Introducción

Hablar de la obra de un artista que todavía sigue en plena producción, y en continua investigación, no es labor fácil. Aun así, con Daniel Tejero podemos ver cómo ha evolucionado su obra a través de sus diferentes series, tratando siempre temas tabúes, centrándose gran parte en desordenar lo ya ordenado por la sociedad.

Daniel Tejero vuelve la vista a la herencia Dadá, “y es en esa tradición donde empieza a indagar en las reelaboraciones controladas y enfrentadas desde una visión que busca al tiempo la paradoja y de la metonimia” (^{VV. AA. Catalogo Tesis y Paxis. De Soto, 2004}, p.9). Su producción pasa por varias áreas artísticas, enfocándose en sus primeras producciones en la escultura, pasando por el dibujo y la instalación, hasta adentrarse en su último proyecto en la fotografía.

Trabaja sobre el juego y la necesidad de posesión. De manera formal, el uso de la instalación, la reconceptualización del bodegón, el objeto descontextualizado o el dibujo hacen que nos adentremos en la exploración de los lenguajes del deseo y consigue que el propio espectador genere su propio discurso. Su obra destaca, principalmente, por la apropiación mediante la copia hiperrealista de los espacios donde se desarrolla el placer, para hacerlos visibles mediante su transformación en dibujos totalmente académicos o científicos. Una manera de llevar al terreno formal y de estudio prácticas no normativas, de dotar de carácter inclusivo y normalizar todas las formas y prácticas no heteronormativas y outsider.

Daniel Tejero se apropia de la esencia de los objetos y su energía para convertirlos en objetos visibles del momento vivido. Nos muestra prácticas ajenas a la norma, como son las prácticas sexuales BDSM basadas en la sumisión y cuyo fin último es el placer sexual. Consigue así que el espectador se convierta en un personaje activo de cualquiera de los personajes que quiera tomar en el momento de la práctica, haciendo de sus obras y sus investigaciones un método de reivindicación y conquista social de los espectros más amplios de la condición humana en cuanto a identidad, sexualidad y placer se refiere.

En este artículo visitaremos algunos de sus proyectos, con el fin de construir un itinerario a través de su obra como reflejo de los temas que trabaja Daniel Tejero. Para ello partiremos de sus primeros proyectos, haciendo un recorrido cronológico, hasta sus últimos proyectos, el último de ellos todavía en proceso.

Entre algodones

La serie entre algodones se expuso en una muestra colectiva “Narración en tres tiempos” (^{Barón, Tejero y Zanon, 1999}), en la que artistas de la misma generación se planteaban un recorrido por la memoria, los recuerdos, el silencio y la soledad, una serie de espacios comunes y habitados que cada uno abordaba desde su particular experiencia y vivencia personal. En el caso que nos ocupa, Tejero asalta esa propuesta desde un lugar conocido, cálido y acogedor, el nido, ese lugar que nos es tan hostil como necesario, que nos protege para luego expulsarnos y que genera en nosotros la huella y el recuerdo que a posteriori arrastramos por la vida hasta la muerte (Figura 1). En esta serie de esculturas, Daniel Tejero nos muestra esa candidez y dureza que comprenden los espacios propios, las cicatrices que nos dejan y las reglas a las que nos someten y que en el camino de la madurez hay que desaprender o corromper (^{Tejero, 1999}).

En ese sentido, esta obra es el discurrir de la vida misma, el tránsito inevitable pero necesario para llegar al fin. Es la representación condensada de esos sentimientos tan difíciles de explicar, pero tan perceptibles en su obra.

Juega conmigo

Aquí, Tejero nos plantea, desde un punto de vista no sexista, unos “juegos de género” desde donde exponer la apropiación de la realidad y de la vida de una forma inconsciente, ya que la mirada de la infancia es ejercida a través del juego, la experiencia se adquiere jugando, sin prejuicios ni máculas. Es esta premisa la que emplea el artista para jugar con nosotros y, mediante la utilización de metáforas y simbolismos y de una estética que tiende un puente entre lo infantil y lo adulto, para de ese modo evidenciar el camino que se recorre, el juego de la vida, los ritos de paso y lo que sacrificamos en ese transitar para con nosotros mismos.

Es un juego a modo de terapia, en el que resolver y reflexionar a cerca de la soledad, los vínculos, los deseos o sentimientos. En la obra (VV. AA. Catalogo Tesis y Paxis), el artista encapsula y aísla en contenedores herméticos esos juegos de la infancia convirtiéndolos así en un universo, en recuerdo y en memoria (Figura 2).

Arte de colección y Art collection golf & beach resort

Esta serie está planteada por la necesidad del hombre de poseer. A través de ella Tejero nos acerca al coleccionismo de objetos, en este caso, artísticos. El consumismo se retroalimenta de bienes y poderes aparentes en los que ni siquiera hay espacio y tiempo para asimilar. El ser humano comete el estúpido error de robar, comparar, competir lo que en realidad debería ser compartido. Este afán por coleccionar y acumular nos remite a la necesidad de cubrir aquellas carencias afectivas que puede tener el ser humano (Figura 3). Daniel Tejero genera así piezas que hablan de coleccionar, de acumular, de mostrar lo que se posee transformándolo en objeto artístico (^{VV. AA. Catalogo Tesis y Paxis. De Soto, 2004}).

