mediante el análisis de entrevistas semiestructuradas y focus groups a líderes y organizadores de flash mobs, así como a líderes en general del movimiento estudiantil.

Como resultados de esta investigación exploratoria, se observan “redes de confianza online” configuradas a partir de plataformas online que permiten vincular sujetos desconocidos entre sí en torno a un objetivo común. Estas “redes de confianza online” particulares de los flash mobs surgen de manera rápida, con lazos fuertes para su ejecución pero ligeras en su permanencia y disolución.

Palabras claves: redes de confianza online, acción colectiva, movimiento estudiantil, plataformas online, flash mob.

 

ABSTRACT

The largest Chilean student movement after the return of democracy emerged during 2011, with structural demands about the educational system, such as an end to profit in education, and free education of quality. A key element of the reach of the students was the intensive use of online platforms as a means of organization, dissemination, and debate. Therefore, the objective of this study is to analize the “online trust networks” Tilly’s concept penetrated by procedures of the online society and the use of the internet, focusing on a particular form of collective action, that of flash mobs. The methodology used is qualitative analysis, using semi-structured interviews and focus groups with the leaders and organizers of the flash mobs, as well as leaders of the student movement in general. As a result of this exploratory research, ῝online trust networks῞ configured from online platforms that make it possible to link unknown individuals together around a common goal are observed. These specific ῝online trust networks῞ of the flash mobs arise quickly, with strong ties for their execution but weak in their permanence and dissolution.

Keywords: online trust networks, collective action, student movement, online platforms, flash mob.

 

Introducción

En reiteradas ocasiones se ha discutido en la opinión pública sobre el potencial que tienen las nuevas tecnologías de la información y comunicación, así como sus consecuencias positivas. En general se plantea que se pueden eliminar ciertas limitaciones, nivelar y establecer “igualdad de condiciones” (Castells, 2008; Rucht, 2004; Wray, 1999). No obstante, creemos que estas promesas y visiones auspiciosas se deben tomar con cautela. Desde allí nos surge la pregunta: ¿es que acaso los movimientos sociales están cambiando gracias a estas distintas tecnologías y plataformas online? ¿Puede la acción colectiva verse configurada por el uso intensivo de Internet, o podría ocurrir a la inversa?

Como forma de aportar elementos a estas inquietudes desarrollamos el siguiente artículo. Nuestro objetivo es explorar cómo desde las plataformas online pueden surgir lo que entenderemos por “redes de confianza online”, en razón de su uso para coordinar distintos flash mobs tales como el “Thriller por la Educación”, el “Genkidama”, y la “Corrida de 1800 horas por la Educación”, los cuales nacen como repertorios de acción colectiva novedosos a los empleados habitualmente por el movimiento estudiantil chileno y que se expresan durante las manifestaciones del año 2011. Éstos tienen la particularidad de haber sido convocados mediante el uso intensivo de plataformas online.

La metodología utilizada en este estudio es cualitativa. Se entrevistaron a jóvenes estudiantes que participaron u organizaron flash mobs, para conocer sus objetivos junto con la manera de coordinar y convocar estos nuevos repertorios de acción colectiva. En total se realizaron 4 entrevistas a organizadores de flash mobs durante los meses de octubre y noviembre de 2014. Dos de las entrevistas se realizaron en Santiago de manera presencial y las dos restantes mediante videoconferencia. Además, el análisis se complementa con 40 entrevistas y 2 focus groups realizados a líderes y actores claves del movimiento estudiantil realizadas durante el año 2013 y 2014.

 

El movimiento estudiantil durante el año 2011

El año 2011 Chile experimenta las movilizaciones más importantes después del regreso a la democracia (Silva, 2012) ocurrida a principios de los años 90s. Son los estudiantes quienes instalan sus demandas en la agenda inmediata del gobierno mediante convocatorias masivas a sus protestas alcanzando más de 400 mil personas en una de ellas según los organizadores, paralizan la mayoría de las universidades del país y más de 100 liceos son bloqueados por sus alumnos. El movimiento estudiantil tiene como principales demandas, el cambio hacia una educación pública, gratuita y de calidad y el fin del lucro en las universidades chilenas1. Otras de las demandas relevantes son: la transformación de la Prueba de Selección Universitaria (PSU)2, el fin del endeudamiento en la educación superior y la supresión de la municipalización3. Esta última es heredada del movimiento estudiantil secundario del año 2006.

Estas manifestaciones exhiben una dinámica de autonomización de la protesta que implica la desconexión entre los movimientos sociales y la institucionalidad política formal (Somma & Bargsted, 2014), además de enmarcarse en el año 2011, momento sustancial para los movimientos sociales en distintas partes del mundo que aspiraban a cambios sociales profundos (Glasius & Pleyers, 2013).

En este contexto de movilizaciones emergen repertorios de acción colectiva nunca antes visto en las manifestaciones en Chile, denominados por sus propios organizadores como flash mobs. Entre ellos encontramos maratones y danzas por la educación, banderazos, “playas ficticias” - para exigir la salida del Ministro de Educación -, besatones, cacerolazos, genkidamas y falsos suicidios masivos.

 

Elementos para entender el flash mob

Desde la definición del Diccionario de Oxford, el concepto de flash mob se puede definir como una aglomeración pública de extraños, organizados vía internet o teléfonos móviles, quienes realizan una performance sin objetivo y luego se dispersan4 (Gore, 2010; Molnár, 2014; Nicholson, 2005). Aunque muchos flash mobs buscan simplemente divertirse, ya no se puede catalogar como una aglomeración “sin sentido” (Gore, 2010). Por el contrario, el flash mob tiende a organizarse en torno a objetivos concretos e identificables.

