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Observatorio (OBS*)

versão On-line ISSN 1646-5954

OBS* vol.10 no.4 Lisboa dez. 2016

 

E-books como elementos de innovación y gestión del conocimiento. Las posibilidades comunicativas de los libros electrónicos

 

María Isabel Zapata Cardénas* Carlos Alberto Galvis Ortiz**

* Profesora-investigadora en la Facultad de Comunicación, Universidad de Medellín, Colombia (mizapata@udem.edu.co)

** Profesor-investigador en la Facultad de Comunicación, Universidad de Medellín, Colombia (cagalvis@udem.edu.co)

 

RESUMEN

El libro ha sido uno de los productos mediáticos por excelencia, que permitió la democratización del acceso a la información, consolidada con la invención y la creación de los tipos móviles, fabricados en China hacia el año de 1040, y perfeccionados por Gutenberg hacia 1450. La gran contribución alemana no sólo estuvo en el perfeccionamiento del proceso técnico sino en la masificación (para esta época) de la producción editorial. Con el libro electrónico estamos asistiendo a una revolución del mundo digital. Si la multimedia, la participación social, la convergencia de medios han sido procesos vitales en la conformación de la gran red Internet; el turno ahora es para el mercado de la publicación electrónica de libros.

Palabras clave: libros eletrónicos, e-books, comuncacíon digital, gestíon del conocimento, sociedad de la información, brecha digital, tabletas.

 

ABSTRACT

The book was one of media products, which enabled the democratization of access to information. With the e-book we are witnessing a revolution in the digital world. If the media, social participation, media convergence processes have been vital in shaping the vast Internet network, turn now is for the publishing industry with the arrival and the offer in the market of electronic publishing.

Keywords: e-books, knowledge, digital communication, knowledge management, information society, digital divide, tablets.

 

Introduccíon

El proyecto “La palabra escrita en tinta electrónica. Las nuevas posibilidades comunicativas de los libros electrónicos, como elementos de innovación en la producción y gestión del conocimiento”, buscó indagar y explorar los retos que desde la Comunicación y la Gestión del Conocimiento se abordan por medio de la producción de libros electrónicos, elementos que bajo nuevos formatos, llegan al mercado editorial y ofrecen posibilidades propias de la convergencia de medios de comunicación, especificaciones que obligan también a evaluar y conocer las necesidades y experiencias de los e-lectores, como usuarios finales de esta nueva herramienta. Este proyecto se presentó como parte del programa de incentivos y apoyos institucionales que la Universidad de Medellín otorga a los nuevos docentes incorporados a las Facultades. Esta investigación quedó entonces adscrita al grupo de investigación en Comunicación, Organización y Política-COP-, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Medellín, grupo avalado en categoría A1 por el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias), adscrito al Gobierno colombiano. Con este proyecto surgieron entonces preguntas y planteamientos sobre la producción de estos nuevos formatos en el mercado colombiano, en medio de un plan nacional de apropiación y vinculación de las TIC, liderado por el Gobierno.

Delgado (2004) explica que los “e-books o libros electrónicos son textos electrónicos que contienen características de formato especiales, las cuales permiten su lectura mediante software especializado. Los libros electrónicos tienen el aspecto de una pantalla, una pantalla que imita al libro o un libro que imita a la pantalla”. Sobre esta definición el autor reitera que la denominación se relaciona tanto con el nuevo dispositivo de lectura diseñado para leer libros, como con los contenidos y programas que pueden correrse en su interior. Y cobija tanto a dispositivos de bolsillo, tabletas y lectores electrónicos, creados para lectura de textos específicos, casi siempre sin imágenes y en tinta negra. El libro electrónico es una realidad reciente que está disponible actualmente y que permite recibir miles de documentos o seleccionar uno a uno varios documentos, en el formato y peso de un libro en papel. Para facilitar la lectura, las obras se pueden editar según las preferencias personales: tipo y tamaño de letra, etc.

Moscoso y Pérez (2007, p. 346), argumentan que las “herramientas que incorporan el aparato electrónico aumentan notablemente sus funciones y sus posibilidades al permitir integrar a la vez texto, sonido, imágenes, permite realizar búsquedas, unir textos, etc. Permiten incluso subrayar párrafos o hacer anotaciones al margen, con lo que permiten más funciones que permite un libro tradicional y además potenciadas y mejoradas”. Aunque el mercado comercial cada vez más introduce diferentes tipos de dispositivos para la lectura de textos electrónicos, las casas productoras de libros han tratado de unificar los formatos y tipos de archivos y lenguajes sobre los que se soportan las lecturas con el fin de garantizar una adecuada experiencia. Sin importar marcas de hardware y casas editoriales. Los formatos más populares de eBooks son el mobi, epub, txt, pdf y html. El EPUB3, incorpora por primera vez HTML5, CSS3 y Javascript, programaciones que permiten movimiento, animación e intervención en las acciones preconcebidas para el texto por parte del autor y el animador digital.