En la misma línea crea la serie “Art Collection Golf & Resort”, un complejo inmobiliario de una calidad fuera de lo corriente. Centra su objetivo en los compradores españoles de nivel cultural alto o aquellos extranjeros que adquieren su segunda vivienda en busca del clima único de la costa mediterránea, donde poder gozar de la tranquilidad de la naturaleza que los envuelve buscando, por supuesto, exclusividad y elitismo.

En este proyecto Daniel Tejero creó una serie de bocetos de casas unifamiliares, acompañados por las esculturas de las mismas a escala, forradas con láminas de oro de 24 quilates o plata (Figura 4). Esta serie surge como una crítica a la actividad constructora de turismo residencial, llevada a cabo en los años 70 y 80, en La Manga del Mar Menor (^{VV. AA. 2000}).

Confluvium benidormense

La contundencia en “Confluvium Benidormense” la encontramos en hamacas apiladas, muros empedrados, una caseta salvavidas, una pequeña isla y unos condones usados. Todo ello remite a una playa, pero en concreto se trata del Paseo de Poniente de Benidorm, zona habitual de práctica del cruising. “Esta práctica consiste en una búsqueda del placer sexual en determinados espacios llevados a cabo principalmente por hombres gays” (^{VV.AA. Confluvium Benidormense 2013}, Sentamans, p.20). Este proyecto parte de espacios reales donde se realizan encuentros sexuales, sin ninguna finalidad de procreación. Se genera un apropiacionismo del espacio donde se despliega el placer y se transforma en una serie de dibujos en los que intenta que el espectador se adentre en la experiencia y pueda sentir ese deseo hacia lo prohibido (Figura 5). A partir de ese momento “se generan una serie de piezas que nos hablan de pornografía/post-pornografía, castración, subcultura, biología, ciencia y sobre todo de los espacios del deseo en estado puro, reivindicando la visibilidad de un deseo sin socializar.” (VV.AA. Confluvium Benidormense 2013, Tejero, p.29)

Se trata de una serie en la que hay una gran impronta del arte renacentista, debido a la utilización de la técnica del claroscuro, que define el volumen de las cosas en función de la incidencia de la luz.

Operatorium

Tras el salto cualitativo que supuso “Confluvium Benidormense” en cuanto a estética se refiere, ya que el empleo del claroscuro y del grafito van a convertirse en una constante reconocible en sus piezas y a la continuación o más bien ampliación del espectro del placer, del deseo y del trinomio sexo, género y sexualidad eje vertebrador de su obra, nos encontramos con una apropiación del espacio. Pero, en este caso, no se trata de un espacio público que hay que conquistar, sino que esta vez, la conquista viene de la mano de la invasión de un espacio público en el que se expone un espacio privado, como es el taller del artista. Espacio en el que tienen lugar una serie de prácticas BDSM, de las que el artista deja reflejado en sus obras de grafito los restos de esas prácticas, las huellas del deseo, la combatividad de lo no normativo y lo subversivo… En definitiva, del placer en estado puro (^{Tejero, 2016}).

La perspectiva pospornográfica de la muestra se basa en el hecho de no mostrar cuerpos, ni imágenes, sino un espacio vacío, un espacio apropiado por el artista. De ese modo, esta exposición que entronca perfectamente con la línea de investigación del artista, en la que se condensan la rebeldía y la reivindicación social para romper los límites y roles impuestos por la sociedad a través de la sumisión y la dominación, es decir, del “bondage” (Figura 6). Todo ello en relación a las tesis planteadas por Michael Foucault de estructuras de poder, control y orden social, amaestramiento, dominación y obediencia.

Arriba/abajo

A medio camino en la producción del artista que recopilamos en este artículo, y como nexo de unión entre, lo que podríamos apreciar como dos periodos diferenciados entre sí aunque intrínseca e inteligentemente conectados, en un ejercicio de evolución sostenida y ascendente, por un lado el binomio “Confluvium Benidormense” y “Operatorium” que configuran una estética relacionada con el uso del cuerpo como arma social y celebración del mismo y, por otro, “Arriba/Abajo” y “La memoria periférica”, que constituyen dentro de la misma beligerancia latente y la misma fuerza social, un mirada de dentro hacia fuera, una toma de consciencia de la pertenencia y reivindicación a un entramado social y económico, que lejos de autodenominarse víctima, ejerce con orgullo la reclamación de saberse periférico y la demanda de ejercer ese estatus (Figura 7).