El primer flash mob con las características que aquí se analizan tiene lugar en Manhattan, Nueva York, el 17 de Junio de 2003, durante 10 minutos. Allí un grupo de cerca de 100 personas se reúnen en la sección de muebles para el hogar de la tienda Macy’s, convocados mediante mensajes de texto, emails y blogs. Los participantes son entrenados previamente para decir en conjunto a los vendedores que viven juntos en amor libre y que quieren comprar una “alfombra de amor”. Si bien el flash mob parece un evento espontáneo e instantáneo, es un acontecimiento preparado por un grupo de personas cuyo objetivo es transmitir un mensaje a una audiencia desprevenida (Bedell, 2003; Cotroneo, 2003; Nicholson, 2005; Shmueli, 2003; Van Rijn, 2003).

Distintos autores (Gore, 2010; Molnár, 2014) han intentado elaborar categorías para los distintos tipos de flash mobs. Tal es el caso de Gore (2010) quien identifica tres tipos en función a sus objetivos. Los tres flash mobs que analiza son: a) los que refieren una celebración o fiesta en el espacio público; b) los que tienen como objetivo el activismo político; y c) los que forman parte de una campaña publicitaria. Por su parte, Molnár (2014) da cuenta de cinco tipos de flash mobs a partir de la forma de socializar, dentro de los cuales se encuentran: a) los atomizados, donde los participantes se movilizan a través de emails o mensajes de texto, realizando una performance en el espacio público para luego dispersarse; b) los interactivos siendo los más populares, donde se realizan actividades como peleas de almohadas u otros juegos de niños; c) los de performance con objetivos más artísticos, que pretenden teatralizar el espacio público; d) los políticos o smart mobs y que buscan desafiar los límites de la libertad de reunión en espacios públicos; y por último, e) los con fines publicitarios, organizados por una empresa para promover un producto.

Las categorías enunciadas por Molnár (2014) y Gore (2010) pueden ser útiles para hablar de los flash mobs en distintas partes del mundo y comprender sus variadas expresiones. No obstante, es preciso señalar que, para el caso chileno durante el movimiento estudiantil de 2011, todos los flash mobs tuvieron objetivos políticos, siendo algunos más críticos que otros.

 

Confianza y Redes de Confianza

En términos generales, la confianza puede ser definida como un “nivel particular de probabilidad subjetiva con la que un agente evalúa que otro agente o grupo de agentes va a desarrollar cierta acción, antes de poder monitorear su acción (independiente de su capacidad de poder monitorearla) y en un contexto en que afecta su propia acción”5 (Gambetta, 1988). Sirve como mecanismo cotidiano para encarar lo desconocido y hacer frente a lo incierto, posibilitando incluso relaciones con personas que se encuentran más allá de los dominios de familiaridad inmediatos (Torche & Valenzuela, 2011). Implica un carácter relacional, cómo elemento asociado a la cooperación y particularmente al capital social (Flap, 2002; Fukuyama, 2001; Lin, 2001; Paxton, 1999; Putnam, 1995), además se emplaza como componente de la “fuerza” de los vínculos interpersonales (Granovetter, 1973).

En conexión con lo anterior, es desde el propio Charles Tilly que acuñamos el concepto clave de “redes de confianza”, entendido como “conexiones interpersonales ramificadas, establecidas principalmente sobre fuertes lazos, dentro de las cuales la gente pone recursos y empresas valorados, trascendentales y de largo plazo ante el riesgo de las fechorías, los errores y los descuidos de los demás” (2010). El término es altamente útil, pues por un lado destaca el carácter relacional de la confianza ya planteado, y a su vez exhibe la complejidad de vínculos y características de estas redes que precisamente pueden ser depositarias de confianza. Por ejemplo, en la vida social cotidiana se pueden encontrar una multiplicidad de redes sociales o vínculos que nos involucran con personas que no necesariamente conocemos: aquellos que manejan el transporte público, quienes prestan servicios de compra y venta, por nombrar algunos. No obstante, sólo algunas de estas conexiones logran establecer un nivel de intimidad y fuerza en el lazo que nos permite exponer recursos valiosos a los descuidos de terceros, y eso precisamente es lo que se establece y define como una “red de confianza”. Junto con la definición antes propuesta que rescata las conexiones, la fuerza de los lazos, los recursos valorados y su puesta en riesgo, podemos formalizar otras de sus características desde Tilly:

“a) la relación tiene un nombre conocido por todos sus participantes;

  1. b) la participación en esa relación implica para todos los integrantes un mínimo de derechos y obligaciones compartidas;
  2. c) los participantes tienen medios de comunicar y representar su pertenencia compartida;
  3. d) los participantes fijan y mantienen límites que separan a todos sus miembros de los extraños” (Tilly, 2010).

 

Movimientos Sociales, redes y el uso de tecnologías

Las redes siempre han estado presentes en el mundo social (Bennett, 2012) las cuales pueden cooperar o competir entre sí (Castells, 2009), y que a su vez pueden ser aprovechadas para facilitar la acción colectiva (Granovetter, 1973). Para el caso de los movimientos sociales esto operaría de manera similar, puesto que la propia movilización de la gente por medio de las redes sociales - junto con su vínculo a símbolos identificables desde marcos culturales de significado - crearía incentivos para la acción colectiva (Tarrow, 2012).