Se evoluciona hacia a una sociedad caracterizada por un cambio en las percepciones, de lo analógico a lo digital o de lo material a lo inmaterial, lo que supone la creación de un mundo conformado por otras realidades y escenarios virtuales. Internet se manifestó como el gran escenario de las capacidades humanas, que demostraban sin saberlo, la construcción del lenguaje hipertextual; Ted Nelson1 en 1965: “Un cuerpo de materiales escritos o pictóricos interconectados de una manera tan compleja que no podrían ser presentados o representados convenientemente en papel. Puede contener resúmenes o mapas de sus contenidos y sus relaciones; puede contener anotaciones, agregados y notas al pie de académicos que lo hayan examinado”.

En el contexto del hipertexto, el beneficiado es el lector, ya que goza de mayor libertad a la hora de elegir su ruta de lectura entre las muchas posibilidades que ofrece la Red. Gracias a este, el texto nunca está cerrado, la narración no concluye hasta que lo considere oportuno el lector. “El entorno de la movilidad hereda y potencia los rasgos de la Web, aportando los rasgos de ubicuidad, inmediatez y personalización que se concretan en funcionalidades como la geo-localización de contenidos y su adaptación al contexto del usuario”, (Jaokar y Fish, 2006, p. 364).

Alrededor del libro electrónico se crea una industria nueva de editores, libreros, diseñadores de interfaces, animadores y diagramadores que de alguna manera redefinen el papel del autor como creador individual. Lo importante, es el valor del contenido, donde los soportes propician nuevas formas para crear contenidos antes imposibles de disfrutar.

Hacia el año 2010 varias corporaciones informativas iniciaron el camino de incorporar desarrollos alrededor del naciente mercado del libro electrónico. Uno de ellos fue “Libranda”2, plataforma española creada por varias editoriales como Planeta, Santillana y Mondadori; destinada a la distribución de libros digitales. En el caso latinoamericano, Brasil explora las posibilidades editoriales de la mano de DLD (Distribuidora de Libros Digitales), un repositorio con más de mil títulos, puestos a la venta directamente en librerías y no al público consumidor. Colombia por su parte comparte la producción de libros desde la Plataforma de Libranda y LalibreríadelaU, uno de los principales distribuidores de libros académicos y científicos del país.

En este contexto de desarrollo, pero también de ensayo y error, conviven en la actualidad el libro físico, y el libro electrónico (e-book). En la historia de las sociedades modernas, el libro impreso era considerado como el elemento transmisor cultural por excelencia, pero, con la revolución digital, el libro tradicional ha sido de los primeros en padecer las consecuencias derivadas de los avances en el mundo virtual: el modelo de libro digital, libro electrónico, e-libro. El libro electrónico es el nuevo elemento que de alguna manera va a transformar el circuito comunicacional editorial. Las transformaciones en el mundo del libro han llegado a los países de Centroamérica y a Sudamérica por un lado, gracias a los cambios gestados en otros periplos como España y Estados Unidos donde se encuentran gran parte de las entidades literarias, que influyen en el desarrollo de la industria editorial, al igual que Alemania e Inglaterra.

Hacia el año 2004, España presentó al mundo, el trabajo de la Fundación de “Grammata”3, entidad destinada al diseño, publicación y comercialización de libros electrónicos. Sin embargo la idea de tener un gran espacio digital y virtual donde se albergara miles de textos, fue propuesta una década atrás por la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Los avances presentados por los españoles comenzaron a verse con el primer e-reader producido totalmente en el país ibérico: Papyre. Dispositivo que accedía a la lectura de libros digitales, revistas electrónicas y varios de los documentos electrónicos existentes en la época. Según el estudio “El sector del libro en España 2010-2012. Observatorio de la Lectura y el Libro”, “el incremento en la edición en otros soportes viene determinado por un crecimiento exponencial de la producción de libros digitales —categoría “Archivos de Internet” —, que han evolucionado de 12.948 registros en 2010 a 18.538 en 2011 —un +43,2%”. (Observatorio de la Lectura y el Libro, 2012, p. 31)

Pero aún con estos esfuerzos, mercados como el mexicano demuestran otra cosa. En un informe del periódico El Universal de México, el panorama de la lectura y consumo de esta nueva tecnología sigue estando rezagada en el mercado mexicano. La razón: La producción de libros digitales en México, apenas alcanza los mil 709 títulos al año, reporta la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM), sin embargo, el panorama de los libros electrónicos en México comienza a tomar forma, su venta comienza a generar impacto tanto en librerías como en Internet” (Aguilar Sosa, 2012).

