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Revista :Estúdio
versão impressa ISSN 1647-6158
Estúdio vol.10 no.25 Lisboa mar. 2019
ARTIGOS ORIGINAIS
ORIGINAL ARTICLES
Juan Zamora: adonde las palabras transportan
Juan Zamora: Where Words Carry
Javier Rodríguez Casado*
*España, Artista e investigador.
AFILIAÇÃO: atividade independente.
RESUMEN:
El presente artículo propone una aproximación a las maneras en las que el lenguaje atraviesa la práctica artística de Juan Zamora. El punto de partida del texto es la palabra hablada como elemento primario para la toma de contacto y el abarcamiento del entorno, que Zamora emplea en sus proyectos acerca de los procesos de la naturaleza y de la actividad humana, los cuales se traducen en piezas de enorme carga poética.
Palabras clave: Juan Zamora / lenguaje / procedimientos creativos / origen / juego.
ABSTRACT:
This article analyses the ways in which language traverses the artistic practice of Juan Zamora. The starting point of the text is the spoken word as the primary element for the first approach to and understanding of the environment, which Zamora uses in its projects concerning the processes of nature and human activity, which materialise into hugely poetically charged pieces.
Keywords: Juan Zamora / language / creative procedures / origin / game.
Introducción
La importancia de las palabras se manifiesta en la base de la práctica de Juan Zamora (Madrid, 1982; Premio Fundación Princesa de Girona de Artes y Letras 2017) por cuanto las emplea como forma de investigación de diferentes modos: por una parte, demuestra una gran preocupación por cómo se nombran las cosas, lo cual entronca con el origen del conocimiento –solo es conocido aquello que tiene nombre– y del universo simbólico; por otra parte, las palabras que integran sus proyectos están elegidas de modo que sean, a la vez, directas pero evocadoras de múltiples sentidos en relación con la visualidad de las piezas que los componen; y, por último, cabe destacar el papel de la conversación en su proceso de trabajo, que supone un intercambio más con el entorno, como forma de (re)conocimiento.
La conversación ha sido durante años mi campo de investigación y mi medio de trabajo, y, durante más de una década, la vía por la que Juan Zamora y yo hemos compartido inquietudes, referencias y puntos de vista, los cuales se han visto reflejados en nuestras respectivas prácticas. Este artículo parte de esos intercambios para, de alguna manera, regresar a las palabras: nuestro punto de origen.
1. "Esto es una pizarra"
Si algo caracteriza al nombrar es que se trata de un acto vinculante. Adjudicar un nombre a las cosas supone situarlas en el mundo –otorgarles una existencia–, aproximarlas a uno mismo por identificación, y cargarlas de posibles significados. Nombrar es, en su sentido más primario, un acto creativo –y también recreativo– que, generalmente, se produce tras una toma de contacto visual.
Cuando llegó su turno de presentar un breve ejercicio de intervención en el entorno, de quince minutos de duración, en una de las sesiones de un taller con Daniel Canogar al que ambos asistimos en noviembre de 2007, Juan se dirigió a la pizarra blanca que había en la sala, y con un rotulador escribió en el centro con su particular caligrafía: "Esto es una pizarra" (Figura 1). Correspondía al resto del grupo comentar lo que cada quien había realizado, pero nadie arrancaba a hablar en esta ocasión. Preguntado finalmente por la intención de su acto, Juan explicó que, como punto de partida de su proceso creativo, cuando no sabe por dónde comenzar, a menudo se pone a describir aquello que ve a su alrededor en busca de alguna idea. Y eso había hecho: había llamado a una pizarra (Figura 2 e Figura 3). Nos la había presentado a través de su representación en forma escrita sobre ella misma. Y todo el grupo reconoció que el objeto que tenía enfrente era, efectivamente, una pizarra.