En la sociedad red (Castells, 2000), Internet corresponde a un factor clave dentro de los movimientos que surgen en ella, pues por un lado se emplaza como un elemento de transformación social, y a su vez se adapta a las características propias de los movimientos sociales que surgen en esta era (Castells, 2003). Estas plataformas vienen a facilitar ciertos procesos de los movimientos sociales, por ejemplo hacer más interactiva y autoconfigurable la comunicación, lo que tiene efectos en que el propio movimiento se emplace de manera menos jerárquica, lo que se puede traducir en el concepto de “autocomunicación de masas” (Castells, 2012), implicando procesar un mensaje de muchos emisores para muchos receptores, cuyo alcance potencial puede conectar a un sinfín de redes, sin tener que pasar por el filtro de instituciones – como gobiernos y empresas - en la elaboración y difusión de ese mensaje.

Además, dentro de sus diversas manifestaciones, se emplazan las llamadas “multitudes inteligentes” (Rheingold, 2004), como sujetos que no se conocen entre sí y que consecuentemente son capaces de actuar en conjunto, presumiblemente en torno a un objetivo común. En tanto, son las distintas plataformas que surgen desde Internet las que pueden lograr convocar extraños para actuar sobre una petición agrupada o social. Esa serie de “vínculos débiles” que ya han sido problematizados por Granovetter (1973) y que han tendido a servir mucho más a las elites pueden ser democratizados mediante el uso extensivo de las tecnologías e Internet (Aguiton & Cardon, 2007). Así, insertados en la sociedad red y atravesados por Internet, los movimientos sociales pueden hacer uso de estas plataformas para coordinar sus demandas colectivas.

Para el caso chileno, un episodio clave de visibilización de Internet con fines políticos fue la posibilidad de articular manifestaciones públicas para el movimiento estudiantil durante el año 2011 (Millaleo, 2011). Esto implica que muchas actividades y manifestaciones del movimiento fueron organizadas desde distintas plataformas online, siendo los flash mobs uno de ellos.

 

La emergencia del flash mob en el movimiento estudiantil 2011

El surgimiento de este fenómeno en Chile buscaba demostrarle a la prensa, al gobierno y a la ciudadanía que el movimiento estudiantil podía ser pacífico, llamar la atención y a su vez ser creativo. La estrategia utilizada por todos los gobiernos – tanto oficialistas como de oposición - desde el regreso a la democracia, buscó criminalizar las marchas estudiantiles desde los distintos medios de comunicación poniendo foco en los desmanes, la violencia y los destrozos a la propiedad privada más que en cualquier forma de discusión o demanda social. Algunos autores, como Aguilera, señalan que esto se expresa como calificaciones desde las autoridades como “los encapuchados”, subrayando principalmente aspectos como “la violencia” y “el vandalismo” de los manifestantes (Aguilera, Contreras, Guajardo, & Zarzuri, 2006).

No obstante, el movimiento de estudiantes del año 2011 logra cambiar esta dinámica desde la utilización de redes sociales online, al comenzar a subir sus propias grabaciones o escritos denunciando las políticas represivas del gobierno, y al mismo tiempo estableciendo repertorios de acción colectiva más propios y creativos a tácticas habituales como las marchas y tomas.

Durante el año 2011 se desplegaron distintos tipos de flash mobs bajo el alero del movimiento estudiantil. Entre ellos destacamos los siguientes:

1) la “playa para Lavín”, donde los estudiantes buscan llamar la atención y burlarse del Ministro de Educación, pues su manera de resolver el conflicto es adelantando las vacaciones para evitar que sigan los paros y tomas en los colegios. Lavín además es criticado puesto que años atrás, en su paso por la Municipalidad de Santiago, instala playas artificiales en la comuna durante el verano.

2) El “Genkidama”, es un flash mob organizado por un estudiante a través de Facebook. Está inspirado en la popular serie de animé Dragon Ball. Su objetivo es canalizar la energía levantando las manos y generando una bola gigante (llamada Genkidama en la serie de animé) para luchar contra un adversario, y así exigir una educación gratuita, de calidad y sin lucro.

3) La “Corrida por las 1800 horas por la educación”, donde los estudiantes corren en forma de posta alrededor de la Moneda con una bandera, para exigir los 1800 millones de dólares que estiman necesarios para financiar una educación gratuita. Esta iniciativa difiere de las anteriores, puesto que es más larga – dura 1800 horas exactamente – pero se organiza a través de plataformas online y busca ser disruptivo en el espacio público.

4) El “Thriller por la educación”, donde los estudiantes organizaron una coreografía de baile basado en el videoclip de la canción de Michael Jackson, disfrazados de zombies frente al Palacio de Gobierno.

De esta manera, la creatividad de los estudiantes se deja ver en las calles durante el año 2011, puesto que las manifestaciones más típicas, compuestas por pancartas y lienzos que señalan la presencia de universidades y críticas al gobierno durante la década de los 90, se van transformando en fiestas urbanas llenas de colores.

 

El flash mob en el espacio público como repertorio de acción colectiva

Los flash mobs constituyen también la necesidad de otorgarle un nuevo significado a la política. Mediante las dimensiones artísticas, los jóvenes buscan expresar la necesidad de participación y de inclusión social, de expresar su creatividad y construir su experiencia (Pleyers, 2010). Para muchos de ellos la política formal está desprestigiada, desinterés entendido como desafección (Candia, 2004) por lo cual prefieren crear nuevos repertorios de acción colectiva que los representen y que les sean cercanos, puesto que las marchas y las tomas también están desacreditadas por los medios y los políticos debido a la violencia y a los destrozos (Aguilera et al., 2006).