 

La Sociedad de la Información e incorporación de los Libros Digitales

El concepto actual de la “sociedad del conocimiento” no se centra solamente en ser una sociedad conectada, con mejor infraestructura física en pro de la masificación del acceso a la tecnología. La extensión del cableado no es proporcional al desarrollo del conocimiento si no hay mentes pensantes que, como en red, se conectan para lograr cambios sociales a través de la tecnología. Es el conocimiento el factor capaz de ser la base de los procesos sociales en los ámbitos más relevantes del desarrollo de un colectivo. Es común, creer que el tema de infraestructura está por encima de los demás ejes de impacto, apropiación y alfabetización TIC. Y es por la parte “dura” del proceso por donde los gobiernos comienzan a generar los programas de penetración de TIC en una localidad.

En la década de los ochentas se empleó por primera vez el término de sociedad de la información en el texto “The production and distribution of knowledge in the United States” acuñado a Machlup (1973, p. 123). La apreciación del autor explica la relación entre la ciencia, la tecnología y su dimensión social una vez entra en contacto con el sujeto. Para Machlup, la sociedad de la información se basa en la riqueza del conocimiento como pieza clave de la economía moderna, estandarte de la economía del conocimiento. La mirada norteamericana de Martin (1988) ilustra que la sociedad de la información se basa en cinco elementos: el tecnológico, económico, ocupacional y cultural. Para este investigador, la sociedad debe analizarse desde cómo se mide la tasa de innovación tecnológica, cada cuánto se da y su repercusión en el contexto; y la transición de pasar de una sociedad industrial a una sociedad de la gestión del conocimiento. Postura, que el español Castells, denomina como “Sociedad Red”. “Las economías se han vuelto más interdependientes y se ha reestructurado el sistema capitalista a nivel mundial. La relación entre economía, Estado y sociedad ha cambiado, aumentando el poder del capital frente al trabajo y se ha desmantelado el Estado de Bienestar. Asimismo, se han incrementado las desigualdades y la diferenciación territorial y cultural” (Castells, 2000, p. 340).

Otra mirada es la del historiador tunecino, Levy (2007) donde la cultura y la sociedad, además de estar conformada por elementos de carácter simbólico, no se reducen sólo a eso. Cuenta con otros componentes que tienen valor en el mundo actual: el de las técnicas con sus artefactos, conexiones y dispositivos electrónicos que están contribuyendo a generar el crecimiento del llamado ciberespacio. Y la actitud general frente al progreso de las nuevas tecnologías, en la virtualización en curso de la información y de la comunicación y en la mutación global de la civilización que resulta de ello (p.120).

Las TIC entonces han facilitado la difusión y acceso a la información. La ha potencializado y la ha permitido comunicar a velocidades inimaginables. Pero los procesos de inclusión y apropiación son aún motivo de estudio y ejecución; y más en sociedades donde la brecha digital se marca con profundidad.

Para el caso colombiano, el reporte del PNUD en el 2012 situó al país en el puesto 91 entre 186 naciones y consideró que su distribución de riqueza sigue siendo alta en la región. Lo que significó que el país no viviera ninguna variación en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) respecto al año anterior 2011. En noticia publicada por el periódico El Tiempo en marzo del 2013, el director de Latinoamérica para el PNUD, Heraldo Muñoz explicó que “(...) la desigualdad de ingresos en América Latina ha caído en la mayoría de países desde el 2000, pero sigue teniendo la distribución de riqueza más desigual de todas las regiones del mundo” (Tiempo, 2013). Factores socioeconómicos, culturales, gubernamentales y de infraestructura son claves para el fortalecimiento de la inclusión TIC y la reducción de la brecha digital. Hacia la década del 2000, Colombia presentó la Agenda de Conectividad4y el Programa Presidencial para el Desarrollo de las Tecnologías de Información y de Comunicación, iniciativas que buscaron acercar la población civil a los procesos de Comunicación y Tecnología, siendo esta intensión adoptada actualmente por el Ministerio TIC y su Plan Vive Digital5 . Si se revisa su ejecución 2010-2012, la gran mayoría de los resultados se relacionan con el tema de infraestructura: conexiones a Internet, hogares conectados, micro, medianas y pequeñas empresas conectadas, municipios conectados con fibra óptica, computadores entregados en sedes educativas, entre otros. En lo local, Medellín presentó su programa de Ciudad Inteligente. Título que parece cumplirse con las cifras y resultados que publica al ser nombrada la “primera ciudad digital”6 del país.