La pizarra es una superficie de contingencia, una carta blanca, un lugar de paso que admite innumerables cambios, que puede ser empleada con el fin más riguroso o con el más trivial, indistintamente. Es un espacio ideal para experimentar porque cualquier error es fácilmente corregible y porque siempre se puede volver al punto de inicio. Dicho de otro modo: es un lugar que permite recrearse. Y en lo recreativo es donde se dan las condiciones idóneas para el despliegue de cualquier posibilidad, pues el juego es, en sí mismo, una actividad primaria cargada de potencia.
1.1 El origen de los mundos
La inauguración de la existencia de las cosas por medio de su nombramiento (Juan 1:1 Versión Reina-Valera 1960) apunta a que el mundo surge del lenguaje. Este último, por su parte, se origina en aquel territorio de creatividad y contingencia que es el juego (Punset dir., 2007). Desde una perspectiva antropológica, Chris Knight (2007) explica el vínculo que une la creatividad y lo recreativo por el denominador común de la ficción. Las ficciones construyen mundos que no se ajustan necesariamente a los acontecimientos del plano de la realidad. Mediante ellas el ser humano alcanzó el pensamiento abstracto o simbólico y, de este modo, han podido desarrollarse las artes, la espiritualidad y, por supuesto, el conocimiento. La ficción es un territorio seguro porque el juego es un espacio sin riesgo en el que se puede probar sin mayores consecuencias y plantear otras posibilidades (Figura 4, Figura 5). Pero para que el juego sea posible, es necesaria la existencia previa de un contrato social, un mínimo acuerdo común en el que basar la convivencia (2007). Un arte entendido en estos términos no es ajeno a esta condición. Así pues, dado que el juego es empleado recurrentemente por Juan Zamora como metodología primaria desde la que articular un discurso, no es de extrañar que las palabras tengan una singular importancia en el proceso, desde los primeros estadios.
2. Sucesos bajo el cielo de la boca
A cincuenta kilómetros al noroeste de Johannesburgo se localiza un conjunto de yacimientos bautizados como la Cuna de la Humanidad por ser el lugar donde se encuentran los vestigios de homínidos más antiguos hallados hasta la fecha. Fue allí donde, en un periodo de residencia en la NIROX Foundation, Zamora desarrolló el proyecto ORA (Bajo el cielo de la boca) (2014-2017), en el cual planteó una exploración poética del surgimiento del lenguaje oral en el Homo Sapiens relacionando los sonidos de los clics de las lenguas joisanas con los del goteo del agua de cuevas situadas en las proximidades de los primeros asentamientos humanos conocidos (Figura 6). El agua, el elemento por el cual se originó la vida, cae desde esa especie de cielo-paladar que es el techo de la cueva, produciendo sonidos cuyo eco aún se reconoce en lenguas que continúan activas.
En una de esas ocasiones en las que convertimos temporalmente una cafetería en nuestro espacio de trabajo, Juan y yo conversábamos sobre los procesos que nos ocupaban cuando, en una digresión, comenté que en época de alergia siento picor en el cielo de la boca. "Qué bonita expresión", me dijo. Tiempo después, le acompañé en la inauguración de su exposición en Madrid.
Con este proyecto, Juan se adentra en un territorio incierto –todavía se desconoce si todas las lenguas proceden de una raíz común o de varias, y dónde se localiza su origen (Atkinson, 2011, 2012; Cysouw et al., 2012)–, y propone un relato subjetivo basado en la observación del entorno, que se sitúa a caballo entre lo mitológico, lo místico y lo antropológico sin que puedan distinguirse unos limites claros.
El entorno en ORA (Bajo el cielo de la boca) juega un papel fundamental, principalmente en dos sentidos: además de contribuir con sus especificidades a la configuración del proyecto, también resulta ser la base del lenguaje oral. Walter Ong (1982-2006) recuerda que las palabras son, ante todo, sonidos vinculados a su contexto inmediato. Por ello, la hipótesis de que un lenguaje primigenio pudiese emerger de la imitación de los sonidos de la naturaleza, como el goteo del agua en este caso, no parece inverosímil. Un sonido es un suceso, y un componente mínimo del lenguaje. Como explica Ong:
Las palabras son acontecimientos, hechos. (…) no resulta sorprendente que el término hebreo dabar signifique "palabra" y "suceso". Malinowski (…) ha comprobado que entre los pueblos "primitivos" (orales) la lengua es por lo general un modo de acción y no sólo una contraseña del pensamiento (1982-2006: 38-9).