Por tanto, la implementación del flash mob surge como la necesidad de apropiación del espacio público a través del arte primero y la política un poco después. Esta acción difiere de los repertorios de acción colectiva (Tilly & Tarrow, 2008) habituales del movimiento estudiantil en Chile, como han sido las marchas, tomas y petitorios, emplazándose como un nuevo tipo de repertorio (Tricot, 2012). Éste intenta desmarcarse y plantearse como algo inédito, inexistente en las movilizaciones estudiantiles de la transición de los 90 y la década del 2000, es por ello que hablamos que se trata de un nuevo tipo de repertorio para este movimiento.

Desde los flash mobs, los jóvenes tienen la idea de que es posible participar en política sin las etiquetas ni los colores políticos tradicionales como “electrones libres” (Pleyers, 2010), distanciándose de todo tipo de asociación pero que al mismo tiempo pueden involucrarse en éstas de forma momentánea si es que creen que se ajustan a sus intereses. Este nuevo repertorio permite dar el salto de la participación desde una arena no institucional, un espacio informal, que convoca, moviliza y genera impacto, desde fuera de las organizaciones políticas clásicas universitarias como son las federaciones6 u organizaciones políticas7.

 

Resultados

Luego de esta contextualización del flash mob analizamos el concepto de “redes de confianza online” en estos repertorios de acción colectiva a partir del análisis de resultados y proponiendo tres momentos de su desarrollo en conexión con las plataformas online: a) Gestación y Convocatoria; b) Ejecución; y finalmente c) Disolución.

  1. a) Gestación y Convocatoria: La gestación de los flash mobs mediante las “redes de confianza online” será entendido como mecanismos en los cuales distintas personas, que no necesariamente se conocen entre sí, se articulan y conectan con un objetivo en común. Estos individuos no necesariamente forman parte de un colectivo, organización o partido, ni tampoco a las mismas instituciones en el caso de los estudiantes –misma universidad o carrera profesional­– pero sí pertenecerían a una “comunidad imaginada” (Anderson, 1993), pensada desde la existencia de compañerismo, identificación y apoyo entre los colaboradores del flash mob, los cuales probablemente no se conocerán todos entre sí pero que se conciben en nexo colectivo. En este sentido, la “comunidad” sería el movimiento estudiantil que genera una identificación común y un sentido de pertenencia. Esta pertenencia con el otro permite la gestación de proyectos comunes de distinta índole, pero que para este estudio refieren a repertorios de acción colectiva que exceden los márgenes tradicionales del movimiento.

Así es el marco en el que surgen los flash mobs políticos de “visibilización”, entendidos como aquellos que buscan llamar la atención y “persistir en la memoria” dado su carácter creativo aunque con menos carga política, donde se observa la “red de confianza online”. Por ejemplo, en el caso del Genkidama, el organizador idea este proyecto, que al principio busca simplemente movilizar estudiantes a través de internet para que se invoque “energía vital” para mejorar la educación. Luego otras personas a través del grupo de Facebook proponen nuevas ideas como reunirse en el espacio público y crear la bola gigante de papel. Tal como plantea el creador y organizador:

“El flash mob partió como un evento de Facebook, sin conocer a ninguna de las personas que participaron, a los tres días, empecé a contactarme con personas y también el evento fue cambiando a medida que las personas lanzaban ideas en el muro de Facebook, una de las particularidades es que yo solamente planteé una idea y fue construida por otras personas más, al final no me pertenecía, fue como una construcción colectiva. A mí me parece interesante porque es una manera distinta de hacer una construcción colectiva” (Organizador “Genkidama”, Octubre 2014)

En este sentido, este flash mob muestra cómo distintos actores cumplen determinados roles, puesto que se genera una división diferenciada de actividades en una especie de inteligencia colectiva (Lévy, 1997) que coordina distintas habilidades por medio de “redes de confianza” que se sostienen de manera online. Dentro de las distintas actividades encontramos: contactar la voz de Mario Castañeda, actor mexicano que realiza el doblaje de Goku8 al castellano mediante el envío masivo de correos electrónicos; la creación de la bola gigante9; o la solicitud de permisos a los organismos correspondientes.

En el caso de la convocatoria a los flash mobs, la mayoría de ellas se realiza a través de plataformas online, principalmente mediante Facebook y con enlaces a videos de YouTube. Cabe destacar que muchos de los organizadores del flash mob señalan la importancia de Facebook por sobre Twitter tanto para la convocatoria como para la viralización de este tipo de eventos. Tal como señala el organizador del “Genkidama”:

“hice un evento de Facebook y lo publicité como mensaje en las páginas estudiantiles, en mi centro de estudiantes, en mi muro personal, en el muro de los amigos, y eso fue como una bola de nieve y a los tres días tenía cinco mil, seis mil personas (…) también YouTube para los videos (…) Twitter no porque el 2011 y hasta el día de hoy también los universitarios usan Facebook y el Twitter en cambio es como de un público joven adulto, no tan masivo, Twitter no es tan masivo como Facebook” (Organizador “Genkidama”, Octubre 2014)

En este sentido, existe una constante entre los organizadores de este tipo de repertorios de acción colectiva que consideran Twitter como una plataforma menos expandida entre los estudiantes y más dirigida a líderes de opinión, políticos y periodistas. Muchos de los líderes del movimiento declaran que Twitter les ha permitido tener una línea directa con la prensa, mientras que los organizadores de flash mobs no la consideran a la hora de convocar estudiantes para que participen en eventos del movimiento estudiantil. Sólo en el caso de la “Corrida de 1800 horas por la Educación” se twittea constantemente para llamar a “rostros” de la televisión y líderes del movimiento estudiantil, pero la mayoría de ellos se coordina a través de grupos de Facebook y también mediante pequeñas asambleas.