Estos resultados que no dejaron de ser importantes para una sociedad, pero no son los únicos al momento de evaluar una sociedad que se construye en pro del conocimiento y la información. Y esta es la crítica que se argumenta en este artículo: ¿Cómo pensar en una sociedad del conocimiento y la información, cuando el impacto humano y la transformación de los colectivos no son protagonistas, y ni siquiera se instaura un modelo de evaluación claro frente a la apropiación del modelo TIC implementado en una localidad?

Para cerrar esta idea, el investigador belga Armand Mattelart, argumenta que

“las nuevas tecnologías nos obligan a una reflexión crítica dentro de las problemáticas de la economía política de la comunicación y la cultura. Cuando uno mira la historia de las ideas críticas sobre comunicación, cultura y política, vemos que gran parte de ellas tienen que ver con las problemáticas de América Latina, porque en esta región los temas del desarrollo y la educación han estado ligados a los procesos de comunicación. Creo que eso hizo que en América Latina surgieran los planteamientos principales de lo que hoy conocemos como derechos a la comunicación, políticas de comunicación, entre otros, que intentan nivelar las asimetrías entre países en los procesos de comunicación y cultura”. (Abad & Villamarín, 2011).

Asimetrías que se intensifican y se hacen más profundas cuando la infraestructura sólida está por encima del impacto y la transformación social. Deben coexistir y lograr el protagonismo que todo componente TIC necesita. Sin cables no hay conectividad, sin conectividad no hay experiencia de acceso, sin experiencia no hay interrelación, sin colaboración, no hay gestión del conocimiento.

 

Objetivos de la Investigación

La investigación se centró en identificar las nuevas posibilidades de contenidos y tecnologías de los libros digitales, como herramientas comunicativas e informacionales de última generación dentro de las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación TIC. Igualmente dentro de los objetivos secundarios buscó realizar un estado del arte de los libros digitales y sus aplicaciones en distintos entornos sociales, mirando casos avanzados como México, España y Colombia y cuantificar en producción los valores del libro impreso Vs. libro digital y la respuesta de los nuevos e-lectores.

 

Metodología

Inicialmente se presenta la caracterización de las 1500 personas encuestadas, por medio de la distribución de frecuencias según género, edad, ocupación, barrio y estrato. La encuesta se realizó telefónicamente en 10 principales ciudades de Colombia, a saber: Bogotá, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Cúcuta, Manizales, Pereira y Santa Marta. Para el cálculo de la muestra proporcional a cada estrato se empleó la fórmula , donde i= 1, 2, 3, 4, 5, 6 equivalentes a cada uno de los estratos sociales en las ciudades enumeradas anteriormente. Siendo: n= Tamaño de la muestra, Ni= Tamaño de cada estrato, N= Tamaño de la población. En el cálculo del tamaño muestral no se empleó un margen de error en especial, sólo se determinó un porcentaje para elegir la muestra, de manera arbitraria, con lo cual se obtuvieron las márgenes de error con un nivel de confianza del 95%, considerando una distribución normal de la población.

 

 

Por otro lado, las personas abordadas en la investigación estuvieron concentradas en la gran mayoría en las ciudades principales del país. Una división territorial importante, a propósito de los planes de conectividad, uso y acceso a la Red que las municipalidades y sus secretarías lideran en el país suramericano. El siguiente mapa ilustra la división poblacional para la muestra de 1500 personas. La distribución por género, según la encuesta, corresponde a un 69.1% de género femenino, un 30.6% de género masculino y el 0.3% no respondió este ítem.

 

 

Dentro de la metodología, las encuestas estuvieron formuladas para conocer el acercamiento, uso y consumo de información digital a propósito de la irrupción en el mercado de los dispositivos móviles como tabletas y lectores electrónicos. La organización y delimitación de las preguntas estuvo fundamentada en preguntas como (¿qué es un libro electrónico?, ¿ha leído libros electrónicos en el último año? ¿Y de qué temáticas?, ¿tiene dispositivo tipo Tableta o E-Reader para leer los libros digitales?, ¿cuáles de estos formatos de libros digitales conoce?), entre otras preguntas.