Así, “Arriba/Abajo” se cimenta como una exposición ejecutada ex profeso para la Capilla del edificio del Rectorado de la Universidad de Murcia. Una exposición documental y poética sobre la cuestión de lo “periférico” en la ciudad de Murcia que forma parte de un proyecto de investigación más amplio y dilatado en el tiempo titulado “La memoria periférica” y que tiene su precedente en el desarrollo propuesto y en el análisis de “Arriba/abajo” en Murcia.

La memoria periférica

Este último proyecto todavía se encuentra en fase de producción, por lo que damos las gracias al artista por dejarnos incluirlo en este artículo. En el presente proyecto, Tejero ha querido investigar sobre la intersección que se encuentra entre las categorías identitarias de los seres sociales (^{VV. AA. Amores ilícitos. Tejero, 2020}, p.41). De cómo el poder hace uso de ellas, las castra y de cómo se generan estrategias de resistencia desde las identidades disidentes. En dicha investigación Tejero realiza un análisis de la etnia, la clase social y la nacionalidad como clasificaciones estancas y abarca la naturalización de la periferia como ámbito de visualización de lo diferente a la norma social.

Tal cual cita Daniel Tejero en la publicación de “Amores ilícitos. Diversidad, desigualdad y filiación”, en su investigación parte de las siguientes cuestiones: ¿existe una naturalización en la etnia, la clase o la nacionalidad institucionalizada por el poder, paralela a la naturalización impuesta del género respecto al sexo binario y la sexualidad basada en las dos categorías anteriores? ¿Puede ser comparada la reivindicación de una periferia geográfica a la de los discursos reivindicadores de las identidades sociales ajenas al heterocentrismo? Y finalmente, de ser así, ¿qué papel juega esta periferia como conjunto común en los discursos reivindica dores de las identidades diferentes a la norma y a los discursos identitarios ajenos a la clase, la etnia o la nacionalidad? (^{VV. AA. Amores ilícitos. Tejero, 2020}, p.45)

“La memoria periférica” es una serie artística abierta, que engloba una serie de proyectos artísticos concretos realizados ex profeso para la exposición, dependiendo del lugar y/o de las personas investigadas. Partiendo siempre de una batería de preguntas común en cada uno de los casos concretos:

¿Qué es para ti el poder?

¿Quién crees que tiene más poder que tú?

¿Crees que el poder da la felicidad?

¿Qué es para ti la dominación?

¿Qué es para ti la sumisión?

Cada una de las personas participantes en los proyectos vendrá acompañada por los datos de su edad, nombre, profesión y retrato o imagen. Como ya hemos nombrado es un proyecto que todavía se encuentra en proceso por lo que vamos a mostrar tres lugares en los que ya se han realizado las exposiciones relacionadas con el proyecto.

Genealogía doméstica:

Esta exposición se generó en Buenos Aires a partir del estudio de datos estadísticos desde el área de la sociología, adaptándolos a la creación plástica sobre la clase social, el género y la división del trabajo doméstico de la mujer en la Argentina de 2003, para hacer un estudio artístico paralelo de tres generaciones de mujeres de una misma familia en la España del siglo XX. Para ello empleó fotografía documental y creo un código QR para poder estar escuchando, en tiempo real, las respuestas que dieron estas mujeres a las preguntas que propone Daniel en esta investigación (Figura 8).

Posizione di confine

Esta vez, el proyecto fue llevado hasta una pequeña ciudad de Suiza, Cabbio una pequeña población de 207 habitantes, en el que se centró en identidades bastante diferentes entre ellas y con varios rangos sociales.

Ventotene

Ventotene es una pequeña isla de la región del Lacio. Tiene una población de 751 habitantes. Este proyecto se desarrolló en una residencia artística dentro del Festival de Arte Contemporáneo IN/SU/LA.

Beniatjar

Beniatjar es una pequeña localidad del sur de la provincia de Valencia. Este pueblo se encuentra a los pies de la montaña Benicadell y tiene una superficie de 11,4 Km cuadrados. En la actualidad están censados unos 220 habitantes. En este proyecto ha utilizado perfiles como olivicultor, psicóloga, panadero o cura, entre otros.

Conclusión

Finalmente podemos afirmar el carácter documental y de archivo en la obra y la producción de Tejero Olivares, una clara intención de registro de los espacios y de permanencia de la huella, no solo del uso explicito e implícito, sino del intencional y del buscado, un registro sensible de ánimos y espíritus. Una constante ineludible en su trabajo de investigación, y del que son fruto sus obras, es el uso de un apropiacionismo doble, por un lado, el empleo de técnicas clásicas como el dibujo y el claroscuro, y por otro la reivindicación de espacios públicos para usos disruptivos, una declaración omnipotente de la diversidad, la multiculturalidad y la inclusión. La defensa de lo proscrito y periférico, lo minoritario y lo íntimo elevado a la condición de necesario y plural.

Convirtiéndose así en un documento etnográfico actual, reflejo de la poliédrica realidad que nos rodea y de la que formamos parte a la vez, realizando un uso de los dispositivos culturales como ariete y acicate social. La lucha social no es una moda, es una necesidad.