La convocatoria es realizada a través de estas plataformas por su rapidez, puesto que en menos de una semana son capaces de convocar a miles de participantes. Por ejemplo, en el caso del “Thriller por la Educación”, una idea que surge entre unos pocos logra viralizarse y reunir a 4 mil participantes. Tal como plantea la organizadora del mismo:

“Éramos 6 (personas), hicimos el evento (en Facebook). Nosotros dijimos ya, van a llegar 50 personas (...) El ensayo fue al otro día, todo tenía que ser muy rápido, porque esa era la idea, de estar siempre agitando. Al otro día llegan como 100 personas a la Casa Central (Universidad de Chile). Después al día siguiente en otro ensayo llegan 150, pero ya eran amigos de los que habían ido el día anterior. Al tercer día, ya no cabía la gente adentro, tuvimos que ocupar la Alameda (calle principal de Santiago de Chile) y ocupamos la vereda de la Casa Central por todo Bello hasta la calzada de la Alameda (…) cuando pasó eso dijimos: esto se nos está saliendo de las manos, es mucho más de lo que nosotros esperábamos” (Organizadora “Thriller por la Educación”, Octubre 2014)

Las “redes de confianza online” son claras en este tipo de convocatorias, puesto que las personas que se suman a estas actividades previas al flash mob final tienen la certeza de que el objetivo está claro y aunque no necesariamente esté explicitado, si dice que es “por la educación” o menciona el movimiento, no necesitan conocer a los organizadores, puesto que ya son interlocutores válidos. De todas formas, existen maneras de convocar que siguen canales tradicionales como las invitaciones de amigos que ya participan o han participado en tales actividades. Sin embargo, el uso de plataformas online a la hora de organizar y de ejecutar un repertorio de acción colectiva no necesariamente refleja que estas plataformas determinan la participación o la emergencia de la acción colectiva misma.

“En torno a las comunicaciones, Twitter y Facebook han modificado las formas en que nos comunicamos pero de la misma forma en que en algún momento Fotolog pasó al Mail. Nos comunicamos distinto en la medida que aparecen estas herramientas. Hace un año la gente no hacía grupos WhatsApp, pero no creo que haya una diferencia cualitativa. No es por Facebook que los indignados de España salen a la calle. Lo digo porque el año pasado la publicidad trató de apropiarse de las banderas del Movimiento Estudiantil. Creo que la organización política que se da dentro de las organizaciones es la gente que conversa en el patio, que genera relaciones de confianza, que va a las asambleas y es capaz de discutir con ideas, posturas contrarias. Esa cuestión no se va a generar por Facebook ni por Twitter, jamás. Efectivamente, cómo nos comunicamos, puede ser más expedita, estoy de acuerdo (…) del cambio con la relación con periodistas, incluso a los periodistas les puedes hasta armar una noticia y ellos no van a ver ni siquiera si es verdad” (Líder estudiantil, Focus group, Octubre 2013)

En ese sentido, las plataformas online vienen a ser facilitadoras en torno a los flujos de información y comunicación que pueden distribuirse entre quienes componen el movimiento. De todas maneras, queda en evidencia que ellas mismas no tienen potencial suficiente como para generar un movimiento o acción colectiva por sí mismas, lo que implica tomar el consejo de evitar el “determinismo tecnológico” (Tilly & Wood, 2010). En otras palabras, que la aparición de nuevos medios de comunicación –como Internet y sus plataformas- no cambian por sí solos la forma que toman los movimientos sociales. Lo que sí se prevé es que estas tecnologías pueden efectivamente fortalecer ciertos vínculos entre participantes, generando relaciones de confianza, lo cual puede traducirse en una mayor probabilidad de éxito al momento de convocar una acción colectiva o manifestación específica.

  1. b) Ejecución: Los flash mobs finalmente se realizan en el espacio público gracias al trabajo previo de estas “redes de confianza online”. En el caso de la “Corrida de 1800 horas por la Educación” que se realiza en la ciudad de Valparaíso, corren rodeando el Congreso y la Plaza O’Higgins, replicando así la experiencia de la “Corrida de 1800 horas por la Educación” de Santiago corriendo alrededor del Palacio de La Moneda, uno de sus participantes señala:

“la organización era casi espontánea sí, pero dentro de esa espontaneidad tenían distintos liderazgos dentro de esa organización, había una niña que era mayor igual (la edad promedio de ellos eran unos 21 años). Había algunas personas que tenían como unos 25 (años), ella tenía una organización política anterior, de alguna manera hay una especie de deliberación al tratar de apoyar o no este tipo de alcances, ella tenía un tipo de liderazgo, pero no era absoluto y era bien cuestionado” (Participante de “Corrida de 1800 horas por la Educación”, Octubre 2014)

Estos repertorios no tienen una estructura predefinida, no hay organizaciones que están detrás de ellos movilizando y convocando más participantes. En la mayoría de estos flash mobs, los líderes estudiantiles como Camila Vallejo10 y Giorgio Jackson11 ni siquiera retwittean estos eventos ni tampoco participan “virtualmente”. Pocos de los organizadores participan en algún grupo político determinado, salvo en el caso de una de las organizadoras del “Thriller por la Educación” que es parte de las Juventudes Comunistas, pero que separa su rol de militante con respecto al flash mob. Ni las páginas de Facebook ni las pequeñas asambleas que realizan los participantes de la “Corrida de 1800 horas por la Educación” se encuentran cooptadas por algún tipo de organización política, aunque eso no limita la participación de estudiantes pertenecientes a organizaciones, colectivos o partidos.