 

Análisis y resultados

En los últimos 60 años la concentración urbana en América Latina, se ha caracterizado por su rapidez y marcado carácter primacial. Colombia es señalada como una excepción, pues mientras casi todos los países de Latinoamérica experimentaron el fenómeno conocido como de primacía urbana, la concentración urbana ocurrió en Colombia igual que en los países vecinos, pero no tuvo lugar alrededor de una sola ciudad sino de varias (Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla).7

De allí que la encuesta en cuanto al público general, consumidor actual y futuro consumidor-lector de libros digitales se organizó desde una muestra poblacional de 1500 personas, divididas en: 30,6% en hombres, 69,1% mujeres; y un 0,3% que no especificó género. Para un total del 100% de la muestra. Dicho público objetivo estuvo distribuido en un rango de edades entre los 20 hasta los 48 años, buscando que se pudiera lograr tener una representación amplia y variada de consumidores digitales tanto nativos como migrantes digitales. Sobre estos dos tipos de consumidores que poseen sus propias características de cómo relacionarse con la tecnología, Marc Prensky dice que los nativos digitales son:

“los universitarios de hoy que constituyen la primera generación formada en los nuevos avances tecnológicos, a los que se han acostumbrado por inmersión al encontrarse, desde siempre, rodeados de ordenadores, vídeos y videojuegos, música digital, telefonía móvil y otros entretenimientos y herramientas afines (…). ¿Cómo denominar a estos “nuevos” estudiantes del momento? Algunos los han llamado N-GEN, por Generación en Red (net, en inglés), y también D-GEN, por Generación Digital. Por mi parte, la designación que me ha parecido más fiel es la de “Nativos Digitales”, puesto que todos han nacido y se han formado utilizando la particular “lengua digital” de juegos por ordenador, vídeo e Internet. (Prensky, 2010).

Frente a los inmigrantes digitales, el autor Prensky argumenta que “a propósito de los últimos, hemos de hacer constar que, al igual que cualquier inmigrante, aprendemos –cada uno a su ritmo- a adaptarnos al entorno y al ambiente, pero conservando siempre una cierta conexión (a la que denomino “acento”) con el pasado” (Prensky, 2010).

El perfil del público encuestado explica que fueron entrevistados consumidores de 20 años (4,7%), siendo este el número más alto, seguido por encuestados de 40 años (4,2%), 30 años (3,7%) y 35 años (3,1%). Siendo la población de 41 años (1,1%), la muestra más baja del total de la población impactada. En cuanto a las profesiones, el estudio arrojó que el mayor número de encuestados obedecían a profesiones como administradores(as), auxiliares contable, contador, ama de casa, comerciantes, docentes, estudiantes universitarios y empleado(s) activos.

Todos los encuestados fueron tomados de las principales ciudades de Colombia, localidades que según el Departamento Nacional de Planeación DNP, tienen una población entre “entre 1 y 5 millones de habitantes (Bogotá, Medellín y Cali); 33 ciudades intermedias, con poblaciones entre 100 mil y 1 millón de habitantes” (Anónimo, 2005).

Dentro de los resultados obtenidos se resaltan que el 27.8% de los encuestados dice que desconocen los libros electrónicos, el 15.5% es por el acercamiento a estos nuevos formatos, el 5.8% por el costo de la tableta, el 4.5% dicen otras razones y el 16.2% no responde este ítem, los porcentajes tienen como base el 69.8% de los encuestados que no conocen los libros electrónicos. Resulta sorprendente reconocer en la muestra de público en general en relación con la pregunta básica de conocer el soporte y formato digital, que el 69.8% del público no sabe qué es un libro electrónico. Sin embargo este resultado se pude explicar desde dos premisas básicas: la primera tiene relación con al analfabetismo digital que sufre Colombia y que se tipifica, por ejemplo, en el hecho de que en Medellín, la segunda ciudad en importancia del país, el 53% de los hogares no tiene computador y el 60% no cuenta con conexión a internet, según una noticia divulgada por la prensa local (Valencia Gil & Botero, 2012). La noticia que toma como fuente la Encuesta de Calidad de Vida de 2011, dice que 50 mil habitantes de Medellín, es decir el 2,6% de la población son analfabetas en sentido estricto, mientras que el analfabetismo digital lo padecen el 13% de la población, es decir 250 mil ciudadanos.

La segunda premisa tiene relación con el incipiente y bajo nivel de producción de libros digitales, que a su vez corresponde al bajo consumo y demanda de estos productos. En el caso colombiano, la Cámara Colombiana del Libro (http://www.camlibro.com.co) expone en el informe anual de estadísticas del libro para el año 2015, cifras que dan cuenta de la transformación del mercado editorial en el país.