Un clic, un glup, un gruñido o una conversación en un bar son actividades creativas, indudablemente. No son un proyecto sino hechos en sí mismos que, a su vez, pueden dar lugar a otros como las diferentes piezas que integran ORA (Bajo el cielo de la boca). Este tipo de sonidos ya estaba presente en la obra temprana de Zamora, en la cual diversos personajes dibujados y mínimamente animados (Animaliyos) emitían ruidos y onomatopeyas que iniciaban un diálogo con sus oyentes o, en ocasiones, entre ellos mismos.
Las palabras –sonidos, en esencia– activan múltiples sentidos en el trabajo de Juan Zamora. Sentidos literales o figurados que, a la postre, se preguntan por el que tal vez sea el sentido mayor y más ignoto: el de la vida misma. Pero, aunque no se llegue a una respuesta definitiva en ese interrogarse por la existencia, ocurre que, mientras se hace, se mantienen activos el diálogo y la conversación.
De este modo, las palabras fluyen, los lenguajes se multiplican y la vida, en definitiva, continúa discurriendo. Quizá sea ese el principal motor del ser humano, y tal vez eso sea suficiente y tan solo baste con dejarse llevar.
Conclusión
Fluir es la manera que Juan Zamora ha escogido para relacionarse con el mundo. En ese modo informe de transitar, en ese nomadismo, se ha abierto a múltiples posibilidades, entre ellas: la de percibir la realidad como un terreno de juego, como una pizarra, como una inagotable fuente de relatos. En este texto puede comprobarse, a través de algunos de ellos que conozco de primera mano, cuán determinantes son las palabras y su articulación en las prácticas artística y vital de Zamora, en su forma de ser fluida. He formado parte de su proceso de trabajo de diferentes modos, lo cual me ha servido para buscar en nuestras conversaciones puntos en común entre nuestros respectivos modos de hacer. El verbo nos une. Las palabras construyen lazos entre quienes las comparten e intercambian. Las palabras crean y recrean. La palabra puede ser la obra misma o su vehículo. Con ellas puede escribirse un cuento, o un artículo o las reglas de un juego que puede convertirse en una práctica artística. Una práctica que, como Juan suele decir, tendrá sentido siempre y cuando siga proporcionando diversión.
Referencias
Atkinson, Quentin D. (2011) "Phonemic Diversity Supports a Serial Founder Effect Model of Language Expansion from Africa". Science. Vol. 332 (6027): 346-349. DOI: 10.1126/science.1199295. [ Links ]
Atkinson, Quentin D. (2012) "Response to Comments on 'Phonemic Diversity Supports a Serial Founder Effect Model of Language Expansion from Africa'". Science. Vol.335 (6069): 657. DOI: 10.1126/science.1210005. [ Links ]
Cysouw, Michael, Delion, Dan, & Moran, Steven (2012) "Comment on 'Phonemic Diversity Supports a Serial Founder Effect Model of Language Expansion from Africa'". Science. Vol. 335 (6069): 657. DOI:10.1126/science.1208841. [ Links ]
Ong, Walter (2006) Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. México D. F.; Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. ISBN: 950-557-170-4. [ Links ]
Punset, Eduard (dir.) (2007) Redes [programa de televisión], 435. RTVE; Grupo Punset Producciones. [ Links ]
Artigo completo submetido a 02 de janeiro de 2019 e aprovado a 21 de janeiro de 2019
Correio eletrónico: javrod09@ucm.es (Javier Rodríguez Casado)