Los líderes del movimiento estudiantil durante el 2011 no se suman a estas iniciativas porque ellos se concentran principalmente en la comunicación con los medios tradicionales y en el diálogo con el Ministro de Educación y sus asesores; y también en los diálogos al interior de la Confech. Sin embargo, las iniciativas de otros estudiantes las consideran muy positivas para el movimiento estudiantil.

  1. c) Disolución: Después de la enorme visibilización que tienen los flash mobs ninguno de ellos perdura más que en la memoria. Con esto nos referimos a que una vez realizados no se replican y sólo se mantiene el recuerdo del evento. A pesar de que se intentan crear nuevas iniciativas con más elementos creativos, los flash mobs sufren las consecuencias de la caída de la participación en las movilizaciones estudiantiles, tal como lo describe el organizador del Genkidama:

“Sí, hicimos un grupo cerrado para organizarnos (…) pero fue después. Antes los grupos de Facebook no se ocupaban para organizarse y tenían menos herramientas, entonces nos organizábamos por Skype. Entonces, cuando terminó el grupo del evento, hicimos un grupo para hacer un segundo flash mob que nunca funcionó. Quisimos hacer dos flash mobs más, queríamos hacer uno de un muñeco que imitara a Papelucho, (personaje de libros para niños en Chile) (…) lo hicimos como en el mes de septiembre y en septiembre se estaban acabando las movilizaciones. Yo entré a clases y seguían estando las movilizaciones, (…) me eché todos los ramos esos días, porque quería seguir terminando el flash mob. La gente no iba a las marchas, quería estudiar, tenía el drama que le estaban cobrando el año, que podían perder el año, entonces se bajó todo y nos quedamos con el muñeco a medias. Que no había gente con iniciativa de trabajar, era yo y un chico más. Después el muñeco lo desarmamos” (Organizador “Genkidama”, Octubre 2014)

De esta manera, las redes que se arman rápidamente para organizar el evento, y que se empiezan a expandir velozmente y logran un vínculo fuerte conectando extraños o en otras palabras sus distintos participantes, finalmente subsisten sólo hasta que el flash mob mismo es ejecutado. Una vez que este ha sido consumado en su completitud, su perdurabilidad se traspasa al ámbito del recuerdo y de una “experiencia vivida” (Juris & Pleyers, 2009; Pleyers, 2010), que logró conectar distintas personas que no se conocían entre sí bajo un objetivo común, pero que no persiste fuera de los límites de la memoria. Por tanto y remitiendo a su definición, los flash mobs en su relación dinámica con las plataformas online y las redes de confianza que se pueden montar desde ellas, no harían perder su naturaleza de ser un evento que congrega multitudes desconocidas entre sí, supeditadas a un objetivo en común, trabajando bajo una orgánica de instantaneidad y fugacidad.

 

Conclusiones

Las plataformas online han permitido que los sujetos puedan empoderarse mediante el uso intensivo de estas tecnologías, por lo tanto, ya no quedarían supeditados a su convocatoria y éxito a partir de su historial de activismo personal (Von Bülow, 2014). A su vez, estas plataformas de alguna manera configuran las “redes de confianza” preexistentes y a su vez pueden armar nuevas redes de tipo similar, lo suficientemente potentes como para organizar, convocar y ejecutar un evento tan público y masivo como son los flash mobs. En ese sentido, éstas tecnologías pueden brindar elementos que en cierta medida se transformen en dispositivos de confianza que permitan sortear el llamado “problema del extraño”, es decir, establecer vínculos entre sujetos que no se conocen entre sí, y que además estos nexos permiten realizar un trabajo colectivo en torno al logro de un objetivo en común, que en este caso corresponde a un flash mob.

Este argumento se centra en que las plataformas online permitirían armar “redes de confianza” ajustadas a los propios principios de la sociedad red, y en este sentido no existiría un sentido de “largo plazo”, sino más bien un intervalo de tiempo ceñido a la organización y convocatoria, luego ejecución y, finalmente, disolución del flash mob. Es por ello que en este caso hablamos de “redes de confianza online” como una ramificación intensa de conexiones entre distintos nodos o situaciones sociales, amoldadas al evento mismo, y que se extinguen junto con el término del propio flash mob. Además, nos referimos a la fuerza o potencia de las “redes de confianza online” no en relación al vínculo más íntimo que pudieran desarrollar entre los coordinadores de un flash mob, sino a la fuerza y potencia necesarias para ejecutarlo.

Formalmente, para el caso de las “redes de confianza online” observadas en los flash mobs, exponemos de manera ordenada sus siguientes características:

  1. Se montan de manera rápida como para difundir el mensaje en un tiempo corto;
  2. Establecen lazos lo suficientemente fuertes como para ejecutar el flash mob;
  3. Al mismo tiempo, son lo suficientemente ligeras como para desarmarse tan pronto como se ejecuta el flash mob y no reactivarlo.