 

 

El informe anual no sólo evidencia incrementos importantes en la producción editorial mediada por plataformas digitales sino también en el cambio de mentalidad de las casas editoriales frente a las oportunidades de la producción de textos digitales. Por ejemplo: el informe colombiano arroja que para el año 2008 sólo se produjo 192 libros en formato digital, mientras que en el 2015, el mercado comercial produjo 1504 e-books. Otro salto lo dan las editoriales universitarias que pasaron de 141 textos en el 2008 y en el 2015, alcanzaron una producción de 515 libros. Otros datos importantes del informe 2015 son: las temáticas con mayor número de publicaciones son los libros digitales destinados a temas educativos, el derecho, la investigación, y la literatura infantil y colombiana. Bogotá (3.271 libros comprados), Medellín (303), Barranquilla (127), Cali (113) y Bucaramanga (67); son las ciudades colombianas con mayor consumo de libros electrónicos.

Sobre la participación en el mercado colombiano, surgen empresas independientes como “E-Libros Editorial”8, la cual diversificó en el año 2008 su modelo de negocio, volcándose a la producción de libros digitales. Su propietario y editor (Correa, 2012) afirma que para el mercado colombiano los primeros libros realizados digitalmente obedecen a temáticas como la literatura y afines, pero que en la actualidad están trabajando con “libros de investigación” generados desde los centros académicos del país.

De acuerdo con la metodología, se desprende en las primeras preguntas para usuarios en general, la relación y conocimiento del libro electrónico en los últimos años. El 30.2% de los encuestados afirman conocer los libros electrónicos, el 18.0% no los ha leído, mientras que el 11.5% expresa que sí y un 0.7% no ha tenido relación alguna con este nuevo formato digital.

A propósito de esta respuesta, el usuario se refiere al término como libro electrónico, libro digital y e-book. Nombres comunes para referirse al formato digital de un libro, exista o no su versión en papel impreso. La Real Academia Española RAE9 hace alusión a la expresión “libro electrónico” como 1. (Nombre masculino) dispositivo electrónico que permite almacenar, reproducir y leer libros. 2. (nombre masculino) libro en formato adecuado para leerse en un dispositivo electrónico.

Para Moscoso y Pérez (2007, p. 225), el e-book es un mecanismo electrónico que permite almacenar una gran cantidad de información de tipología distinta. Esta información está organizada conceptualmente del mismo modo que las de uno de papel, pero éste permite interactuar. Las herramientas que incorpora el aparato electrónico aumentan notablemente sus funciones y sus posibilidades al permitir integrar a la vez texto, sonido, imágenes, permite realizar búsquedas, unir textos, etc.” Por otro lado, Cordón, (2010) lo define desde el concepto de interactividad. Y argumenta que esto es particularmente cierto si pensamos que la ‘interactividad’ del libro tradicional permite al lector acceder al texto desde múltiples niveles de interpretación y correlación de ideas, además de que el ‘soporte’ es propicio para ser leído en fragmentos, estableciendo recorridos de lectura no lineales, en el que además se pueden introducir notas, huellas, marcas que –al igual que los hiperenlaces digitales– conducen el interés del lector hacia otros territorios y momentos de la narración, como es el pie de página (p. 41).

Desde el Proyecto Gutenberg, Lebert (2010) aclara que se ebook al libro electrónico y también al lector de libros digitales que hay en el mercado. Aunque aclara que estos deberían denominarse ereader o lector de libros digital. Dadas estas diferentes apreciaciones sobre lo que es un e-book o libro electrónico, la definición está relacionada con el soporte, el formato, la información consignada en él y la convergencia de medios que desencadena la experiencia transmediática del usuario-lector con el libro.

Los “libros electrónicos” han existido en uno u otro formato desde los inicios del desarrollo de la computación moderna (década del 70) pero sólo con el desarrollo y la apertura de la Internet, se ha logrado implementar y masificar su difusión. Casos como Kindle de Amazon, iPad de Apple, Galaxy de Samsung, o el Cybook de Bookeen, y el eReader Tagus de la librería Casa del Libro en España; permiten desde sus funciones vivir cómodamente la experiencia de lectura que se asemeja a la real.

Los desarrollos más recientes en tecnología y los nuevos canales que transmiten la información que contiene un libro han hecho, entonces, que surja una preocupación por adaptarse a los nuevos modelos de difusión, no sólo porque, como apunta Galindo (2010) existe una identificación inexacta pero real entre el soporte digital y nuestra creciente falta de tiempo, sino porque muchas productoras editoriales lo que hacen es pasar contenidos textuales del mundo del papel a la pantalla.