Sobre el último punto se debe especificar que para este caso particular las “redes de confianza online” se establecen como ligeras puesto que la naturaleza del flash mob así lo establece, al emplazarse tanto como un evento momentáneo y perecedero, supeditando el funcionamiento de las plataformas a esta fugacidad. En esa línea, vemos el flash mob como un repertorio de acción colectiva que se desmarca de las acciones más clásicas emprendidas por el movimiento estudiantil históricamente, que atraviesa las “redes de confianza online” de una manera específica, haciendo que no se extiendan a largo plazo, sino que existan sólo hasta que éste haya sido realizado, distanciándose de la manera más clásica propuesta por Tilly (2010).

Es posible que en el caso de otro tipo de iniciativas o repertorios de acción colectiva distintos a los flash mobs, las “redes de confianza online” operen de manera diferenciada, y se ajusten precisamente a –por ejemplo- intensificar los lazos de “redes de confianza” preexistentes que nacen y se emplazan fuera de los límites de lo online, lo que podríamos tildar de “offline”, elemento que se encuentra fuera de los alcances de este estudio.

En ese sentido, nuestro análisis se ha centrado en exponer cómo en las nuevas plataformas online se pueden observar “redes de confianza” particulares afincadas a la organización de flash mobs, que permiten acercar y establecer nexos entre desconocidos para un logro común. No obstante, es el mismo repertorio de acción colectiva el que tiende a configurar las propiedades de la red que le va a dar vida.

Probablemente esta última idea sea la problemática como punto de partida para próximas agendas de investigación; que ciertos procesos de estadios previos de la sociedad coexisten con estas maneras más contemporáneas de coordinación social en la sociedad red. En ese sentido, realizar análisis que consideren otros repertorios de acción colectiva se torna relevante. En esa línea conviene una vez más tomar la precaución notada por Tilly: “incluso en una época como la nuestra, donde la tecnología es tan importante, los medios no engendran, por sí mismos, movimientos sociales” (Tilly & Wood, 2010).

 

Referencias Bibliográficas

Aguilera, O., Contreras, T., Guajardo, S., & Zarzuri, R. (2006). La Rebelión del coro. Análisis de las Movilizaciones de los Estudiantes Secundarios. Santiago.

Aguiton, C., & Cardon, D. (2007). The Strength of Weak Cooperation: an Attempt to Understand the Meaning of Web 2.0. Communication & Strategies, 65(1), 51–65.

Anderson, B. (1993). Comunidades Imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México D.C.: Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

Bedell, D. (2003). E-mail Communication Facilitates New “Flash Mob.Phenomenon.” Knight Ridder Tribune Business News, 23.

Bennett, W. L. (2012). The logic of connective action. Information, Comunication & Society, 15(5), 739–768.

Candia, E. (2004). El movimiento político sin voto de los jóvenes en Chile. Revista Observatorio de Juventud, 4(1).         [ Links ]

Castells, M. (2000). La Era de la Información : Economía, Sociedad y Cultura. Madrid: Alianza.         [ Links ]

Castells, M. (2003). La Galaxia Internet. Barcelona: Random House Mondadori.         [ Links ]

Castells, M. (2008). The New Public Sphere: global civil society, communication networks, and global governance. Annals of the American Academy of Political and Social Science, 616, 78–93.

Castells, M. (2009). Comunicación y poder. Madrid: Alianza Editorial.         [ Links ]

Castells, M. (2012). Redes de Indignación y Esperanza. Madrid: Alianza Editorial.         [ Links ]

Cotroneo, C. (2003). Psst 6: 30 pm. Toronto Star B, 7.

Espinoza, O. (2005). Privatización y Comercialización de la Educación Superior en Chile: una visión crítica. Revista de La Educación Superior, XXXIV(3), 41–60.

Flap, H. (2002). No man is an island: the research programme of a social capital theory. In O. Favereau & E. Lazega (Eds.), Conventions and Structures in Economic Organization. Markets, networks, and hierarchies (pp. 29–59). Cheltenham: Edward Elgar.

Fukuyama, F. (2001). Social capital, civil society and development. Third World Quarterly, 22(1), 7–20.

Gambetta, D. (1988). Can We Trust Trust? In D. Gambetta (Ed.), Trust: Making and Breaking Cooperative Relations (pp. 213–238). Oxford: Basil Blackwell.

Glasius, M., & Pleyers, G. (2013). The Global Moment of 2011: Democracy, Social Justice and Dignity. Development and Change, 44(3), 547–567.

Gore, G. (2010). Flash mob dance and the territorialisation of urban movement. Anthropological Notebooks, 16(3), 125–131.

Granovetter, M. S. (1973). The Strength of Weak Ties. American Journal of Sociology, 78(6), 1360–1380. doi:10.1086/225469

Juris, J., & Pleyers, G. (2009). Alter-activism: emerging cultures of participation among young global justice activists. Journal of Youth Studies, 12(1), 57–75.

Lévy, P. (1997). Collective Intelligence: Mankind’s Emerging World in Cyberspace. Cambridge, Mass: Perseus Books.

Lin, N. (2001). Social capital: a theory of social structure and action. Cambridge: Cambridge University Press.         [ Links ]

Millaleo, S. (2011). La ciberpolítica de los movimientos sociales en Chile: algunas reflexiones y experiencias. Anales, Séptima Se(2), 87–104.