De los encuestados que conocen los libros digitales, el 25.6% manifiesta no haber comprado estos libros en el último año, el 1.3% sí los han comprado y el 3.3% no responde este ítem. Como se manifiesta anteriormente, la brecha digital se refleja en el analfabetismo digital que sufren tres cuartas partes de la población de Medellín, pero también hay una estrecha relación con los costos que implica los dispositivos tecnológicos y el pago mensual del servicio de internet. Según el informe de la Encuesta de Calidad de Vida de los Habitantes de Medellín, publicada en el 2011, el 53% de los hogares no cuenta con un computador y el 60 por ciento no cuenta con conexión a internet, lo que muestra los resultados de la encuesta en torno a los ítems relacionados con la compra de libros digitales, de los aparatos tecnológicos (como las tabletas) y del uso de sistemas de compra en línea que requieren la utilización de las tarjetas de crédito.

Serrano y Martínez (2003) manifiestan que el acceso a la información y al conocimiento se ha convertido en una herramienta importante para que los países y grupos sociales evolucionen a mejores niveles de desarrollo. Para los autores “la brecha digital necesita ser medida no sólo en términos del número de teléfonos, número de computadoras y sitios de internet, sino también en términos de opciones, facilidades y costos adecuados para el acceso a la red y a programas de capacitación y educación que permitan optimizar el uso de la infraestructura instalada” (p.60).

El trabajo que se ha expuesto en este texto ha permitido conocer e indagar la situación del consumo y la relación que tienen los usuarios de las Nuevas Tecnologías de la Información y el Conocimiento con los libros digitales, en países como Colombia, y su desarrollo frente al fenómeno en otras latitudes como Estados Unidos, España, México, entre otros. Es retornar al papel del libro como primer vehículo de conocimiento y comunicación puesto en sus manos, esta vez a través de las Nuevas Tecnologías de la Información y el Conocimiento. Pensar en el libro digital, es un salto que no sólo involucra avances tecnológicos. Su gran efecto y riqueza está en la posibilidad de alinearlo con procesos de inclusión, estudio y trabajo ciudadano, donde la tecnología sea una herramienta de mediación al servicio de los cambios sociales y de las necesidades de grupos humanos, que ven en la tecnología no solo un instrumento de vanguardia, sino un elemento de transformación humana que les posibilita mayor conocimiento, interactividad, nuevos formatos, distribución de la información a menor costo y exploración de la herramienta en sí. Innovación en este sentido no es sólo por ser una herramienta o un elemento de último generación, va acuñada al sentido de darle al ciudadano nuevas plataformas para innovar, soluciones digitales para sus necesidades empresariales, educativas o de emprendimiento.

Resulta paradójico que mientras en Colombia el E-book no ha tenido un consumo masivo, sea apenas en el año 2015 que se reflejen cifras más esperanzadoras para el mercado y los productores editoriales independientes. La llegada del libro electrónico plantea una nueva experiencia de lectura. El acto solitario de leer se mantiene, enriqueciéndose la vivencia gracias a las nuevas posibilidades de los e-books, que permiten compartir de forma inmediata pasajes con comentarios con otros usuarios o tener acceso a las anotaciones de otros lectores, fomentando así la interactividad.

 

Conclusiones

El trabajo que se ha expuesto en este artículo de divulgación científica ha permitido conocer e indagar la situación del consumo y la relación que tienen los usuarios de las Nuevas Tecnologías de la Información y el Conocimiento con los libros digitales, en países como Colombia, y su análisis frente al fenómeno en otras latitudes como Estados Unidos, España, México, entre otros. No sólo una mirada desde la producción del sector editorial, sino desde el uso, consumo y relación con los consumidores generales y el ámbito universitario.

Desde este sentido el libro es un elemento digital que le permite no sólo acceder al conocimiento sino vivir la experiencia del lenguaje transmedial y convergente, en aquellos proyectos que desde su gestación se forman en la plataforma digital. Nacen y habitan en la esfera hipertextual y convergente. De lo contrario, son aproximaciones en formatos y estilos que migran al mundo digital, pero cuya concepción se da en el mundo análogo. Situación que el estudio confirma al referirse al tipo de formato más utilizado para crear libros digitales.

Pensar en el libro digital, es un salto que no sólo involucra avances tecnológicos. Su gran efecto y riqueza está en la posibilidad de alinearlo con procesos de inclusión, estudio y trabajo ciudadano, donde la tecnología sea una herramienta de mediación al servicio de los cambios sociales y de las necesidades de grupos humanos, que ven en la tecnología no solo un instrumento de vanguardia, sino un elemento de transformación humana que les posibilita mayor conocimiento, interactividad, nuevos formatos, distribución de la información a menor costo y exploración de la herramienta en sí. Innovación en este sentido no es sólo por ser una herramienta o un elemento de último generación, va acuñada al sentido de darle al ciudadano nuevas plataformas para innovar, soluciones digitales para sus necesidades empresariales, educativas o de emprendimiento.

Es retornar al papel del libro como primer vehículo de conocimiento y comunicación puesto en sus manos, esta vez a través de las Nuevas Tecnologías de la Información y el Conocimiento.

Sin embargo resulta sorprendente reconocer en nuestra encuesta de público en general en Colombia, que el 69.8% del público no sabe qué es un libro electrónico. A pesar de los esfuerzos del mercado editorial.

La brecha digital que se tipifica en el desconocimiento y bajo consumo de libros digitales, también tiene otra connotación de orden pedagógico: El e-book es el nombre con el que se conoce en mundo editorial al formato digital de un libro, exista o no su versión en papel impreso. Los libros son estructuras lógicas de programación con un formato definido, cuyo contenido obedece a una publicación ordena, tipo historia, relato por capítulos o simplemente publicación general de información.

El cómo se accede a la lectura en un e-book puede llevar al usuario a leerlo desde varios dispositivos o hardware: puede acceder desde un computador de mesa o un portátil, o recurrir a un dispositivo creado para este fin, tipo tableta (Tablet) o lector electrónico (e-reader). En los últimos años el surgimiento de los libros electrónicos como alternativa a la impresión, ha estado acompañada de la aparición en el mercado de lectores físicos creados para estos formatos: Kindle de Amazon, compañía norteamericana que recientemente lanzó el Kindle HD, iPad de Apple, Nook de Barnes & Nobles, Galaxy de Samsung, o el Cybook de Bookeen, y el eReader Tagus de Casa del Libro (es España), y Colombia, librerías como La Nacional y la Librería de la U, abren el abanico de opciones para los diferentes formatos de E-reader y tabletas que hay en el mercado, a excepción del Kindle de Amazon, que no lo utilizan.

La investigación también revela que la producción en otros países latinoamericanos busca un desarrollo masivo de los libros digitales. La llegada del libro electrónico plantea una nueva experiencia de lectura. El acto solitario de leer se mantiene, enriqueciéndose la vivencia gracias a las nuevas posibilidades de los e-books, que permiten compartir de forma inmediata pasajes con comentarios con otros usuarios o tener acceso a las anotaciones de otros lectores, fomentando así la interactividad.

 

Referencias bibliográficas

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NOTAS

1 La primera definición de hipertexto se debe a Ted Nelson, quien acuñó el término en 1965 en su obra Literary Machines: "Con 'hipertexto' me refiero a una escritura no secuencial, a un texto que bifurca, que permite que el lector elija y que se lea mejor en una pantalla interactiva (Balbín, 2009, p. 5).

2 Libranda es una empresa de servicios de distribución de contenidos editoriales digitales (ebooks) en todo el mundo. Ver sitio web en: http://libranda.com

3 Ver sitio web Grammata: http://grammata.es/

4 Agenda de Conectividad para Colombia: Consultar en el sitio web (http://www.scribd.com/doc/21754797/Agenda-de-Conectividad

5 Informe Ministerio TIC para Colombia: http://www.mintic.gov.co/index.php/vive-digital/logros

6 Medellín Ciudad Inteligente: programa liderado por la Alcaldía de Medellín, como política pública de innovación y tecnología social. http://www.mineducacion.gov.co/observatorio/1722/article-137971.html) del país.

7 Primacía urbana, monocefalia o macrocefalia: concentración poblacional con una supremacía cada vez más fuerte de la ciudad de mayor importancia sobre el resto de la red urbana, generalmente reflejada en un volumen de población superior al 20% del total del país. Para mayor información se puede consultar el documento de la Cepal en http://www.eclac.org/publicaciones/xml/0/14000/lcl2013-P1.pdf

Página consultada el 1 de febrero de 2013 a las 10:28.

8E-Libros Editorial: Empresa colombiana dedicada a la producción http://www.elibros.com.co/pagsElibros/editorial.asp?leng=esp

9 Real Academia de la Lengua Española, sitio oficial en: http://dle.rae.es/?w=diccionario

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