Molnár, V. (2014). Reframing Public Space Through Digital Mobilization. Flash Mobs and Contemporary Urban Youth Culture. Theory, Culture, and Society.

Nicholson, J. (2005). Flash! Mobs in the Age of Mobile Connectivity. Fibreculture Journal.

Paxton, P. (1999). Is Social Capital Declining in the United States? A Multiple Indicator Assessment. American Journal of Sociology, 105, 88–127.

Pleyers, G. (2010). Alter-Globalization. Becoming actors in the global age. Cambridge: Polity Press.         [ Links ]

Putnam, R. (1995). Bowling Alone: Interview. Journal of Democracy, 6, 65–78.

Rheingold, H. (2004). Multitudes Inteligentes. Barcelona: Gedisa.         [ Links ]

Rucht, D. (2004). Movement allies, adversaries, and third parties. In D. A. Snow, S. A. Soule, & H. Kriesi (Eds.), The Blackwell Companion to Social Movements (pp. 197–216). Malden, MA: Blackwell Publishing.

Shmueli, S. (2003). Shmueli, S. CNN. com/Technology, 8.

Silva, E. (2012). The Winter Chilean Students Said, Enough! Blog Mobilizing Ideas. Retrieved August 15, 2015, from http://mobilizingideas.wordpress.com/2012/05/02/the-winter-chilean-students-said-enough/

Somma, N., & Bargsted, M. A. (2014). Autonomizacion de la protesta en Chile. In C. Cox & J. C. Castillo (Eds.), Socialización política y Experiencia Escolar: Aportes para la formación ciudadana en Chile (Pontificia., Vol. 11121147, pp. 1–26). Santiago.

Tarrow, S. (2012). El Poder en Movimiento: los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Madrid: Alianza.         [ Links ]

Tilly, C. (2010). Confianza y Gobierno. Buenos Aires: Amorrortu.         [ Links ]

Tilly, C., & Tarrow, S. (2008). Politique(s) du Conflit, de la grève à la révolution. Paris: Presses de Sciences Po.         [ Links ]

Tilly, C., & Wood, L. J. (2010). Los Movimientos Sociales, 1768-2008 Desde sus orígenes a Facebook. Barcelona: Crítica.         [ Links ]

Torche, F., & Valenzuela, E. (2011). Trust and reciprocity: A theoretical distinction of the sources of social capital. European Journal of Social Theory, 14(2), 181–198.

Tricot, T. (2012). Movimiento de estudiantes en Chile: Repertorios de acción colectiva ¿algo nuevo? Revista Faro, 15.         [ Links ]

Van Rijn, N. (2003). Invasion of the flash mobs. Toronto Star.

Von Bülow, M. (2014). Who Controls the Internet? Brasilia. Working Paper

Wray, S. (1999). On electronic civil disobedience. Peace Review, 11, 107–112.

 

Notas de Prensa:

Moreno, G. (2013). Los colegios con peores resultados en el Simce de cuarto básico y segundo medio. La Tercera. Recuperado el 30 de Julio 2013: http://www.latercera.com/noticia/educacion/2013/04/657-519007-9-los-colegios-con-peores-resultados-en-el-simce-de-cuarto-basico-y-segundo-medio.shtml

Qué Pasa. (2010, 26 de mayo). Ranking de colegios 2010. Qué Pasa. Recuperado el 30 de enero 2012: http://www.quepasa.cl/articulo/8_3460_9.html

 

NOTAS

1 El lucro en las universidades, data desde el año 1981, con las llamadas reformas de amarres de la dictadura, para impedir el cambio de modelo. Ésta reforma propició la creación de universidades privadas y cambió el sistema de financiamiento estatal. Antes de esta reforma, las universidades chilenas aglutinaban el 65% de los estudiantes, mientras que en la actualidad, el sistema consta de aproximadamente un 70% de instituciones no universitarias de carácter privado, 20% de universidades privadas y sólo un 10% de universidades públicas (Espinoza, 2005).

2 Prueba que permite el ingreso a las universidades (educación superior).

3 La municipalización es un sistema que opera en la educación básica y secundaria, donde los establecimientos educativos son administrados por municipios que propician la segregación educativa, puesto que los mejores establecimientos se concentran en los municipios con más recursos, que a su vez invierten en mejores profesores. En el Ranking de colegios (Qué Pasa, 2010) es posible dar cuenta que los mejores liceos públicos provienen siempre de las mismas comunas: Santiago y Providencia, que a su vez son las más pujantes económicamente. Mientras que los liceos con peores resultados provienen de Alto Hospicio y La Pintana (Moreno, 2013), comunas con menos recursos económicos.

4 Traducción propia del original en inglés.

5 Traducción propia del original en inglés.

6 Como la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile (Feuc), la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile (Feusach), por nombrar algunas.

7 Por nombrar algunas: Izquierda Autónoma, las Juventudes Comunistas, entre otras.

8 Protagonista de la serie animada “Dragon Ball”.

9 El “Genkidama” en sí mismo.

10 Militante de las Juventudes Comunistas de Chile, fue Presidenta (2010 y 2011) y luego Vicepresidenta (2011 y 2012) de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech). Luego y como parte del Partido Comunista, es elegida el 2013 como diputada por la comuna de La Florida.

11 Fue Presidente (2010-2011) de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile (Feuc). El 2013 es elegido como diputado por la comuna de Santiago, realizando una candidatura independiente. A su vez, lidera el movimiento político Revolución Democrática.

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons